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México: Libro Huellas Matriarcales y poder patriarcal
23 nov 2022
México
Libro Huellas Matriarcales y poder patriarcal
Por Irene Ragazzini
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México
Huellas Matriarcales y poder patriarcal
Por Irene Ragazzini

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Edición, diseño interiores y portada: El Rebozo
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facebook/ El Rebozo Palapa Editorial
elrebozo ARROBA riseup.net

enlace al libro completo (PDF):
https://ecoversities.org/wp-content/uploads/2021/10/HUELLAS-MATRIARCALES

Introducción

Con este pequeño libro, quiero compartir una reflexión sobre el desarrollo de las estructuras patriarcales que rigen nuestras sociedades, entendiéndolas como una construcción social e histórica y por lo tanto no universales, ni naturales, ni totalizantes. En primer lugar recupero algunos principios, instituciones y prácticas que, a lo largo de la historia social de la humanidad, dan cuenta de formas de organización social no patriarcal, para comprender a fondo de lo que fuimos despojadxs y desarrollar la capacidad de reconocer lo que no es patriarcal dentro de nuestras culturas, teniendo así más elementos para construir un imaginario u horizonte social más allá de los patriarcados. En segundo lugar, recorro algunos momentos claves de la historia humana que significaron cambios profundos de organización social y que permitieron que los principios de re-organización patriarcal se extendieran y penetraran de manera muy honda en nuestra forma de pensar, de sentir y de relacionarnos. Me enfoco en especial en el proceso de América Latina y su particularidad en cuanto a sus huellas matriarcales y el génesis de sus estructuras patriarcales de dominación. A partir de esta reflexión, llego a formular una serie de preguntas que pueden ser útiles para pensar los retos políticos que tenemos como personas, familias, grupos, colectividades, organizaciones, comunidades y movimientos y, en particular, como mujeres, que estamos de muchas maneras cuestionando la forma de organización y dominación social patriarcal en la que vivimos.

Cuando hablo de los patriarcados me refiero en términos generales a las sociedades de dominación: sociedades que se fundan sobre la coerción de las libertades y la sumisión de la naturaleza y que, por lo tanto, mantienen la guerra en un lugar importante de su escala de valores. Son sociedades que se han desarrollado a costa de la conquista, esclavización o explotación de otros pueblos y que han construido todo un sistema de principios y una mentalidad que les ha servido para mantener su poder y su hegemonía cultural 1 (Gramsci, 1971). Hablo de patriarcados en plural, porque en la historia humana ha habido muchas sociedades de la dominación, y no todas iguales, pero sí todas han tenido algunos elementos en común, que profundizaremos en el curso de este librito, y que se pueden resumir bajo la idea de destruir los órdenes sociales libres que se organizan bajo principios de armonía con la naturaleza y la vida. Estas sociedades de dominación y de guerra, tienen un origen mucho más antiguo de lo que el análisis marxista señala como el origen del sistema de opresión capitalista y la “acumulación originaria” como “el” punto de inicio de nuestro sistema de opresión. Según Marx:

“Esta acumulación originaria desempeña en economía política aproximadamente el mismo papel que el pecado original en la teología. Adán mordió la manzana y con ello, el pecado se posesionó del género humano. Se nos explica su origen contándolo como una anécdota del pasado. En tiempos muy remotos había, por un lado, una elite diligente, y por el otro una pandilla de vagos y holgazanes. Ocurrió así que los primeros acumularon riqueza y los últimos terminaron por no tener nada que vender excepto su pellejo. Y de este pecado original arranca la pobreza de la gran masa (que aún hoy, pese a todo su trabajo, no tiene nada que vender salvo sus propias personas) y la riqueza de unos pocos, que crece continuamente aunque sus po-seedores hayan dejado de trabajar hace mucho tiempo”. (Karl Marx, 2004: 891)

Sin embargo, el nacimiento de las sociedades de dominación es más antiguo que la transición del feudalismo al capitalismo, al nacimiento de la economía de mercado y de los estados modernos europeos. Mirar y analizar la historia de la opresión desde un punto de vista que incluya y trascienda el lente económico y vaya más allá de la construcción social y “científica” de la “modernidad occidental”, es imprescindible para entender el presente.

