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Comentari :: educació i societat : xarxa i llibertat
Intelectualidad de masa y subsunción multitudinaria
28 des 2003
Las nuevas gramáticas de las formas de hacer política antagonista no pueden reducirse a un adorno de lo viejo, la desobediencia es una hipótesis imaginativa.
El festival Copyleft reivindica la libertad de copia frente a las leyes restrictivas de propiedad intelectual. Un grupo de jóvenes ideólogos alternativos plantea el debate

Copyleft es una licencia que permite el derecho de copia mientras ésto no ocurra con fines lucrativos. Autores como el colectivo italiano de escritores Wu Ming, a pesar de publicar sus novelas en una editorial como Mondadori, propiedad Berlusconi, han conseguido imponerlo en sus libros. Es también el nombre de un festival contra el copyright. El colectivo alternativo La Universidad Nómada tuvo la idea y enseguida numerosos grupos y personas se le unieron.

Tendrá lugar en La Casa Encendida de la capital, que pertenece a Caja Madrid, y en El Laboratorio, un espacio okupado situado en la misma manzana.

Esta cercanía habla bien a las claras de la agilidad a la hora de "infiltrarse" en las estructuras de poder del nuevo activismo alternativo. En este evento se van a dar cita autores y expertos como los citados Wu Ming, Franco Berardi Bifo o miembros de los Creative Commons.

"Siempre hemos estado muy interesados en la libre circulación de ideas," explica en tono didáctico Amador Fernández-Savater, uno de los miembros del colectivo organizador. "Además, nos preocupa mucho lo que comenta Naomi Klein en No Logo: la apropiación que hacen las marcas comerciales de formas de vida y culturas creadas colectivamente." Amador es, claro, el hijo del filósofo Fernando Savater, a quien éste dedicó escritos como Ética para Amador y otras obras fundamentales de su carrera. Ahora está vinculado a la editorial Acuarela y no quiere que le relacionen en absoluto con su padre. Ni siquiera quiere figurar como cabecilla de este movimiento, dejándonos muy claro que él es un miembro más y usando el plural para evitar cualquier protagonismo: "Queríamos juntar a gente de diferentes campos, ver qué es lo que ocurre con el derecho de copia en territorios que van de la programación a la música y, entre todos, pensar posibles alternativas. Nos mueven ideas como la voluntad de vivir del trabajo propio sin tener que restringir el derecho a copia".

La Universidad Nómada ha pasado en meses de ser un grupillo que organizaba gamberradas más o menos testimoniales a maquinar este evento. En el rápido proceso evolutivo la red se ha mostrado de nuevo como un medio publicitario y de difusión esencial; a la vez que un territorio donde también se da la batalla por el libre intercambio de ideas. "Modelos como internet están demostrando que las formas de cooperación producen una explosión de creatividad." Se ha unido a la conversación Miquel, que ha venido con Amador para acentuar el carácter colectivo del evento y evitar que se tiña de elementos biográficos. Es programador informático y pertenece a Sindomio, un proveedor de servicios en la red que conecta a movimientos sociales y activistas, funciona con una estructura horizontal y da cobertura a más 400 grupos diferentes.

De todo este entramado nebuloso nace Copyleft. En su aspecto técnico Amador lo define como una "licencia libre para proteger productos y permitir la copia a los usuarios. En todo esto no hay una receta mágica, es necesario que haya flexibilidad". "El problema es el uso restrictivo del copyright", interviene Miquel en tono de ideólogo forjado en mil batallas. "Es decir, quererlo aplicar a tecnologías y formas culturales para los que no estaba pensado cuando fue creado hace dos siglos". De todos modos, el enemigo no sólo es poderoso sino que tiene rasgos definidos. "Cuestionamos el pensamiento único de las sociedades de gestión tipo SGAE. Ellos sostienen con cinismo que la alternativa a su modelo es el caos. Queremos demostrar que están equivocados. Intentamos crear puntos de referencia que sirvan a la gente que quiera al mismo tiempo proteger sus creaciones y compartirlas".

Amador le toma presto el relevo: "Son ellos los que están en la utopía al creer que puede sobrevivir su modelo autoritario y restrictivo, cuando todos tenemos en casa herramientas de copia. Este modelo va a estallar. Callar las bocas a base de un bombardeo mediático que identifica la libre circulación de ideas con la piratería, eso sí que es irreal, están en otro mundo. Quieren incluso criminalizar algo tan importante como la parodia. Ha ocurrido en el caso de la web marcianos.net, en la que colgaron una canción basada en el Aserejé criticando al Gobierno y la SGAE les quiere cobrar por eso".

