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Notícies :: ecologia
Más allá de los límites (de las posibilidades del planeta)
per Antoni Ferret	02 set 2005
Nota d'introducció Durant les darreres dècades, amb penes i treballs, perquè ha costat lo seu, hem arribat a convèncer els militants d'esquerres, i una bona part de la gent, del fet que el nostre planeta i la nostra qualitat de vida i la dels nostres descendents corrien perill pels desequilibris naturals que ocasionaven el consum i la productivitat capitalista (i no capitalista). Per raons difícils d'explicar, aquesta presa de consciència s'ha limitat als perjudicis de l'emissió de CO2 (per l'escalfament planetari), dels gasos CFC (per l'aprimament de la capa d'ozó), de la quantitat de deixalles en general (per la contaminació de rius, mar i aire) i poca cosa més. Malgrat que fa més de 30 anys que els científics i els ecologistes en parlen (com en el Club de Roma el 1972), no hem pres encara prou consciència de «l'altre» gran problema ecològic: el de l'esgotament dels recursos. I no del petroli (el petroli rai!), sinó dels recursos bàsics: terra de conreu, fonts d'aigua potable, boscos, prats, bancs de peix... Però vet aquí que, badant badant, ara resulta que ja hem fet tard! L'article que us presento és un crit d'alarma d'un perill que «ja és aquí». I que caldria que, per assumir-lo degudament, no haguéssim d'esperar la realització de congressos, assemblees, etc. en la data que toquessin. Antoni Ferret __________________________________________ Noticia casi desapercibida del año pasado: ya se han sobrepasado los límites al crecimiento. La expansión física (demográfica y económica) de las sociedades humanas ha superado ya la capacidad del planeta para suministrar recursos y asimilar residuos. Ya vivimos por encima de lo que la Tierra puede sustentar. Diversas fuentes han coincidido en el diagnóstico. En la última edición del «Informe sobre el planeta vivo», la WWF (World Wildlife Fund, una organización usualmente circunspecta) ha hecho suyos los cálculos de huella ecológica que indican que el uso de los sistemas renovables supera la capacidad natural de reposición en más de un 20 por 100. [Huella ecológica es la cantidad de recursos —tierra cultivable, bosques, prados, reservas de pescado, agua potable, etc.— que son necesarios para producir los bienes consumidos por una determinada población, así como para la absorción de sus residuos —CO2, desperdicios de todo tipo, etc.; nota AF] Hacia 1960, la humanidad dejaba su marca sobre la mitad de la superficie biológicamente productiva del globo. Desde entonces, el planeta se ha vuelto pequeño. En algún momento, durante los años 80 del siglo pasado, los límites fueron traspasados. También hace unos meses se publicó la revisión, actualizada tres décadas después, del famoso Informe del Club de Roma sobre los límites del crecimiento. La primera versión causó en su día un debate tormentoso, y más tarde cayó en un curioso olvido a medias: todo el mundo recuerda que hubo ruido, pero muy poca gente retiene el argumento en su memoria. En pocas palabras: mantenía que el crecimiento simultáneo de la población, el capital, el consumo de recursos y la contaminación tenía que desembocar, si no se detenía a tiempo, en una situación de translimitación (de superación de los límites impuestos por un planeta finito), y, posteriormente, en un colapso demográfico y económico. Era, en todo caso, una prospectiva a muy largo plazo. Incluso en el peor de los escenarios examinados, aceptaba que la expansión podría continuar hasta la segunda década del siglo XXI. La reciente revisión dice sobre todo dos cosas. Que ya se ha entrado, desde hace más de una década, en la fase de translimitación. Y que, por tanto, el colapso provocado por la falta, o la tardanza, de una respuesta de alcance suficiente es más probable que en 1972 (y más difícil de contrarrestar, porque la eventual transición ordenada a la sostenibilidad exigiría ahora una fase de decrecimiento prolongada). Opino que el debate sobre los límites es más actual que nunca, porque en los próximos 10 o 15 años se sabrá si Dana Meadows y sus colegas tenían razón o no [Donella Meadows, escritora norteamericana, voz importante en el movimiento ecologista, coautora del «Informe sobre los límites del crecimiento»; nota AF]. Todo lo que puedo decir, como observador interesado de la marcha del mundo, es que hasta hoy sus modelos más sombríos están acertando de cabo a rabo. Sospecho que, a partir de ahora, las preguntas interesantes no inquirirán acerca de las formas de prolongar la era ascendente del mundo industrial, sino sobre las posibilidades —si las hay— de organizar el descenso de una manera que resulte compatible con la conservación de la vida civilizada. Las propuestas pertinentes y constructivas no versarán ya sobre el desarrollo sostenible, sino sobre las diferentes perspectivas del postdesarrollo. Ernest Garcia Catedrático de Sociología de la Universidad de Valencia (Publicado en «Daphnia», revista ecologista de CCOO)
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