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Notícies :: guerra |
Naomi Klein: El talento para hacer enemigos
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per (penjat per) mtz |
04 abr 2004
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BAGDAD.– “¿Tiene cuartos disponibles?�, le preguntamos a la recepcionista del hotel.
Nos mira de arriba abajo, se fija en la cabeza calva y blanca de mi compañero de viaje.
“No�, responde.
Tratamos de no darnos cuenta de que hay 60 llaves de cuarto en sus buzones atrás de su escritorio –el lugar está vacÃo.
“¿Tendrán un cuarto pronto? ¿Quizá la semana que entra?�
Duda. “Ahh... no�.
Regresamos a nuestro actual hotel –el que queremos dejar porque corren apuestas sobre cuándo lo van a bombardear– y prendemos la televisión: la BBC muestra secuencias del testimonio de Richard Clarke [jefe de la oficina de contraterrorismo del Consejo de Seguridad Nacional con los presidentes Bill Clinton y George W. Bush, N de la T] ante la Comisión del 11 de Septiembre, y un par de expertos discuten sobre si invadir Irak ha hecho de Estados Unidos un lugar más seguro.
DeberÃan de intentar encontrar un cuarto de hotel en esta ciudad, donde la ocupación estadunidense ha desatado una ola de ira anti-estadunidense tan intensa que ahora abarca no sólo a las tropas estadunidenses, los funcionarios de la ocupación y sus contratistas, sino también a los periodistas extranjeros, los trabajadores humanitarios, sus traductores y prácticamente a cualquiera que esté relacionado con los estadunidenses. Razón por la cual no pudimos tomar de mala gana la decisión de la recepcionista del hotel: si quieres sobrevivir en Irak, lo sabio es mantenerte lo más lejos posible de personas con nuestra apariencia. (Pensamos en explicar que somos canadienses, pero todos los periodistas estadunidenses lucen una hoja de arce –cuando no tratan de desaparecer detrás de sus recién adquiridos pañuelos.)
El jefe de la ocupación estadunidense Paul Bremer todavÃa no se pone un hijab [la pañoleta tradicional]; en vez, ataca el ascenso del antiamericanismo con su usual previsión. Bagdad está tapizada de ineptas publicaciones de operaciones psicológicas, como Bagdad Now, llenos de artÃculos aduladores sobre cómo los estadunidenses enseñan a los iraquÃes acerca de la libertad de prensa. “Nunca hubiera pensado que la coalición pudiera hacer algo bueno para el pueblo iraquÃâ€?, citan a un aprendiz. “Ahora lo puedo ver en mis ojos lo que están haciendo buenas cosas para mi paÃs y el logro que hicieron. Quisiera que mi gente viera eso, de la manera en que yo lo veoâ€?.
Desafortunadamente, el pueblo iraquà recientemente vio otra versión de la libertad de prensa cuando Bremer ordenó a las tropas estadunidenses que cerraran el periódico dirigido por seguidores de Muqtada al-Sadr. El clérigo militante chÃita predica que los estadunidenses están detrás de los ataques a los civiles iraquÃes y ha condenado la constitución interna; la tildó de ser “una ley terroristaâ€?. Hasta ahora, Al-Sadr se ha abstenido de conminar a sus seguidores a unirse a la resistencia armada, pero muchos predicen que el cierre del periódico –un medio no violento de resistir la ocupación– era justo el empujón que necesitaba. Pero reclutar para la resistencia siempre ha sido una especialidad del enviado presidencial a Irak: la primera acción de Bremer tras ser designado por Bush fue despedir a 400 mil soldados iraquÃes; se rehusó a darles las pensiones a las que tenÃan derecho, pero sà les permitió quedarse con sus armas –por si más tarde las necesitaban.
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Mientras los soldados estadunidenses le ponÃan candado a la puerta del periódico, me encontraba en lo que creÃa que serÃa un oasis de proamericanismo, la CompañÃa de Refrescos de Bagdad. El 1 de mayo, esta planta embotelladora comenzará a producir uno de los iconos más poderosos de la cultura estadunidense: la Pepsi-Cola. CreÃa que si quedaba alguien en Bagdad dispuesto a defender a los estadunidenses éste serÃa Hamid Jassim Khamis, el gerente de la CompañÃa de Refrescos de Bagdad. Estaba equivocada.
“Todos los problemas en Irak son culpa de Bremerâ€?, dice Khamis, flanqueado por 30 botellas de Pepsi y 7-Up alineadas. “No escuchó a los iraquÃes. No sabe nada sobre Irak. Destruyó el paÃs y lo trató de reconstruir y ahora estamos en un caosâ€?.