¿Por qué no llamarlas simplemente sociedades de dominación, imperios, sociedades esclavistas, sociedades gue-rreras o colonizadoras, Estados-Nación? ¿Por qué la necesidad de llamarlas patriarcados? Esta pregunta se contestará a lo largo de todo el texto, pero de entrada una primera respuesta general se encuentra en que una de las medidas fundamentales que estas sociedades han ejecutado para imponerse, históricamente y de manera sistemática, ha sido la de destruir y aniquilar política y espiritualmente los ámbi-tos de sabiduría, libertad y organización de las mujeres, que constituían el pilar fundamental alrededor del cual se organizaban las sociedades libres e igualitarias. Las sociedades o culturas patriarcales, una y otra vez, a lo largo y ancho del mundo y de su historia de dominación, han construido, bajo distintas argumentaciones y con distintas instituciones, desde los ámbitos domésticos hasta los de gobierno, un poder masculino, jerárquico y fundado sobre el despojo: de los territorios, de los cuerpos, de las mujeres, de las niñas y niños, de otros pueblos, de las formas de relación social libres.

Ahora bien, este proceso de patriarcalización del mundo que empezó hace más de 5000 años y que sigue en curso, se ha enfrentado a lo largo de la historia, y se enfrenta todos los días, con innumerables resistencias, luchas y formas de vida que obstaculizan los planes de reordenamiento social y territorial en clave patriarcal. ¿De qué manera podemos entender mejor estas resistencias? ¿A qué responden? ¿Con qué memoria larga —escrita en los cuerpos— se conectan? Pareciera ser que se trata de la misma vida que se manifiesta y, a pesar de todos los intentos de coartarla y reprimirla, emerge en los cuerpos particulares de las personas, en los “cuerpos sociales” y en diferentes expresiones de la naturaleza. Esta memoria larga, o esta vida que se rebela, si se “deja ser” más allá de la razón patriarcal, como observamos en las plantas y en los animales, no es caótica, sino que va multiplicándose de manera biodiversa en múltiples ecosistemas con claros equilibrios interdependientes. Lo mismo ocurre con las sociedades humanas en sus contextos y ecosistemas: cuando están vinculados cuerpo-territorio de manera libre, se organizan socialmente en consecuencia.

Es importante recuperar la coherencia, el sentido, los principios, las instituciones y las prácticas de las sociedades humanas que se organizaban u organizan poniendo los principios de la reproducción de la vida en el centro, en lugar de la dominación. Muchas se han perdido o se han mantenido sólo algunos elementos de ellas, lo que nos hace difícil recuperar su integralidad y coherencia, pero de otras tenemos testimonios en el presente o en tiempos recientes. En este sentido, los estudios antropológicos pueden ser de gran ayuda. Sin embargo, no antes de haberlos pasado por el filtro de la crítica a la ideología patriarcal. La antropología es un campo de conocimiento que nace en el seno de la ciencia patriarcal moderna, con el objetivo de conocer a los pueblos llamados “indígenas” y poderlos colonizar. Como en todos los campos científicos occidentales se ha caracterizado desde sus inicios por ser una ciencia de hom-bres provenientes de las sociedades supremacistas europea, norteamericana y blanca australiana, que identificaban el dominio colonial con la supremacía masculina y por lo tanto, la mayoría de las veces han sido incapaces de comprender el mundo en una clave no androcéntrica. Evidentemente, ha habido antropólogos y antropólogas, así como arqueólogas e historiadoras, que han ido a contracorriente y han constituido voces importantes para entender el mundo desde otro lugar de comprensión, u otro “paradigma”, si queremos usar el lenguaje científico. La escuela que considero que mejor ha sistematizado la búsqueda de la materialidad y espiritualidad matriarcal es la de los Estudios Matriarcales de la alemana Heidde Goettner-Abendroth.

Aquí vale la misma pregunta sobre los términos: ¿por qué no hablar simplemente de sociedades libres, igualitarias, comunitarias, pacíficas, no jerárquicas, “sin estado”?, ¿por qué hablar de matriarcados? La respuesta no es abstracta, sino que tiene fundamento histórico y social: la evidencia dice que el principio fundamental y común (si bien declinado en formas distintas dependiendo de los contextos) de estas sociedades “libres” en diferentes puntos de los cinco continentes y de la historia, han sido la matrilocalidad y la matrilinealidad de los núcleos familiares, y toda una serie de prácticas y formas de organización social y política alre-dedor de este principio general y organizativo. Esto significa que el linaje se desarrolla en línea materna, es decir que el parentesco, o las familias (en términos coloquiales), se organizan alrededor de la línea de descendencia la de las madres. De esto derivan ciertos tipos de organización de la forma de habitar, de la organización económica, de la espiritualidad, de la organización política. Pareciera entonces existir una conexión entre la matrilocalidad/matrilinealidad y la libertad/autonomía de las mujeres, y una fuerte conexión entre la libertad de las mujeres y la libertad de la sociedad entera. El término matriarcado por lo tanto no significa “dominación de las madres o de las mujeres”, sino “en el origen, arqué, las mujeres”2 (Von Werlhof, 2005), subrayando la capacidad de gestar de las mujeres como principio de la vida de los mamíferos, alrededor del cual se nuclean muchos otros principios sociales organizativos.

