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Notícies :: globalització neoliberal |
¿El imperialismo ha muerto?
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per explotado |
30 mar 2004
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El poder se ha perfeccionado y con ello sus formas de control: hoy no hay separación entre lo público y lo privado, entre el Estado y la sociedad civil. Todo ha entrado en lógicas de dominio; en redes (palabra que está en Lenin para asombro de muchos: redes de producción económica mundial). Esa es su debilidad. De ahí que entre la experiencia del biopoder y de la biopolítica como línea de fuga relacional de aquélla. Claro que al profesor Borón no le agrada esta explicación, pues para él eso es sinónimo de posmodernismo, como quien dice capitalismo o ideología barata. ¿Cuál es la crítica real que se puede dar a ese biopoder? |
LA IZQUIERDA A DEBATE
El imperialismo ha muerto
Juan Carlos GarcÃa
Estudiante de Ciencia PolÃtica, Universidad Nacional de Colombia
Rebelión
“En resumen, ese tomo (“Das Kapital�) comprende lo que los ingleses llaman
the political principes of political economy. Junto con la primera parte
(“Contribución a la crÃticaâ€?), contendrÃa la quintaesencia de la cuestión.
El desarrollo de los otros problemas, si exceptuamos quizás las relaciones
entre las diferentes estructuras económicas de la sociedad, podrá ser llevado
a cabo, sin problemas, por cualquier otra persona, partiendo de lo que yo he publicado�.
MARX a KUGELMANN, 20 de diciembre de 1862, Londres.
Un debate polÃtico, no moral
El éxito de Atilio Borón como crÃtico del imperialismo es proporcional a su acendrada y curtida convicción de marxista. De marxista de la vieja guardia. Asà quedó reflejado en su pasada charla en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Colombia, en febrero último. Un auditorio expectante que nunca cuestionó su teorÃa quedó con la impresión de que hay imperialismo ya que existe el Estado. Es decir, que su teorÃa es incuestionable. A raÃz de esta coyuntura me permità el abuso de escribir unas lÃneas para Rebelión que reflejaran un tanto su pensamiento; réplica que salÃa de un estudiante de Ciencia PolÃtica con las limitaciones propias que da un lustro en los pasillos, aulas y bibliotecas de la Universidad Nacional, y el novel conocimiento de 25 años de vida. Todo obedeció a mi insolencia. Al caracterizarlo como socialdemócrata lo estabamos reconociendo polÃticamente; lo definÃamos a partir de su teorÃa.
Por ello mi crÃtica era, y es, desproporcionada: Atilio Borón, ungido con Doctorado y décadas de investigación y estudio; yo, un simple y accidental alumno con un incierto recorrido, y una que otra pista sobre distintos temas.
No era, pues, la respuesta de un discÃpulo a su maestro. Ni menos, una polémica entre dos aquilatadas y autorizadas voces. Sólo era, y es, un debate polÃtico con las diferencias referidas. Pero el debate no es personal: cualquiera pudo haber asumido este derecho de réplica; el libro de Borón da para eso, y más. Es un debate que se presenta y se desarrolla desde la teorÃa: está en la ciencia polÃtica actual. La “pasión puesta por su autorâ€? no pretendÃa “una tediosa sucesión de injurias y descalificaciones personalesâ€?. PretendÃa sà caracterizar a un personaje que está lejos, muy lejos, de teorizar sobre el imperialismo. Y mucho más de rebatir la teorÃa de Imperio. Me retracto de las palabras desbordadas y altisonantes que pudieron molestar a más de uno, pero repito: el libro de Borón da para todo. El problema por debatir tiene que ver con el poder y sus relaciones: sociales, polÃticas, económicas y culturales: en lo global, en lo regional, en lo local. Es decir, esa forma de dominio planetario que algunos llaman como quieren: imperialismo, aldea global, globalización, sistema-mundo, mundialización o últimamente imperio.
