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Breves anotaciones sobre la situación de Barcelona (PDF)
per ...	04 jul 2016
El motivo por el cual hacemos esta reflexión, que ha supuesto un parón necesario en nuestra actividad política después de las experiencias vividas en los últimos años, es para hacer autocrítica. A partir de nuestra posición probablemente se sentirán interpelados entes ajenos a las personas que han escrito esta reflexión, pero queremos dejar claro que ante todo es una crítica a nosotros mismos. Necesitábamos pasar cuentas con todas las falsedades que nos impiden construir una perspectiva revolucionaria.
Breves anotaciones Barcelona.pdf (198,08 KiB)
El motivo por el cual hacemos esta reflexión, que ha supuesto un parón necesario en nuestra actividad política después de las experiencias vividas en los últimos años, es para hacer autocrítica. A partir de nuestra posición probablemente se sentirán interpelados entes ajenos a las personas que han escrito esta reflexión, pero queremos dejar claro que ante todo es una crítica a nosotros mismos. Necesitábamos pasar cuentas con todas las falsedades que nos impiden construir una perspectiva revolucionaria. Nuestra intención es avanzar hacia ese horizonte que nunca vamos a alcanzar, llenar la vida de toda la intensidad extirpada, eliminar la anestesia inoculada en lo más profundo de nuestro ser, vivir el proceso dialéctico del conflicto con entusiasmo, recuperar el contenido prepolítico de las costumbres milenarias. Ahora bien, para eso hemos tenido que desaparecer del mundo del activismo y la militancia, respirar, tomar ese tiempo que nunca existe en el ajetreo de la metrópolis, en las continuas asambleas, manifestaciones e intentos de coordinación fallidos. Si una cosa está clara es que allí no hay nada, aparte de frustración o posibilismo, y las estrepitosas derrotas de los últimos años lo demuestran con creces. En situaciones de confusión generalizada como en la que nos encontramos, podemos situarnos en cualquier punto del viejo continente y veremos la misma ausencia de perspectiva, debates repetidos hasta la saciedad y el sentimiento de sacrificio evaluando la validez de las luchas. El número de policías heridos varía según el país, la confusión sobre qué hacer después de esto nos paraliza a todos por igual. La conclusión siempre es la misma huida hacia adelante y el mismo análisis superficial. Por eso nosotros estamos intentado hacer lo opuesto, ir hacia atrás y hacía el interior, adquirir esa profundidad que al principio aterra, mirar a dentro, a los ojos del enemigo que existe en nosotros mismos, ese monstruo que algunos llamamos lógica mercantil. A partir de ahora no se nos verá, pero seguimos estando, ahora existimos de otra forma, en la difusión de este mundo líquido estamos construyendo una posición clara. Está siendo difícil, pero si algo tenemos en este momento de la historia es tiempo, las ventanas de oportunidad que algunos hablan, quizás existen si el objetivo es darle un soplo de aire fresco a la bestia herida. Este mundo se hunde – como hizo el universo clásico y las ciudades medievales – y no por una cuestión económica como algunos imbéciles dicen, sino por el colapso de una civilización. Ante esto no podemos hacer más que esbozar una sonrisa en nuestra cara, nosotros no seremos el freno de mano a esta decadencia, no vamos a participar en esta agonía, no queremos esto, ya que nos daña, nos hace débiles y nos separa. El tiempo que podemos tomar para entendernos y entender al enemigo nunca es suficiente, es un proceso que siempre contiene una fracción de oscuridad pendiente de desvelar, pero en la actual dictadura de la inmediatez esta tarea siempre se contrae, se desvanece ante obligaciones supuestamente más importantes que nos distancian de esta sabiduría. Los pocos que se han librado de esta impaciencia, sabiendo dejar la pereza de estudiar a un lado – los intelectuales –, acumulan los conocimientos en las estanterías de su cabeza y rellenan volúmenes enteros sobre sus teorías, con el máximo propósito de discutirlo en una conferencia académica. Por eso, decimos que adquirir conocimientos sin convertirlos en habilidades para llevarlas a la práctica sólo sirve para conseguir la cátedra de alguna universidad posmoderna, para desarrollar este tipo de conocimiento neutralizado que nunca se materializa. Esta teoría que nunca se experimenta, únicamente expresada cínicamente en debates estériles sobre cómo condicionar vidas ajenas, sigue disociando la vida en dos elementos diferentes que nunca se encuentran. Estos elementos sólo existen – y por tanto se crean – cuando se renuncia a la unidad de la existencia.[...]
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