Presento, por tanto, un panorama general sintético de las sociedades matriarcales y sus formas de organización social, que articula entre sí las formas de habitar y de parentesco hasta la espiritualidad, la organización económica y política. Este análisis toma ejemplos de diferentes latitudes y épocas históricas, para luego, en la segunda parte del texto, empezar a reconstruir un camino de comprensión de las huellas matriarcales en el continente americano.

En la tercera parte del texto paso a analizar el desarrollo de las sociedades patriarcales, su desarrollo temprano y su evolución, enfocándome en el desarrollo de las sociedades estatales, de las religiones masculinas y sobre el desarrollo de la modernidad capitalista. En esta parte enfoco el análisis en el proceso de patriarcalización en América Latina, recuperando el debate feminista latinoamericano. Termino haciendo una reflexión sobre el lugar de las luchas y movimientos sociales desde el lente del análisis presentado. El libro, que plantea una mirada desde dónde seguir pensando y actuando, concluye con una serie de preguntas abiertas para la reflexión personal y colectiva.

Notas

1 Gramsci define la hegemonía cultural como “la combinación en donde fuerza y consentimiento se equilibran recíprocamente, sin que la fuerza predomine excesivamente sobre el consenso. De hecho, la intención es siempre asegurar que la fuerza aparezca basada en el consentimiento de la mayoría” (Gramsci 1971: 80).

2 Retomo la explicación etimológica de Claudia Von Werlhof (2005): “Si examinamos la palabra patriarcado desde un punto de vista literal -siendo esto siempre un buen comienzo -y dado que los nombres de las cosas no son aleatorios- vemos que se trata de una combinación de las palabras pater y arché. Pater significa “padre”, y arché básicamente significa “origen”, “principio”, o también, en un sentido concreto, “útero” (Werlhof, 2007). A lo largo de los siglos, el significado de arché pasó a incluir el sentido de “poder, control, dominación”, que, por supuesto, es algo bastante distinto. Generalmente hoy sólo pensamos en este segundo significado cuando vemos la palabra arché, y por consiguiente, patriarcado y matriarcado se traducen con el significado de “dominio del padre” o “dominio de la madre”, y por ende llegamos a la errónea conclusión de que el matriarcado es una sociedad gobernada por las madres/mujeres. Sin embargo, esta es una condición que nunca ha existido: en ningún caso hay evidencia de ello en sociedades pre-patriarcales en ningún rincón de la tierra (véase Weiler, 1993; Lerner, 1991; Göttner-Abendroth, 1988; Meier-Seethaler, 1992; Eisler, 1993). Comparativamente, muchas personas explican y justifican erróneamente al patriarcado como la antítesis lógica del “dominio de las madres o de las mujeres” (Von Werlhof, 2005: 38-39).

fuente: https://ecoversities.org/huellas-matriarcales/

NOTA EDITORIAL

El patriarcado ha sido la forma de conceptualizar parte
de los males que aquejan nuestro mundo. En ocasiones se ha vuelto tan totalizante que resulta difícil rastrear límites, fronteras, alternativas a los modelos de dominación. Pero ¿dónde se encuentran las resistencias al poder
patriarcal? ¿cuáles son nuestras referencias de otros mundos posibles? ¿cómo sería un mundo no patriarcal? Estas son cuestiones que nos han preocupado y ocupado como cooperativa, mismas que nos han llevado por caminos colectivos e individuales de análisis político, experiencias comunitarias, vivencias personales y corporales.

Huellas matriarcales y poder patriarcal es uno de los resultados de estos caminos. Es un tejido de muchos hilos, de
muchas voces, de muchos pensamientos, el cual intetaremos deshilar en esta presentación, haciendo presentes a quienes han sido parte del caminar y mostrando las historias detrás de estas reflexiones.

