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[Italia] Para poner fin a la violación intelectual a daño del anarquismo revolucionario
25 jul 2025
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Para poner fin a la violación intelectual a daño del anarquismo revolucionario

Soy anarquista, no feminista, porque percibo el feminismo como un retraimiento sectario y victimista...

Anna Beniamino


Antes que nada, quisiéramos hacer una breve premisa necesaria para ser lo más claros posibles sobre nuestras intenciones: por nuestra parte, no hay ningún problema, desacuerdo irreconciliable, o escisión política de ningún tipo, ni respecto a los "cinco pequeños indios fuera de la reserva" ni respecto a esos compañeros anarquistas que durante años han elegido el silencio -por una vida evidentemente tranquila- respecto a la metástasis externa de nuestro movimiento anarquista revolucionario que intenta insinuarse en varios frentes. De hecho, reivindicamos a los autores del primer texto en cuestión, "DE PARES A PARES", como nuestros compañeros, aunque desconocemos su identidad, dadas las cuestiones que aborda. En segundo lugar, declaramos abiertamente que creemos que las acusaciones de violación contra un compañero anarquista digno, generoso y erudito, con quien hemos mantenido relaciones y colaborado durante años en iniciativas, textos, revistas y proyectos editoriales, son infundadas. Además, lo consideramos una de las mentes más brillantes que el anarquismo revolucionario en italiano ha conocido en los últimos veinte años. Dicho esto, nos gustaría centrarnos en varias cuestiones relacionadas con el texto en cuestión, con la esperanza de que sirvan de estímulo para futuras acciones. Creemos que estas cuestiones deben explorarse con urgencia, ya que creemos que, con el tiempo, una serie de factores y acontecimientos han contribuido a la creación de estas dinámicas dañinas por parte de los guardianes del sistema.

El primer asunto que consideramos problemático, sumamente problemático, y que subyace a todo, no es tanto lo ocurrido los pasados 11, 12 y 13 de octubre de 2024, cuando el debate de tres días "Desafiando el Vértigo", organizado por vuestra asamblea "Sabotaje a la Guerra", debía celebrarse en la Villa Occupata de Milán. Posteriormente, se pospuso indefinidamente y, de hecho, se canceló.
Más bien, creemos que el problema está en la raíz, es decir, en su elección de organizar esta iniciativa en un lugar como la Villa, o junto a personas con las que no se debe tener la más mínima relación política o humana por las posiciones que sostienen y la lógica de calumnia permanente que llevan adelante DURANTE AÑOS (como las que les llevaron a cancelar la iniciativa), en un silencio casi bochornoso.-Con raras excepciones-, hacia varios compañeros. Lamentablemente, nos duele constatar que varios anarquistas, incluso algunos muy respetables, en los últimos años han sido demasiado indulgentes, demasiado tolerantes, con estas subjetividades que, de hecho, nada tienen que ver con el anarquismo, respaldando en la práctica ciertas demandas que, inevitablemente, resultan en episodios como el del artículo "DE IGUAL A IGUAL". Lamentablemente, el hedor a democracia conduce a esto. Esperamos sinceramente que situaciones como la que vosotros abordais en vuestro documento conduzcan a una postura más clara y definitiva a partir de un futuro próximo, dada también la respuesta que recibió en el texto sin ton ni son.“DE DOS EN DOS HASTA QUE SE VUELVAN IMPARES” De los mismos individuos que siempre evitan el tema de la controversia y nunca responden a los méritos de los argumentos. Obviamente, es un honor para vosotros haber hablado finalmente, haber adoptado una postura pública, con tanta precisión y visión de futuro, entre otras cosas. Significa mucho para nosotros. Pero si esta declaración hubiera llegado antes y no hubieran ignorado los precedentes, como vosotros mismos habéis escrito,"...Como ya hemos hecho en otras ocasiones, cuando ha habido intentos similares de socavar nuestras iniciativas debido a la presencia de este compañero en nuestro camino", ahora todos navegaríamos en aguas más tranquilas. Dicho esto, algunas preguntas surgen espontáneamente.

