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EpÃlogo de Casasses a "Doce poetas catalanes"
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05 mai 2004
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Fragmento inicial de mi versión al Epílogo a "Doce poetas catalanes del siglo XX" |
Orlando Guillén
EpÃlogo de Casasses a “Doce poetas catalanesâ€?
Doy aquÃ, ahora, el fragmento inicial de mi versión al EpÃlogo a “Doce poetas catalanes del siglo XXâ€?, de Enric Casasses. Lo publico casi al cierre de las presentaciones paralelas de este libro ante el incumplimiento en este sentido del Fondo de Cultura Económica de México y del Institut Ramon Llull de Barcelona de iniciar su itinerario a partir de la recién pasada feria del libro de san Jordi. La poesÃa catalana del siglo XX entra también perseguida a la lengua castellana.
Comienzan las metáforas morales
Enric Casasses
La poesÃa escrita en lengua catalana empieza con esta frase anunciadora de lo que vendrá. Es la primera lÃnea del Llibre d’amic i d’amat de Ramon Llull (1232-1316): “Comienzan las metáforas moralesâ€?. Vienen en seguida unos pequeños poemas en prosa, tantos “como dÃas tiene el añoâ€?, escritos en Montpeller en 1283. El autor del libro no es propiamente Llull sino un personaje suyo, Blanquerna, quien en el último capÃtulo (el 99) de la novela que lleva su nombre, se decide a escribirlo. Estamos al final de la novela y Blanquerna ya es viejo. Completó su educación, llegó a lo más alto, incluso a ser papa de Roma; pero aún aspiraba a más y renunció al papado para volverse pobre y ermitaño. Escribe entonces el Libro del amigo y del amado, que constituye el capÃtulo 100 de la novela, y esta se cierra, asÃ, con los escritos del protagonista, con la quintaesencia de su lección (y no es posible encontrar cerradura más abierta). Llull, pues, presenta su obra mayor como obra dentro de una obra; subraya que la experiencia que relatan los poemas es la de un personaje de ficción, y la muestra como imaginaria y, por tanto, como imaginable. Eso no la hace ni más ni menos sincera: es una de las obras de la literatura universal que más sinceridad respiran. De hecho, sin siquiera cuestionarlo, se ha aceptado en todas las épocas como la manifestación más directa de la experiencia más intensa de Llull, y lo es. Ahora bien: el juego literario del autor ficticio y de la obra dentro de la obra (en el sentido en que se emplea aquÃ) es un recurso para extender la vista hacia delante factible de formularse blakeanamente: es imaginable; ergo: será. Porque Llull no habla de algo que le ha pasado a él si no de lo que te pasará a ti; aquello que, habiéndote dejado cautivar por la novela puedes llegar a creer inminente que te pase: si te identificaste, por poco que haya sido, con el protagonista, cuando llegas al final te conviertes en autor de los poemas, compartes su elevación espiritual. Tener que pasar por Blanquerna intermediario es un atajo más directo que si directamente te lo indicase Llull. Sea como fuere, el caso es que pese a todo, de inmediato, todavÃa en vida del autor, el Libro del amigo y del amado se independizó de Blanquerna y empezó a circular con vida propia y es hoy todavÃa la obra más difundida y traducida de la literatura catalana. Vuelvo al capÃtulo 99: cuando Blanquerna se siente inflamado por la inspiración no se pone a escribir para satisfacerse a sà mismo, o por gusto o por alguna comezón interior sino en desagravio de la realidad, gravemente perjudicada por los hombres que actúan más por miedo que por amor. Para decirlo con palabras de Llull: “Quien teme más a Dios que lo que lo ama, se ama más a sà mismo que a Diosâ€?. Esto pertenece a un libro posterior, el de los Mil proverbios (dado en Mallorca, en 1302, cuando él tenÃa setenta “viniendo de ultramarâ€?), donde también se lee: “No ocultes la verdad que conoces a quien la ha menesterâ€?. Uno de los antiguos manuscritos que preservan este libro atribuye su paternidad ni más ni menos que al rey Salomón. Pero los proverbios de Salomón fundan su propaganda en el temor a Dios, y los de Llull en el amor. Entre ambos, en 1298, en ParÃs, el sabio mallorquino habÃa terminado el Arbol de filosofÃa del amor, su libro más atacado por los inquisidores, donde sostiene que las ciencias del entendimiento sin las ciencias de amor y de bondad abonan el crecimiento de una “mayor manera de hacer el mal y de engañar y de traicionarse los unos a los otrosâ€?, y llevan al desastre. Pues bien: el árbol de filosofÃa del amor le da su definición: “Amor es la cuerda con la cual está el amigo atado a su amadoâ€?. No me baso en estudios profundos que no he hecho sino en mis lecturas, interesadas, ávidas, y a despecho de lo que digan los filoteólogos Dios en Llull quiere decir la realidad. Aproximadamente. Es un concepto que no se está quieto; que está en proceso constante de dejarse definir, y queda abierto. No estoy negando la lectura católica estándar sino afirmando la otra. Los conceptos básicos de Llull (lo indica él mismo explÃcitamente y es uno de sus caballos de batalla), son válidos para cristianos, judÃos y sarracenos. Y en consecuencia, añadirÃa yo, también lo son para estoicos, epicurios, y para nosotros, europeos u occidentales de los tiempos en que todo es ahora y nada también. El momento de ponerse a escribir el Libro del amigo y del amado (aquel en que Blanquerna se enciende de inspiración, tan bien descrito en pocas lÃneas en el capÃtulo 99), es justamente el que hace suyo Vinyoli en la nota al poema “Si de nitâ€? de Domini mà gic . “Si de nitâ€? es un poema llulliano por las razones expuestas por Vinyoli en la nota, pero también por la “fortuna/ de fer un tot unit/ amb sol, terra i llunaâ€?, y más todavÃa por la aparición en los últimos versos de la escalera de los seres, que lleva al mayor saber y es practicable por amor y no de otra manera.