En cada trama, quien teje es quien elije los colores, destaca ciertas figuras y escoge el tamaño, plasmando así su mirada particular. En este caso, es la mirada de Irene Ragazzini que nos habla. Una compañera nacida y crecida en Italia y radicada en México durante los últimos 13 años, cuyo encuentro con comunidades mixtecas y pueblos indígenas en Oaxaca y Chiapas, con una profunda organización comunitaria, ha sido el cimiento de su reflexión y rumbo. Este encuentro se dio a partir de la participación en espacios políticos y organizaciones civiles que se identifican con la lucha en pos de la autonomía de los pueblos, la crítica al desarrollo capitalista, la soberanía alimentaria y económica, la defensa del territorio y de los derechos colectivos. Estos acercamientos, representaron la posiblidad de conocer formas de organización social distinta a la estatal-occidental. Su experiencia se vio
fortalecida por la reflexión y el estudio desde la perspectiva de la economía social (1), así como de principios, instituciones y prácticas comunitarias en resistencia al mercado.

El recorrido de Irene, autora de este librito, es reflejo y parte de la historia colectiva de nuestra cooperativa. En la
genealogía de la reflexión colectiva tienen un lugar muy especial los espacios de aprendizaje que se dieron entre 2012
y 2015, periodo durante el cual transitamos por la Unitierra Oaxaca. Este tiempo estuvo marcado por el encuentro con otras editoriales críticas, independientes y militantes, así como con autorxs que éstas habían estado publicando. Durante esta fase de formación colectiva nos sumergimos en el pensamiento de Iván Illich y su crítica a la modernidad, así como de algunxs de sus amigxs/discípulxs. En particular, caminamos de la mano de Gustavo Esteva, quien fue facilitador de la introducción a nuevas categorías y lenguajes. Un momento importante dentro de la constelación de lxs pensadorxs influidxs por Illich, y que representó un importante punto de quiebre y salto cualitativo en la reflexión crítica, fue el acercamiento con Claudia Von Werlhof, feminista de origen austriaco cuya obra fue el primer análisis profundo y exhaustivo que encontramos sobre el patriarcado como sistema civilizatorio.
Para seguir cuestionando las certezas del paradigma occidental, fue importante encontrarse con Grimaldo Rengifo, traductor de mundos y profundo conocedor del modo de vivir de lxs indígenas peruanos quechuas-lamas, así como con la propuesta autónoma de lxs zapatistas de Chiapas y otras propuestas de comunalidad (2) de los pueblos indígenas oaxaqueños.

Otro hito en nuestro senti-pensar fue leer a Julieta Paredes y posteriormente encontrarnos con ella, Adriana Guzmán
y las feministas comunitarias bolivianas. Este encuentro permitió poner a dialogar las propuestas “comunitaristas”
con una perspectiva crítica desde las mujeres. Su análisis y sus experiencias nos ayudaron a comprender cómo la comunidad no está inmune de las jeraquías de género y de la violencia contra las mujeres, proponiendo caminar hacia prácticas basadas en una complementariedad no jerárquica.

Huellas martriarcales y poder patriarcal

Además del feminismo comunitario fue importante profundizar en el pensamiento de Silvia Federici, quien compartió
su análisis de recostrucción histórica de los orígenes del capitalismo haciendo énfasis en el genocidio de mujeres que
implicó la caza de brujas en la Europa medieval y analizando la explotación del cuerpo y del trabajo de las mujeres para el funcionamiento del capital. Estas reflexiones las pusimos en diálogo con la realidad latinoamericana, considerando los movimientos sociales y populares de esta región nuestras principales fuentes vivas de aprendizaje para la organización y la construcción de horizontes y caminos prácticos hacia otros mundos posibles. En este sentido otro autor/compañero que nos ayudó a rescatar elementos políticosde estas luchas fue Raúl Zibechi, quien las ha sistematizado durante años y ha propuesto claves de lectura “desde abajo y a la izquierda” para entender las fases que estaba atravesando el continente.

Esta fase de formación colectiva del Rebozo se ha traducido en un buen número de publicaciones (3), discusiones e
intercambios. La mirada y la búsqueda de Irene se siguió alimentando de otras experiencias y propuestas. En primer lugar, el acercamiento con la propuesta del movimiento kurdo a través de espacios de solidaridad internacional y, en particular, la visión de las mujeres kurdas.. Este fue el principal detonante para profundizar en la reflexión que se presenta en este librito. Las kurdas hacen un análisis del sistema de opresión, que empieza desde el neolítico, y la recuperación de la conciencia sobre la destrucción patriarcal del orden matriarcal. Y, más importante, proponen una forma organizativa y un método de lucha eficaz correspondiente a este análisis. Ellas representan, para muchas compañeras y compañeros del mundo, una luz de esperanza que logra conjuntar análisis y prácticas de lucha que en otros movimientos se pueden apreciar sólo de maneras parciales: juntan en la práctica el autonomismo/comunitarismo o municipalismo, el feminismo, la organización de masas, el antiimperialismo/
anticolonialismo, el confederalismo, el ecologismo (4). Incluso su propuesta para la formación de cuadros e integrantes en general, llamado Jineolojî, ciencia de las mujeres, empieza por el entendimiento del matriarcado y el patriarcado.

