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Anàlisi :: criminalització i repressió |
78 Aniversario del asesinato legal de Sacco y Vanzetti
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per (A) |
21 ago 2005
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"El 23 de Agosto de 1927 eran asesinados, pero las movilizaciones por Sacco y Vanzetti movieron tres veces más personas que la lucha contra la guerra en Vietnam" |
Algo sobre la vida de Sacco y Vanzetti:
Nicola Sacco
Italiano de Torre Maggiore, provincia de Foggia, nació el 23 de abril de 1891. A los 17 años, fundamentalmente la situación de su familia lo llevó a emigrar.
Llegó a la tierra prometida en 1908, año de hambre y desocupación. A pesar de tener conocimientos de mecánica no encontró trabajo en este oficio. Los extranjeros no eran considerados para las tareas especializadas y apenas si conseguían trabajo en fábricas.
Trabajó primero como mozo de agua, consiguiendo luego colocación como zapatero en la fábrica de calzados de Kelly.
Cuando estalla la guerra Sacco se define contra ella. "Esta guerra no es para empuñar el fusil... se hace en beneficio de los grandes millonarios" dirá más adelante.
En la lucha antibélica organiza mítines y conferencias. Por esa época se une a la Federación socialista Italiana. Rápidamente es impulsado "por un ardor y voluntad de acción hacia las agrupaciones libertarias". Participa activamente en la huelga de Middford, y en todas las luchas por la libertad de muchos de sus compañeros.
Su capacidad de amor y de ternura hacia su compañera Rosina y hacia sus hijos se vuelca a todos los seres humanos, a su clase explotada, y lo impulsa al combate.
Detenido cuando organizaba la protesta por el asesinato de Andrea Salsedo(*), vive en la cárcel con el convencimiento de que es el único motivo de su prisión y que se está condenando su militancia revolucionaria. Supera los momentos difíciles, tiene claro quien es su enemigo, y se siente orgulloso de su crimen: "Mi crimen, el único crimen, del que estoy orgulloso, es el de haber soñado una vida mejor, hecha de fraternidad, de ayuda mutua; de ser, en una palabra, anarquista, y por ese crimen tengo el orgullo de terminar entre las manos del verdugo".
Dirá en sus momentos finales: "Yo muero dichoso de añadir mi nombre oscuro a la lista gloriosa de los mártires que han creído en la revolución social y en la redención humana".
Bartolomeo Vanzetti
Nació en Villafalleto, en el Piamonte, en 1888. Le gustaba el estudio pero sólo pudo hacer la escuela. Empezó a trabajar a los 13 años de edad, eran 15 horas diarias sin descanso semanal, sólo tenía un asueto de tres horas dos veces al mes.
A los 20 años de edad decide abandonar Italia. Llega a Norteamérica en 1908. Lo espera un largo peregrinar en busca de trabajo, muchos días de hambre, sin ni siquiera un lugar donde descansar. Recibe en su andar el desprecio de los patrones, la solidaridad de sus iguales. En su oficio de confitero no encuentra plaza fija. En muchos lugares lo echan a los pocos meses de trabajo. Trabajó de picapedrero, albañil, foguista, barredor de nieve.
Hacía jornadas de 12 y 14 horas en verdaderos tugurios insalubres, recibiendo, por ser extranjero, la mitad del jornal de un norteamericano, de por sí bajo.
Con ansias de leer y estudiar se quedaba de noche, después del trabajo, dormido sobre los libros.
"Aprendí que la conciencia de clase no era frase inventada por los propagandistas, sino que representaba una fuerza vital, real, y que aquellos que comprenden su significado no son ya simples bestias de carga, sino seres humanos". Sus palabras, como sus escritos y alegatos están llenos de fe en la clase obrera y en la revolución.
Se define como ferviente libertario, como anarquista, porque siente que "solamente en la libertad podrá surgir el hombre a su noble y armoniosa integridad".
Su convicción clasista y de pelea lo lleva a participar en huelgas y mítines, a colaborar en la creación de sindicatos. Es en 1913 que comienza a participar activamente en el movimiento obrero. En 1916 estalló un gran conflicto en la Plymouth Cordage Company y allí estuvo Vanzetti en primera línea, dirigiendo la huelga. Salen victoriosos, conquistan sus reclamos.