Uno esperarÃa escuchar estas palabras en boca de extremistas religiosos o fieles a Saddam, pero no de aquellos como Khamis. Y no sólo porque su negocio de Pepsi es la inversión de mayor perfil público de una multinacional estadunidense en el nuevo “libre mercadoâ€? de Irak. También porque pocos iraquÃes apoyaron con tanta firmeza la guerra. Y no es para sorprenderse: Saddam ejecutó a sus dos hermanos y Khamis fue obligado a renunciar como gerente de la planta embotelladora en 1999, después de que el hijo de Saddam, Uday, lo amenazó de muerte. Cuando los estadunidenses derrocaron a Saddam, “no puedes imaginar cuánto alivio sentimosâ€?, dice.
Después de que el administrador de la planta baatista fue sacado del puesto, Khamis regresó a su viejo empleo. “Hay un riesgo en hacer negocios con los estadunidensesâ€?, dice. Hace unos meses se descubrieron dos detonadores frente a las puertas de la fábrica. Y Khamis todavÃa está alterado a raÃz del intento de asesinato que sufrió hace tres semanas. Iba al trabajo cuando le robaron el coche y le dispararon, y no hubo duda alguna de que fue un ataque con un claro blanco; se escuchó que uno de los agresores le preguntó a otro: “¿Mataste al gerente?â€?
Khamis solÃa estar contento de defender su posición a favor de Estados Unidos, aunque implicara discutir con amigos. Pero a un año de la invasión, muchos de sus vecinos en el parque industrial ya están fuera del negocio. “Ya no sé qué decirle a mis amigosâ€?, dice. “Es un caosâ€?.
Su lista de quejas contra la ocupación es larga: corrupción a la hora de otorgar los contratos de reconstrucción, fracaso a la hora de frenar el saqueo, fracaso para asegurar las fronteras de Irak –tanto de terroristas extranjeros como de importaciones extranjeras no reguladas. Las compañÃas iraquÃes, que todavÃa sufren a raÃz de las sanciones y el saqueo, no pueden competir.
Sobre todo, Khamis está preocupado por la manera en que estas polÃticas han alimentado la crisis de desempleo del paÃs, y han provocado que haya demasiadas personas desesperadas. También observa que a los oficiales de la policÃa iraquà se les paga menos de la mitad de lo que él le paga a sus obreros en las lÃneas de producción, “lo cual no es suficiente para sobrevivirâ€?. Khamis, que normalmente habla con suavidad, se pone furioso cuando habla del hombre a cargo de “reconstruirâ€? Irak. “Paul Bremer ha causado más daño que la guerra, porque las bombas pueden dañar un edificio, pero si dañas a las personas ya no hay esperanzaâ€?.
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He ido a las mezquitas y a las manifestaciones callejeras y he escuchado a los seguidores de Muqtada al-Sadr gritar: “Muerte a Estados Unidos, Muerte a los JudÃosâ€?, y en verdad es escalofriante. Pero el profundo sentimiento de decepción y engaño expresado por un empresario pro Estados Unidos, que administra una planta de Pepsi, es lo que confirma lo profundo del desastre creado por Estados Unidos. “Estoy decepcionado, no porque odie a los estadunidensesâ€?, dice Khamis, “sino porque me caen bien. Y cuando amas a alguien y te hiere, duele másâ€?.
Al salir de la planta embotelladora, al caer la tarde, las calles de la ocupada ciudad de Bagdad están repletas de seguidores de Al-Sadr, que juran venganza sangrienta por el ataque a su periódico. Un vocero de Bremer defiende la decisión, alega que el periódico “estaba haciendo que la gente pensara que tenÃamos la intención de atacarlosâ€?.
Un creciente número de iraquÃes ciertamente tienen esa impresión, pero tiene mucho menos que ver con un incendiario periódico que con las incendiarias acciones de la autoridad de la ocupación estadunidense. Conforme se acerca la “entrega de poderâ€? del 30 de junio, Paul Bremer ha develado un montón de nuevos trucos para mantenerse en el poder mucho después de que se declare la “soberanÃaâ€?.
Algunos momentos sobresalientes. A finales de marzo, sobre la base de su Orden 39 del pasado mes de septiembre, Bremer aprobó otra ley que abrÃa aún más la economÃa de Irak a la propiedad extranjera, una ley que el próximo gobierno iraquà tiene prohibido cambiar bajo los términos de la constitución interina. Bremer también anunció el establecimiento de varios reguladores independientes, los cuales reducirán drásticamente el poder de los ministerios del gobierno iraquÃ. Por ejemplo, The Financial Times reporta que “los funcionarios de la Autoridad Provisional de la Coalición (APC) dijeron que el regulador impedirÃa que el ministro de Comunicaciones, Haider al-Abadi, una espina en el pie de la coalición, llevara a cabo su amenaza de cancelar las licencias que la coalición otorgó a los consorcios administrados por extranjeros para operar tres redes de telefonÃa móvil y la emisora nacionalâ€?.
