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Notícies :: globalització neoliberal
Suicidio laboral y suicidio del trabajo.
per p. K.Roteta	15 nov 2009
Coast killers y coachings al ataque, mientras el drama de los sindicatos, progresivamente a la defensiva en esta Europa xenófoba y reaccionaria, se puede transformar en una verdadera tragedia, al profundizarse la crisis del empleo, es decir, con la difusión de nuevas formas de gestión y financiarización de la producción.
Suicidio laboral y suicidio del trabajo. Después de haber releído el impresionante texto de Rosa Luxemburgo (Ver en: Porqué clase obrera y no trabajadora, http://euskalherria.indymedia.org/eu/2009/11/64505.shtml ), que a pesar de su atrevimiento lafarguista ha conseguido pasar a través de la censura del marxismo ortodoxo, laborista y anti-democrático, creo que ha llegado un momento apropiado para meternos con un problema muy grave y de actualidad: la deriva capitalista de una parte del sindicalismo vasco, el que se apoya justamente sobre estas mismas bases ideológicas laboristas que ya criticaba la compañera revolucionaria comunista alemana. El drama de los sindicatos, progresivamente desprevenidos y en la defensiva en toda la Europa xenófoba y reaccionaria del modelo paralmentario, se puede transformar en tragedia. Al profundizarse la crisis del empleo en las metrópolis, es decir, con la difusión de nuevas formas de financiarización y gestión de la producción, y de las deslocalizaciones, con todas las graves consecuencias que esto seguirá causando en el empleo, se irá poco a poco reduciendo el papel de estas organizaciones que se autodenominan de la clase trabajadora (langile), en vista de asumir cada vez más intereses sociales muy defensivos de algunos sectores obreros (ekile) progresivamente minorizados por la globalización. Cuando además se irán acentuando los procesos de capitalización de capas de trabajadores (langile) más estables, con su integración en la lógica productivo-innovadora capitalista, aunque sea cooperativista. A lo mejor hasta quitando a las centrales una parte importante, a veces la más preparada y madura, de su base social y... económica no institucional. Esto, sobre todo por lo que atañe al sindicalismo de acompañamiento o reformista, o directa y llanamente capitalista, como las centrales españolas y francesas, colaboradoras de los dos estados y del capital colonial. * * * Esta evolución que ya se puede percibir, reflejaría una grave deriva laborista que puede ser relatada de esta manera: justamente hoy que la ocupación se hace progresivamente precaria, menos segura y más angustiosa, un cierre sobre una determinada defensa pasiva del puesto de trabajo se ha puesto al centro de mucha actividad sindical, separando progresivamente las dinámicas sociales al interior de la clase obrera (ekile) en general (en su mosaico internacional), a partir de la exclusividad ideológica de sectores (obreros) trabajadores o empleados (langile) más o menos fijos. En las metrópolis capitalistas sobre todo los segundos, los más estables y garantizados, allí donde se han formado figuras de empleados más integradas en el sistema, por varios y lógicos mecanismos del desarrollo social imperialista. ¡Euskal Herria inclusive, por supuesto! Por otro lado, el capital lo tiene cada vez más claro: para perpetuar su dominio y desarrollar los nuevos procesos de crisis/acumulación, tiene que machacar a la clase en general, y someter por supuesto a los trabajadores llanos a nuevas formas de explotación y alienación. Podemos citar el ejemplo del estado francés, donde el capitalismo es mucho más avanzado que el desgraciado vagón español en quiebra, allí donde se difunden al máximo nivel los contratos por objetivos, la performance como modelo, el autoritarismo de gestión, la evaluación permanente y el aislamiento, con aplicación de nuevas formas de presión y opresión. Todo gracias a un renovado vocabulario productivo, donde los accionistas imponen a toda costa la férrea lógica de beneficios de fin de año. Hasta se llega a hablar de condena a muerte de trabajo, tal y como era entendido por el laborismo tradicional, cuando se exaltaba la profesionalidad, la responsabilidad y la calificación. Tanto que se puede afirmar que ya una cuarta parte de los asalariados del estado francés sufre nuevas formas de agotamiento físico ligado al empleo, por ejemplo con nuevas secuelas de tipo óseo-muscular, cuando sabemos que al mismo tiempo los estragos psicológicos se hacen cada vez más alarmantes, en un creciendo que desborda hasta en la prensa del régimen. En el estado francés se trata de una cantidad de suicidios ligados directa e inmediatamente al empleo, por lo menos los oficialmente reconocidos, del orden de 400-500 anuales. El trabajo es progresivamente vaciado de su substancia, es decir: lo que hasta ahora le había permitido atribuirle un cierto sentido, superando la condena sistémica y simbólica a la alienación capitalista. Lo que acentúa la amenaza de volver a hacer parte del sector desempleado de la clase obrera, con un chantaje del paro que provoca la aceptación de contratos cada vez más