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Anàlisi :: corrupció i poder |
Droga y globalización: una relación equÃvoca - El Crimen también se Globaliza
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per varios |
20 feb 2004
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Drogas y globalización: una relación equívoca - El Crimen también se Globaliza |
relacionado: El Estado Narcotraficante - LAS DROGAS Y LA GLOBALIZACIÓN
http://madiaq.indymedia.org/news/2004/02/4548.php
En el último periodo extraordinario de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas dedicado al problema de las drogas (Nueva York, 8-10 de junio de 1998), los Estados Miembros adoptaron una estrategia orientada a reducir considerablemente, de aquà a 2008, tanto el cultivo de plantas estupefacientes como el consumo de sustancias ilÃcitas. Dicha estrategia prevé en particular el "fortalecimiento" y la "armonización" de la legislación sobre las drogas de los paÃses de todo el mundo. Asà pues, en el siglo XXI cabe esperar una intensificación mundial del modelo de control de drogas que no ha sido capaz de yugular el aumento espectacular de la producción, el tráfico y el consumo que se observa desde hace veinte años.
La tesis oficial que sustenta esta orientación de la lucha "antidrogas" para el siglo XXI es que los traficantes de drogas y los que blanquean los beneficios obtenidos se sirven para desarrollar sus actividades de los fenómenos vinculados con la fase actual de globalización. AsÃ, la reducción de los costos de transporte y la proliferación de conexiones marÃtimas, aéreas y por carretera, el aumento de los intercambios comerciales mundiales, la unificación progresiva de los mercados financieros nacionales mediante la informatización de las transferencias electrónicas y la utilización de paraÃsos fiscales y otros centros "offshore", la difusión de las técnicas agrÃcolas y quÃmicas y, en términos generales, la interdependencia creciente de los paÃses, etc. son factores que favorecen la globalización del fenómeno de las drogas.1
Ahora bien, si es indudable que el fenómeno de las drogas se mundializa, la explicación oficial plantea problemas. Se trata de una explicación parcial que sólo tiene en cuenta las modalidades técnicas del fenómeno de las drogas, pero, al cosificar el "hardware", en el que se centran todas las medidas de control, se olvida el "software", término con el que designamos las motivaciones de los actores del fenómeno de la droga y los contextos polÃticos, económicos, sociales, culturales y estratégicos que influyen en ellos.
Al eliminar esas motivaciones y sus contextos, el discurso que sustenta la polÃtica antidrogas actual resulta simplista y mistificador . Se basa en un dogma que convierte a las drogas ilÃcitas en el mal absoluto y reduce a los actores al mero aspecto de "criminales". Los Estados, cuya utilidad discute la ideologÃa neoliberal caracterÃstica de la fase actual de globalización, han encontrado hasta ahora en esta demagogia antidrogas una fuente de legitimación.
Para comprender la globalización actual del fenómeno de las drogas y poder controlarla, parece al menos igualmente fundamental para las sociedades democráticas entender los "softwares" que rigen su instrumentación tanto como las modalidades técnicas que la permiten. Se descubre asà que la relación entre drogas y globalización dista de ser tan unÃvoca como el discurso oficial da a entender.
Instrumentado de distintas maneras por una multitud de instituciones, organizaciones e individuos, el fenómeno de las drogas y su control influyen en la fase actual de globalización. Una de las formas más generalizadas en la actualidad de instrumentación de la industria de las drogas es la "subvención". De hecho la producción, el tráfico y el blanqueamiento constituyen una subvención encubierta de la economÃa mundial desde que la crisis de los años 80 favoreció la utilización de narco-dólares para reembolsar la deuda de muchos paÃses en desarrollo. En algunos paÃses latinoamericanos y, sobre todo, africanos, constituyen seguramente la principal vÃa de inserción en la economÃa-mundo de amplios sectores, en particular los que guardan relación con la producción de materias primas agrÃcolas de exportación, sumamente afectados por la baja de las cotizaciones mundiales, y con la producción de comestibles , perjudicada por la apertura de los mercados nacionales a las importaciones baratas.
Los capitales procedentes de la droga han facilitado también las privatizaciones impuestas por los programas de ajuste estructural del FMI y el Banco Mundial y han participado en el desarrollo del sector informal que las instituciones financieras internacionales han considerado durante mucho tiempo como un medio de absorber la mano de obra liberada por los despidos en masa del sector público. Hoy dÃa los intereses relacionados con la droga y la economÃa mundial están tan inextricablemente asociados en muchos paÃses que resulta difÃcil establecer una diferencia que no sea teórica entre economÃa formal, economÃa informal y economÃa criminal.
Se constata entonces que a medida que el fenómeno de las drogas se mundializa, la globalización se vuelve cada vez más dependiente de las drogas y de los múltiples servicios que prestan. De esta manera, la globalización de las drogas se da paralelamente a una 'narcotización' de la globalización.
