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Notícies :: ecologia |
EL PARLAMENTO EUROPEO CONTRA LOS TRANSGÉNICOS
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per becq |
24 des 2003
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COMUNICADO DE PRENSA
22 de diciembre de 2003
GREENPEACE CONSIDERA MUY POSITIVA LA POSICIÓN DEL PARLAMENTO EUROPEO CONTRA LOS TRANSGÉNICOS
Una amplia mayoría de parlamentarios pide medidas estrictas contra la contaminación genética
Greenpeace considera una posición muy acertada la del Parlamento Europeo (PE) en contra de la contaminación genética de los cultivos. El Parlamento ha emitido esta posición en una Resolución sobre la coexistencia de cultivos transgénicos, convencionales y ecológicos. El informe, apoyado por la mayor parte del Parlamento (327 votos a favor, 52 en contra) señala la crucial importancia de proteger la pureza de las semillas convencionales (no transgénicas), así como de establecer reglas y leyes europeas sobre la coexistencia entre cultivos y sobre la responsabilidad económica en caso de contaminación ("quien contamina paga").
Greenpeace espera que el Gobierno español, el único de la UE que sigue hoy en día tolerando los cultivos y transgénicos a escala comercial, tome nota de este aviso del Parlamento Europeo y decida proteger la salud de los consumidores, del medio ambiente y de la justicia alimentaria.
"El Parlamento Europeo reconoce que hoy por hoy no se dan las condiciones legales para que se autoricen nuevos transgénicos para cultivo en la UE. Quedan demasiadas cosas por resolver en materia de coexistencia y de responsabilidad como para seguir tolerando estos cultivos", - ha declarado Juan-Felipe Carrasco, responsable de Ingeniería Genética de Greenpeace- "En estas condiciones, la Comisión Europea y determinados Estados Miembros, como España, no pueden justificar su posición en favor de aprobar nuevas variedades. Esta resolución debería por lo tanto recordar a la Comisión y al Consejo que su responsabilidad es proteger al medio ambiente y a los consumidores en lugar de permitir a la industria que contamine irreversiblemente el medio ambiente y la agricultura".
La Resolución exige que se establezcan en Europa reglas estrictas y de obligatorio cumplimiento sobre coexistencia. Afirma también que estas reglas deben garantizar el derecho de los Estados Miembros a prohibir el cultivo de transgénicos en determinadas zonas geográficas para garantizar la no contaminación.
En el pasado mes de septiembre, la Comisión presentó una propuesta de Directiva para permitir que los sacos de semillas no transgénicas pudieran contener hasta 0,7% de semillas modificadas genéticamente sin obligación de etiquetar o informar sobre esta circunstancia. La presente resolución reconoce que la propuesta de la Comisión es un claro ataque a la agricultura Europea.
"La pureza de las semillas es una condición ineludible para la correcta aplicación del resto de leyes sobre cultivo y empleo de transgénicos en la alimentación: la aprobación de una Directiva en las condiciones mencionadas supondría la destrucción de la agricultura no transgénica, tanto convencional como ecológica", ha añadido Juan-Felipe Carrasco.
FIN DEL COMUNICADO
Para más información: Juan-Felipe Carrasco, responsable de Ingeniería Genética, 626 99 82 44
Prensa Greenpeace: Laura Pérez, 91 444 14 00 ó 626 99 82 51 |
Los transgénicos y los que pretenden oponerse a ellos
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per Auzolan |
25 des 2003
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El 1 de diciembre, René Riesel ingresó en la prisión de Mende (Francia). Había sido condenado a seis meses de condena por participar en el sabotaje llevado a cabo en el CIRAD el 5 de junio de 1999 junto a José Bové y Dominique Soullier. A diferencia de ese Bové tan bien recibido por todas las cámaras de televisión, Riesel no pidió el indulto presidencial, y desautorizó a todos los que en Francia quisieron pedirlo en su nombre. Por esa razón ha entrado en la cárcel, con mucho menos alboroto que José Bové.
El CIRAD es una institución del Estado francés que investiga la aplicación de la transgénesis para su uso en países «en vías de desarrollo» en la agricultura. Es decir, se trata de una institución progresista en todos sus sentidos. Cuando Riesel y compañía sabotearon el maíz transgénico con que se experimentaba en él, la comunidad científica puso el grito en el cielo contra esos «oscurantistas» que pretendían interrumpir «la marcha inexorable del progreso», etc. Sin embargo, como se pudo comprobar después, y como dijo Riesel ante el tribunal de Montepellier que juzgaba estos hechos, «el tiempo perdido por la investigación es tiempo ganado para la conciencia». El sabotaje cometido en el CIRAD sirvió de desencadenante a una campaña de sabotajes antitransgénicos a lo largo de todo el territorio del Estado francés.
Desgraciadamente, lo que podía ser el germen de una verdadera oposición a los transgénicos abortó, no por culpa de las malas artes de alguna multinacional sino a causa de la falsa oposición ciudadanista, con José Bové a la cabeza (y todavía hay quien ve en él «la conciencia de la Tierra»).
Algo que debía haber sido un mensaje de contenido claro y rotundo, un NO a los transgénicos y a la sociedad que los hace posibles y necesarios, se convirtió, en manos de esta disidencia domesticada, en una simple «petición» ciudadana de mejores controles, más medidas de seguridad y un presunto debate público acerca de la ingeniería genética. De este modo se desvirtuó completamente el sentido de la acción cometida en el CIRAD.
Cuando la unión de Estado y capital se ha tornado más sólida que nunca, y es imposible decir dónde acaba uno y empieza el otro, los ciudadanistas se empeñan en seguir reclamando «control ciudadano», «moratorias» o la aplicación de un «principio de precaución»: es decir, engañifas sólo aptas para almas bellas. Así, no sorprende oírle a un Bové decir que el objetivo de la acción del CIRAD era «recordarle al Estado su papel». Estos lloriqueos han servido para tapar la realidad de los transgénicos: los OMG no se expanden sólo por decisión de las transnacionales sino que muchas investigaciones en este campo las realizan los estados, que a menudo son los únicos capaces de hacer frente a los gastos que conllevan; ¡y a estos mismos estados están pidiendo los ciudadanistas, desde ATTAC a EHNE, que controlen sus propios tejemanejes!
Ante una oposición como ésta, no es de extrañar que la implantación de los OMG avance a pasos de gigante. El actual freno al uso de células madre impuesto por la UE no debería engañar a nadie; lo importante es que, al aceptar el etiquetado de alimentos, los ciudadanistas están aceptando de hecho el uso de transgénicos. Hay que ser un automovilista de izquierdas para pensar que el ciudadano que vota en las elecciones y que trabaja más de cuarenta horas a la semana es el mismo que se detendrá a estudiar concienzudamente en el supermercado el contenido de lo que va a comer a toda prisa ante el televisor.
Muturreko |
Re: EL PARLAMENTO EUROPEO CONTRA LOS TRANSGÉNICOS
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per LUIS DANIEL PIÑEYRO MALDONADO lpineyro ARROBA reduno.com.mx |
04 mar 2004
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Saludos, soy mexicano y en septiembre próxmimo estaré en Barcelon realizando un Máster en Derecho Internacional, me encanatría poder colaborar con ustedes en algún proyecto, me gustaría tener respuesta de su parte para hacerles llegar mi cv y pudieran valorar mi colaboración en alguno de los proyectos que tienen en mente, sin más por el momento quedo de ustedes
Luis Daniel Piñeyro Maldonado |
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