Es a partir de la participación en espacios de formación sobre Jineolojî que Irene empieza a sentir la fuerte necesidad
de espacios políticos de mujeres, además de los mixtos en los que siempre había participado. La experiencia de compartir en espacios de mujeres, se juntó en su caso con la experiencia de la maternidad, sus reflexiones sobre la compatibilidad e incompatibilidad sobre el rol de madre y la participación política, además de la puesta en discusión desde su propia experiencia de las estructuras familiares que reproducían por inercia relaciones patriarcales introyectadas por generaciones. La experiencia de Irene de organizar un ciclo de autoformación feminista, junto con las compañeras de la Librería La Cosecha en San Cristóbal de las Casas, fue (4) Esta propuesta está resumida en la serie de folletos de Abdullah Öcalan, publicada en México por el Rebozo en 2019.

Huellas martriarcales y poder patriarcal una oportunidad para que conviviera en un mismo espacio el pensamiento de muchas compañeras y pensadoras feministas latinamericanas y europeas. Estos análisis han contribuido a la formación y articulación de una lectura del desarrollo del sistema patriarcal, especialmente en América Latina. Entre estas autoras se encuentran Rita Segato, Lorena Cabnal, Emma Chirix, Raquel Gutiérrez, Sylvia Marcos, Jules Falquet, Casilda Rodrigañez, Francesca Gargallo.

Es en este contexto que surgen las inquietudes que Huellas matriarcales y poder patriarcal busca responder y explorar: ¿cómo articular el aporte político de la lucha kurda con la realidad latinoamericana y con los análisis críticos de las feministas de este continente? ¿cómo hacer un análisis que contribuya a ampliar los horizontes políticos de las comunidades en resistencia y del movimiento social incluyendo el lente del patriarcado, y por lo tanto la dimensión “privada”? ¿cómo nombrar las sociedades matriarcales, como ejemplo histórico de organización complementaria no jerárquica en términos de género, en un contexto en el que no se nombran, sin que se produzcan reacciones de rechazo por aparecer como mirada demasiado “esencialista” o demasiado “ideológica”?

La lectura profunda de los Estudios Matriarcales, en particular de su principal pionera Heide Goettner-Abendroth, y la síntesís integrada por Irene en Huellas Matriarcales sirve como puente para mirar la realidad latimanericana y el desarrollo patriarcal desde otro punto de partida. Este librito nace como un capítulo de su tesis doctoral, un trabajo más amplio sobre los retos políticos de las mujeres que participan en organizaciones sociales mixtas. La posibilidad de Irene de dedicarse a este trabajo de escritura se dio gracias al ser estudiente en el Doctorado en Desarrollo Rural de la UAM Xochimilco, un espacio académico comprometido y privilegiado en cuanto a la discusión crítica rigurosa, que se agradece por el acompañamiento y estímulo, sin el cual tampoco hubiera podido existir este texto.

Se agradece también a todas las personas que han leído, corregido, confrontado con dedicación al texto, permitiendo que fuera mejor pensado y mejor escrito, entre ellas a Francesca Gargallo. Finalmente se agradece a Ecoversidades, tejido solidario de personas, colectivos, comunidades, por facilitarnos económicamente la posibilidad de publicar el primer pequeño tiraje de este título.

Como Rebozo esperamos que este texto, como otros de nuestra editorial, sea una herramienta para la discusión y la formación colectiva en búsqueda de la construcción de relaciones más libres.

El Rebozo
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Notas

1 En particular desde la perspectiva formulada por José Luis Coraggio y la escuela de la Maestría en Economía Social de la Universidad Nacional de General Sarmiento, Buenos Aires Argentina.

2 Ver Floriberto Díaz, Jaime Luna, Francisco López Bárcenas entre otrxs.

3 Entre ellas las de Iván Illich, Julieta Paredes, Gustavo Esteva, Grimaldo Rengifo, Silvia Federici,
Claudia Von Werlhof, y otras, consultables y descargables en la página web del Rebozo: https://www.elrebozo.org/
archivo.

enlaces relacionados: https://unitierraoax.org/
https://twitter.con/UnitierraOaxaca

tambièn editado en https://redlatinasinfronteras.wordpress.com/2022/11/23/mexico-libro-huel/
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