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Notícies :: antifeixisme
El duro despertar de un bonito sueño
per Borroka k.	14 gen 2015
Eso es lo que ha sido la operación llevada el 12 de enero por la Guardia Civil contra los abogados de los presos y presas políticas vascas. El sábado 10 en la calles de Bilbo, durante la manifestación convocada por Sare, los lemas fueron rotundos, contundes, hasta se puede decir que eran optimistas. El ambiente era hasta festivo con el tema de las lucecitas. Vamos a forzar a los Estados español y francés a la repatriación de los prisioneros vascos como primera medida y hasta lograremos la amnistía como final de ese proceso.
Pero el lunes 12 de enero la Audiencia Nacional, de la mano de su brazo armado, nos ha despertado del bonito sueño, y nos ha mostrado cómo en el nuevo tiempo que se empeñan en vendernos algunos por estos lares, sólo ha entrado una parte de los elementos que conforman el conflicto. Esa parte no es otra que la Izquierda Abertzale oficial, esa que vende que mediante los pasos unilaterales se consiguen las cosas y dice que va a forzar al Estado a una solución democrática para el conflicto vasco. Hoy, nos lo han dejado claro, es la Izquierda Abertzale y de momento el resto de partidos que forman Bildu, los únicos que están en ese camino, porque el resto del elenco político desde el PNV hasta PSOE y el PP, incluido los de Podemos, siguen con la mentalidad de guerra que hemos podido saborear por estas tierras en las últimas décadas y que tanto dolor ha traído. Se demuestra que solamente la acumulación de fuerzas no sirve para detener la violencia estructural desatada por parte del Estado contra las fuerzas que se enfrentan a él, demostrando que utilizará todos aquellos métodos que considere necesario según el análisis de la situación que realice, sin importarle un rábano si la otra parte está en tregua, en desarme o en desbandada. Lo importante no es pacificar el territorio sino destrozar el proyecto revolucionario, para que dicho proyecto no pueda ser reconstruido de ninguna de las maneras. Y en ello están. Así mismo, la operación policial nos demuestra de forma clara que la opresión nacional y social continúa, que Euskal Herria está bajo leyes de excepción, y un ejemplo es que lo que venden como un delito fiscal, va seguido de integración en banda armada, y en vez de ser llevado por unos inspectores de hacienda se lleva desde la Audiencia Nacional y lo ejecuta la Guardia Civil. Lo único que se puede ver cierto cambio es en la actitud de los medias españoles. Antaño, una operación policial de este tipo habría generado grandes titulares, ríos de tinta y miles de palabras de contertulios buscando razones para la razzia. Por el contrario hoy en día, la noticia la deslizan tras algún otro comentario sin importancia, como un hecho que mejor no darle mucho bombo, porque se podría hasta malentender la situación, claro está, siempre que alguien se detenga a pensar en la contradicción que existe en que una organización armada que quiere disolverse, no encuentre a quien entregar sus arsenales o en que a unos abogados se les acuse de mantener la disciplina de los presos, cuando están pidiendo dichos abogados a los presos que no se muestren díscolos con lo que se les están haciendo tragar. De risible, si no fuera por la situación trágica que se da, es la respuesta de los agentes políticos tras la operación. El gobierno autónomo de la CAV, por boca de su portavoz, se queja de que no le informen y que espera que estas acciones no perjudiquen el proceso de paz. Los de Podemos no contestan, vaya usted a saber porque y ya sabemos que el que calla, otorga. Por su parte Hasier Arraiz de Sortu, hace unas declaraciones grandilocuentes de «que es el momento de darle jaque mate a la Guardia Civil y que se vaya de Euskal Herria». Él nos dirá como se puede hacer realidad semejante reto, desde la unilateralidad de las acciones. Le deseamos éxito, pero difícil tarea le espera. Pero quitando que todas esas declaraciones son muy bonitas, lo que hay que tener, para poderlos juzgar, son hechos, porque sino se quedan solo en eso, en palabras que se las lleva el viento, para volverse a repetir al cabo de un cierto tiempo, el que el Estado considere oportuno. Es hora de que todas las personas que formamos el pueblo vasco y que sentimos a los presos vascos como parte nuestra, nos pongamos a trabajar por los principios que desde siempre han imperado en la Izquierda Abertzale durante décadas, de fortalecer el movimiento popular, de dejar de pensar en «ciudadanía» y de volver a pensar en que el motor del proceso revolucionario en Euskal Herria es el Pueblo Trabajador Vasco, en que no hay posible acuerdo con el Estado, porque los Estados español y francés niegan a Euskal Herria y Euskal Herria niega la existencia de esos Estados. En una palabra, es hora de trabajar, de no quedarse en casa, de salir a la calle y trabajar en el movimiento popular, de autoorganizarse. Debemos aferrar el futuro con nuestras manos y ello solo lo conseguiremos luchando.
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