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Notícies :: antifeixisme : amèrica llatina
Proclama de un adversario al gobierno de Estados Unidos
16 mai 2004
Texto íntegro de las palabras del Presidente Cubano Fidel Castro, en la multitudinaria manifestacion en la capital cubana, para protestar contra las medidas anunciadad por la administración norteamericana para Cuba.
Texto íntegro de las palabras del Presidente Cubano Fidel Castro, en la
multitudinaria manifestacion en la capital cubana, para protestar contra las
medidas anunciadad por la administración norteamericana para Cuba.

Proclama de un adversario al gobierno de Estados Unidos


Señor George W. Bush: el millón de cubanos que nos reunimos hoy para
marchar frente a su Oficina de Intereses, es sólo una pequeña parte de todo
un pueblo valiente y heroico que quisiera estar aquí junto a nosotros si
físicamente fuese posible.

No se reúne en gesto hostil contra el pueblo de Estados Unidos, cuyas raíces
éticas, originarias de la época cuando emigraron a este hemisferio los
primeros peregrinos, conocemos bien. No deseamos tampoco molestar a los
funcionarios, empleados y guardianes de esa instalación que, en el
cumplimiento de sus misiones, gozan de toda la seguridad y garantías que un
pueblo culto y civilizado como el nuestro es capaz de ofrecer. Es un acto
de indignada protesta y una denuncia contra las brutales, despiadadas y
crueles medidas que su gobierno acaba de adoptar contra nuestro país.

De antemano conocemos lo que usted piensa o pretende hacer creer de los que
por aquí marcharán. En su opinión se trata de masas oprimidas y ansiosas de
libertad lanzadas a la calle por el gobierno de Cuba. Ignora por completo
que al pueblo digno y altivo que ha resistido 45 años la hostilidad, el
bloqueo y las agresiones de la potencia más poderosa de la Tierra, ninguna
fuerza del mundo podría arrastrarlo como un rebaño, atado cada uno de ellos
con una cuerda en el cuello.

Un estadista, o alguien con la pretensión de serlo, debiera saber que las
ideas justas y realmente humanas a lo largo de la historia han demostrado
ser mucho más poderosas que la fuerza; de ésta van quedando polvorosas y
despreciables ruinas; de aquellas, rasgos luminosos que nadie podrá
apagar. A cada época le han correspondido las suyas, tanto buenas como
malas, y todas se han ido acumulando. Pero a esta etapa que vivimos, en un
mundo bárbaro, incivilizado y globalizado, le han correspondido las peores y
más tenebrosas e inciertas.

No existe en el mundo que usted quiere hoy imponer la menor noción de ética,
credibilidad, normas de justicia, sentimientos humanitarios ni los más
elementales principios de solidaridad y generosidad.

Todo lo que se escribe sobre derechos humanos en su mundo, y en el de sus
aliados que comparten el saqueo del planeta, es una colosal mentira. Miles
de millones de seres humanos viven con hambre, sin alimentos suficientes,
medicinas, ropa, zapatos, viviendas, en condiciones infrahumanas, sin los
más mínimos conocimientos y suficiente información para comprender su
tragedia y la del mundo en que viven.

A usted seguramente nadie le ha informado cuántas decenas de millones de
niños, adolescentes, jóvenes, madres, personas de mediana o mayor edad que
podrían salvarse, mueren cada año en este "idílico edén de sueños" que es la
Tierra, ni a qué ritmo se destruyen las condiciones naturales de vida y se
está despilfarrando en un siglo y medio, con terribles efectos nocivos, los
hidrocarburos que el planeta tardó 300 millones de años en crear.

A usted le bastaría pedir a sus ayudantes los datos precisos de las decenas
de miles de armas nucleares, químicas, biológicas, aviones de bombardeo,
mísiles de certera puntería, gran alcance y precisión, acorazados,
portaaviones con que cuentan sus arsenales, armas convencionales y no
convencionales suficientes para poner fin a la vida en el planeta.

