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Dos picolos menos,uno ya esta preso el otro espera sentencia:Justicia?jaja.
per Y ya son dos	27 set 2004
Dos picolos menos.
El guardia civil cántabro Jesús Manuel Ruiz Vega, condenado por un delito militar de deslealtad, ingresó hoy en la prisión militar de Alcalá-Meco, a la que acudió con una treintena de compañeros de la Asociación Unificada de Guardias Civiles, quienes reclamaron que se les aplique la legislación civil. Antes de su ingreso en prisión sobre las 18.00 horas, Ruiz Vega mostró su deseo de ser «el primero y el último de los guardias civiles que entran en la cárcel con el nuevo Gobierno». El guardia, de 37 años, fue condenado, en noviembre de 2003, a un año de prisión (reducida a 6 meses por un indulto parcial) por un tribunal militar, por un delito de deslealtad. Según la AUGC, el tribunal le condenó, junto con otros tres miembros de la Guardia Civil, porque en noviembre de 2001, cuando trabajaban como escoltas de un edil del PP de Santurce, en Vizcaya, no informaron a sus superiores de que el escoltado había abandonado el País Vasco durante cinco días. Al hacerlo, según el tribunal, infringieron su deber de lealtad para con sus superiores, puesto que emitieron una información que resultó no ser verdadera ni cierta en relación al cumplimiento del servicio de protección..... - - Hace unas semanas se difundió a través de los medios de comunicación que un guardia civil destinado en esta capital va a ser sometido a un consejo de guerra por el supuesto delito militar de insulto a un superior, consistiendo el mismo en llamar la atención, en uso de sus atribuciones como agente de la autoridad, a un conductor que no respetó una señal de prioridad de paso, estando a punto de provocar con ello un grave accidente de circulación. El problema se produce cuando este conductor-infractor resultó ser un capitán del ejército destinado en Cerro Muriano, el cual se "agarró a sus estrellas" y aprovechándose de la inferioridad del compañero, debido a la condición de militares que desgraciadamente aún seguimos manteniendo los guardias civiles, le intimidó y coaccionó, para con ello evitar una posible denuncia de tráfico, y además contraatacando, denunciando a éste ante un tribunal militar, por unos presuntos insultos proferidos contra su persona, y por lo cual este guardia civil puede acabar con sus huesos en una prisión militar, hasta dos años (y no con el lujo y comodidades, entre ellas comer a la carta, que tuvieron el teniente coronel golpista Tejero y el jefe y cómplice de torturadores y asesinos general Galindo). Caso de ocurrirle esto mismo a un compañero del Cuerpo Nacional de Policía o Policía Local se habría solucionado con un juicio de faltas que habría quedado zanjado como mucho con una multa económica (cosa más lógica y proporcionada para el asunto en cuestión). Pero no quiero entrar a debatir aquí cuál de los dos encartados tiene la razón, o si existieron insultos y amenazas por una u otra parte. Yo quiero tratar el fondo de la cuestión, que no es otro que el sometimiento que padece un cuerpo de seguridad, netamente policial como es la Guardia Civil, a las leyes militares, verdadero cáncer que sufre esta institución y que está provocando un gran desánimo entre sus miembros, dando lugar a infinidad de bajas por enfermedad por motivos psicológicos (el compañero al que se refiere esta carta es uno de ellos), y que se pueden contabilizar en más de 4.000; significando esta cantidad de bajas psicológicas más del 10% del personal que la Guardia Civil dedica a la seguridad ciudadana, y provocando con ello que se jubilen anualmente más guardias civiles por enfermedad (con una media de edad entre 25 a 35 años), que por cumplir la edad reglamentaria para la jubilación. Igualmente también existe un elevadísimo índice de suicidios, llegando al 35/1.000, cuando en el resto de la sociedad el cuerpo hermano de la Policía Nacional no llega al 5/1.000. Y el dato que más puede afectar a los ciudadanos es que el índice de delincuencia en el ámbito de actuación de la Guardia Civil (normalmente el medio rural) ha aumentado en la última década de un 40 a un 90%. Igualmente hay que destacar que el 80% de los casos que lleva en la actualidad la justicia militar son contra guardias civiles (que somos los contestarios y rebeldes que no queremos ser militares). Si el Gobierno del PSOE cumpliera la palabra dada en su programa electoral y se dejara de aplicar a los guardias civiles las leyes militares, habría que reducir el cuerpo jurídico militar en un 60% de su actual plantilla. Pero estos jueces, fiscales, abogados, etcétera, podrían trabajar perfectamente en la Justicia civil, que por cierto hace mucha falta. Este es en realidad el verdadero cáncer de la Guardia Civil, y no el asociacionismo democrático, legalizado gracias a los tribunales de Justicia (Audiencia Nacional y Tribunal Supremo), o sindicalismo encubierto, como lo llaman otros, que llevan estrellas sobre sus hombreras, procedentes de West Point, y que se consideran muy militares, por supuesto. He de resaltar que cuando se "civilizó" a la Policía Nacional, hace 18 años, no se produjo ninguna hecatombe; simplemente se les dio a elegir a los mandos militares entre volver al ejército, de donde procedían, o bien integrarse en el Cuerpo Nacional de Policía como funcionarios civiles y renunciando a su condición de militares (la inmensa mayoría de ellos se quedaron en la policía como civiles). Y por último, quiero hacer constar que los guardias civiles somos funcionarios de policía al servicio de los ciudadanos y dedicados a proteger el libre ejercicio de sus derechos y libertades (que paradójicamente nosotros no disfrutamos) y garantizar la seguridad ciudadana, como nos encomienda el artículo 104 de la Constitución. Y lo que de ninguna manera somos, ni en absoluto queremos ser, es soldados de ningún ejército. ASIN VA TO!!
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