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Notícies :: fòrum 2004 |
el cerebro humano es el más grande de los mamíferos
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per bruna Correu-e: bruna_bcn@hotmail.com (no verificat!) |
21 jul 2004
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Tant temps investigant y resulta que el mamífer més gros és el cervell! Ho diuen al forum 2004!!
El catedrático de antropología y filosofía de la mente de la Universidad de las Islas Baleares, Camilo José Cela-Conde, ha hablado del cerebro como órgano y de cómo «el cerebro humano es el más grande de los mamíferos». En este sentido, Conde se ha referido a los grandes cambios de tamaño del cerebro humano y, en concreto, de la etapa de Neandertal a Homosapiens, en que el cambio es cualitativo. Cela-Conde ha explicado que esta evolución sucede para entender y generar las reglas sociales y de cómo el cerebro social «justifica este cerebro grande».
http://www.barcelona2004.org/esp/actualidad/noticias/html/f043696.htm |
This work is in the public domain |
Comentaris
intelectuals no aneu al fòrum
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per putagoras |
21 jul 2004
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Em sembla un bon exemple de les parides que es poden arribar a dir al forum 2004. Tant "d'intelectualitis" i total ..per acabar dient aquestes parides???
Per començar el cerbell humà no és el més gran. El més gran és el de les balenes.
I quan en Ramoneda ens diu: "la ciencia y la humanidad tendrian que tener un territorio común: el humanismo" sembla el típic filòsof sense creativitat que ha de recorrer a fer jocs malabars de soliloquis linguistics perque les seves idees semblin interessants.
Jo crec que ha conseguit tot el contrari. mmm ..Deu ser el fòrum que els atonta una mica a tots |
Re: el cerebro humano es el más grande de los mamíferos
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per pànic |
21 jul 2004
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tinc un mamífer dins del crani i jo sense enterar-me!!! |
Re: el cerebro humano es el más grande de los mamíferos
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per panicitzat |
21 jul 2004
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jajaja tenim un putu alien al cap!!! nooo aaaargh!!! i més gran que un cervell de balena !!! o no!!! waaaaaaa
XD
Salut i força |
Re: el cerebro humano es el más grande de los mamíferos
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per i el més petit ??? |
22 jul 2004
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Segurament és el dels okupes i altres niñatos per l'estil. |
Re: el cerebro humano es el más grande de los mamíferos
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per --- |
22 jul 2004
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"Camilo José Cela-Conde: «Cuánto mayor es el cerebro, más purificado está»
El catedrático de antropología y filosofía de la mente de la Universidad de las Islas Baleares, Camilo José Cela-Conde, ha hablado del cerebro como órgano y de cómo «el cerebro humano es el más grande de los mamíferos». En este sentido, Conde se ha referido a los grandes cambios de tamaño del cerebro humano y, en concreto, de la etapa de Neandertal a Homosapiens, en que el cambio es cualitativo. Cela-Conde ha explicado que esta evolución sucede para entender y generar las reglas sociales y de cómo el cerebro social «justifica este cerebro grande». "
Esta es la noticia, vamos por partes: Eso de cuanto mayor es el cerebro más purificado está suena muy budista pero es una frase bastante vacia. El cerebro más grande de los animales terrestres es el del Elefante, y de los marinos la ballena.
«el cerebro humano es el más grande de los mamíferos». La frase dicha así da un poco de risa, supongo que Cela quería decir que la relación entre tejido nervioso y el resto de tejido tiene un porcentaje más elevado en el hombre ¿y? que quiere decir eso?
Según Cela parece que
"evolución sucede para entender y generar las reglas sociales y de cómo el cerebro social justifica este cerebro más grande" Aqui ya se ha liado el hombre.
Animales sociales hay muchisimos, la mayoria de mamiferos son sociales, los animales terrestres más grandes como los elefantes son tan sociales, que incluso cuando mueren buscan un lugar común. Los elefantes cumplen una especie de ritos funerarios con sus difuntos y manifiestan un largo y compungido duelo: o sea, saben lo que es morir. Los cerdos necesitan cariño y se deprimen si se les deja solos. Y se ha comprobado que los orangutanes y los chimpances adquieren conocimientos que luego transmiten a sus hijos; dependiendo del lugar en donde viven, les enseñan juegos, herramientas y sonidos distintos (que es como decir que tienen distintos idiomas y culturas).