AsÃ, desde el tÃtulo de su primer libro la poesÃa catalana nombra con total claridad su territorio: el amigo, el amado, y entre ellos la cuerda, la y copulativa del amor (que ya no es exactamente el mismo de los trovadores). Amor a la realidad. Y en la primera lÃnea de la primera página define el medio y el modo: las metáforas morales (que ya comienzan a ser las nuestras). Mirad en la introducción de Guillén sus comentarios sobre la moral en Ferrater y la ética en Vinyoli. En una breve anotación de diario, Ferrater despeja: “El tema de la literatura moral no es la experiencia que el escritor tiene de los demás; es la inexperiencia en que se siente frente a ellosâ€? . En Llull las metáforas morales son los poemas; o mejor: lo que quieren decir los poemas; o mejor todavÃa: lo que te dicen los poemas -los cuales en el Libro del amigo y del amado están en prosa: nada más lejos del arte formal de los trovadores. El libro fue escrito (lo dice su autor en el citadÃsimo capÃtulo 99) según el estilo de “esas gentes que llevan el nombre de sufÃesâ€?; es decir: inspirándose en modelos de la literatura mÃstica o religiosa del islam. Comienzan las metáforas morales.
Asà pues la poesÃa catalana arranca en prosa. El poema en prosa es un género que no reaparecerá con peso en las lenguas europeas hasta los siglos XIX y XX; entonces acuden a su uso además de algunos románticos, el modernista, el simbolista, el dadá, el surrealista... Todos ellos tocados por Llull o por lo menos por la huella llulliana, como veremos más abajo. Puede decirse que en la civilización europea todo proviene del verso de los trovadores y de la prosa del amigo y del amado (digo civilización: hay otra onda europea, la incivilización, que surge de los inquisidores y sus piras, y que aún intenta predominar -por más que la realidad en la que viven los poetas sea en verdad mucho más poderosa puesto que a pesar de tanta sangre y tanta brutalidad existe todavÃa). El poema en prosa tiene su santo patrón en Llull.
Antes que el gran mallorquino ya habÃa poesÃa catalana, pero se componÃa en lengua provenzal . Incluso Llull cuando escribe en verso escribe aprovenzalado. La irradiación de la cultura vecina era de tal magnitud en el terreno poético que fascinó a los poetas catalanes y asimismo a muchos del norte de Italia y de otras regiones. Nos referimos a la poesÃa culta, o para decirlo más cultamente, a la poesÃa de autor . Muy pronto la cultura provenzal se vio clausurada por decreto apostólico y por la fuerza de las armas; de manera que hoy podemos verla como un todo (el gran canto) y mirarle su sentido: si el descubrimiento de los trovadores es la inseparabilidad de la poesÃa y el amor, el tema concreto de sus versos es la práctica posible del amor libre y multiforme, cosa que imbrica dispuesta como las tejas de un tejado toda una visión de la sociedad que ayude a ello; que a ello se preste; que a eso se dedique: el amor, el disfrute del amor, la gentileza, imponen una escala de valores que está por encima de las diferencias de riqueza y de rango, porque es más activa y porque importa más que estas. Y en su horizonte ideal visible las anula. El tema es el amor; y el medio y el modo (la metáfora moral), la rima. El campo del amor, tanto si surge del corazón (Bernat de Ventadorn), cuanto si encarna uñero en la uña (Arnaut Daniel), es el campo de la rima: “llengua entremesclada/ és en la besadaâ€? [“es lengua en el beso/ entremezcladaâ€?]: asà define la poesÃa el trovador Bernat Martà el Pintor. Algunos de los grandes trovadores de la gran época son catalanes. El catalán y el provenzal son lenguas muy cercanas: musicalmente tienen una sintaxis casi idéntica: “Vós que heu fet català el lÃric/ vers de Bernat de Ventadornâ€?, dice Ferrater a Foix, y tiene razón ciertamente por lo que toca a Foix , pero en su conjunto la poesÃa catalana siempre ha tenido suyo, siempre ha sabido sentir en catalán o como si estuviese en catalán el lirismo de Ventadorn, la brusca bronca fonéticomoral de Marcabrú, la recta ley de la nada de Guilhelm de Peiteu, y la poesÃa trovadoresca misma en vilo. Cuando la cultura provenzal cayó en picada, la catalana se sintió su heredera porque era su heredera y mantuvo (por mucho tiempo) la lengua y (por siempre más) las formas y el espÃritu. O séase que la poesÃa catalana comienza en provenzal.