Después sufre persecución, es incluido en las listas negras, tiene seguimiento policial durante 18 meses, es el castigo de la clase dominante. Más difícil le es entonces conseguir trabajo.
Cuando es detenido en mayo de 1920, su ocupación es vender pescado en la calle. No había abandonado la lucha en ningún instante, estaba en ese momento organizando la movilización contra el asesinato de Salsedo (*)
Su condición de agitador lo llevó a la cárcel. "Permanezco siete horas en un lugar lleno de gas, 40 minutos en un patio polvoriento, 16 horas en una estrecha celda... Tal es mi vida diaria, salvo en los días de fiesta en los que debo permanecer de 21 a 23 horas en mi jaula".
Después de siete años de prisión, fue asesinado en la silla eléctrica.
Hasta el último momento conservó su actitud firme y digna, todo un símbolo de ejemplo para la clase obrera en la que tan profundamente creía.
Detención y proceso
El 5 de mayo de 1920 fueron detenidos, por sospechosos. Los llevaron a la jefatura de Brockton, para averiguaciones, como dicen ahora.
El primer interrogatorio fue claro, la cuestión ideológico-política era lo central.
Los ficharon como activistas. Los tenían adentro. Se trataba de no dejarlos salir. Impedirles que volvieran a sembrar inquietudes por fábricas y talleres. No encontraron nada mejor que acusar entonces a Vanzetti del asalto de Bridgewater Shoes Co. del 24 de diciembre de 1919, y luego a ambos del atraco a la paga de la fábrica de calzados Slater and Morrill, de South Baintree, donde son muertas las dos personas que trasladaban el dinero, poco más de15 mil dólares. Lograban el objetivo, dos militantes fuera de circulación.
Las cosas no encajaban bien, pero a la burguesía y su justicia ello le importaba poco y nada. Hoy por hoy lo que está claro es que Sacco y Vanzetti eran gente de pueblo, que vivían para sus hermanos de clase. Pobres, trabajadores, luchadores.
Lo otro que está claro es que no había prueba alguna, de esas que la justicia del estado de Massachusetts necesitaba para procesar.
Pero la decisión estaba tomada. Se corrieron las disposiciones legales, se forzaron los procedimientos y se inventaron pruebas.
La cosa costó dólares, violencia, despidos. Pero se armó.
Primero le hicieron a Vanzetti un proceso y una condena. Ya condenado lo engancharon con Sacco y lo llevaron a la segunda acusación.
La farsa fue descarada. El proceso toda una pieza de hipocresía y cinismo. El odio de la clase dominante estaba presente. Los testigos que presentaba la defensa eran desestimados y puestos en ridículo. Hasta la declaración de un funcionario de la Legación italiana, que confirmaba la coartada de Sacco fue desestimada, a pesar de existir la declaración jurada del testimoniante.
En 1927 se presentaron diez testigos ante el juez solicitando ser encarcelados: ellos habían confirmado las coartadas de Sacco y Vanzetti y no se les había creído, entonces, decían acusárseles de falso testimonio.
La arbitrariedad llegó hasta el absurdo. Uno de los testigos de la acusación describió al acusado en forma minuciosa y exacta y resultó finalmente que era corto de vista, su campo visual no llegaba hasta el escenario de los hechos.
Al principio no encontraban quien atestiguara contra ellos. Entonces emplearon diversos convencimientos, donde no faltó el significado patriótico de la causa.
Lewis Peter, trabajaba en una fábrica de zapatos, relacionada con la del atraco. Había sido testigo presencial, pero no logró identificar a los detenidos.
Horas después recuperaba la memoria; lo habían echado de la fábrica. Reconoció al acusado como asesino y recuperó el empleo. Y como esta acusación muchas otras.