Lo cual acaba con el prejuicio de que los animales carecen de inteligencia activa y que todos sus actos son instintivos, ciegos impulsos genéticos.
La naturaleza está llena de intelegencia.
¿Porque tienen los homos el cerebro más grande en proporción al cuerpo?, según Marvis Harris fue el cambio de posición simiesca a erguida que provoco varios cambios de estructura externos e internos y también en la disposición de las cuerdas vocales...
-manos libres: aparición de la tecnologia
-cambio en la posicin de entrada de la columna vertebral lo que provoco aumento de masa encefálica.
-cambio interno en la estructura neuronal...
-aparición de cuerdas vocales con mayor registro de sonidos.
Por último comentar que los hombres de Neanderthal tenian una proporción de tejido nervioso mayor que en el actual homo sapiens. |
Re: el cerebro humano es el más grande de los mamíferos
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per un |
22 jul 2004
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A diferencia del sexo. |
Re: el cerebro humano es el más grande de los mamíferos
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per Dirk |
22 jul 2004
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Dues recomanacions sobre evolució, antropocentrisme, etc:
El llibre "La especie elegida", de Juan Luis Arsuaga i Ignacio Martínez.
i el blog http://paleofreak.blogalia.com/ |
otra mentira mas
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per v |
22 jul 2004
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los cetaceos son los mamiferos con mayores cerebros
no solo las ballenas, incluso el cerebro de los delfines es mas grande que el cerebro humano
se han acostumbrado a mentir tanto que ya las sueltan al publico sin mirar antes un diccionario enciclopedico, y asi les va
cientificos de tertulia televisiva, el forum no da para mas... |
Re: el cerebro humano es el más grande de los mamíferos
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per z |
22 jul 2004
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Els delfins son els que tenen el cervell mes desenvolupat, tant en proporcio de volum com en complexitat, amb major nombre de revolucions visibles en l'escorça que els humans. |
Re: el cerebro humano es el más grande de los mamíferos
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per un nadie + |
22 jul 2004
Modificat: 10:13:13 |
Ningún evento hizo más por la fama y el prestigio del Museo de Historia Natural que las expediciones al Desierto de Gobi en los años `20. Los descubrimientos, incluyendo el primer huevo de dinosaurio, fueron excitantes y abundantes y se adecuaban perfectamente a las aventuras heroicas del más puro estilo holliwoodense. Es todavÃa difÃcil encontrar una mejor historia de aventuras que el libro de Roy Chapman (con su tÃtulo chauvinista): The New Conquest of Central Asia. Sin embargo, la expedición fracasó por completo en cumplir el propósito original: encontrar en Asia Central los ancestros del Hombre. Y fracasaron por la más elemental de las razones -nosotros evolucionamos en Ã?frica, como Darwin lo supuso cincuenta años antes.
Nuestros ancestros africanos (o por lo menos nuestros primos más cercanos) fueron descubiertos en depósitos cavernarios durante los años `20. Pero estos australopitecos fracasaron en dar el tipo de lo que las nociones preconcebidas suponÃan que el "eslabón perdido" debÃa ser, y muchos cientÃficos se negaron a aceptarlos como miembros de buena fe de nuestro linaje. La mayorÃa de los antropólogos habÃa imaginado una relativamente armoniosa transformación desde el mono al humano, impulsada por el crecimiento de la inteligencia. Un eslabón perdido debÃa ser intermediario tanto en el cuerpo como en el cerebro -Alley Oop o las viejas (y falsas) representaciones de los encorvados Neanderthals. Pero los australopitecos se rehusaban a adecuarse. Ciertamente, sus cerebros eran más grandes que los de los monos con tamaños corporales similares, pero no mucho mayores. La mayorÃa de nuestro incremento evolutivo en el tamaño del cerebro ocurrió después que alcanzamos el nivel australopiteco. Sin embargo, estos australopitecos con pequeños cerebros caminaron tan erectos como ud. o yo. ¿Cómo podÃa ser? Si nuestra evolución fue propulsada por el crecimiento cerebral, ¿cómo podrÃa la postura erecta (otra "clave de la hominización" no un tema secundario) haberse originado primero? En un ensayo de 1963, George Gaylord Sympson se sirvió de este dilema para ilustrar el a veces espectacular fracaso para predecir descubrimientos aún cuando hay una importante base para esa predicción. Un ejemplo evolutivo es el fracaso para predecir el descubrimiento de un "eslabón perdido", hoy conocido [Australopiteco], que caminó erecto y fabricó herramientas pero tenÃa la fisonomÃa y la capacidad craneal de un mono.