Ni usted ni nadie podría conciliar el sueño nunca. Tampoco sus aliados, que
tratan de emular el desarrollo de sus arsenales. Si se toma en cuenta el
bajo coeficiente de responsabilidad, el talento político, los desequilibrios
entre sus respectivos estados y el poquísimo ánimo de reflexionar, entre
protocolos, reuniones y asesores, los que tienen en sus manos el destino de
la humanidad, pocas son las esperanzas que puedan albergar cuando
contemplan, entre perplejos e indiferentes, este manicomio real en que se ha
convertido la política mundial.

El objetivo de estas líneas no es ofenderlo ni insultarlo; pero como usted
se ha propuesto intimidar, atemorizar a este país, y finalmente destruir su
sistema económico-social y su independencia, y de ser necesario su propia
existencia física, considero un deber elemental recordarle algunas verdades.

Usted no tiene moral ni derecho alguno a hablar de libertad, democracia y
derechos humanos, cuando ostenta el poder suficiente para destruir la
humanidad y con él intenta imponer una tiranía mundial, ignorando y
destruyendo la Organización de Naciones Unidas, violando los derechos de
cualquier país, llevando a cabo guerras de conquista para apoderarse de los
mercados y los recursos del mundo, imponiendo sistemas políticos y sociales
decadentes y anacrónicos que conducen a la especie humana al abismo.

Usted, por otras razones, no puede mencionar la palabra democracia: porque,
entre ellas, su ascenso a la Presidencia de Estados Unidos todo el mundo
sabe que fue fraudulento. No puede hablar de libertad, porque no concibe
otro mundo que el regido bajo el imperio del terror de las mortíferas armas
que sus manos inexpertas pueden lanzar sobre la humanidad.

No puede hablar de medio ambiente porque ignora por completo que la especie
humana corre el riesgo de desaparecer.

Usted acusa de tiranía al sistema económico y político que ha conducido al
pueblo de Cuba a los más altos niveles de alfabetización, conocimientos y
cultura, entre los países más desarrollados del mundo; que ha reducido la
mortalidad infantil a un índice menor que el de Estados Unidos, y cuya
población recibe gratuitamente todos los servicios de salud, educación y
otros de gran trascendencia social y humana.

Suena hueco y risible escucharlo a usted hablar de derechos humanos en Cuba.
Este es, señor Bush, uno de los pocos países de este hemisferio donde jamás
en 45 años hubo una sola tortura, un solo escuadrón de la muerte, una sola
ejecución extrajudicial, ni un solo gobernante que se haya hecho millonario
en el ejercicio del poder.

Usted carece de autoridad moral para hablar de Cuba, un país digno que ha
resistido 45 años de brutal bloqueo, guerra económica y ataques terroristas
que han costado miles de vidas y decenas de miles de millones de dólares en
pérdidas económicas.

Usted agrede a Cuba por razones políticas mezquinas, en busca del apoyo
electoral de un grupo decreciente de renegados y mercenarios, sin ética ni
principio alguno. Usted no tiene moral para hablar de terrorismo, porque lo
rodean un grupo de asesinos que mediante actos de ese tipo han causado la
muerte de miles de cubanos.

Usted no disimula su desprecio por la vida humana, porque no ha vacilado en
ordenar la muerte extrajudicial de un número desconocido y secreto de
personas en el mundo.

Usted no tiene derecho alguno, que no sea el de la fuerza bruta, a
intervenir en los asuntos de Cuba y proclamar a su antojo el tránsito de un
sistema a otro, y adoptar medidas para llevarlo a cabo.

Este pueblo puede ser exterminado ?bien vale la pena que lo sepa?, barrido
de la faz de la Tierra, pero no sojuzgado ni sometido de nuevo a la
condición humillante de neocolonia de Estados Unidos.

Cuba lucha por la vida en el mundo; usted lucha por la muerte. Mientras
usted mata a incontables personas con sus ataques indiscriminados
preventivos y sorpresivos, Cuba salva cientos de miles de vida de niños,
madres, enfermos y ancianos en el mundo.