Luego, lo que sucede es que el debate polÃtico toca sensibilidades, convicciones, credulidades, incertidumbres. Más cuando se hace desde una posición definida al interior de las corrientes de izquierda que realmente en las últimas décadas comulgan con los ordenes establecidos: unos como catedráticos, otros como diplomáticos, aquellos como teóricos del régimen. Todos, tendencialmente, como guardianes de lo habido y por haber en la sociedad global del capital. ¿Se dan cuenta ustedes de que no hay tal flamante izquierda latinoamericana? Lo que hay son algunos grupos de presión regionales: no una izquierda latinoameriacana. Alejada de la crÃtica ha madurado degenerándose. O se ha lamentado, que es lo mismo. Cuando no reniega de lo que podrÃa haber cambiado la realidad, o de lo que cambió y no se dio cuenta de cómo fue. Igualmente, la izquierda ha pasado a la siguiente página como quien lee y no comprende un libro ( verbigracia: Imperio ). Se ha olvidado que lo propio de la izquierda es la crÃtica. Pero la crÃtica es demoledora, implacable. Recordemos: como el debate Marx-Proudhon, Marx- Bakunin, Ilich-Kautsky, Ilich-Luxemburgo. Y muchos otras.
Es un poco, guardadas las proporciones y las osadÃas, lo que se me antojó hacer con el profesor Borón: mostrarlo tal cual es, a propósito de su crÃtica lamentable al libro Imperio. ¿Por qué lamentable? Sencillo: nunca entendió lo que dice que leyó. O cuando lo entendió ridiculizó el discurso, o lo criticó porque no le gustó; un “rotundo fracasoâ€?, según dijo. Y eso él que sostiene en las últimas páginas de su libro Imperio & Imperialismo (2002) que el Negri de antes era mejor: “no podemos sino interrogarnos acerca de cómo fue posible que un intelectual del calibre de Antonio Negri, que escribiera algunos de los libros y artÃculos más importantes que la tradición marxista produjera en el último cuarto de siglo pasado, haya escrito una obra como ésta en la cual parece haberse olvidado de casi todo cuanto pensaba antesâ€?, pág. 130 (¡). Y más adelante continúa: “Las contribuciones de Negri al desarrollo de la teorÃa social y polÃtica del marxismo no merecen tan decepcionante final. Esperamos de todo corazón poder tener en fechas próximas la satisfacción de comentar, en términos completamente diferentes, un nuevo libro en donde el extraordinario talento de Negri se reencuentre con su propia historiaâ€?, pág. 153 (¡). Sorpréndanse amigos lectores. Sobre esto el Doctor Borón sólo tiene una respuesta a su craso error de lectura e interpretación que, por demás, echa por el suelo toda su “lectura crÃticaâ€? de Imperio: el silencio total. He ahà su Talón de Aquiles: creer que sabe lo que no sabe. Peor aún: saber que está equivocado y hacer como si nada. Falso le decimos: algunos lectores no tragamos entero. No, profesor Borón, no hay dos Negri. Es uno sólo el teórico del poder constituyente. ¿Ya se le olvidó?
Bajo una crÃtica socialdemócrata fallida se esconde un montón de aporÃas, antinomias y lamentables cuestionamientos. Siento responderle en estos términos, pero el libro profesor Borón está cojo, muy cojo, como respuesta. No porque no se pueda hacerle crÃtica a Negri (¡claro que se puede, y se debe hacer!), sino porque en 150 páginas usted pretende eliminar de tajo una teorÃa de cuarenta años. TeorÃa que, ¿cómo decirlo?, termina añorando al Negri de antes de Imperio. Y como respuesta a éste libro realmente no desarrolla ninguna teorÃa: sólo la crÃtica como “lectura crÃticaâ€?.
Imperio es la degeneración del imperialismo
No voy a repetir lo dicho en el artÃculo publicado en REBELION http://www.rebelion.org/izquierda/040225im.htm , Imperio más allá del imperialismo del cual ya el profesor Borón ejerció una crÃtica no detallada. CrÃtica que a su muy particular manera no tocó los puntos fundamentales, como el que acabo de señalar. Lo que quiero hacer en esta oportunidad es una comparación del imperio a la luz del imperialismo. Una comparación introductoria.
¿Qué es el imperio? Una nueva forma global de soberanÃa. No es difÃcil de captar. Entonces, ¿qué es el imperialismo? Vayamos a Lenin, a quien el profesor Borón gusta citar. El imperialismo, según Ilich, “por su esencia económica es el capitalismo monopolista (...) es el tránsito del capitalismo a una estructura económica y social más elevadaâ€?. O sea, el “capitalismo parasitarioâ€? o “capitalismo agonizanteâ€?, esto en la primera guerra mundial (1914-1919) como un “sistema universal de sojuzgamiento colonial y de estrangulación financieraâ€?, que como imperialismo es la “antesala de la revolución socialista del proletariadoâ€?. Ello nos da a entender dos cosas: imperialismo es una crisis revolucionaria real, y es una guerra territorial y financiera entre potencias capitalistas mundiales. ¿Qué tanto se da en la actualidad? Repetimos: entre potencias capitalistas que luchan por la ampliación de mercados financieros. ¿Actualmente los estados capitalistas pelean entre sà por el reparto del mundo en “diferentes esferas de influenciaâ€?? De la lectura de Borón se infiere que aunque ha cambiado el imperialismo, éste es guerra económica solamente.