La APC también ha confirmado que después del 30 de junio los 18.4 mil millones de dólares que el gobierno estadunidense se está gastando en reconstrucción serán administrados por la embajada estadunidense en Irak. El dinero se gastará a lo largo de cinco años y en esencia estará destinado a rediseñar la mayor parte de la infraestructura básica de Irak, incluyendo sus sectores encargados de la electricidad, el agua potable, el petróleo y la comunicación, asà como sus cortes de justicia y su policÃa. Los futuros gobiernos de Irak no podrán tener injerencia en la construcción de estos sectores clave de la sociedad iraquÃ. El jubilado almirante David Nash, quien encabeza la Oficina de Gestión de Programas, la cual administra los fondos, describe los 18.4 mil millones de dólares como “un regalo del pueblo estadunidense al pueblo iraquÃâ€?.
Parece haber olvidado que los regalos son algo de lo cual una persona se desprende. Y en la misma semana llena de eventos, los ingenieros estadunidenses comenzaron construcciones en 14 “bases duraderasâ€? en Irak, capaces de albergar a los 110 mil soldados que permanecerán aquà durante al menos dos años más. A pesar de que las bases se están construyendo sin el mandato del gobierno iraquÃ, el general de brigada Mark Kimmitt, director adjunto de operaciones militares en Irak, lo llamó “un plan de cómo podrÃamos operar en Medio Orienteâ€?.
La autoridad de la ocupación estadunidense también encontró una manera de mantener el control sobre las fuerzas armadas de Irak. Bremer promulgó una orden ejecutiva donde declara que aún después de que el gobierno interino iraquà se haya establecido, el ejército iraquà responderá a las órdenes del comandante estadunidense, el teniente general Ricardo Sánchez. Para lograr esto, Washington se basa en una interpretación legalista de una cláusula en la Resolución 1511 del Consejo de Seguridad de la ONU, la cual pone a las fuerzas estadunidenses a cargo de la seguridad de Irak hasta que “se complete el proceso polÃticoâ€? en Irak. Y ya que el “proceso polÃticoâ€? en Irak no tiene fin, también, parece que no lo tiene el control militar estadunidense.
Durante el mismo frenesà de actividad, la APC anunció que pondrÃa más restricciones a los militares iraquÃes a través de la designación de un asesor en seguridad nacional para Irak. Este designado estadunidense tendrÃa poderes equivalentes a los de Condoleezza Rice y se mantendrá en el poder durante cinco años, mucho más tiempo del programado para concretar la transición a un gobierno democráticamente electo.
Hay un pedazo de este paÃs, sin embargo, que el gobierno estadunidense con gusto cede al pueblo de Irak: los hospitales. El 27 de marzo, Bremer anunció que habÃa retirado a los altos consejeros estadunidenses del Ministerio de Salud de Irak, y este sector se volvió el primer sector en lograr una “plena autoridadâ€? en la ocupación estadunidense.
Puestas en conjunto, estas últimas medidas pintan un cuadro revelador del “Irak libreâ€?: Estados Unidos mantiene su presencia militar y empresarial a través de 14 bases militares y la más grande embajada estadunidense en el mundo. Mantendrá la autoridad sobre las fuerzas armadas iraquÃes, su polÃtica de seguridad y económica, y el diseño de su infraestructura esencial –pero los iraquÃes pueden ver por sà solos qué hacen con sus decrépitos hospitales, con todo y su escasez crónica de medicamentos y su carencia del más básico sistema de saneamiento. (El secretario estadunidense de Servicios de Salud y Humanos Tommy Thompson reveló el nivel de prioridad que tenÃa esto cuando comentó que los hospitales iraquÃes estarÃan arreglados si los iraquÃes “tan sólo se lavaran las manos y limpiaran la mierda de las paredesâ€?.)
En las noches en las que no hay explosiones cercanas nos quedamos en el hotel y brincamos cada vez que oÃmos los portazos de un coche. A veces ponemos las noticias y escuchamos un lejano debate acerca de si invadir Irak ha hecho que los estadunidenses están más seguros.
Pocos parecen estar interesados en el asunto de si la invasión ha hecho que los iraquÃes se sientan más seguros, lo cual está mal porque ambos asuntos están Ãntimamente relacionados. Como dijo Khamis: “No es la guerra lo que provocó el odio. Es lo que hicieron después. Lo que hacen ahoraâ€?. |
Mira també:
http://www.jornada.unam.mx/mas-naomi.html |
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