Sirva de ejemplo la de otro de los testigos fundamentales: Splaine. En una primera instancia no identificó a Sacco, después de verlo varias veces y de triquinuelas y presiones de la policía, dice: "la mano izquierda estaba colocada sobre el respaldo del asiento delantero. Llevaba algo gris que me pareció una camisa y la cara era lisa y afeiada. Por aquí (indicando) era un poco angosta. La frente era alta. El cabello estaba peinado para atrás y era, me parece, de dos a dos y media pulgada de largo y tenía cejas obscuras, pero el aspecto era blanco, el blanco peculiar que tira a gris. Esta persona había visto a los atracadores de uno y medio a tres segundos y en circunstancias muy especiales. Lola Andrews, otra testigo principal dirá en confianza a un conocido: "El gobierno me citó y quiere que reconozca a esos hombres, y yo no sé nada acerca de ellos". Después atestiguará terminantemente.
Desfilaron 99 testimoniaron por la defensa, 20 que habían visto a Vanzetti en su trabajo el día del atraco, y 55 por la acusación. Ganó la acusación. Para redondear la "cristalinidad" del juicio sólo resta agregar que el Presidente del jurado era el presidente de la compañía contra la cual Vanzetti había contribuido a organizar la huelga.
Cuando la ley no alcanza, los burgueses cambian la ley o la reacomodan a su gusto, y si no da para cambiar la ley cambian los hechos.
Llenas de significado aparecen las palabras del juez Thayer cuando informa del proceso ante los jurados:
"Las leyes garantizan a todos los ciudadanos por igual los mismos derechos y privilegios e imponen a cada uno y a todos los mismos deberes, obligaciones y responsabilidades. Para todos los que deseen aceptar las bendiciones del gobierno y que deseen servir con fidelidad y cariño a aquel mismo gobierno".
Y el fiscal leyó entre las acusaciones el interrogatorio que le hicieran a Vanzetti en la primera noche de su detención, donde afirmaba: "soy partidario de cambiar el gobierno, aún por medio de la violencia si fuera necesario".
"Yo se que el fallo va a ser entre dos clases: la clase oprimida y la clase rica". Expresó Sacco el día que fue leída su condena a muerte. Y Vanzetti reafirmó: "No sólo he luchado toda mi vida por desterrar los crímenes, los crímenes que la ley oficial y la moral oficial condenan, sino también el crimen que la moral oficial y la ley oficial no condenan y santifican: la explotación y la opresión del hombre por el hombre. Y si hay alguna razón por la cual yo estoy en esta sala como reo, si hay alguna razón por la cual dentro de unos minutos usted va a condenarme, es por esa razón y por ninguna otra".
El 14 de julio de 1921 el jurado los declaró culpables, el 23 de abril de 1927 el Juez Thayer dictó la sentencia de muerte.
Ayer, como hoy, el juego sucio y clasista de la prensa burguesa
La prensa reaccionaria norteamericana secundó en forma prolija a la justicia burguesa. Los condenó de inmediato, categóricamente.
Preparaban el ánimo del jurado y el de la población. Nada mejor para ello que anunciar cosas como esta: que gente enardecida se habían abalanzado sobre Sacco y Vanzetti pretendiendo lincharlos. La noticia era falsa. Había que hacer creer que todos los odiaban.
Con la barba crecida, las ropas desaliñadas, despeinados, después de largos interrogatorios, les tomaban las fotos. Algún retoque y ya estaban listos los rostros asesinos. Al otro día aparecían en la prensa.
Sucias de injusticia, enterraron las noticias. El caso desapareció de la prensa, reapareció con la noticia del fallo.
Era ahora conveniente echar un manto de olvido. Si primero fue la conspiración de las falsas noticias diarias, ahora venía la conspiración del silencio. Y siempre el ocultamiento del carácter político del proceso.
Pero, no pudieron. La movilización, de raíz obrera, rompió el cerco. Los hermanos de clase fueron los primeros en dar un paso adelante, y así, con la lucha decidida fueron incorporando a más sectores de la población.
En todo el mundo se formaron Comités por la Defensa de Sacco y Vanzetti. En la sede de un sindicato, en una sala pública alquilada, en un pequeño escritorio, en una casa de familia. Centenares de Comités, impulsando la lucha, junto a los sindicatos, junto a la gente de abajo, junto a las organizaciones populares.