Para la microfonética espiritual Ãntima de la poesÃa catalana este legado llega claro y vivo hasta nuestros dÃas, viajando por el espacio en que flotan las semillas de los poemas (el mundo real) sin necesidad de recuperaciones románticas ni de ninguna otra clase. El tiempo de los trovadores se acaba de pronto porque redondamente se quedan sin sociedad: “desaparece el sostén, el medio de cortes y auditores que da vida, material y artÃstica, al trovarâ€?, dice el poeta francés actual Jacques Roubaud; y: “La razón es clara: la cruzada contra los albigenses, la invasión francesa, la instauración de la inquisición. La inquisición combate a los cátaros, pero poco a poco las ideas del amors se hacen indefendibles y acaban siendo explÃcitamente condenadasâ€?. Más adelante Roubaud matiza que el trovar “no desaparece, en realidad. En un lugar, a pesar de todo, se prolonga por más de un siglo: en Cataluña. Las razones de lengua son evidentes. Las de poder también. Son los siglos de la gran Cataluña mediterránea. De Cerverà de Girona a Jordi de Sant Jordi y Andreu Febrer, el trovar catalán parece suspender el tiempo, o más bien dicho darle una marcha mucho más natural, donde la forma de canción y el serventesio permanecen, y donde el juego de las rimas se continúa entendiendoâ€? . El caballero Jordi de Sant Jordi, autor de escasos poemas, algunos de los cuales cuentan entre los más poderosos de la musa catalana, tiene uno muy famoso en provenzal catalanizado o en catalán provenzalizado: “Jus lo front port vostra bella semblançaâ€? [“En medio de la frente llevo vuestra bella figuraâ€?], que suele cerrar las antologÃas de los trovadores y abrir las de poesÃa catalana: un mismo y solo poema es el último de una lengua y el primero de otra.
Se necesitó mucho tiempo para que la lengua poética se fuera desaprovenzalando, poeta a poeta y poema a poema, hasta el verso ya totalmente arrancado del corazón del idioma de Ausià s March. Este valenciano que renegaba de hacerse viejo (“pues vejez en valencianos cae malâ€?) mete la mano en las entrañas de la lengua y le saca batiente el corazón vivo haciéndolo visible; el corazón en la mano, hace siglos que nos lo enseña y el corazón no muere. Como Llull, es un autor que hoy se lee más que, seguramente, en cualquier otra época. Pese a tener una tradición ya secular y muy prestigiosa detrás (y que llega hasta su propia casa), March se considera, y es, el primero que versifica en su lengua y “dejando aparte el estilo de los trovadoresâ€?. Pero cuando quiere un ejemplo de amante fuera de serie entre aquellos a los cuales ya “la tierra les es veloâ€?, recuerda justamente a Arnaut Daniel: está en el poema 47, el que comienza: “A mal extraño, pena extraña/ y el remedio tendrá que ser extrañoâ€?, y que al final dice que el amor “uñas no tiene con qué aruñar mi carneâ€?. Dije “hasta su propia casaâ€? porque dos maestros de la poesÃa medieval y muy notables son su tÃo Joan March, y su padre, Pere March -autor este de los famosos poemas “Me maravillo de cómo no ve quien ojos tieneâ€? y “En el momento que se nace comienza el morirâ€?.