Usted lo único que conoce sobre Cuba son las mentiras que emanan de las
bocas voraces de la mafia corrompida e insaciable de antiguos batistianos y
sus descendientes, expertos en fraudes electorales y capaces de elegir
Presidente en Estados Unidos a alguien que no obtuvo los votos suficientes
para alcanzar la victoria.

Los seres humanos no conocen ni pueden conocer libertad en un régimen de
desigualdad como el que usted representa. Ninguno nace igual en Estados
Unidos. En los guetos de personas de origen africano y latino, y en las
reservas de indios que poblaron esa tierra y fueron exterminados, no existe
otra igualdad que la de ser pobres y excluidos.

Nuestro pueblo, educado en la solidaridad y el internacionalismo, no odia al
pueblo norteamericano ni desea ver morir a jóvenes soldados de su país,
blancos, negros, indios, mestizos, latinoamericanos muchas veces, a quienes
desempleo los arrastró a enrolarse en unidades militares para ser enviados a
cualquier rincón del mundo en ataques traicioneros y preventivos o en
guerras de conquista.

Las increíbles torturas aplicadas a los prisioneros en Iraq han dejado
estupefacto al mundo.

No pretendo ofenderlo con estas líneas ?ya lo dije. Sólo aspiro a que en
cualquier instante de ocio algún ayudante suyo ponga delante de usted estas
verdades, aunque realmente no sean en absoluto de su agrado.

Puesto que usted ha decidido que nuestra suerte está echada, tengo el placer
de despedirme como los gladiadores romanos que iban a combatir en el circo:
Salve, César, los que van a morir te saludan.

Sólo lamento que no podría siquiera verle la cara, porque en ese caso usted
estaría a miles de kilómetros de distancia, y yo estaré en la primera línea
para morir combatiendo en defensa de mi patria.

En nombre del pueblo de Cuba,

Fidel Castro Ruz
Mira també:
http://chiapas.mediosindependientes.org/display.php3?article_id=108199

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Comentaris

Fustiga Chomsky medidas del presidente Bush contra Cuba
16 mai 2004
El destacado lingüista y politólogo estadunidense Noam Chomsky fustigó ayer las más recientes medidas del gobierno del presidente George W. Bush contra Cuba. En declaraciones, vía telefónica, para el popular espacio Mesa redonda informativa, Chomsky califico las medidas anticubanas de la administración republicana de "extremas" en su fanatismo, las cuales han dado lugar a protestas en el aspecto social y político de su país.

Destacó que la comunidad académica estadunidense ha expresado enérgicamente su desacuerdo con las prohibiciones que le impide visitar la nación antillana. Son completamente inaceptables las barreras que se han impuesto a los
viajes, dijo Chomsky. Puntualizó que las protestas contra este paso hostil llegaron a algunos sectores de la extrema derecha estadunidene en el Congreso de aquel país, que ha condenado duramente las nuevas restricciones Explicó que esos
congresistas se caracterizan por su anticubanismo, pero realmente están enfurecidos con esta interferencia en los derechos más elementales de los ciudadanos estadunidenses, acotó.

Consideró escandaloso que la Oficina de Control de Activos en el Extranjero tenga sólo cuatro personas para perseguir las transacciones financieras de Al Quaeda y del derrocado presidente Saddam Hussein, mientras triplica el personal para acosar a Cuba. En su opinión, las medidas de Bush tienen un tinte electoral, y las consideró un esfuerzo desesperado del gobierno republicano para movilizar a sus recalcitrantes partidarios de la extrema derecha cubana.

Señaló que parte de esa comunidad de cubano-estadunidenses también se siente ofendida con el más reciente acto hostil de Washington contra La Habana, al dificultar las relaciones con sus familiares en la isla.

http://www.jornada.unam.mx/2004/may04/040516/029n3mun.php?origen=mundo.p
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