Durante la celebración de las jornadas tienen planeado realizar una declaración firmada de autoinculpación, en la que se reconocerá el haber copiado, que cuenta con el apoyo, al menos tácito, de artistas como Manu Chao o Kiko Veneno. "Las legislaciones actuales de copyright restringen la creación colectiva", continúa Amador. "Toda la historia de la cultura es una historia de pirateo. El siglo XX está infectado por la idea de la originalidad. Hay pocas artes que no sean directamente colectivas. Se trata de hacer evidente la contradicción entre esa realidad y el fetichismo del autor".

A veces, da la sensación de que defienden algo totalmente asumido por cualquiera que utiliza no ya un ordenador con sofisticados software para editar vídeo o música sino tijeras y pegamento. Pero el paisaje de fondo es apocalíptico. Como explica Miquel, "el caso de las patentes es alucinante, porque lo que se restringe es el uso de ideas. Es como si pudieras proteger el argumento de una película o de un libro. Y eso está comenzando a pasar en la ciencia y la tecnología. Por ejemplo, en EEUU se permiten licencias sobre la programación, equivalentes en muchos casos a fórmulas matemáticas. Sería como tener los derechos sobre el Teorema de Pitágoras. Es un monopolio porque, aunque quieras pagar, no puedes usarlo sin el permiso del propietario".

El uso cuidado del diseño es otra de las características del nuevo activismo. "Estaba interesado –comenta Adolfo Flow, responsable de la imagen visual del festival y miembro del colectivo Autoinfo– en las ideas que venían de Italia sobre la lucha contra el copyright. Me dio la sensación de que se trataba de algo que está totalmente implicado en mi propia práctica cotidiana. Pillas de aquí y de allí, y así va tomando forma tu trabajo. Ocurre de manera natural". Su evolución es, sin duda, sintomática. «A mí, al principio, me encantaban revistas como Neo2 o The Face, hasta que descubrí Adbusters y me di cuenta de que con el diseño se podía ir mucho más lejos de lo que imaginaba".

Otro de los colectivos participantes es Yomango. "El mercado se apropia del deseo, las ideas y la forma de vivir de la gente, y luego lo convierten en objetos que te venden. Noso-tros hacemos todo lo contrario, proponemos reapropiarte de todas las ideas, sentimientos y cosas que nos han robado". Así define Oriana, miembro del colectivo, su trabajo sobre la comercialización de estilos de vida. "Nosotros hemos sido invitados porque, más que teorizar, ponemos en práctica todo lo que son procesos de cre-ación abierta y no-autoría. Yomango nace en Barcelona, pero se trata de que otros grupos lo reutilicen y expandan".

"No somos artistas. Somos un grupo de vándalitos", ríe, aunque quiere dejar claro que a pesar de lo divertidas que sean sus acciones, les alimenta una preocupación política. "Nosotros estamos bastante metidos en la cuestión de las redes de contrainformación. Nacemos de la precariedad cotidiana y laboral. No sale solamente de una coña que puede ser mangar y pasárnoslo muy bien".

La música es otro de los terrenos donde la copia se ha convertido en práctica esencial del proceso creativo. Víctor Lenore, crítico musical, participa de manera activa en la organización de las jornadas. "Las leyes de copyright ponen trabas a lo que es una práctica común en la comunidad musical. Un disco de Manu Chao o de Beck se puede retrasar seis meses hasta que sus equipos jurídicos aclaran todos los permisos para el uso de los samplers. Dice Naomi Klein que corremos el riesgo de que sólo los músicos que puedan pagarse buenos abogados tengan la posibilidad de trabajar con ese material. Y hay géneros como la electrónica o el dub que son esenciales para entender qué está ocurriendo y se construyen a base de citas y apropiaciones. Creo que cuando publicas una canción la gente tiene derecho a reinterpretarla como le de la gana".

Las personas que están detrás de la organización de Copyleft trabajan de manera desinteresada. "Me gustaría destacar que todo el mundo está aquí sin cobrar, porque les divierte", destaca Lenore, consciente de las peculiaridades del movimiento. "Lo digo porque es algo que no está tan claro, en los festivales de arte moderno siempre hay mogollón de pasta. Yo creo que esto es algo inédito". Miquel interviene sorprendido: "Me di cuenta al llegar a la Casa Encendida. Te daban el dinero con toda la naturalidad como si éste fuera para ti".

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