De Argentina a Méjico, de Portugal a Rusia, de Inglaterra a Austria, en el mismo Estados Unidos. Huelgas, paros parciales, manifestaciones, bombas, conmovieron al mundo. A lo ancho y largo del mundo se denunciaba el crimen de clase, el crimen político.
Y entonces, ante el vigor solidario de los pueblos, la prensa reaccionario no pudo mantener su silencio cómplice. Tiene que informar, referirse a los diversos recursos que la defensa presentaba impugnando el fallo, glosar los alegatos, informar de las acciones solidarias. No podía ocultar lo que ocurría. Pero de todas maneras, hacían lo imposible por confundir.
Estallido solidario en el mundo
Patrones, fuerzas represivas, la estructura de dominación toda, se unieron en los distintos países para enfrentar la movilización obrero-popular. Si no podían borrar de los corazones ardientes la solidaridad por lo menos intentarían impedir su manifestación. Fracasaron estrepitosamente.
Prohibían los actos y éstos se realizaban. Acordonaban los edificios norteamericanos y las bombas estallaban igualmente. Amenazaban con despidos, igual se paraban las fábricas. Contenían las cosas de un lado y estallaba en otro.
La conciencia obrera había acusado el golpe. Sacco y Vanzetti, trabajadores, luchadores, simbolizaban la clase obrera. Era una afrenta a todos y había que decirlo, había que marcarlo. Era imperioso luchar por su vida y por todo lo que representaban. Eran tiempos en que no había tanto militante sindical "maduro y realista".
Y el gesto obrero despertó otras conciencias. El caso de Post, ex-subsecretario del Departamento de Trabajo es un ejemplo. Se incorpora al Comité el 17 de Agosto de 1927, luego de muchas dudas y finalmente denuncia que la raíz de la situación se encuentra en las razzias de 1920 contra los militantes. El profesor de Derecho Penal que revive Howard Fast: "En todo el transcurso de las vacaciones se sintió desgarrado entre el deseo de irse a tomarse unas verdaderas vacaciones en las montañas o en la orilla del mar y un sentimiento de alivio, al poder, después de todo, estar en Boston, estudiando y observando la fase final del caso Sacco y Vanzetti", y que finalmente comprende el carácter de clase del proceso, que ellos saben arreglar los códigos cuando les se necesario, y si no armar pruebas. Que luego de mucho andar entre carpetas y documentos descubre lo que los compañeros habían comprendido desde el primer momento, y pone su parte en la lucha.
Abogados, religiosos, intelectuales, se unieron a los trabajadores. La lucha combativa no aísla. La pelea bien encarada, genera definiciones, solidaridad. Eso ocurrió.
Las movilizaciones del 27
En la fase final del proceso, especialmente en el mes de agosto de 1927, la movilización se hace más intensa.
Durante el mes de julio hay paros y manifestaciones en Argentina. El día 23 estallan dos bombas en Buenos Aires. Una en el monumento a Washington y la otra en una casa de venta de autos norteamericanos.
El 4 de agosto el gobernador del estado denegó el pedido de indulto. Los telegramas internacionales anunciaban: "Actos de protesta contra la condena de Sacco y Vanzetti. Las embajadas y legaciones estadounidenses fueron informadas del fallo del gobernador para que tomen precauciones".
Los trabajadores hacen sus listas negras. En Berlín son publicadas en la prensa de izquierda las direcciones de embajadas, consulados y agregados militar, naval y comercial norteamericano. Hacia los símbolos del gobierno norteamericano se dirige la protesta popular. En diversos lugares se decreta el boicot a los productos americanos.
El gobernador de Washington hace un alerta a los extranjeros: los que participen en mítines contra el gobierno serán deportados. En Chicago hay orden de tirar sobre el primero que se acerque al Palacio de Justicia.
En la iglesia presbiteriana de Filadelfia estalla una bomba: el día anterior el pastor emitió un discurso condenando a Sacco y Vanzetti. Policías de particular detienen a los transeúntes que llevan paquetes en Nueva York.
En Ginebra las películas norteamericanas son recibidas con silbidos, aullidos, discursos de denuncia.
En París prohiben los mitines. Los hacen en las afueras. En Nueva York estalla una bomba en la casa del alcalde de Baltimore. En Asunción hay paro general.