Sobre el texto que tomamos, El imperialismo fase superior del capitalismo de 1917, hay que hacer una aclaración. Decir que es “superiorâ€? no quiere sugerir que es el último, o que el capitalismo no pueda tener otra fase superior, ¿se puede captar esta idea que subyace en Lenin? Pero creo que con este argumento de hace noventa años se podrÃa reafirmar la cuestión económica del imperialismo hoy. No obstante, la cosa no es tan fácil si de transición del imperialismo al imperio hablamos. Es, por qué no decirlo, la misma transición que Lenin personificó del capitalismo mercantil al capitalismo financiero; de la libre competencia y exportación de mercancÃas a la exportación del capital monopólico de Estado (cartels, sindicatos, trust) y la lucha por su reparto en una guerra imperialista. Asà tenemos que el imperialismo es mundial, como hoy el imperio. Tomemos el ejemplo más a la mano: la guerra contra Irak. SÃ, fue, y es, una guerra inhumana, miserable, lo que quieran, pero guerra: los últimos tres imperios de la historia mundial, qué raro, invadieron Irak. Claro: Estados Unidos, Gran Bretaña y España buscaban riquezas y expandir sus mercados. Pero atención. Esta no es una guerra eminentemente económica, como era en el imperialismo de antaño.
Pasemos de este modo al segundo punto, explicando el primero. Imperio, el libro de Hardt y Negri del año 2000, nos dice que esta “soberanÃa globalâ€? se presenta como un régimen que “suspende la historiaâ€?; al tiempo se asume como eterna, como si hubiésemos llegado al fin de la historia. Como si dijéramos: este es y será la sociedad capitalista orbital. Aquà vendrÃa una diferencia con el imperialismo abismal: el imperio no está originado propiamente en la conquista, aunque de hecho se sirva de ella, igual con la invasión. Esta realmente es una guerra tanto más cruel cuanto más tecnológica. Pero la guerra existe, aunque se legitime desde un discurso burgués, capitalistas. Remember: dijo Bush hijo: vamos a liberar a Irak. Y, ¿luego no toda la campaña mediátiaca, diplomática e imperial no fue para asegurarse de golpear el terrorismo? El terrorismo es “nuestro enemigo comúnâ€?, han repetido insistentemente sus voceros. Claro que es invasión y guerra que reedita la colonización. Claro que van por el petróleo y el gas. Pero, lo más importante: venden un discurso: somos los garantes de la “pazâ€?, afirman. El credo polÃtico es tal y tal: no hay salida del capitalismo. El libro Imperio nos llama a buscar esa salida desde tres autores básicamente: Maquiavelo, Spinoza y Marx.
La explicación de este punto que a primera vista parece contradictorio se da en la siguiente caracterÃstica del imperio. Realmente esta “globalización imperialâ€? ejerce la guerra permanentemente, pero se presenta como dedicada a una paz sin tiempo, universal, eterna, sin historia. Para hablar vulgarmente: es la paz de los ricos, del capitalismo mundial. ¿Acaso creen ustedes que los capitalistas HOY pelean entre ellos?... Bien, el escenario de este orden mundial capitalista está dado por una “excepción permanenteâ€? que legitima esta farsa de “guerra justaâ€? o guerra preventiva, como quieran. No olvidemos el discurso autolegitimado del terrorismo. Una guerra con toda una maquinaria de propaganda de por medio. ¿El imperialismo se vendÃa a sà mismo como espacio y tiempo de la paz eterna, aunque en realidad no lo era? No. Aunque el imperialismo sobrevivió hasta que fue derrotado en la guerra del Vietnam y otras guerras anticolonialistas, fue un imperialismo expansivo con un credo polÃtico definido al calor de la guerra frÃa. Unos eran los capitalistas, los llamados libres, y otros los comunistas, los supuestamente tiranos. O al contrario según el paralelo en el que estemos. Un imperialismo ideológico-polÃtico. Hoy es un imperio “justicieroâ€?: buscamos la libertad, aunque los que no estén conmigo están contra mÃ. Palabras del segundo Bush. En resumen, el imperio como el imperialismo son sinónimos de guerra. Pero con otro discurso, con otra práctica, con otro sofisma mediático. Al tiempo, con el mismo fin: el poder de dominio. En el imperio las acciones de guerra que se hacen son para hacer entrar el mercado en esas zonas, mecas de la nueva acumulación. Una colonización legitimada por el derecho o por la acción moral; en el imperialismo legitimada por el credo polÃtico.
