POLÍTICA
El movimiento okupa de Terrassa se ha redistribuido por grupos, todos afines a la antiglobalización
Para el PP, "en los okupas hay gente muy honesta, pero se puede crear un caldo de cultivo para ETA"
La detención de Laura Riera por colaborar con ETA ha generado un clima de inquietud y estupor
Terrassa, ciudad preocupada
La Vanguardia - 04.00 horas - 02/09/2001
IGNACIO DE OROVIO
Terrassa
Me gustaría que fuese inocente. Conozco mucho a su madre, que es una bellísima persona, y me imagino cómo lo debe estar pasando. Eso es lo peor del asunto." Quien así opina es Rafael Callejas, ex concejal y miembro del PP de Terrassa. Sus palabras reflejan en cierto modo el sentir más extendido en esta ciudad tras la detención de Laura Riera Valenciano, de 23 años, trabajadora eventual en el Ayuntamiento, acusada por la Guardia Civil de colaborar con ETA. En tanto que miembro del PP, Callejas podría haber sido objetivo de la banda, pero no es miedo lo que impera en Terrassa. Impera el estupor, la incredulidad.
"Lo ha admitido ante la Guardia Civil, sí, pero..." N., vecina del centro, que pide el anonimato, se encoge de hombros. Tras ser arrestada en su casa de Terrassa el 24 de agosto, Laura Riera fue interrogada por la Guardia Civil y firmó un papel en el que asume que, gracias a su trabajo en el área municipal de recaudación, dio matrículas de posibles objetivos a su amigo Zigor Larredonda, antiguo miembro del colectivo okupa y simpatizante abertzale.
Zígor y Laura
La Guardia Civil sostiene que Larredonda dio datos a ETA para atentar contra el concejal del PP en Viladecavalls Francisco Cano, asesinado el 14 de diciembre. Tras caer parte del primer comando Barcelona, el 11 de enero, Larredonda se entregó voluntariamente en la Audiencia Nacional el 22 de enero. Quienes la conocen creen imposible que Laura Riera ayudase a ETA. Terrassa no es tan grande y la chica, además de trabajar en el Ayuntamiento, colaboraba en media docena de entidades; sus amigos subrayan que contaba cuentos a niños en una biblioteca pública. El que no la conoció directamente tiene un amigo o un vecino que sí. Todo el colectivo okupa, al que Laura Riera estuvo vinculada hasta hace unos dos años, la defiende, pero también sectores más tradicionales de Terrassa. "Estamos sorprendidos e incrédulos. A mí esto me suena a una demostración de que la colaboración policial y política funciona", valora Pere Martínez, presidente de la céntrica asociación de vecinos de Sant Pere. No es orgullo egarense. Es proximidad. Era una persona conocida. ¿Llevaba una doble vida, oculta hasta para sus más íntimos amigos?
El Ayuntamiento ha anunciado que abrirá una investigación para aclarar a qué tipo de información tuvo acceso Riera. La corporación, con su alcalde a la cabeza, Manuel Royes, se han llevado el grueso de las críticas por la vacilante información ofrecida tras la supuesta confesión de Laura de que usó su empleo para obtener datos. "Royes ha tratado con ligereza el problema okupa -añade Callejas-, ha sido errático." "No se puede tolerar que doscientas personas se manifiesten con gritos que piden la libertad de Laura y a la vez en favor de ETA. Concejales nuestros han sido asesinados y eso es ignominioso", añade. El Ayuntamiento dijo el viernes que no se pronunciaría hasta mañana lunes.
Callejas cree que en el colectivo okupa, al que pertenecieron Laura y Zigor, "hay mucha gente honesta, pero ahí se puede crear un caldo de cultivo". Ese es ahora el otro debate en Terrassa. La primera okupación se produjo en septiembre de 1996. Desde entonces ha habido una veintena. Sus protagonistas deploran que el PP les vincule a ETA.
Un amigo de Zigor que no quiere que se publique su identidad, okupa desde 1996, dice que "nadie está de acuerdo en que se mate, pero lucha armada no es sinónimo de independencia. Hay que hablar de todo". Añade esta voz -y se suma N., amiga de Laura- que "con la detención de Zigor y Laura, contra los que no tienen nada más que confesiones obtenidas durante los cinco días de incomunicación policial, se quiere criminalizar al movimiento okupa y lo cierto es que lo clavan: todo el mundo está contra el terrorismo, y de este modo logran que mucha gente rechace a los okupas y los movimientos alternativos". Este okupa reniega del caso que la prensa hace de la información ("propaganda") policial y remarca que "364 días al año hacemos actividades interesantes, creamos debate y opinión, pero sólo salimos en los medios el día que hay una bronca".
Tres voces muy diversas están de acuerdo con esta tesis. La primera: el abogado Jaume Asens, defensor de numerosos okupas en procesos judiciales, afirma que "se usa ETA para desactivar los movimientos alternativos que tanta fuerza están adquiriendo en Cataluña". La segunda: el reputado sociólogo -egarense- Salvador Cardús, que cree que "hay una voluntad de criminalizar al movimiento, que en mi opinión no tiene una simpatía ideológica con el terrorismo. Otra cosa es que haya una solidaridad no explícita entre individuos que se sienten perseguidos por el sistema". La tercera: la ex concejala del PSC Rosa María Fernández, madre de dos okupas, que sostiene que "se intenta mezclar dos cosas distintas y ello sólo nos hace dudar de la policía. En un estado democrático no puede ser que las actuaciones policiales queden siempre en entredicho". Uno de sus hijos, explica ella, está indignado porque "cualquier voz crítica es perseguida". Fernández y Cardús coinciden en preguntarse "si un comando profesional de ETA necesita los datos de una trabajadora municipal".
Tomi Herreros, destacado okupa de Te-rrassa, añade -por escrito- que el próximo reto de los movimientos alternativos es analizar "cómo ETA es una dinámica no sólo ajena y en las antípodas de nuestra práctica militante, sino que incluso es la principal herramienta del Estado para mantener por un lado la cohesión social y por otro para hostigar y aislar a los movimientos sociales". "Por tanto -añade-, creo que en los próximos meses habrá que explicitar no sólo la distancia frente a ETA, sino también el impacto de sus acciones en los movimientos sociales". ¿En qué movimientos? La Assemblea Okupa de Terrassa está inactiva desde hace dos años. Hay tres casas okupadas, pero hay cierto desánimo. A 32 okupas se les pide en el próximo juicio cinco años de cárcel. Otros han sido condenados, aunque ninguno ha ido a presidio. El gran magma okupa de Terrassa, sin embargo, no ha muerto. Ha mutado. La mayor parte se ha reagrupado por afinidades ("indepes", "ecolos", "anarcos"...). Todos están en la antiglobalización. www.vanguardia.es/cgi-bin/noticia.pl?dia...
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