En Estocolmo, en Londres, en París, en Rusia, en Montevideo, en Buenos Aires, en Boston, Rochester, Filadelfia, Scranton, Tampa, Detroit, Baltimore, Kansascity, Newark, Hay huelgas. En la casa de Lewis Mac Hardy que fue miembro del jurado, estalla una bomba. En el Parlamento resuelven hacer una colecta para pagarle los daños.
Múltiples son las actividades en el mes de Agosto en la Argentina: estudiantiles, obreras, de propaganda. En Bahía Blanca y Rosario, por ejemplo, la huelga obrera es general. En Rosario los huelguistas apedrean los tranvías y ómnibus que no pararon, así como las casas de comercio que están abiertas. Las tropas están acuarteladas.
En Buenos Aires se paralizan las actividades el 9 y el 10. El paro fue total en los servicios de recolección y limpieza, a pesar de las amenazas de la Intendencia que resolvió que el que faltara esos días era considerado como habiendo hecho abandono del trabajo. Pusieron pizarras en todos los corralones con la amenaza. En Buenos Aires las casas norteamericanas no osaron abrir sus puertas.
En Uruguay la Federación Obrera Regional (FORU) y la Unión Sindical (USU) llaman al paro general del día 22 de Agosto y organizan una gran demostración de protesta. El acto central será en la Plaza Independencia. Cuatro serán las columnas de manifestantes: la del Cerro avanzando por Carlos M. Ramírez y Agraciada desembocando en el Palacio Legislativo, la de Unión y Maroñas que recorrería General Flores y se encontraría con la del Cerro en el Palacio, otra avanzaría por Av. Italia y la cuarta partiría directamente de la ciudad vieja a la Plaza Independencia. En el Palacio se haría una oratoria breve y se partiría por Rondeau hacia Plaza Libertad para encontrarse con la columna que viene por 18 de Julio.
El apoyo fue general, la concurrencia fue imponente. Una multitud rodeó la Plaza Independencia y muchas cuadras de 18 de Julio, en las bocacalles la gente estaba apretujada. Como en aquellos tiempos no se usaban altoparlantes ni micrófonos tuvieron que levantar varias tribunas. El orador que cerró el acto, a nombre de la FORU, propuso que el paro se prolongara hasta el mediodía del 23, al día siguiente nadie concurrió al trabajo.
El Paro del día 9 de Agosto había sido inmenso. Abarcó también todo el país.
La Jefatura de Policía moviliza a la guardia republicana. El ministro de guerra acuartela a las tropas y hace venir a la capital al Regimiento 2 de Caballería que estaba en los Cerrillos.
Los tranviarios no están sindicalizados, y como se teme el contagio destacan una fuerte custodia militar. Los coches circulan con custodia armada de máuseres en la plataforma.
Manini Ríos se queja en la Cámara porque los ferroviarios de Peñarol (talleres) pararon, y reclama custodia del ejército para la próxima vez.
En Mercedes hay paro y manifestación. El Comercio mayorista y minorista también para. Es el primer paro general exitoso de esa ciudad. En Florida, Rocha, Salto, La Paz, San José hay paralizaciones y mitines.
El 10 de agosto habrían de ser electrocutados. Se posterga la ejecución para dar lugar a otra instancia judicial.
En Montevideo se plantea realizar un nuevo paro. Fue negada la posibilidad de revisar el proceso. Entonces "El País" del 20 de agosto bajo el título "¿Otro paro?", dice: "¿No podrán los organismos obreros encontrar otra forma de protesta por Sacco y Vanzetti o por cualquier otro asunto?... Todo viene a los mismo a no trabajar... el paro del 12, ahora el paro del 22... ¿no podrán protestar por ejemplo, trabajando el doble?".
La FORU y la USU llaman al paro. Los sindicatos adhieren: la Sociedad de Resistencia de Obreros Panaderos, el Sindicato Único del Automóvil, el Sindicato Puestero y Vendedores Ambulantes, el de Vendedores de Diarios, el Sindicato de Artes Gráficas. No faltó el anuncio de la Federación comercial del Automóvil y la Cámara de Comercio del Automóvil (importadores) diciendo que sus casas estarían abiertas que ya se había hecho otro paro, que son muchos los perjuicios.
