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Anàlisi :: guerra
Irak pasó por Atocha
per Tácito	26 mar 2004
Fue terrible el atentado de Atocha, en Madrid, el 14 de marzo pasado. Como todo atentado y más si es multitudinario.
Fue terrible el atentado de Atocha, en Madrid, el 14 de marzo pasado. Como todo atentado, y más si es multitudinario. Pero especialmente éste fue doloroso por el número de víctimas mortales y las que se debaten entre la vida y la muerte, y porque la mayoría de ellas son ciudadanos sin postín, gentes del pueblo llano, trabajadores, gentes de la clase social habitual que padece la historia mientras unos pocos la hacen, la manejan y hacen del dolor otro producto de mercado... Pero en esta clase de muertes repentinas, violentas, trágicas, su autor no tiene rostro o no tiene responsabilidad por más que se empeñen en ponérselo los que precisamente trafican con el dolor. Por consiguiente, al no poder imputarse con precisión a nadie todas esas muertes sin violentar también toda la verdad y nada más que la verdad, no nos es difícil hacer un ejercicio de catarsis personal para proteger nuestra sensibilidad del efecto de la atrocidad equiparando la causa a un cataclismo "natural", a un movimiento sísmico o a una riada que siegan la vida allá donde aleatoriamente se producen o incluso subsumiéndolo en esos dos centenares de accidentes mortales de tráfico contados a lo largo de un mes. En cambio sí sabemos quiénes son los autores materiales y directos de la muerte de 12.000 iraquíes (aparte del número incierto de los afganos). En cambio sí conocemos a los confesos y convictos que fueron primero a cobrarse una venganza ciega a Afganistán y luego a Irak a adueñarse de un botín que ofrecieron repartir con quienes les ayudasen en la hazaña. Y aún ayer tuvimos ocasión de ver, en un golpe sarcástico brutal de bestialidad y satanismo, cómo el principal, el mayor criminal después de Hitler bromeaba entre los suyos jugueteando con la búsqueda en su despacho de las armas de destrucción masiva origen de toda esta siniestra situación que vive el mundo desde el 20 de marzo de 2003. Y el otro compinche, antes de ser sepultado por el peso del desprecio que le espera, va a recibir mañana un homenaje de desagravio por no haber salido victorioso de sus imposturas permanentes y de su abyección. ¿Cuántos actos públicos, oficiales, se han celebrado por aquellas víctimas iraquíes y afganas, familias enteras desaparecidas en un instante sin culpa? ¿Cuántos se han movilizado y no considerado irremediable lo que les ocurre a 600 muertos en vida en Guantánamo que preferirían mil veces perderla de una vez? ¿Qué exequias ha convocado el gobierno para condolerse por la muerte ignominiosa de Couso sabiendo con toda exactitud quién fue el asesino? Vae victis!
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