Ahora, relacionando lo que hemos dicho, el poder global o imperial se ejerce en una materialidad concreta. Por supuesto que hay instituciones, formas de dominio global que no por ser imperiales dejan de ser capitalistas. Más cuanto hay guerras de por medio. Hoy la reproducción del orden no se da sólo en el discurso, en la imagen, en una cifra macroeconómica. O en la guerra “justaâ€?. El poder se ha perfeccionado y con ello sus formas de control: hoy no hay separación entre lo público y lo privado, entre el Estado y la sociedad civil. Todo ha entrado en lógicas de dominio; en redes (palabra que está en Lenin para asombro de muchos: redes de producción económica mundial). Esa es su debilidad. De ahà que entre la experiencia del biopoder y de la biopolÃtica como lÃnea de fuga relacional de aquélla. Claro que al profesor Borón no le agrada esta explicación, pues para él eso es sinónimo de posmodernismo, como quien dice capitalismo o ideologÃa barata. ¿Cuál es la crÃtica real que se puede dar a ese biopoder? No lo dice Borón. O sÃ: “Este paso desde las cadenas y los verdugos a la manipulación individual y el control ideológico y conductual ha sido rebautizado por Foucault como la transición de la sociedad disciplinaria a la sociedad de control. Pero, como sabemos, una cosa es bautizar o rebautizar a una criatura y otra bien distinta es descubrirla. En este caso, la criatura ya habÃa sido descubierta y tenÃa nombre. Lo que hizo Foucault fue otorgarle uno nuevo (y bien atractivo) a lo que ya todos conocÃan, pero de ninguna manera puede decirse que estamos en presencia de una innovación técnica fundamentalâ€? págs. 24,25 (¡). Y ese “conocÃanâ€? se refiere a Platón, Tocqueville, Rousseau y hasta Marx. Este es un bello ejemplo de su “lectura crÃticaâ€?. Es que si no se entiende ese paso de la sociedad de disciplina a la sociedad de control, pues no se puede comprender el paso también en semejanza de la subsunción formal a la subsunción real del trabajo por el capital, que está en Marx. Paso que da nacimiento a la multitud. O el paso al posfordismo y el modo de producción tecnológico, informático, comunicacional. O el paso del poder constituyente a la “autovalorizaciónâ€? y al General Intellect marxiano.
Recapitulemos: biopoder, en la sociedad de control, es la forma que adquiere el poder en la posmodernidad (a falta de un mejor nombre éste significa una nueva época): el control de las mentes y de los cuerpos. Pero también la potencia que está en ellos. ¿Se entiende? El problema tiene que ver con la teorÃa del valor, del cual poco se estudia en los borradores de 1857-1858. Ese paradigma se quebró: el trabajo hoy es social: hay producción de subjetividad. Negri lo llama la transición del obrero masa al obrero social, y de éste a la multitud. Ahora, se desarrolla la alta producción de subjetividad en la subsunción real del capital, en la globalización. ¿Qué parte del mundo hoy está por fuera de los circuitos productivos capitalistas? Todos los paÃses, hasta Cuba ha ingresado a la globalización. Ah, pero como el profesor Borón no cree le remito a los Grundrisse y otra vez a los capÃtulos en los que Marx hable de la producción de máquinas. Y si no también puede leer sobre el cambio radical del sujeto en el libro Poder Constituyente, o Marx más allá de Marx u otros, o un innumerable compendio de artÃculos de Negri en los últimos, qué, cuarenta años. Allá cuando, según usted, Negri no se habÃa olvidado de su pasado marxista. Más adelante relacionamos el sujeto a partir de la multitud, por eso no profundizo en el tema en este aparte.
¿Existe el biopoder en el imperialismo? Porque el cuento es muy fácil: la posmodernidad está en Negri en virtud de la “enrarecida atmósfera intelectual parisinaâ€? (pág. 152 ) le afectó. Tanto que se olvido de quién habÃa sido y sus publicaciones. Listo con eso queda concluida la cuestión en los términos sin precedentes del profesor Borón. Sólo me interesa esbozar la teorÃa, a modo de introducción a la lectura sin ambages del libro Imperio, y no ahorrar la lectura del voluminoso texto.