Además del paro y mitin en Montevideo hay también paro y conferencia en Colonia, Trinidad y Paysandú.
Una ola de dolor e indignación recorre el mundo:
En Boston se cancelan todos los permisos para reuniones al aire libre para el domingo 21. Todos los policías son concentrados. En Nueva York se ponen a la orden a 14.000 policías.
Finalmente, en la madrugada del 23 de agosto, son ejecutados Sacco y Vanzetti. La democracia americana estaba dispuesta a pagar el precio.
En las primeras horas de la madrugada, al conocerse la noticia del asesinato, se forma en Buenos Aires una espontánea manifestación por la Avenida de Mayo. Vuelan las sillas de los cafés, se apedrean las vidrieras. Los obreros, dice la prensa, llevaban bulones y tuercas.
Los choferes paran. Las centrales obreras preparan el riguroso boicot a las empresas norteamericanas. Los ferroviarios se adhieren y en algunas líneas se propicia la idea de no conducir por las líneas ningún producto norteamericano. Los portuarios se aprestan para no trabajar en los buques norteamericanos ni desembarcar mercaderías del mismo origen. Las organizaciones obreras preparan una lista negra.
En Córdoba estalla una bomba en los talleres de la Ford. En el Departamento de Policía de Buenos Aires se intenta llevar a cabo una huelga de hambre por Sacco y Vanzetti.
En Rosario, ciudad en lucha por los compañeros asesinados, el Escuadrón de Seguridad de la Policía, usando sus armas contra un grupo de mujeres y niños que comentaban la ejecución, hiere a tres niños de bala.
En París la Agencia Norteamericana de Viajes, al conocerse la noticia retiró inmediatamente las banderas norteamericanas de todos los automóviles que destinaba al transporte de turistas.
Se prohiben las manifestaciones, tanto en las proximidades de la embajada como en los grandes bulevares. Se realizan igual. Las vidrieras de los lujosos comercios del Boulevard Sebastopol caen hechas añicos. Se invaden los cafés de los Campos Elíseos.
Son arrasados diversos lugares que frecuentaban los norteamericanos.
Ya el 22 hay doscientos detenidos en París, la mitad por negarse a circular, y 40 agentes heridos, 10 de ellos, graves.
En Ginebra la enorme multitud derriba los carteles norteamericanos, ataca los cine que proyectan Films yanquis, y van contra la sede de las Naciones Unidas.
En Londres se reúnen 6.000 obreros en Hydepark. En Johanesburgo queman una bandera americana.
En Sidney, Australia, los jefes de ferrocarril despidieron a 1.000 obreros que trabajaban en la construcción de ferrocarriles y que pararon por Sacco y Vanzetti. El ayuntamiento de la ciudad, por el mismo motivo despidió a 800 obreros y empleados de la usina eléctrica.
Una manifestación de más de diez mil personas se congregó en Londres y el gobierno declaró el estado de sitio. En Rotterdam, en Cherburgo, en el Havre, represión y protesta.
Fueron años de protesta, de movilizaciones, de acción directa, reclamando por la vida de estos ejemplares militantes obreros y anarquistas. Corrieron la misma suerte que aquellos otros obreros y anarquistas de Chicago. La clase enemiga repetía su frase: "hay que sacarlos del medio, están contra nuestro sistema". Se ha dicho recientemente que "las movilizaciones por Sacco y Vanzetti movieron tres veces más personas que la lucha contra la guerra en Vietnam". Ello da una clara imagen del sentimiento y apoyo que envolvió toda esta larga pelea contra el cinismo asesino de la clase burguesa y en defensa de la vida de esos militantes que tanto representaban.
Un día después y el "triunfo" de la burguesía
Y "El Día" comenta entristecido, el 24 de agosto de 1927, "una movilización que nunca un juicio concitó... Desgraciadamente todas las personas que intervinieron en el asunto, desde el gobernador Fuller hasta las autoridades judiciales más elevadas a quienes se recurrió en última instancia confirmaron el primer fallo condenatorio del juez Thayer... Lo que produjo (esta movilización) fue una verdadera agonía".
