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Notícies :: guerra
Invasores sitian Fallujah y con tanques y helicópteros atacan otras dos ciudades
06 abr 2004
No conformes con rodear la mayor ciudad sunita al oeste de Bagdad con tanques, transportes blindados de tropas y pesadas ametralladoras, las fuerzas estadunidenses utilizaron helicópteros Apache para atacar este lunes el populoso suburbio musulmán chiíta de Shoula, enviaron docenas de sus pesados tanques de batalla a las chozas de Ciudad Sadr y luego desenterraron una orden de aprehensión contra el clérigo chiíta Moqtada Sadr, quien de seguro deseaba con fervor que los estadunidenses hicieran precisamente eso.
En el curso de la noche, las batallas a tiros en Ciudad Sadr habían costado la vida a 40 iraquíes y por lo menos ocho estadunidenses, pero este lunes en las calles inundadas de aguas negras se repartían cartas supuestamente escritas por pobladores de la ciudad sunita de Fallujah, a la que se acaba de poner un cerco de mil 200 marines.

"Los apoyamos, hermanos nuestros, en su lucha", decían las cartas. Si son auténticas, debe bastar con ellas para que el procónsul Paul Bremer se pregunte si logrará arrancar a Washington de Irak. Los británicos necesitaron tres años para ganarse la enemistad tanto de sunitas como de chiítas en 1920. Los estadunidenses lo están logrando en menos de un año.

La anarquía ha sido una constante de nuestra ocupación desde los primeros días, cuando dejamos que los saqueadores e incendiarios destruyeran la infraestuctura y la historia de Irak. Pero ahora la ilegalidad se vuelve contra nosotros. Nos estamos hundiendo en ella, junto con un pueblo con el cual no tenemos en común ni el idioma ni la religión ni la cultura.

Oficialmente, Bremer y su presidente se yerguen para advertir que no "tolerarán" la violencia ni a quienes se oponen a la democracia, pero los funcionarios de la ocupación -en anticipación a una insurrección mucho más violenta- analizan en privado las implicaciones de la ley marcial. Y si bien tanto Bremer como Bush insisten en público en que la "entrega" formal de la "soberanía" iraquí todavía se llevará a cabo el 30 de junio, expertos en derecho que asesoran al "consejo gobernante" escogido por Washington han estado considerando también un aplazamiento de varios meses. Muchos iraquíes se preguntan ahora si los estadunidenses desean un desastre en Irak.

De seguro que no, pero la violencia de este día contó su historia de torpes operaciones militares y provocaciones políticas, que sin duda traerán mayor apoyo al antipático y fanfarrán clérigo chiíta, a quien Bremer quiere ahora encarcelar bajo el supuesto cargo de planear el bárbaro asesinato de un clérigo chiíta pro occidental, Abdul-Majed el-Khoi. Este lunes, Sadr estaba rodeado de sus milicianos en una mezquita de Kufa, donde con regularidad lanza sus denuncias contra la ocupación.

Dan Senor, vocero de la potencia ocupante, no quiere decir a nadie cuál es la evidencia que se tiene contra Sadr, aunque supuestamente debe haberla, puesto que un juez iraquí emitió una orden de captura hace unos meses que tampoco se da a conocer.

La respuesta militar a las atrocidades cometidas la semana pasada contra cuatro mercenarios estadunidenses en Fallujah ha consistido en rodear la ciudad entera y anunciar el cierre de la carretera internacional que une a Bagdad con Ammán y Damasco, con lo cual se suspende prácticamente todo intercambio económico de Irak con sus dos vecinos del oeste.

Nadie sabe qué provecho habrá en esto para el "nuevo" Irak. Se han colocado enormes murallas de concreto sobre la carretera y con vehículos militares se ahuyenta a los civiles que intentan rodearlas. Al parecer se planea ahora una prolongada serie de allanamientos de casas, al estilo israelí, en Fallujah, para buscar a los hombres armados que fueron los primeros en atacar a los cuatro estadunidenses, cuyos cadáveres fueron después desnudados, mutilados y colgados.

Los ataques con helicóptero en Shoula -por estremecedora coincidencia, el mismo suburbio en el cual un avión estadunidense masacró a civiles durante la invasión del año pasado- parecían la copia al carbón de cualquier incursión aérea israelí en Cisjordania y Gaza. De hecho, los iraquíes están bien conscientes de que los militares de Estados Unidos solicitaron y obtuvieron del gobierno de Sharon las llamadas "reglas de compromiso". Las pérdidas de los estadunidenses en las 24 horas pasadas -por lo menos 12 muertos y muchos soldados heridos- no se acercan a las de los iraquíes, pero es probable que sus enemigos pronto los rebasen en número. Los combatientes de Estados Unidos en Ciudad Sadr calculan que pelean contra 500 de los hombres de uniforme negro del ejército del Mahdi, quien sirve a Sadr. Aun así, el uso de helicópteros Apache en un distrito de alta densidad de población para cazar pistoleros plantea nuevas preguntas sobre las reglas por las que supuestamente se guían los soldados de la ocupación.

A los británicos les fue mucho menos peor en Basora, donde evitaron la violencia con milicianos que se habían apoderado del ayuntamiento, y no hirieron a nadie en un breve tiroteo. En Najaf, una vez más los soldados españoles se trenzaron en una balacera con milicianos. La triste verdad, sin embargo, es que las potencias ocupantes encaran ahora una insurrección de fuerza variable en todas las ciudades importantes del país.

Sin embargo, aún se niegan a enfrentar esa verdad. En las nueve noches pasadas, por ejemplo, la gran base aérea estadunidense cercana al aeropuerto de Bagdad y la zona que rodea a las terminales ha sido blanco de fuego de morteros. Las potencias ocupantes han mantenido en secreto este hecho. "Las cosas están mal y se pondrán peor", dijo hoy un oficial de las fuerzas especiales, cerca del aeropuerto. "Pero nadie se lo va a decir, sea porque no lo sabe o porque no quiere que usted lo sepa."

En cuanto a Sadr, sin duda tratará de rodearse de escuadrones de pistoleros y seguidores, con la esperanza de que los estadunidenses no se atrevan a abrirse paso a sangre y fuego hacia él. O se irá a la clandestinidad y se convertirá en otro "enemigo de la democracia" al cual convertir en bestia en la retórica de campaña de las elecciones estadunidenses. O, lo que sería quizá mucho más grave, su captura puede desencadenar mucho mayor violencia de sus partidarios. Y todo empezó, recordémoslo, porque Bremer decidió proscribir un semanario barato, con circulación de 10 mil ejemplares, porque según él "incitaba a la violencia"
Mira també:
http://www.jornada.unam.mx/025n1mun.php?origen=mundo.php&fly=1

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