¿Acaso lo ocurrido en los últimos años no bastó para que una asamblea como "Sabotear la Guerra", así como varias otras iniciativas emprendidas en los últimos años —véase la movilización de Alfredo— se desarrollaran de forma más refinada y sin la participación de cierta gentuza? ¿Acaso no bastó con que este compañero nuestro fuera señalado públicamente como violador con una pintada cerca de una prisión durante una protesta, en favor de posibles consecuencias penales, como ocurrió hace unos años? ¿No era suficiente la dinámica dentro de ciertas asambleas, donde, de forma más que infantil, ciertas "compañeras" se levantaban y se marchaban de la reunión cuando este compañero nuestro hablaba? ¿No era suficiente que, por culpa de estas defensoras de la calumnia permanente o de quien fuera, incluso se cancelara la presentación del libro "¿Cuál Internacional?" en el extranjero, lo que contribuyó a mantener cerrada la boca a nuestro compañero anarquista revolucionario Alfredo Cospito, así como a los compañeros con los que él mismo ha decidido tener que hace durante años? ¿Qué pretendemos hacer en el futuro con este "veneno autoritario y reaccionario"? ¿Esperaremos a que los problemas "se resuelvan con más alegría", como ha sucedido en el pasado, quizás debido al Alzheimer precoz que afecta a muchos miembros del movimiento, para luego fingir que no ha pasado nada y reunirnos de nuevo en una futura asamblea? ¿O esperamos unos meses, dejamos que se calme la situación y todos nos tomemos el tiempo para reflexionar y procesar estos últimos escritos, y nos reunimos de nuevo el 10 de octubre en Roma para celebrar una asamblea sobre la situación de Alfredo como si nada hubiera pasado? Finalmente, antes de profundizar en nuestro análisis, también nos gustaría plantearles una provocacion: ¿cómo os pondriais si los etiquetaran de amigos de un infame, amigos de un disociado, etc.? No creemos que cambie mucho del ser definidos amigos y compañeros de un "violador". Entonces, ¿qué pretendemos hacer?

Estas preguntas, que os planteamos con espíritu crítico y abierto, están obviamente pensadas para ser leídas como dirigidas a cualquier anarquista digno que recorra los mismos caminos de negación que nosotros.

POR UN ANARQUISMO INTRANSIGENTE

Creemos que ha llegado la hora de decir basta, de salir del atolladero y avanzar en nuestro camino anarquista revolucionario sin obstáculos ni demoras, excluyendo de una vez por todas ciertas subjetividades. Debe quedar claro, y esta vez lo decimos explícitamente, que cuando hablamos de políticas identitarias, interseccionalidad, movimiento queer, etc., hablamos de conceptos ajenos al anarquismo que estas subjetividades buscan introducir en el movimiento anarquista.

Desafortunadamente, en una época marcada por la completa liquidación del pensamiento radical y su sistemática asimilación a los mecanismos más vulgares de reconocimiento y representación social, creemos que es nuestro deber adoptar una postura firme y clara —por mucho que nos hubiera gustado prescindir de ella— contra esta serie de prácticas y discursos que, aunque revestidos de etiquetas y vocabulario "anarquistas", traicionan en realidad todos los presupuestos que verdaderamente sustentan un movimiento anarquista revolucionario. Nos remitimos, sin dudarlo, a aquellos grupos que han suscrito y seguirán suscrito, moral e idealmente, el texto.
“DE DOS EN DOS HASTA QUE SE VUELVAN IMPARES” así como, de manera más general, a las realidades a la que pertenecen y que marcha bajo la etiqueta de "feminismo", pero que, en términos de sus posturas/distorsiones teóricas y sus prácticas políticas (que casualmente no se ven en ningún campo real, sino solo dentro de los confines de nuestro movimiento), no comparten nada con lo que constituye la sustancia viva del anarquismo a partir de aquellos días de 1872 en Saint-Imier. En nuestra opinión, se trata de formaciones ideológicas espurias, nacidas de la reciente fusión entre el identitarismo de una izquierda liberal-progresista y el culto a la vulnerabilidad elevada a la subjetividad política. Cosas que incluso nuestra compañera Emma Goldman se está revolviendo en su tumba.

Pero volviendo a nosotros mismos, para leer las derivas actuales, necesitamos retroceder varios pasos, incluso más de los que habitualmente se hace. No basta con recordar la segunda ola del feminismo ni sus desarrollos post-estructuralistas: necesitamos rastrear la forma originaria de la moral victimista tan querida por estos pensadores, que hunde sus raíces en el paradigma cristiano del sufrimiento redentor, posteriormente transmitido de mano en mano y secularizado por el pensamiento liberal y humanitario.La noción contemporánea de “abuso”, “acoso” y “violación” —tal como la movilizan tan superficialmente ciertos sujetos militantes—, además de no tener ningún riscontro en el real, no tiene nada de anárquico. Al contrario, se basa en la idea religiosa de la ofensa. Esto da lugar a una teología secular en la que el "abusado" y sus heraldos se convierten en figuras sagradas, impecables por definición, y cualquiera que meta en duda su narrativa es inmediatamente excomulgado. De esta manera, el "abuso" deja de ser un problema grave que deba abordarse —si es que realmente ocurrió— y se convierte en una verdad dogmática que debe creerse sin cuestionamientos. Ya no hay necesidad de demostrar nada; basta con admitir que se siente herido. Lo que importa no es lo que sucede realmente, sino lo que se siente, lo que se percibe. Toda experiencia es sacraliza, toda sensación subjetiva es politizada, cada gesto y cada mirada son potencialmente una violencia, porque todo es percepción, por lo tanto, todo es violación, y la percepción —se nos dice— "no se discute".