Debemos adscribir este "espectacular fracaso" principalmente a un prejuicio subterráneo que conduce a la siguiente extrapolación inválida: Nosotros dominamos a otros animales por el poder del cerebro (y poco más); en consecuencia el crecimiento del cerebro debe haber propulsado nuestra evolución en todos los estadios. La tradición que subordina la postura erecta al crecimiento del cerebro puede ser seguida a través de toda la historia de la antropologÃa. Karl Ernst von Baer, el mayor embriólogo del siglo XIX (y segundo sólo después de Darwin en mi panteón personal de héroes de la ciencia) escribió en 1828: "La postura erecta es sólo la consecuencia del más alto desarrollo del cerebro. ... toda la diferencia entre el hombre y los demás animales depende de la construcción del cerebro." Cien años más tarde, el antropólogo inglés G. E. Smith escribió: "No fue la adopción de la postura erecta o la invención de un lenguaje articulado lo que separó al hombre del mono, sino el gradual perfeccionamiento del cerebro y la lenta construcción de la estructura mental, de lo cual la postura erecta y el lenguaje son algunas de sus manifestaciones incidentales."
Contra este coro que enfatiza en el cerebro, unos muy pocos cientÃficos sostuvieron la primacÃa de la postura erecta. Sigmund Freud basó mucho de su altamente idiosincrática teorÃa del origen de la civilización sobre esto. Comenzando con sus cartas a Wilhelm Fliess en los `90 y culminando en su ensayo de 1930 sobre Civilization and its discontents, Freud argumentó que nuestra adopción de la postura erecta habÃa reorientado nuestra sensación primaria desde el olfato a la visión. Esta devaluación del olfato cambió el objeto de estimulación sexual en los machos desde el cÃclico olor menstrual a la continua visibilidad de los genitales femeninos. El deseo permanente de los machos conduce a la continua receptividad de las hembras. La mayorÃa de los mamÃferos copulan sólo alrededor de los perÃodos de ovulación; los seres humanos son activos sexualmente todo el tiempo (un tema favorito de los escritores sobre sexualidad). La sexualidad permanente colocó en el centro a la familia humana e hizo posible la civilización; los animales con copulación fuertemente cÃclica no tienen Ãmpetu para una estructura familiar estable. "El fatal proceso de civilización" Freud concluye, "podrÃa haber comenzado con la adopción de la postura erecta por el hombre".
A pesar de que las ideas de Freud no ganaron seguidores entre los antropólogos, otra tradición menor surgió para fortalecer la primacÃa de la postura erecta. (Esta es, por otra parte, la explicación que nosotros tendemos a aceptar hoy para explicar la morfologÃa de los australopitecos y el camino de la evolución humana). El cerebro no puede comenzar a crecer en el vacÃo. Un Ãmpetu primario debe haber sido provisto por algún modo de vida alterado que diera lugar a un poderoso, selectivo estÃmulo a la inteligencia. La postura erecta libera las manos de la locomoción y para la manipulación (literalmente, de manus="mano"). En principio, las armas y herramientas pueden ser confeccionadas y usadas con facilidad. El crecimiento de la inteligencia es, claramente, una respuesta al enorme potencial en las manos liberadas para manufacturar -de nuevo, literalmente. (Es necesario decir, que ningún antropólogo ha sido tan ingenuo alguna vez como para argumentar que el cerebro y la postura han evolucionado en forma completamente independiente, que uno alcanzó su completo status humano antes que el otro comenzara a cambiar de alguna manera). Nosotros preferimos la interacción y el reforzamiento mutuo. Sin embargo, nuestra temprana evolución consistió en un cambio más rápido en la postura que en el tamaño del cerebro; la liberación completa de nuestras manos para usar herramientas precedió la mayor parte del crecimiento evolutivo de nuestro cerebro.