condicionados por las exigencias más extremas de la empresa, a través de las técnicas multinacionales de las ETT. O la aceptación de las modernas propuestas de workfare, las rácanas rentas sociales condicionadas que se están promoviendo. Todo esto, apoyado sobre programas informáticos que permiten controlar hasta los tiempos de conexión de los empleados, las pausas, los servicios ofrecidos a los clientes, y escuchar las mismas cuestiones tratadas y seguir todas las cadencias y aplicaciones productivas. La patronal tiene así nuevos medios para avanzar en el turn-over, quitándose de encima los anteriores embarazos y explicaciones sindicales para el despido, y facilitando al mismo tiempo la elección de personal más fácilmente sumiso. Mientras, para los cuadros y sargentos de medio nivel, se juega sobre los reclutamientos en función de pretendidos trabajos de equipo, que se transforman luego en nuevos eslabones para la aplicación de modelos que obedezcan a técnicas sofisticadas de manipulación y sumisión, en vista de imponer esas carreras forzadas al beneficio inmediato. Se extiende así la institución del coaching, ejecutado por consejeros y especialistas en manipulación del pensamiento, o de terapeutas y psicólogos de la innovación y gestión, siempre en función de desarrollar o innovar formas y técnicas de explotación laboral y de integración capìtalista. * * * El desposeimiento es justamente este otro nuevo eje de organización productiva: después de la secuencia innovadora marcada por el taylorismo y el fordismo, y luego por el modelo Toyota-Volvo, que se extendió con la reestructuración liberista del siglo pasado, se ha llegado en la última década a nuevos métodos todavía más sofisticados de gestión de la calidad/cantidad productiva. Entre todos ellos brilla por su eficacia la ideología desarrollista del coaching (que podríamos traducir por conductivismo productivo), del que hasta Gara parece hacerse promotor ( http://www.gara.net/paperezkoa/20091108/165571/es/Un-buen-lider-es-vende ). No nos extraña, desde luego, constatada su progresiva deriva reformista. Por nuesta desgracia. Luego, es suficiente echar una ojeada a los títulos que inundan ciertas librerías, para darse cuenta de la lacra social y cultural de esta nueva y terrible sanguijuela fagocita de seudo-promoción personal. La manipulación del personal en perspectivas totalmente laboristas y productivistas, bajo ciertos ideales de perfección que proporcionan determinados consultores tipo PNL, artesanos de la exaltación, personalización, colaboración y luego de la reestructuración por metro cuadro para ganancias mercantiles, es en fin de cuentas un leitmotiv siempre aplicado en función de reducciones de efectivos y crecimientos de productividad. Se ponen en tensión, o se prepara el personal para hacerlo, a los que se quedan, y por supuesto a los que se excluyen, obligándoles a elevar su nivel de alienación para poder enfrentarse o reencontrar nuevas cargas de trabajo. O someterse a rentas condicionales de workfare (Sobre workfare ver en Indy EH los links de la nota), que todos los gobiernos están empezando a estudiar y experimentar. Como el gobiernillo ilegítimo vascongado. Hasta se podría hablar de enteros sectores sometidos a nuevos métodos de terrorismo: o sigues en la integración o te marchas. Para muchos esto significa: eres liquidado, desposeído de tu ser social. Es la técnica del anillo débil adaptado a la empresa, y por supuesto del individualismo cada vez más extremo. Tanto como es también la transformación del incipiente discurso sobre una renta social universal (reparto de la riqueza), hacía la institución capitalista de rentas condicionadas al laborismo. Nada de renta universal e incondicional, sino todo lo que haga falta para que la economía funcione, y para que la esclavitud laborista se profundice. Con el capitalismo, es impensable una Renta Obrera de Seguridad, o renta social universal, que sea realmente una garantía de una existencia digna. En el fondo, es una reedición del nazismo aplicado a la producción: si veis un competidor que se está muriendo en la carretera, hay que acabarle, es lo que ordena el éxito. ¡Desde la mañana a las 8 hasta la noche, hay que ocupar el campo de juego! En realidad, compañeros, mientras algunos siguen gritando superalienados: ¡Queremos carga de trabajo! (Queremos carga de trabajo, http://euskalherria.indymedia.org/eu/2009/10/63887.shtml ) otros que mandan ya han sentenciado la muerte de esa anterior época de explotación. Pero no del trabajo capitalista. ¿Y nosotros porqué tenemos que defenderlo? ************************************************** Imágen: Entrada de un Lager del III Reich: Arbeit macht frei, el trabajo hace libres. (Pero, ¿qué trabajo? ¿El trabajo fordista que el nazismo introdujo de forma acelerada en Alemania?). Nota workfare: referencias: *** http://euskalherria.indymedia.org/eu/2009/08/62390.shtml *** http://euskalherria.indymedia.org/es/2009/02/57950.shtml
Mira també: http://euskalherria.indymedia.org/eu/2009/11/64536.shtml http://euskalherria.indymedia.org/eu/2009/11/64505
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