¿Cómo puede entonces construirse un autodenominado “anarquismo” sobre un sistema neoteológico cuyo daño es el nuevo Dios y la objeción es el nuevo pecado mortal?

El trauma parece haberse convertido en la nueva unidad de medir del discurso legítimo. Quienes hablan "desde el trauma", -incluso cuando las acusaciones son infundadas-, son automáticamente creíbles, mientras que quienes lo dudan ya son culpables. Pero este mecanismo, que comprendemos a la perfección, es inútil para reconocer y resolver experiencias de "abuso". –si es que realmente sucedieron–, sino más bien para normalizar las relaciones internas de nuestro movimiento, estableciendo una jerarquía invisible en la que quienes han sufrido deberían estar en la cima, y quienes expresan su disenso en la base. La “víctima” y en consecuencia las guardianas del sistema que la llevan de la mano pueden así convertirse en funcionarias de control horizontal, y todo el espacio político se transforma en un campo biopolítico. Ya no luchamos para derrocar al Estado y al Capital, sino que esta realidad autodenominada “feminista anarquista” se transforma en una institución microdisciplinaria de nuestro movimiento, en la que se monitorean los comportamientos y se juzgan las relaciones. Las acusaciones cada vez más vagas de abuso, violación y acoso sexual no provienen de hechos reales, sino de una definición ideológica de lo que perciben como violencia, en la que cada frustración relacional, cada ambigüedad emocional, cada encuentro sexual consensuado que a la mañana siguiente —o meses después— es visto como un polvo que se podría haber evitado, cada falta de comunicación emocional es reinterpretada en clave penal y acusatoria. El otro ya no es un interlocutor sino un culpable. Ya no se trata, por tanto, de resolver un problema mayor, de acontecimientos graves, ni de proteger a quienes "han sufrido", sino de construir y pilotar una máquina de acusación perpetua para ganar la influencia política que no se puede conseguir con la autoridad de un discurso político sólido que ataque la realidad y con fuertes fundamentos teóricos y capacidad analítica. Aquelo que a estas personas les gustaría crear –dentro del movimiento anarquista revolucionario, y no en otras partes como deberían hacer– es un movimiento/espacio seguro que no sobredetermine las sensibilidades de cada individuo. Es decir, todos los miembros del movimiento deben ser sumisos a las inquietudes de los demás. No alzar la voz en las asambleas, no intervenir demasiado a pesar de su experiencia, no mencionar la propia experiencia previa en las asambleas organizativas, no apretar el acelerador en la confrontación dura... respetar los miedos de todos. En resumen, no hacer absolutamente nada. El movimiento anarquista debería convertirse en una sesión de terapia de grupo.

Esta es la nueva prisión sin barrotes —por ahora— y sin carceleros —por ahora— que esta gente está construyendo, y que los anarquistas, con su silencio a lo largo de los años, están ayudando a construir. Frente a esta nueva religión moral, cuya única "fuerza" reside en su pretensión de pertenecer al movimiento anarquista, se necesita un anarquismo inflexible por nuestra parte que distancie a esta gente, como un retorno a la filosofía de la deserción ética, como teorizó Max Stirner. Stirner nos muestra que toda idea universalizadora, incluida la de justicia o cuidado, es un fantasma. Una idea vacía, sacralizada e impuesta. Cuando esta realidad, autodenominada “feminista anarquista”, pero que en realidad es el mismo movimiento pacotilla que Non Una Di Meno – Salvo de utilizar un tono algo más incendiario: mediante la lógica de la calumnia permanente, se apela a "códigos de conducta", "moral", "procedimientos horizontales", "comités de gestión" esta creando un nuevo Estado en miniatura. El lenguaje cambia, pero la esencia sigue siendo la misma: el individuo está sujeto a una norma, la libertad individual está siendo reemplazada por la gestión compartida del yo. Nuestra práctica anarquista, revolucionaria e insurreccional —fundada en la asociación basada en la afinidad, la acción directa destructiva y el análisis mordaz— debe revoltar la mesa en la que nos sentamos, junto con todo lo que estas personas han puesto sobre ella en los últimos años.