En otra prueba de que la sobriedad no necesariamente evita los errores, el mÃstico y oracular colega de Von Baer, Lorenz Oken dio con el argumento correcto en 1890, mientras Von Baer seguÃa por mal camino unos pocos años después. "El hombre mediante el caminar erguido obtiene su carácter" escribió Oken, "las manos se volvieron libres y pudieron alcanzar otras habilidades. Con la libertad del cuerpo se garantizó la libertad de la mente". Pero el campeón de la postura erecta durante el siglo XIX fue el perro de presa alemán de Darwin, Ernst Haeckel. Sin el menor rastro de evidencia directa, Haeckel reconstruyó nuestro ancestro y, aún más, le dio un nombre cientÃfico: Pithecanthropus, probablemente, el único nombre cientÃfico dado a un animal antes de ser descubierto. Cuando Du Bois descubrió el Hombre de Java, en los `90 del siglo pasado, adoptó el nombre genérico de Haeckel, pero le designó una nueva especie Pitecantropus erectus. Nosotros ahora usualmente incluimos esta criatura en nuestro propio género como Homo erectus.
Pero, ¿por qué, a pesar de la importancia de Haeckel, la idea de la primacÃa del cerebro se afirmó tan poderosamente? Una cosa es segura: no tenÃa que ver con la evidencia directa (no la habÃa para ninguna posición). Con la excepción del Neanderthal (una variante geográfica de nuestra propia especie, de acuerdo a la mayorÃa de los antropólogos) ningún fósil humano fue descubierto antes de los últimos años del siglo XIX, mucho después que el dogma de la primacÃa cerebral fue establecido. Pero los debates no basados en evidencias se cuentan entre los más reveladores en la historia de la ciencia porque, en ausencia de constricciones factuales, los prejuicios culturales que afectan todo pensamiento (y que los cientÃficos tratan tan asiduamente de negar) se exponen en forma desnuda.
En efecto, el siglo XIX produjo un brillante resultado de una fuente que sin duda sorprenderá a la mayorÃa de los lectores: Federico Engels. (Un poco de reflección deberÃa disminuir el impacto. Engels tuvo un profundo interés en las ciencias naturales y trató de basar su filosofÃa general de la dialéctica del materialismo en un fundamento "positivo". No vivió lo suficiente como para completar su Dialéctica de la naturaleza pero incluyó largos comentarios sobre la ciencia en tratados como el Anti-Dühring). En 1876, Engels escribió un ensayo titulado El papel del trabajo en la transición del mono en hombre. Fue publicado post-mortem, en 1896 y, desafortunadamente, no tuvo impacto visible en la ciencia occidental.
Engels considera tres puntos esenciales en la evolución humana: el habla, un cerebro grande y la postura erecta. Arguye que el primer paso debe haber sido el descenso de los árboles, con la subsecuente evolución de la postura erecta por nuestros ancestros terrestres. "Estos monos cuando se movÃan a nivel del suelo comenzaron a adquirir el hábito de usar sus manos y adoptar una postura más y más erecta. Este fue un paso decisivo en la transición del mono al hombre." La postura erecta libera las manos para fabricar herramientas (trabajo, en la terminologÃa de Engels). El crecimiento de la inteligencia y el habla vinieron después.
Entonces, las manos no son sólo un órgano de trabajo, son también un producto del trabajo. Sólo por el trabajo, por adaptción a cada nueva operación ... por el siempre renovado empleo de estas mejoras heredadas en nuevas, más y más complicadas operaciones, alcanzó la mano humana el alto grado de perfección que la ha capacitado para hacer realidad las pinturas de Rafael, las estatuas de Thorwaldsen, la música de Paganini.
Engels presenta sus conclusiones como si se siguieran deductivamente de las premisas de su filosofÃa materialista pero yo estoy seguro de que las robó de Haeckel. Las dos formulaciones son casi idénticas y Engels cita páginas relevantes del trabajo de Haeckel para otros propósitos en un temprano ensayo escrito en 1874. Pero no interesa. La importancia del ensayo de Engels yace no en su conclusión sustantiva sino en su incisivo análisis polÃtico de por qué la ciencia occidental está tan comprometida con la afirmación apriorÃstica de la primacÃa cerebral.
