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Notícies :: educació i societat |
Cultura y contracultura
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per Jaime Richart |
16 abr 2004
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No sé si tenían razón los antiguos griegos quienes decían que "cuando los dioses quieren castigar a un pueblo, confían su gobierno a los jóvenes". Hoy, no está en mano de los jóvenes en sentido estricto, pero tampoco los senadores pintan mucho... |
No sé tampoco si España fue bien o no en la coyuntura. Lo que sà sé es que lleva mucho tiempo sin saber hacia dónde camina. Tanto avatar polÃtico, tanto ir de un extremo a otro en poco más de un cuarto de siglo, tanta distancia entre la España "responsable" (no en el sentido equÃvoco y contradictorio manoseado por Aznar), amante de la Cultura, y la España negra, la que invoca valores eternos pero se comporta de manera nihilista, la que se inflama con la idea de unidad pero es disoluta y disolvente... no han permitido hasta ahora ninguna continuidad, ninguna toma de conciencia de un proyecto profundo como unidad de destino colectivo. Ninguna Constitución basta para orientar y menos fijar esa tarea. Esa visión y su concreción son cosa de estadistas que piensan no tanto en la suya como en las generaciones venideras. Y en España ese estadista está todavÃa por llegar. Además, dada tanto la vocación federalista que subyace en un amplio espectro de sus gentes como la cantonal o nacionalista, bastante tendrÃa ese nasciturus con dar forma a tan legÃtimas aspiraciones domésticas...
La globalización respetuosa de la diversidad que ha preconizado Zapatero en la sesión de investidura puede ser gloriosa. Pero si no va acompañada de una polÃtica de desconfianza diplomática permanente frente al imperio, corre el grave riesgo de ser dirigida, como viene siendo, por el imperio y en función, sólo, de los intereses del imperio. Razón ésta que puede explicar en buena parte el fenómeno terrorista, no el internacional que a mi juicio y como he dicho en otros sitios no existe, sino el puntual en los paÃses de otras culturas cuyos gobiernos tÃteres le adulan y se dejan saquear...
Hay una corriente de opinión, salida seguramente del saliente concepto polÃtico, según la cual Francia, su ministro de Educación, protegen la cultura francesa y su lengua porque ambas están en regresión, mientras que las españolas están en expansión.
No es cierto. Si es verdad que la francesa retrocede es por el mismo motivo que se interpreta que la española "avanza". Y el motivo es que Francia se defiende, no de la cultura yanqui que no existe, sino de la penetración de lo "americano" a través de la internet, del colonialismo comercial de ese paÃs y sobre todo del cine; tres factores decisivos como para que los enfoques americanos del mundo, de las cosas de la humanidad y del planeta desplacen a la visión sosegada y clásica de la vieja Europa que en buena parte Francia representa. Hay mucho más en juego de lo que la mirada crÃtica superficial ve, y desde luego la antropologÃa cultural...
España en cambio, el Estado Español mejor dicho, no sólo no ofrece resistencia, es que se deja violentar, se complace en entregarse. España ha dado un fuerte tirón a lo largo de estos ocho años de legislatura totalitaria a favor de los intereses yanquis, y no sólo de los polÃticos, como hemos visto, sino de los pseudoculturales que van unidos a la potenciación de la lengua y del concepto competencial y de lucha permanente que exporta a través de su cine. Concepto por definición fascista. "Cuando oigo la palabra cultura cojo mi pistola" es una expresión del fascista español Millán Astray que quizá se haya incorporado como enmienda a la Constitución americana desde hace mucho tiempo. ¡Cómo no iban a abrazar y a refrendar una polÃtica agresora, una cosmovisión según la cual la cual "la vida es, milicia, lucha, sobre la Tierra", como ha hecho el recién salido gobierno de una España, cuna de fascistas, en cuanto la izquierda que mima la Cultura fue apeada!...
Hay un proyecto de ley educativa cuya efectividad ignoro en estos momentos, que impone la enseñanza obligatoria del inglés -americano por supuesto- "para que todos los niños españoles lo hablen en unos pocos años", según he podido oir a la ministra aún en funciones.
Francia se resiste a ese colonialismo, mientras que los Poderes públicos hispanos han permitido y alimentado el hecho de que todos los fines de semana -y entre semana la tasa se mantiene-, tengamos en las distintas televisiones en abierto veinte o más films americanos además de los centenares que programan las de pago. El cine -y más el de una mayoritaria plasticidad de la violencia sostenido durante décadas- es una vÃa de penetración en las mentalidades, más fuerte que todos los planes de educación.
Aquà radica el problema, las diferencias y la sensibilidad entre un Fritz Lang, ministro de Cultura francés, que el primer dÃa de su toma de posesión del cargo dijo “¡La cultura es la vida!â€?, y la frase de Millán Astray que aún retumba en los oÃdos de ministros y presidentes en España como los que le llegaban a Ulises de Circe, que han oscilado entre la deriva cultural, que es lo mismo que no saber qué es lo que se quiere, y la tentación permanente de hacer de la Cultura exclusivamente un producto de mercado destinado a ser fagocitado por la contracultura estadounidense. |
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Re: Cultura y contracultura
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per dildo |
16 abr 2004
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Fritz Lang no se llama, sino JACQUES LANG o algo así. |
Re: Cultura y contracultura
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per alliagon |
16 abr 2004
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només afegir que no cal passar-se amb l'elogi de les politiques culturals franceses:
- el senyor Jack Lang (PS) ja fa anys i panys que no és ministre.
- professors, investigadors, artistes i tècnics del teatre i de l'audiovisual estan en lluita des de fa mesos i ningú els fot ni puto cas (de moment).
http://cip-idf.ouvaton.org/
- gràcies a les polítiques culturals que tu elogies, fer-hi cultura i no passar pel filtre institucional és... il.legal.
- i gràcies a aquestes mateixes polítiques, els films francesos que els cinemes estan obligats a programar són cada cop més dolents. |