Reiteramos una vez más, y de manera aún más radical, que quienes sostienen y practican la cultura de la calumnia y la acusación permanente, quienes imponen interpretaciones absolutistas de la violencia basadas en el lenguaje de la emoción y la percepción subjetiva, quienes construyen verdades políticas sobre experiencia interiores sin confrontaciones, no son nuestros aliados. Es parte del problema, y no nos quedaremos callados. El anarquismo nunca ha sido ni será un contenedor vacío, una etiqueta que se adhiera a cuestiones emocionales o reivindicaciones de identidad. Es una teoría sólida, coherente y radical, fundada en el derrocamiento del Estado, el Capital y la religión, siempre de forma totalizadora e internacionalista, y sobre todo orientada a la acción revolucionaria, no al reconocimiento de microidentidades. Ya para Bakunin, el anarquismo es la organización voluntaria de las masas, no la autocelebración de las minorías. Kropotkin, en “El apoyo mutuo”, demostró que la cooperación y la solidaridad no son efectos de leyes impuestas desde arriba, sino expresiones espontáneas de libertad. Quienes hoy se autodenominan “feministas anarquistas”, pidiendo espacios seguros, protecciones, cuotas y un lenguaje inclusivo impuesto, demuestran que nunca han tocado siquiera la concreción del anarquismo revolucionario; sólo han absorbido su estética y su tono incendiario, pero no su sustancia. En primer lugar, queremos reiterar que el anarquismo no es simplemente otra opinión, y que el “feminismo” contemporáneo —incluso cuando se proclama “anarquista”— se alimenta de lo mismo que el liberalismo posmoderno: una mezcla de narcisismo basado en la identidad, victimismo/orgullo de género y fetichismo del lenguaje. Y dado que también escuchamos a nuestras compañeras, reiteramos que estas "feministas" no tienen nada que ver con las formas más radicales, armadas y revolucionarias del pasado, sino que tienen todo que ver con las mismas demandas que animan los campus estadounidenses, las universidades italianas y los talk show progresistas.
En resumen, una verdadera americanización de las luchas que debemos evitar antes de que sea demasiado tarde. No podemos permitir que los principios básicos del anarquismo revolucionario sean reemplazados por el mantra de "reconoce nuestro dolor", "adapta tus palabras", "cede tu espacio". De hacerlo, terminaríamos cediendo a una lógica de quejas y cuotas, transformando nuestro movimiento en un árbitro y mediador que reemplaza al Estado con el que no queremos tener nada que ver, precisamente lo que el anarquismo siempre ha rechazado en bloque. Éste es precisamente el quid del problema: no la presencia de mujeres, compañeras anarquistas valientes y decididas en lucha abierta contra el orden existente, como demuestran algunas de nuestras prisioneras de guerra o las prisioneras de guerra comunistas revolucionarias que han resistido la oscuridad del 41-bis durante al menos veinte años, sino la penetración en el movimiento anarquista de lógicas internas al paradigma dominante. No nos importa el género de las víctimas ni de los condenados de la tierra, como tampoco nos importa el género de nuestros opresores. Nos importa demoler las condiciones mismas de la opresión. Con el anarquismo revolucionario, contra cualquier desistimiento.

SI VUELAN DOS LLEGAN OTRAS TRES (☆)


Por último, nos gustaría dirigirnos directamente a los autores, a la autora del texto inconsecuente titulado "De dos en dos hasta que se vuelven impares", recordándole algunas banalidades que probablemente se le escapan:

Cuando escribes: «...tus pequeñas revistas nunca han cambiado nada de este mundo, y hasta ahora solo han servido para dar aire a tu boca...», estas hablando de esa prensa «prohibida» que ha costado a algunos compañeros graves procesos y condenas penales, además de llevar a un compañero a quedar enterrado en la oscuridad del Artículo 41-bis por las posturas que defendió durante años. Estas publicaciones han sido y siguen siendo de un valor inestimable, porque permiten a los anarquistas de hoy —pero ¿que puedes sabes tú?— reivindicar sus ideas, darles espacio, con la misma audacia de siempre, inmutable a lo largo del tiempo, y con la misma propensión a actuar con conciencia revolucionaria, construyendo nuestra internacional.c

Cuando escribes "... yo soy unx y mil. Y estás rodeado" recuerda que también la tonteria la puedes decir a nosotros escribiéndola públicamente, pero ten cuidado de no decirtela a ti misma la tontería, Este es siempre un buen ejercicio intelectual.

El funesto Demiurgo, verano 2025


P. D.: Dado que tus escritos no pueden usarse en línea para necesidades post-corporales, tus "tonterías" tienen un fuerte efecto laxante en nosotros. Por lo tanto, si pretendes deleitarnos con otros escritos, ten en cuenta esta necesidad primordial. En resumen, escribe y haz que tus colaboradores escriban solo en rollos de papel higiénico suave; en este sentido, nuestro papel favorito es el "Rotoloni Regina" de doble capa. Por ahora, eso es todo. Te deseamos la peor "mala suerte" del mundo y saludamos todas vuestras desastrosas caídas.