Si Llull pone los pies en la tierra y siente cómo sube hasta él desde la tierra misma la savia del amor, Ausià s le clava por amor los dientes a la realidad y no afloja la mordida, o por lo menos asà suena la muy concreta música de sus versos. Ambas obras, la de Lllull y la de March están vivas y vivificantes en la poesÃa de hoy en una medida en la que quizá no lo esté ningún autor posterior. La forma de su letra no mata; al contrario: nos provoca, deslumbra y estimula. Y la vida de su espÃritu, tan llena de virtudes todavÃa por descubrir, interpela ahora más que nunca o tanto como siempre: su obra no ha callado, no lo ha dicho todo: no hay tal todo, porque está viva y aún nos sorprenderá. El uno es una fuente que riega una cuenca inmensa y mana y mana. El otro un volcán en erupción, y escupe y escupe lava encendida. Quizá en la catalana sea más intenso, más cargado de intención que en otras lenguas latinas el diálogo con los grandes medievales y sobre todo con estos dos: su presencia da a la poesÃa catalana del siglo XX, en su sensatez, una pujanza osada como el amor (la brillantez de Llull no se apaga ni declina) y un eje de inteligencia moral activa (March no para de aguijonear). En algunos raros momentos incluso estos dos autores disÃmiles parece que intercambiaran los papeles: “Desenamorado fui engendrado y desenamorado nacido y desenamorado he sido en este mundo casi todos los dÃas de mi vidaâ€? (Llull, Libro de contemplación en Dios, cap. XIV, 21). “En lo finito queriendo los infinitosâ€? (March, poema 122).
Todo esto en la poesÃa, porque la fascinación por el provenzal sólo se habÃa dado en verso. Las únicas prosas escritas en provenzal en Cataluña fueron tratados de versificación en provenzal. Porque mientras los poetas cantaban o renegaban en la lengua vecina, la prosa se escribÃa en puro catalán: el bello catalán gótico y románico a la vez, porque lo gótico catalán transfigura lo románico sin arrinconarlo. Es un gótico dignificado por la contención romana. Uno de los primeros y más notables prodigios de la prosa, y de la lengua, es el Libro de los hechos de Jaume I El Conquistador, única autobiografÃa de un rey medieval . Como protagonista y como autor el rey tiene gran talla; escribe dictando con la confianza y la sencillez de un hombre que sabe que alcanzará altura mÃtica. Es una crónica (de los hechos de su reinado) y unas memorias (de su evolución como persona). Un fundador mitológico humano, ¡y escribe! En la nación catalana algunos de los mitos más importantes son reales, humanos y escritores (Jaume I, Ramon Llull, mossèn [monseñor, cura, padre o padrecito] Cinto Verdaguer, Pompeu Fabra...). Porque la gran prosa inicial e iniciadora es la de Llull, y Llull también es un personaje de la mitologÃa, quizá el principal de todos. Algunos católicos quisieron declararlo hereje; otros quisieron hacerlo santo; y ni unos ni otros se salieron con la suya. Asà hablaba Giordano Bruno (filósofo que sà que fue ignominiosamente quemado vivo por los católicos en el año 1600): “Entre aquellos que en soledad han conseguido la visión y adquirido poderes maravillosos se encuentran Moisés, Jesús de Nazaret, Ramon Lllull y los contemplativos acomodados entre los egipcios y los babiloniosâ€? . El Llull filósofo y el Llull poeta y todos los Llulls son un mismo Llull, algo excepcional en aquella época. Cuando filosofa, más que el razonamiento lineal (o deductivo: de un punto se pasa al siguiente y se sigue siguiendo una lÃnea), la forma predominante de su lógica es analógica (se argumenta con base en paralelismos y armonÃas entre lÃneas, lo que es algo mucho más potente y requiere, en lugar del criterio de verdad demostrada de los deductivos, un punto de intuición llamado también sentimiento o bondad: la filosofÃa de amor; y entonces no falla). Es el criterio de verdad que escribe en estrofa sáfica y sin comas Brossa: “Borra amor imaginarios lÃmites/ Oh Verdad el anhelo con que yo te recibo/ El ardor con que te deseo te hace perenne/ Inextinguibleâ€? (El pedestal són les sabates, 1955).
Ahora vuelvo a comenzar de cero.
Enric Casasses nació en Barcelona en 1951. Autor entre otros libros de “Comienzo de los comienzos y ocasión de las ocasionesâ€?, “No estábamosâ€?, “Calâ€?, “Canarios fosforescentesâ€? y “De equivocarse asÃâ€?. Consultor en catalán y epiloguista de “Doce poetas catalanes del siglo XXâ€?.
Orlando Guillén. Mexicano, 1945. Autor entre otros libros de “TÃtulos del miedoâ€?, “Ubú Güeyâ€? y “Rey de bastosâ€?. Ha traducido a los grandes poetas catalanes del siglo XX. |
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