El proletariado multitud
¿Los sujetos los crea la teorÃa o son algo inherente a la realidad, a eso que llamaba Marx la “sÃntesis de lo múltipleâ€?? Según se puede experimentar los crea la realidad fáctica. Los sujetos polÃticos desarrollan un tipo de relaciones en las cuales se construyen y deconstruyen: producción y reproducción de la existencia. Imperio en su transdisciplinaria teorÃa parte desde abajo para reconstruir los últimos 40 años en el mundo capitalista. Por eso se dice que “la multitud llamó el imperioâ€?. Pero no se entienda mal: el imperio global es la consecuencia de las luchas dadas por la descolonización, las luchas contraimperialistas e innumerables insurrecciones fracasadas y triunfantes. Fue realmente el “internacionalismo proletarioâ€? el que quebró el vetusto imperialismo. Hoy ésta forma de dominio planetario que llamamos imperio es frágil, tanto como Lenin lo decÃa del imperialismo. Incluso más: contamos con las experiencias del pasado.
En cuanto a la multitud las incongruencias son mayores y alarmantes a la hora de desentrañar ese problema conceptual. ¿Verdaderamente se acabaron las clases sociales? Podemos empezar por aquÃ. ¿Qué pasa si cambian las condiciones materiales que hacen posible que exista en un momento dado el desarrollo de las fuerzas productivas en un cierto nivel? ¿Se negará el desarrollo de estas fuerzas con el argumento de que las clases sociales son propias del capitalismo? ¿Qué papel jugaron y juegan las distintas y variadas luchas sociales en el siglo XX para llegar a desembocar en el imperio? Acá no voy a transcribir lo que dice Negri y Hardt, para eso están sus libros. Lo que quiero hacer es asomarme a la teorÃa como introducción. Repasemos la historia: el siglo XX tienen innumerables conflictos sociales, revoluciones y contrarrevoluciones. ¿Cómo negarlo? Detengámonos en algunos puntos: Estados autoritarios, asistencialistas o benefactores, o el más actual, el Estado neoliberal; en la producción también hubo cambios: taylorismo, fordismo, posfordismo, revolución tecnológica e informática; en el sujeto polÃtico: pueblo, proletariado y multitud. En sÃntesis, del imperialismo al imperio. Es decir, las fuerzas y las relaciones sociales de producción han tenido un desarrollo vertiginoso. Es la ciencia, la inteligencia social la que abre nuevas formas de interacción social. Lo dicho: el individuo se vuelve cada vez más social.
Algunos se asombran porque Marx plantea el desarrollo del individuo. ¡Pero cómo si Marx es el teórico de las clases sociales! Desmitifiquemos a éste autor: ni el proletariado como palabra, o como clase social son obra de Marx: son categorÃas burguesas. Como que Marx decÃa que habÃa que emanciparse del trabajo, e ir más allá: llegar a la emancipación humana. ¿Es necesario recordar esto? A los marxistas de cajón les vendrÃa bien leer la carta que Marx le dirige a Weydemeyer el 5 de mayo de 1852, y repasar sus escritos económicos y filosóficos. Señores: el trabajo es una categorÃa burguesa. El error eterno es idolatrar al proletariado y con ello al Estado. ¿Pero es que no han aprendido de la historia?