Fuente

https://www.rivoluzioneanarchica.it/per-farla-finita-con-lo-stupro-intel/


(☆) dicho románesco y siciliano de: te voy a dar de dos en dos hostias hasta que salgan impares...


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DE DOS EN DOS HASTA QUE SE VUELVAN IMPARES


A propósito de un panfleto horrible publicado recientemente en una página web anarquista*:

DE DOS EN DOS HASTA QUE SE VUELVAN IMPARES


Entre los lloriqueos y los actos masturbatorios obscenos sin consentimiento a través de una prensa complaciente, ¿qué sería revolucionario?

Si crees que eres Stirner y terminas pareciéndote a Pio y Amedeo, una versión de Jano de dos caras (perdón por la cita generalista, ahora vamos a desambiguar: comediantes del prime time en Channel Five que se han convertido en campeones de la libertad de abusar verbalmente), ¿no deberías repasar el análisis lógico para que la próxima vez puedas explicar por qué, en un texto tan largo como una agonía, pasas de cuestionar si el abuso alguna vez ocurrió (porque la persona que lo sufrió no proporcionó suficiente EVIDENCIA), a una mierda sobre la ideología woke?

¿No será que el burgues eres tú, cuando escribes cuatro páginas solo para justificar a posteriori tu derecho a violar? ¿ Y peor aún, para advertir a priori, entre líneas, a quien decida exponer a los abusadores del calvario que les espera?.


¿No será que tu eres el burgués al fingir asombro porque incluso el Estado, en los tribunales, es más indulgente con los violadores que con tus compañeros? Así, una vez más, se invierte la relación de causa y efecto. Espero que lo hayas hecho intencionadamente. ¿Será que ha llegado el momento de dejar de delegar tus diatribas y asumir la responsabilidad directa de este desgastado arsenal retórico con el que durante años has torturado a quienes han tenido la desgracia de cruzarse en tu camino, de leerte, de depositar su confianza en ti?

¿No será que la persona infame es quien, en repetidas comunicaciones entre el público y el informal, mientras susurra acusaciones de extorsión, proporciona toda la información necesaria para identificar a una persona sobreviviente de abuso? En todas partes: "De la Jefatura de Policía al west", si fuera el título de una mala película. ¿Será que esta no es la primera vez que se te escapa una palabra de más?
¿No será que quienes publican estas regurgitaciones de mierda ("Recibimos y publicamos, "Chapeu, Poncio Pilato") podrían explotar mejor su propensión a confundir a oprimidos y opresores y aspirar a publicaciones más prestigiosas?

¿No será que culpar a las violadas y asesinadas por la explotación represiva que el poder ejerce sobre su piel es solo una forma de que tú y tus amigos pretendan que las luchas feministas y transfeministas no fueron de las pocas que abrieron una brecha en la resaca reaccionaria que, gracias a compañeros como tú, nos ha abrumado, inermes? Mientras que tú y los que son como tú fantaseaban con las teorías conspirativas de los iluministas que recogen pomelos con drones.

Y la Inquisición que mencionas, ¿sabes quién exterminó a miles? ¿Te lo explicaron?

¿Por qué mencionas la violencia entre personas cis no heterosexuales, cuando estamos hablando de abuso a manos de un hombre blanco cis heterosexual?

¿No es esto lo mismo que hace el poder cuando justifica su propia abyección defendiendo a los más débiles, de quienes supuestamente recibió un cheque en blanco?

¿Qué sabes de las alianzas y la solidaridad entre el mundo queer y la resistencia palestina, que lograron desmantelar la narrativa rosa de Israel contra personas como tú? Esperabas, con espuma en la boca, poder incluir la complicidad en el genocidio entre los crímenes del transfeminismo.

Como pueden ver, no hace falta citar los estudies para nombrar todas las violencias, los acosos, las mentiras, las inversiones de sentido que cualquiera que sienta que se rompe el privilegio sobre el propio culo de teórico de la aproximación. Dedos manchados de grasa de taller y la tinta del mimeógrafo anarquista manchando los papeles sudorosos. A nadie le importa un comino lo que piensas de las luchas de lxs demás porque tus pequeñas revistas nunca han cambiado nada sobre las injusticias de este mundo, y hasta ahora sólo han servido para darle aire a tu boca.


¿Sabes por qué hablo y me dirijo al singular? Porque eres la caricatura de un hombre violento y quejoso, y yo soy unx entre mil. Y estás rodeado.