Otra es la opinión de Sacco y Vanzetti sobre esos siete años de pelea:
"Nosotros os hemos dicho que a ese grito inmenso y a ese estallido debemos nuestra vida. Las fieras sintiéronse quemar encima el pelo y aflojaron el nudo. De otra manera se hubieran apresurado a entregarnos al verdugo, que en el silencio de un mala noche, nos habría atado y abrasado sobre la hoguera sin llamas del siglo XX".
A los compañeros, a los amigos y al proletariado, Sacco y Vanzetti.
La burguesía Yanqui los asesinó. Triunfaron en ese momento, cobraron sus víctimas. Pero, en definitiva perdieron. Como siempre que se les enfrenta, como siempre que peleando se hace conciencia, se siembra la rebeldía. Perdieron y perderán ante los más, ante los que tienen razones y en el combate adquieren la fuerza. Perdieron, esas gigantescas figuras, esos símbolos universales de los pobres que son Sacco y Vanzetti por generaciones han estado estimulando las luchas por justicia y libertad. Y aún hoy tienen mucho que decir.
Ellos lo sabían, con modestia y firmeza ejemplar lo dijeron:
"Esta ha sido nuestra carrera y nuestro triunfo. Jamás en toda nuestra vida hubiéramos podido hacer tanto por la tolerancia, por la justicia, porque el hombre entienda al hombre, como ahora lo estamos haciendo por accidente.
Nuestras palabras, nuestras vidas, nuestros dolores. -¡Nada las pérdidas de nuestras vidas. -La vida de un zapatero y un pobre vendedor de pescado- ¡Todo! Ese momento final es de nosotros. Esa agonía es nuestro triunfo".
B. Vanzetti. Al ser condenado a muerte.
Las últimas palabras de los mártires de Boston:
"El afecto y el heroísmo de nuestros compañeros de todo el mundo, la implacabilidad del enemigo, han hecho que en lugar de haber sido condenados y muertos en el término de pocos meses, como habría ocurrido si nos hubiéseis abandonado a nosotros mismos, hemos sido torturados siete años, tres meses y cinco días, antes de ser quemados vivos.
Sin embargo, estoy contento de que haya durado tanto, pues, si no otra cosa, será una lección para la reacción americana como para quitarle por un tiempo las ganas de desahogar su bestial sadismo sobre otras víctimas eventuales que acecha vorazmente.
Como anarquista me consuela el saber que si la burguesía me hubiese dejado vivir todos mis días no habría podido hacer por la gran revuelta lo que hice involuntariamente a través de mi martirio.
...Nos odian a nosotros y a los nuestros; son amigos de nuestros mortales enemigos... Todo el poder de la reacción esta contra nosotros.
Sí esta es la última, recibid el extremo adiós.
¡Mantened en alto nuestra bandera!
¡Animo compañeros!
Bartolomé Vanzetti.
Muero como he vivido, luchando por la libertad y por la justicia. ¡Oh, si pudiera comunicar a todos que no tengo nada que ver con ese horrendo crimen...
Mi corazón está lleno, rebosante de amor por los míos. ¿Como despedirme de vosotros? ¡Oh, mis queridos amigos, mis bravos defensores, a todos vosotros el afecto de mi pobre corazón, a todos vosotros mi gratitud de soldado caído por la causa de la libertad!
...Continuad la soberbia lucha, que yo también en lo poco que pude, he gastado mis energías por la libertad y por la independencia humana.
...¿Que culpa tengo si he amado demasiado la libertad? ¿Por qué he sido privado de todas las cosas que hacen deliciosa la vida? Ningún reflejo de la propia naturaleza, del cielo azul y de los espléndidos crepúsculos en las tétricas prisiones construidas por los hombres para los hombres. Pero yo no he llevado mi cruz en vano. No he sufrido inutilmente. Mi sacrificio valdrá a la humanidad a fin de que los hermanos no continúen matándose; para que los niños no continúen siendo explotados en las fábricas y privados de aire y luz.
No está lejos el día en que habrá pan para todas las bocas, techo para todas las cabezas, felicidad para todos los corazones.
Tal triunfo será mío y vuestro, compañeros y amigos.