Frente a la multitud. Cuando se habla de ella se alude a poder constituyente. Concretamente a un clase. Bien vale la pena buscar y leer el escrito de Negri Por un definición ontológica de la multitud. El poder constituyente es crisis, es democracia absoluta, es trabajo vivo. Negri tiene toda su obra escrita en clave subjetiva, es decir, desde la posición del sujeto ante la vida, ante el poder, ante la crisis de deseo. La multitud es el sujeto alterno de la modernidad. Esa es la conclusión del autor italiano en su libro El Poder Constituyente. En la lÃnea de interpretación del profesor Borón, no hay tiempo para recordar a Maquiavelo ( y eso que dice ser buen lector del florentino) o a Spinoza y su teorÃa del poder constituyente: la democracia absoluta. Ni qué decir de multitudo en textos como Los Discursos Sobre la Primera Década de Tito Livio, o Tratado PolÃtico. En sus análisis el profesor Borón nunca ha criticado a la teorÃa del imperio desde alguno de estos autores: ni como crÃticos de la multitud ni como crÃticos de la democracia. Profesor: recuerde que Negri tiene a estos dos autores junto con Marx de teóricos y crÃticos de cabecera: multitud, democracia absoluta y trabajo vivo, o armas, deseo y destrucción del Estado. Contrario a la lÃnea Hobbes-Rousseau-Kant-Hegel, Negri le antepone Maquiavelo-Spinoza-Marx. Otra vez recordemos: el Estado Leviatán en Hobbes nace sobre las cenizas de la multitud, los muchos, los verdaderamente poderosos. A través de la seguridad se logra aplacar el desorden social, la crisis constitucional de la multitud. Porque, y esto no es obra de Hobbes, sino de Maquiavelo, la multitud se puede armar para defender su libertad. Igual pasa con Rousseau y su voluntad general, y con Kant y su razón en última instancia, y con Hegel y su Estado ético. TeorÃas burguesas que tratan de normatizar al sujeto social, de alienarlo en cuanto trascendencia.
Hoy el proletariado multitud hace parte del residuo del capitalismo. Todos los potencialmente conflictivos, antagónicos y subversivos. Una de las condiciones de desarrollo de la multitud en el tiempo presente es el antagonismo directo capital-trabajo en una relación sin mediaciones, directas. Por eso la potencia, por eso el deseo, por eso la inmanencia y la ontologÃa constituyente. Los pobres potencialmente son revolucionarios. Antes, como dice Imperio, los pobres eran tenidos por menos, por indisciplinados a los cánones del proletariado obrero de la industria fabril. O ¿qué era el lumpenproletariado y las masas?. Este obrero industrial era débil pues se disciplinaba fácilmente en la fábrica y en la relación de domino que nacÃa del salario; y con ello del asistencialismo que otorgaba el Estado. Hoy no, pues los pobres somos la mayorÃa y la cualidad que define el orden polÃtico y social existente. Orden que se sale de la añeja tradición del trabajo improductivo y productivo. Hoy todo el trabajo es productivo: produce una subjetividad. En otras palabras: la inteligencia social es autoproductiva. Entiéndase bien: multitud a usanza de proletariado, de explotación, de liberación. O podemos hacer como Borón: entender que multitud como que suena a “paramilitaresâ€? a “latifundistasâ€? a “especuladores financierosâ€? . Y a otros que causan desconcierto en un autor supuestamente tan atento a la obra de Negri.
Entonces, la multitud es el sujeto del poder constituyente. Y comunismo es el “movimiento realâ€? de ésta. Pero veamos qué nos dice el crÃtico: “cualquiera mÃnimamente informado en la tradición sociológica sabe que, por definición, el concepto de multitud alude a un agrupamiento inestable, efÃmero, de intermitente presencia y constituido con prescindencia de las articulaciones estructurales de sus componentes. ¿Esas son las caracterÃsticas que hoy tiene el gran universo de los trabajadores asalariados? No me parece.â€? http://www.rebelion.org/izquierda/040319boron.htm . La verdad sea dicha (no creo cometer un delito decir esto), asà bien podrÃamos definimos la multitud: “un agrupamiento inestable, efÃmero, de intermitente presenciaâ€?. Pero como potencia social, como materialidad de la democracia absoluta, como liberación radical. La virtud de la multitud, anotamos, es ser crisis, movimiento. Le decimos sà a esa forma tanto o más como Marx y Engels en el Manifiesto de 1848 definÃan el comunismo como un “fantasmaâ€?. Hoy es el fantasma de la intelectualidad general. O, ¿no todo lo sólido se desvanece en el aire?
El imperialismo según el profesor Borón.