Fuente
https://brughiere.noblogs.org/post/2025/07/18/a-due-a-due-finche-non-div/



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1 carta hecha pública, y para seguir el debate...ya se sabe, los trapos sucios se lavan en público... .

https://barcelona.indymedia.org/newswire/display/537007

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Comentaris

Re: [Italia] Para poner fin a la violación intelectual a daño del anarquismo revolucionario
30 jul 2025
Palabras sencillas

Pienso que la liberación pasa desde el individuo, y no porque, en virtud de esta o aquella lectura, ésta represente una afirmación más radical, sino mirando la esencia de esta afirmación.
Una vez que uno es consciente de sí mismo y de la propia potencialidad, entonces se es consciente también de las posibilidades de revuelta. Depende de cada uno asociarse con otros, buscar a otros similares o diferentes, muchos, pocos, lo cierto es que, ante todo, hablamos de individuos, sean quienes sean, cualquier nombre tengamos. Porque lo vivido y la experiencia sin duda importan, junto con las convicciones que cada individuo puede desarrollar, y todo esto no puede ser disminuido ni borrado por la generalización de comportamientos.
Los roles, las categorías y las identificaciones están en las antípodas respecto a este enfoque.
Siglos y siglos de dominación han definido el rol de la mujer y el rol del hombre, el rol del adulto y el rol del niño, el rol del patrón y el rol del esclavo, el rol del ser humano y de todos los demás seres vivos. A partir de esta consideración, se hace evidente como, a ser problemático, es el rol atribuido y debido al cual se ha desarrollado una cierta opresión, y como la relación social subyacente a esta asignación de roles debe ser destruida.
Aquello que en consecuencia debería conducir a la liberación parece ser en cambio en cangrena , en la codificación del lenguaje, de los gestos, de los modos de hacer y en la consiguiente imposición de prohibiciones y reglas.
He aquí la primera cuestión, y quizás la más importante, que debemos abordar: el código. Ese se refiere a una institución, no a la autonomía; al orden, no a la revuelta; a las prisiones, no a la libertad. Cuando se codifica, es a ese marco al que se debe atener, con tanto de castigo y control allí donde las reglas impuestas vienen desobedecidas.
Aquí abordo la cuestión del feminismo, incluso aquello radical, y de la identidad que ha dado lugar a numerosos discursos que buscan oponerse a la opresión, como aquellas que han traido contra las mujeres, o las personas homosexuales, lesbianas y trans, etc. Esta identidad, casi siempre victimista y excluyente, se ha convertido actualmente en una herramienta para imponer normas y lenguajes y crear separaciones. Esa también es el argumento al cual no podemos escapar, siendo presente en todas las salsas y en todos los contextos, y más allá del cual parece no haber nada. A menudo, las diversas cuestiones se abordan con la óptica identitaria de quien se considera víctima de género de este sistema. Ahora bien, con lo que no podemos estar de acuerdo es que tal fenómeno esta constriñendo a la homologación mas que a la libertad, a una especie de moralidad sutil que, paradójicamente, reproduce precisamente aquello que pretendía combatir. Ninguna palabra, ningún gesto, ningún pensamiento este fuera de lugar. O se habla y se comporta de una cierta manera, o si no se está fuera. Pero ¿fuera de de qué cosa? ¿De la ansiedad de lo políticamente correcto, que se convierte en una especie de policía del lenguaje y del comportamiento? ¿De los esquemas mentales de quien, fundamentalmente, ve a las personas como categorías?
Es interesante a este punto establecer un paralelo con el modelo homologante y estereotipado de la dominación.
Las cuestiones queer y feministas, aun desde una perspectiva reformista, han sido absolutamente centrales en el discurso y la propaganda mediática desde hace tiempo a esta parte. Y, como es fácil prever, no porque la clase dominante esté interesada en una verdadera emancipación de los individuos, sino porque la recuperación de estas instancias es altamente rentable y, haciendo así, evita que esta como otras instancias se conviertan en una crítica más generalizada. Basta pensar en los anuncios de ropa, perfumes, teléfonos y similares para darse cuenta de esto, o en quienes, en los medios, se proclaman sus defensores. Enemigos de clase, se habría dicho hace algún tiempo, que se benefician de los cambios de la sociedad. Hace algún tiempo, un conocido periódico nacional publicó una tabla que comprendía todas las definiciones de quienes no se identifican en el género mujer, hombre. Cada definición estaba asociada a un color. Se tenía la sensación de estar frente a una tarea escolar, un enfoque didáctico y científico sobre lo que debería pertenecer a una esfera personal que no puede reducirse a diagramas y gráficos. ¿Por qué motivo el individuo debe ser identificable exactamente en algo, y no puede tener tantas facetas? Pero esto, se podría decir, es lo que hacen los medios de comunicación. Sin embargo, por un lado, en la honda emotiva del momento, tras otro asesinato de una joven a manos de un hombre, la publicidad de una compañía telefónica representa un laberinto del cual un hombre puede escapar fácilmente, mientras que una mujer se encuentra frente a un muro que debe derribar. Por otro lado, hay quien, en ámbito antagonista invita a un taller creativo para crear gráficos con temas anticarcelarios, antipsiquiátricos, etc, al que, sin embargo, no se permite la asistencia a los llamados hombres cis-heterosexuales. En qué modo se puede establecer tal selección parece bastante oscuro. ¿Se redacta un cuestionario con preguntas? ¿Basta con la actitud o la vestimenta? ¿Los rasgos faciales? Quizás los escritos de Lombroso puedan ofrecer alguna orientación al respecto.
