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Notícies :: corrupció i poder
Sobre la Democracia
per Maliki	26 mai 2011
Muchas veces estos días hemos escuchado la palabra Democracia. Se la nombra y se la invoca constantemente. Se dice que este sistema en el que vivimos no es una democracia real, y que queremos una nueva sociedad democrática regenerada, libre de políticos corruptos y de peligrosos banqueros que manejan los hilos desde la sombra.
Yo no estoy de acuerdo. Creo que es un problema de terminología, o simplemente que se nos ha bombardeado tanto con estos términos que simplemente nos los hemos terminado creyendo. Se trata de que la democracia nunca fue “real”, o mejor dicho, la democracia, la única que existe o existió, es como la que tenemos. Nos remontamos a Grecia, a las polis en las que reinaba este sistema de toma de decisiones. En primer lugar decir que la democracia no se implantó porque sí. Fue un sistema precisamente orientado a acallar las duras críticas, y sobre todo las insurrecciones que cada cierto tiempo ocurrían en las ciudades griegas contra los tiranos locales. Llegó un momento en que la situación amenazaba realmente los intereses de los poderosos y éstos, sin otro remedio, para no perder su posición decidieron, dar a una parte del pueblo un lugar en la toma de decisiones. No fueron más del 10% de la sociedad los que tomaban las decisiones en asamblea, ya que dejaron fuera a los esclavos, los extranjeros, y las mujeres. Aquí tenemos un punto importante. Para participar en la democracia, se necesita ser ciudadano. ¿Y quién decide quienes son los ciudadanos? Los deciden los poderosos. La ciudadanía se puede definir como "El derecho y la disposición de participar en una comunidad, a través de la acción autorregulada, inclusiva, pacífica y responsable, con el objetivo de optimizar el bienestar público." Como vemos todo depende de quién concede los derechos a participar en la comunidad. No participas porque sí, sino porque te lo permiten. Con el paso de los siglos, las definiciones no se alteraron demasiado. Tras el impulso de la democracia representativa, durante la Ilustración, y su implantación en los Estados Unidos y Francia, vemos que estábamos en las mismas. Tomaban parte en el juego democrático una pequeña porción de la población. Primero, los cabezas de familia que tenían tantas posesiones, luego se fue relajando esta exigencia a lo largo del siglo XIX. Y cuando los sistemas educativos fueron mejorando, y con ello la aceptación de la democracia, este porcentaje de electores iba aumentando. Es en el siglo XX cuando entra la mujer también a participar en las elecciones. Y más tarde incluso los jóvenes de 18 años, cosa relativamente reciente. Aún hoy queda gente fuera del sistema electoral. Los extranjeros, como en Grecia o quienes no están censados, o los menores de 16 años, etc. Ya es mayoritaria la población que vota, pero aún así son cerca del 75%, quedando una cuarta parte sin poder votar. ¿Con esto qué se plantea? Que si de verdad votar cambiara las cosas, veríamos auténticas peleas, incluso físicas entre los partidos, en lugar del pasotismo actual. Ya hay cosas deplorables entre los candidatos, y sus relaciones. Pero si el partido X al sustituir a Y cambiara sustancialmente la vida de los habitantes de la comunidad, en realidad estaríamos hablando de una revolución política. Algo similar a los cambios de poder en la mafia. La democracia real actual garantiza que no cambien las cosas, que sigamos viviendo una vida estable y sin sobresaltos. Sin sobresaltos sobre todo para quienes están detrás del poder. La democracia real ya la tenemos, es esta. Es la única que ha existido. Es un caso análogo al del “Socialismo real”. Éste fue el único que existió y ya no hay manera de cambiar la percepción en la sociedad de qué significa el socialismo y cómo funciona. ¿Queremos democracia “real”? Pues cambiémosla de nombre. Democracia directa, democracia asamblearia, democracia de consejos…
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