En respuesta a ese “imperio metafÃsicoâ€? que Negri y Hardt publicaron en el año 2000 la respuesta de Atilio Borón es una: un “fracaso rotundoâ€?. Pues es una “vaguedadâ€? ese “régimen de relaciones globalesâ€? que ellos llaman imperio. ¿Y eso por qué? ¡Porque no puede haber un poder global que todo lo controle! ¡Haberlo dicho antes! Nos hubiésemos ahorrado emborronar estas y otras páginas. Para los que no han leÃdo el libro Imperio e Imperialismo. Una lectura crÃtica de Michael Hardt y Antonio Negri (Clacso, 2002) les presento este aparte que habla por sà solo: “En primer lugar digamos que suponer que pueda existir algo asà como una autoridad capaz de gobernar todos los procesos de la globalización y el nuevo orden mundial es una exageración nada inocente. ¿Por qué? Porque ante un requisito de esta naturaleza la única respuesta sensata es negar la existencia de una tal autoridad y, de paso inducir a pensar que en este orden mundial no hay nadie que tenga algún grado de autoridad. Plantear que una determinada estructura de poder pueda controlar todos los procesos que se verifican en su jurisdicción constituye un verdadero absurdoâ€?...Y eso no es todo: “Ni siquiera las formas más elementales de organización del poder social, como las hormigas primitivas, eran capaces de cumplir tal requisito. Por suerte para los hombres y las mujeres la omnipotencia de los poderosos no existe. Siempre hay resquicios y siempre, invariablemente, habrá cosas que el poder no controleâ€?, pág. 84 (¡) Que el lector saque sus propias conclusiones. Tengamos presente sà que él echa por el suelo lo que es la sociedad de control, el biopoder, la acción del “capital colectivoâ€? y la subsunción real. ¡En qué estamos!
Pero que este “absurdoâ€? no nos confunda. Queremos presentar el verdadero pensamiento del profesor Atilio Borón. Para los que no lo conocen: ecce hommo. Sobre el imperialismo nos dice lo siguiente: “Digamos a guisa de resumen, que los atributos fundamentales del mismo señalados por los autores clásicos en tiempos de la primera guerra mundial siguen vigentes toda vez que el imperialismo no es un rasgo accesorio ni una polÃtica perseguida por algunos estados sino una nueva etapa en el desarrollo del capitalismo. Esta etapa está signada, hoy con mayor contundencia que en el pasado, por la concentración del capital, el abrumador predominio de los monopolios, el acrecentado papel del capital financiero, la exportación de capitales y el reparto del mundo en distintas esferas de influencia. La aceleración del proceso de mundialización acontecida en el último cuarto de siglo, lejos de atenuar o disolver las estructuras imperialistas de la economÃa mundial, no hizo sino potenciar extraordinariamente las asimetrÃas estructurales que definen la inserción de los distintos paÃses en ellaâ€?, pág. 11.
Comentemos: el imperialismo es económico, financiero más que todo; es una “nueva etapa� en el desarrollo del capitalismo, ¡que lleva noventa años!; la mundialización aceleró el imperialismo.
Sigamos con más atención y menos brÃos. Sobre la “totalidad del sistemaâ€? lo que Hardt y Negri llaman imperio, sin ismo, encontramos otra oportunidad de crÃtica: “una visión parcial y unilateral incapaz de percibir la totalidad del sistema y de dar cuenta de sus manifestaciones globales más allá de lo que presuntamente acontece en las playas noratlánticasâ€?, pág. 16.
Comentemos: hay eurocentrismo en Imperio . Es decir, no olvidemos la cita inicial de este aparte que dice: “plantear que una determinada estructura de poder pueda controlar todos los procesos que se verifican en su jurisdicción constituye un verdadero absurdoâ€?. Ahora Borón habla de que la visión de Imperio es ser “incapaz de percibir la totalidad del sistemaâ€?. ¿Contradicción? No, “lectura crÃticaâ€?.
Ahora, sobre el centro y la periferia que será la nuez de su pensamiento para definir el imperialismo. Dice asÃ: “las categorÃas de centro y periferia gozan de una cierta capacidad para al menos, en un primer momento, producir una visión más refinada del sistema internacional. Todo parece indicar que tal distinción es más útil que nunca en las circunstancias actualesâ€?, pág. 35.
Comentemos: centro y periferia son apropiadas para estudiar el imperialismo, hoy más que nunca. No importa que ese proceso en los últimos veinticinco años él también lo llame “mundialización neoliberal� o “capitalismo global�. Es imperialismo porque hay un poder que controla el mundo. Ya éste no es “absurdo�; “absurdo� el otro, el de Negri y Hardt, que dicen un poder en red o imperial que llega hasta las profundidades de lo social.