Bartolomé Vanzetti.
¡No hay justicia para los pobres en América!
...¡Oh, compañeros míos, continuad vuestra gran batalla! ¡Luchad por la gran causa de la libertad y de la justicia para todos! ¡Este horror debe terminar! Mi muerte ayudará a la gran causa de la humanidad. Muero como mueren todos los anarquistas -altivamente, protestando hasta lo último contra la injusticia.
...Por eso muero y estoy orgulloso de ello! No palidezco ni me avergüenzo de nada; mi espíritu es todavía fuerte. Voy a la muerte con una canción en los labios y una esperanza en mi corazón, que no será destruida...
Nicolás Sacco
Queridos amigos y compañeros del Comité de defensa.
Mañana, inmediatamente después de la media noche, deberemos morir en la silla eléctrica.
No tenemos ya ninguna esperanza.
...Hemos decidido, por eso, escribir esta carta para expresar nuestro reconocimiento y admiración por todo lo que habéis hecho en favor de nuestra defensa en estos siete años, cuatro meses y once días de lucha.
El hecho de que hayamos perdido y que debamos partir, no disminuye para nada nuestra actitud y nuestra apreciación de vuestra conmovedora solidaridad hacia nosotros y nuestras familias.
Amigos y compañeros: ahora que la tragedia de este proceso toca a su fin, unamos nuestros corazones, nuestros errores, nuestras derrotas, nuestra pasión, para las batallas futuras, para la emancipación final. Unamos nuestros corazones en esta hora, la mas negra de nuestra tragedia. Armaos de valor, saludad a los amigos y a los compañeros de todo el mundo. Os abrazamos a todos y os damos el último adiós, con el alma desgarrada, pero llena de amor.
Ahora y siempre un viva a todos nosotros, un viva a la libertad.
Vuestros en la vida y en la muerte
Nicolás Sacco - Bartolomé Vanzetti
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(*)Andrea Salsedo: Militante anarquista. Sacaba un periódico revolucionario "Il Domani". Estuvo preso, no pudieron comprobarle nada y lo dejaron libre. Pero en la Primavera de 1920, en una razzia fue nuevamente detenido y desapareció.
En una reunión militante dijo Vanzetti: "Silencio, que esto es importante y serio". Era una carta de Andrea Salsedo, se las había ingeniado para hacerla llegar, decía: "Hace seis semanas que estamos ocultamente encarcelados. Acusaciones graves. Situación insoportable".
Se resolvió organizar mítines en Boston y en ciudades cercanas. El primero sería el 10 de mayo y Vanzetti sería el orador. Sacco por su parte debía encargarse de aspectos organizativos. Mientras tanto, por elección de sus compañeros Vanzetti iría a Nueva York para denunciar el secuestro de Salsedo y recolectar fondos para pagar abogado.
El 3 de mayo asesinaron a Salsedo. La prensa con total cinismo dijo que se había suicidado lanzándose desde el piso 14 del Park Building. La policía secreta, que allí tenía sus oficinas lo había tirado del edificio después de haberlo torturado.
En plena actividad relacionada con este crimen estaban Sacco y Vanzetti cuando fueron detenidos.
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Comentaris
Re: 78 Aniversario del asesinato legal de Sacco y Vanzetti
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per Karl Marx |
21 ago 2005
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Muy bonito recordatorio. Conviene revisar la película de Giuliano Montaldo, con Gian Maria Volonté interpretando a Vanzetti!!!
EE.UU, los terroristas seguís siendo vosotros!!! |
Re: 78 Aniversario del asesinato legal de Sacco y Vanzetti
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per Juan |
21 ago 2005
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He encontrado sin pretenderlo el origen de la noticia. Está en:
http://www.ideasyaccion.org/Redigital187.htm
Es preferible ir a la fuente, pues al final tiene algún apunte sobre su procedencia.
Sea como fuere, enhorabuena a (A) por traerlo aquí, pues los burgueses ocultan siempre estas cosas.
Sigo buscando, ahora alguien que me pase un programa OCR...jejejejee...son muy caros...
Juan (explorador nocturno) elobservatorio ARROBA telefonica.net (gracias amigos/as) |
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