Es imposible ignorar que la mercantilización por parte del capitalismo siempre está a la vuelta de la esquina y que cualquier discurso es cooptado, fagocitado y adaptado a las necesidades de una estandarización cultural totalmente generalizada. Por esta razón, incluso el uso de lemas como "Si no vuelvo a casa, quemen todo" no es (desafortunadamente) la manifestación de una radicalidad de intenciones, sino más bien la espectacularización de una tensión inexistente si es verdad, como es verdad que incluso el sitio web de la Policía Estatal Italiana ha utilizado este lema hablando sobre el asesinato de una joven a manos de un hombre. El sitio web se llenó entonces de comentarios de mujeres que protestaban el hecho de haber sido menospreciadas y denigradas por esos mismos agentes cuando denunciaron la violencia o el maltrato sufrido. Comentarios que fueron eliminados de inmediato.
Aún queda otro aspecto por considerar. La tendencia de esta sociedad tecnológica a erradicar las diferencias, peculiaridades, particularidades y singularidades para hacer a todos uniformados. Máquinas de alto rendimiento, con deseos controlados, a menudo inducidos, que no pueden desviarse de aquello que es preestablecido. La imaginación, la creatividad y la pasión han sido erradicadas; todo debe ser previsto y predecible; de lo contrario, se vuelve peligroso para la propia sociedad. Incluso las reivindicaciones que buscan transformar la sociedad desde una perspectiva social y de relaciones sociales no escapan a esta lógica. Tales reivindicaciones son permitidas si pueden controlarse, pero son denigradas y criminalizadas si son irrecuperables.
Por eso deberíamos hablar de destrucción de roles y categorías, de morales y obligaciones, de códigos y reglas de conducta, en cualquier contexto en que se manifiesten, independientemente de su origen.
Si los discursos sobre la opresión no tienen en cuenta hasta qué punto la religión, por ejemplo, haya influido y sigue influyendo sobre la determinación y el mantenimiento de roles bien definidos de los que era imposible escapar y que se han reiterado durante siglos, ¿cómo es posible comprender lo que muchas mujeres, pero también muchos hombres, o muchos hombres gay, lesbianas y personas trans, por ejemplo, han sufrido y siguen sufriendo? ¿Y cómo es posible desmantelar esa opresión si no se le da el peso necesario y oneroso a esa causa? Es completamente engañoso, por ejemplo, pero también muy peligroso, pensar que es imposible criticar la identidad que se expresa a través de la religión, considerada una especie de reivindicación de quienes, como inmigrantxs, deben soportar el racismo del Estado de llegada y de sus leyes. Esto puede tener sentido para quienes segmentan la vida, la encasillan y hacen un grafico, pero no para quienes luchan por la liberación. Cuando se llega a quemar libros en nombre de una supuesta reivindicación y defensa de los oprimidos, como ocurrió en Saint-Imier (Suiza) durante los "Encuentros Internacionales Antiautoritarios" de julio de 2023, donde se cuestionó un stand de una federación anarquista francesa que exhibía libros críticos con el Islam, mientras que en realidad nos enfrentamos a métodos y contenidos autoritarios, es evidente que la situación se ha escapado de mano.
Y esto no disminuye el respeto ni la empatía por el sufrimiento ajeno, por la opresión sufrida; sin embargo, las palabras de dominación no pueden mostrar el camino. De hecho, si reconocemos que tenemos elementos en común con él, sin duda es otro camino a seguir.
Esto se puede ejemplificar con la expansión de la psicología en todos los ámbitos, incluso en lo que se considera cuestiones de género. También surge cierta victimización al considerar los eventos exclusivamente desde una perspectiva emocional, psicológica, protectora y afectiva. Una vez más, comportamientos que controlar, zonas de confort que establecer. La idea resultante es que, en última instancia, los seres humanos ya no son capaces de gestionar sus propias relaciones, que deberían verse como fuentes de miedo, inseguridad y ansiedad; exactamente lo que les sucede a millones de adolescentes y adultos que, en lugar de la irracionalidad, la imprevisibilidad y el descubrimiento de la vida, prefieren una pantalla que los distancie del caos, interno y externo, con el que deben relacionarse. Y que en lugar de intrigarlos, atraerlos y emocionarlos, los asusta. Hace poco leí por casualidad un folleto que anunciaba una iniciativa titulada "Oprimidas por naturaleza", donde la "a" final de "oprimidas" estaba escrita con una schwa. Sentí escalofríos y una oleada de rabia que me impulsó a romperlo. Me pareció aborrecible la reivindicación de una condición de opresión, que sería inmutable, determinativa para siempre. Solidarizarse con quienes sufren o han sufrido opresión no significa glorificarla, sino intentar subvertirla y revertirla. De lo contrario, no hay diferencia alguna con el relato de Adán y Eva, que ha representado la inmutabilidad de una condición durante siglos.