Pero continuemos con el estudio de la periferia y del centro en relación con el Estado: “primero que nada existe un problema inicial de importancia nada marginal relativo a la pregonada decadencia final e irreversible sobre el gasto público y el tamaño de los aparatos estatales (pues) se mueven en una dirección exactamente contraria a la que se imaginan Hardt y Negri. Si algo ocurrió en los capitalismos metropolitanos en los últimos veinte años ha sido precisamente el notable aumento del tamaño del estado, medido como la propagación del gasto público en relación al PIBâ€?. Y continúa: “En la reorganización mundial del sistema imperialista que tuvo lugar bajo la égida ideológica del neoliberalismo los estados fueron radicalmente debilitados y las economÃas periféricas sometidas cada vez más abiertamente y casi sin mediación estatal a las influencias de las grandes empresas transnacionales y las polÃticas de los paÃses desarrollados, principalmente los Estados Unidosâ€?, pág. 91.
Comentemos: el Estado central aún pervive porque aumentó el gasto público; el estado periférico fue debilitado y la “mediación estatalâ€? fue absorbida por las empresas transnacionales; lo cual aumentó su dependencia periférica. O sea, la globalización es de una sola vÃa. ¿Y cómo lo comprueba el profesor Borón? ¡Con datos del PNUD, el FMI y el Banco Mundial! A un problema polÃtico de soberanÃa, de dominación, como se define en Imperio, Borón le contrapone unos datos de gasto público de instituciones con lógicas imperiales o globales. Es decir, volvemos a repetir: la globalización es del centro a la periferia. No cabe la posibilidad de que la soberanÃa de los paÃses del centro se hubiese en algo resquebrajado; que la soberanÃa en cuanto monopolio y privatización de dinero, comunicaciones y guerra se halla trastocado en esos paÃses céntricos. Entonces según el FMI y el BM el Estado aún vive. ¡Por supuesto que el Estado aún está! Pero ese Estado imperialista que dominó el planeta ha muerto. Hoy sólo pueden existir Estados atados a lógicas imperiales o globales. Todos en mayor o menor medida pierden administración de sus funciones nacionales; algunas potencias se resisten a la ausencia de regulación, pero la excepción hace la regla. Ello obedece a su poder mundial.
Bueno, el libro es asÃ: un intento de respuesta que se pierde en contradicciones (que no hay un poder global que controle el mundo), absurdos (que Negri debe reencontrarse con su historia polÃtica), negativas absolutas (que desaparezca el Estado) y ridiculizaciones (como la de Francisco de Asis o la de Foucault). Esa es su crÃtica... Ah, se me olvidaba decir algo: ¡Hay otra contradicción! Esta sà monomental. En el libro Resistencias Mundiales. De Seatle a Porto Alegre, (Clacso, 2001) el profesor Borón comete un garrafal error. La conferencia que presenta en el Foro Social Mundial (FSM) en Porto Alegre se titula asÃ: El nuevo orden mundial y como desmontarlo. Allà se puede leer que el nuevo orden mundial es un “imperio al finâ€? (¡). Sólo que es un imperio con imperialismo. También en esa ponencia le va mejor a la multitud, parecer que después olvidó. En este texto que hemos tomado como sustento teórico y ejemplo de cómo no se debe hacer crÃtica, Imperio & Imperialismo, no hay siquiera esa ventaja: el de llamar al orden global imperio. Preguntamos: ¿realmente será una contradicción? O, ¿será ejemplo de “lectura crÃticaâ€?? Nos inclinamos por la última.
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Apretadamente podemos resumir la relación que sobre Atilio Borón y el imperialismo hemos podido dar en estos dos escritos mÃnimos: 1- el imperialismo existe porque qué harÃamos sin Estado; 2- el Estado es necesario porque qué harÃamos sin democracia, y al contrario: la democracia debe existir porque qué harÃamos sin Estado; 3- el proletariado existe pues vivimos en el capitalismo y en éste hay clases sociales; 4- el imperio es un “absurdoâ€?: no puede haber un poder mundial; 5- Negri se olvidó de quién era; 6 -el imperialismo continúa ya que estamos en el capitalismo; 7-Estados Unidos es el hegemón del mundo, pues él es el imperialismo actual; 8- el imperialismo es económico; 9 - la dialéctica se mantiene ya que hasta Marx era dialéctico; 10-la modernidad no puede morir: allà descansan las libertades y las democracias del futuro; 11- aunque no hay teorÃa fidedigna y contundente que eche por tierra la de Imperio digamos que eso es imposible: el gasto público es el salvavidas; 12- no importa que haya globalización capitalista, el imperialismo continúa; 13- la falta de economÃa polÃtica explica la falla de Imperio, no importa que se diga subsunción real o gobierno del mercado capitalista; 14- el biopoder, ¡qué teorÃa tan vieja!..
http://www.rebelion.org/izquierda/040327ih.htm |
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