Cuando los humanos aprendieron a manejar su propio entorno material, dice Engels, otras habilidades fueron añadidas a la primitiva caza -agricultura, hilado, alfarerÃa, navegación, artes y ciencia, ley y polÃtica, y por último "la reflexión fantástica de las cosas humanas en la mente humana: la religión." Cuando la riqueza se acumuló, pequeños grupos de hombres alcanzaron poder y forzaron a otros a trabajar para ellos. El trabajo, la fuente de toda riqueza y la fuerza motriz de la evolución humana, asumió el mismo devaluado status de aquellos que trabajaban para los gobernantes. Desde que los poderosos gobernaban a su voluntad (esto es, por las proezas de la mente), las acciones del cerebro aparecÃan como si tuvieran poder por sà mismas. La filosofÃa profesional persiguió un inmaculado ideal de verdad. Los filósofos descansaron en un patronazgo estatal-religioso. Aun si Platón no trabajó conscientemente para reforzar los privilegios de los gobernantes con una filosofÃa supuestamente abstracta, su propia clase dio vida a un énfasis en el pensamiento como lo primario, lo dominante y, más que nada, más importante que el trabajo por él supervisado. Esta tradición idealista dominó la filosofÃa hasta los dÃas de Darwin. Su influencia fue tan subterránea y persuasiva que incluso cientÃficos tan apolÃticos y materialistas como Darwin cayeron bajo su influjo. Un prejuicio debe ser reconocido antes de poder ser combatido. La primacÃa cerebral parecÃa tan obvia y natural que era aceptada como dada, más que reconocerla como un prejuicio social profundamente asentado, relativo a la posición de clase de los pensadores profesionales y sus patrones. Engels escribe:
Todo el mérito por el veloz avance de la civilización fue adscripto a la mente, el desarrollo y la actividad del cerebro. Los hombres se acostumbraron a explicar sus acciones desde sus pensamientos, en lugar que desde sus necesidades ... Y asà fue que fue ganando importancia en el curso del tiempo esta mirada idealista sobre el mundo que, especialmente desde la caÃda del mundo antiguo, ha dominado las mentes de los hombres. TodavÃa las gobierna hasta tal punto que aún los más materialistas de los cientÃficos naturalistas de la escuela Darwiniana son todavÃa incapaces de formarse una clara idea del origen del hombre, porque bajo esta influencia ideológica ellos no reconocen el papel que en él le toca al trabajo....
La importancia del ensayo de Engels no radica en el feliz resultado de que el Australopithecus confirmó una teorÃa especÃfica sostenida por él -vÃa Haeckel- sino en su perceptivo análisis del rol polÃtico de la ciencia y de los prejuicios sociales que deben afectar todo pensamiento.
En efecto, el tema engelsiano de la separación de la cabeza y la mano ha hecho más por aclarar y delimitar el curso de la ciencia a través de la historia. La ciencia académica, en particular, ha sido constreñida por una idea de "investigación pura", la que en otros tiempos alejaron a los cientÃficos de la experimentación y la contrastación empÃrica. La antigua ciencia griega trabajó bajo la restricción que los pensadores patricios impusieron a los artistas plebeyos. Los barberos-cirujanos medievales que tuvieron que enfrentarse con la casuÃstica de los campos de batalla, hicieron más por el avance de la práctica médica que fÃsicos académicos que raramente examinaban pacientes y que basaban sus tratamientos en el conocimiento de los textos de Galeno y otros manuales. Aún hoy, los investigadores "puros" tienden a despreciar la práctica y términos como "aggie school" y "cow school" son oÃdos con desagradable frecuencia en los cÃrculos académicos. Si nos tomáramos en serio el mensaje de Engels y reconociéramos que nuestra creencia en la superioridad inherente de la investigación pura es lo que es -un prejuicio social- entonces podrÃamos forjar entre los cientÃficos la unión entre teorÃa y práctica que un mundo que se balancea peligrosamente cerca del abismo tan desesperadamente necesita.
*Cientifico paleontólogo
De su numerosa bibliografÃa podemos destacar: Desde Darwin (Ever Since Darwin: Reflections in Natural History), 1977; Ontogeny and Phylogeny, 1977; El pulgar del panda. Ensayos sobre evolución (Panda's Thumb: More Reflections in Natural History), 1980; La falsa medida del hombre (The Mismeasure of Man), 1981, La sonrisa del flamenco. Reflexionas sobre historia natural (The Flamingo's Smile), 1985; y La vida maravillosa. The Structure of Evolutionary Thought (La estructura del pensamiento evolutivo). Burgess Shale y la naturaleza de la historia (Wonderful Life), 1989. |
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