También somos producto de la sociedad en la que vivimos; no deberíamos seguir ocultándolo, para evitar que la brújula que tantxs compañerxs del pasado nos han mostrado se pierda para siempre. Probablemente siempre ha sido así; los anarquistas fueron en su día profundamente positivistas, creían en la ciencia como fuente de progreso. Hoy, un cierto neoliberalismo se ha infiltrado en la mente y el corazón de muchxs, contaminando miserablemente contextos y situaciones.
Y por eso es bueno recordar que, como sea que se presenten, estamos hablando de cuestiones sociales, que no están separadas unas de otras sino que siempre se entrecruzan y que, a fuerza de fragmentarlas, reducen las posibilidades de acción y de reacción.
Pero también vale la pena preguntarse: ¿qué relaciones se están construyendo a la luz de todo esto? ¿Y aún queda algo íntimo, personal, individual que custodiar, algo que no pueda reducirse a ninguna categoría o definición y que sea simplemente una expresión de la propia locura o confusión?
La vergüenza y el shock que a menudo provocan posiciones que en unos casos diluyen y en otros aniquilan una idea antiautoritaria deberían ser sustituidos por un rechazo decisivo.
POCAS PALABRAS.
Es una sensación extraña leer un texto vacío, que no sugiere nada, que carece de emoción, que no explica nada, a la vez que está lleno, cargado y rebosante de grandes palabras: revuelta, revolución, subversión, acción, libertad. Da la sensación de estar escrito por una mano mecánica, y por lo tanto, es como si uno se encontrara ante una falsificación, y no concebida como herramienta de lucha, como algunos anarquistas, hombres y mujeres, acariciados por una idea antiautoritaria cada vez más vilipendiada, aún sostienen. Pero una falsificación en el sentido más estricto de la palabra, ya que las grandes palabras utilizadas son meros ejercicios para exhibir un exotismo pasado. El oxímoron con el que comienza este texto es probablemente una metáfora de este período histórico, lleno de infinitas imágenes y palabras sin sentido, que solo sirven para llenar espacios y tiempos que de otro modo serían insoportables. Y es la misma operación que también se puede encontrar en la presentación de los textos anarquistas, o más bien de las mujeres anarquistas, porque las compañeras, de ayer y de hoy, lejos de ser considerados individuos, con su experiencia, sus pensamientos, sus sensibilidades, sus vivencias, son objetos de especulación, útiles para legitimar lo inaceptable.
Cuando de hecho se publica la autobiografía de una anarquista, para incluir en el interior las propias invectivas e insultos contra otros compañeros, y se escriben las acusaciones, con tanto de nombre y apellido del acusado, invitando a la represión, más allá de una justificación jurídica ridícula e infundada que no tiene ningún fundamento (la megalomanía a veces puede jugar malas pasadas), ¿a qué nos enfrentamos? Y que, además de las operaciones bajo la mesa, de quien, de forma impávida, continua a contactar a compañeros de todo el mundo para difundir esta información, como si tal historia pudiera ser el centro de las vidas de todxs lxs anarquistas del planeta, obligadxs a confrontar este asunto, también y esto sea permitido incluso en una presentación pública es inaceptable además de insoportable. Debería quedar claro para todos que no puede haber cabida para algo así, y no es posible que lxs compañerxs no se den cuenta.
También es cierto que quienes despotrican, gritan, se golpean el pecho y se rasgan la ropa, intentando de mil maneras y en mil ocasiones cubrir de mierda y calumniar a compañerxs, hablan a través de sus gestos. ¿Qué significado pueden tener palabras vacías y contradictorias? ¡Ninguno! ¡Realmente no tienen ningún significado! Son solo el ruido de quienes han decidido estar en el centro de atención, en un escenario, en la espectacularización de eventos y cuestiones. El método utilizado es asqueroso. La vida de un anarquista o de una anarquista del pasado o del presente, no es una publicación de Facebook o una historia de TikTok, y tener la percepción de que cada vez se les trata de la misma manera es aborrecible.
Estos deberían ser conceptos obvios pero parecen haber sido olvidados.

Una compañera anarquista


Fuente
https://lanemesi.noblogs.org/post/2025/07/29/parole-semplici/


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4 y ultimo texto salido por ahora, en orden cronologico, en internet

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