Traducido del francés
Nota
1. KEH, D. y FARRELL, G. "Trafficking Drugs in the Global Village", en Transnational Organized Crime, Vol.3, No.2, Verano 1997, pp.90-110
http://www.unesco.org/issj/rics160/lanielspa.html
El crimen también se globaliza
La "reestructuración" de la economÃa, el comercio y las finanzas en un mundo dominado por el neoliberalismo ha provocado la globalización del crimen. Mientras los sistemas estatales se desmoronan bajo el peso de la crisis financiera, el crimen organizado comienza a jugar un papel dominante en la economÃa y la polÃtica de los estados, a la vez que aprovecha la desregulación del sistema financiero internacional para "lavar" su dinero mal habido. El crimen se ha transformado, de esa forma, en parte integrante del sistema económico internacional, con trascendentales consecuencias sociales, económicas y geopolÃticas.
Michel Chossudovsky
En todo el Tercer Mundo, la corrupción, estimulada por la desregulación financiera, está minando las economÃas nacionales y empobreciendo a millones de personas. El crimen organizado se ha infiltrado en las finanzas y la banca internacionales. Tanto en paÃses industrializados como en desarrollo, el sistema estatal está en crisis y las mafias se han transformado en importantes actores de la polÃtica económica y social de los gobiernos.
En este ámbito, bancos "respetables" rutinariamente ignoran la lÃnea divisoria entre capital organizado y crimen organizado, prestándose al lavado de enormes cantidades de dinero, mientras la reestructuración del comercio y las finanzas mundiales tiende a favorecer la "globalización" de prácticas económicas delictivas.
En contra de lo que sugieren los estereotipos de Hollywood y las investigaciones de prensa sensacionalistas, las actividades mafiosas no siempre implican un "quebranto de la ley y el orden". En realidad, las gigantescas sumas de dinero manejadas por el sistema bancario internacional son cotidianamente ocultadas con gran orden y según leyes creadas precisamente para proteger la riqueza legÃtima e ilegÃtima del control de los organismos fiscales.
De esa forma, las fechorÃas de los pequeños delincuentes son destacadas por la prensa y la policÃa, mientras las funciones polÃtica y económica de organizaciones criminales internacionales, que operan como entidades comerciales legÃtimas en el mercado mundial, son vistas naturalmente como parte del sistema.
El neoliberalismo apoya al crimen global
Desde hace algún tiempo, las mafias han sustituido la bandera negra por la computadora y el estuche de violÃn con una metralleta dentro por el maletÃn de ejecutivo. Este paso del bajo mundo a las pulcras salas de junta ha sido facilitado por la tendencia global a la "liberalización económica", responsable de la reducción del Estado, la desregulación de la banca y el comercio internacionales, y la privatización de empresas públicas. Estas condiciones no sólo benefician a las grandes empresas transnacionales y los bancos internacionales que las promueven vigorosamente, sino que también favorecen el crecimiento y la "internacionalización" de prácticas ilÃcitas. En realidad, el lÃmite entre ambos tipos de actividades es casi imperceptible.
Las ganancias y la influencia del crimen organizado son inmensas, tanto en paÃses industrializados como en desarrollo. Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), los ingresos de las organizaciones criminales transnacionales a nivel mundial suman alrededor de un billón de dólares, cifra equivalente al producto interno bruto (PIB) combinado de todos los paÃses de bajos ingresos, con una población de 3.000 millones de habitantes. (Ver actas de la Conferencia de la ONU sobre Prevención del Crimen, El Cairo, mayo de 1995). La estimación de la ONU incluye las ganancias procedentes del tráfico de drogas, armas, materiales nucleares, asà como de servicios controlados por la mafia (prostitución, juego, cambio de moneda). Lo que estas cifras no transmiten adecuadamente es la magnitud de las inversiones realizadas rutinariamente por organizaciones criminales en empresas comerciales "legÃtimas", asà como su control de los medios de producción en muchas áreas de la economÃa legal.
Y asà como las grandes empresas han aumentado su alcance e influencia formando firmas transnacionales que pueden evadir el control de paÃses individuales, el crimen organizado también se ha globalizado. Una nueva relación transnacional ha surgido entre los triángulos asiáticos, los yakuzas japoneses y las mafias europeas y estadounidenses. En lugar de proteger su campo tradicional, las organizaciones criminales en diferentes partes del mundo poseen fuerzas combinadas "en un espÃritu de cooperación global", dirigidas hacia la "apertura de nuevos mercados" tanto en la economÃa legal como en la ilegal. De acuerdo con un observador, "los grupos criminales funcionan mejor que la mayorÃa de las 500 compañÃas de Fortune (...) con organizaciones que se asemejan más a General Motors que a la tradicional mafia siciliana". Según una declaración del director del FBI, Jim Moody, a un subcomité del Congreso estadounidense, las mafias de Rusia "cooperan con grupos criminales de otros paÃses, incluyendo los establecidos en Italia y Colombia (...) La transición hacia el capitalismo (en la ex Unión Soviética) ofreció nuevas oportunidades que fueron rápidamente aprovechadas por esas organizaciones".
Asimismo, los grupos criminales colaboran cotidianamente con empresas comerciales que invierten en una variedad de proyectos "legÃtimos", lo cual no sólo les ofrece la oportunidad de lavar su dinero de procedencia ilÃcita, sino también de acumular riqueza en un marco legal. Estas inversiones se realizan en inmuebles de lujo, espectáculos, editoriales, medios de prensa y servicios financieros, pero también en empresas de servicio público, manufactura y agricultura.
Con el rápido crecimiento especulativo de la década del 80, la mafia japonesa realizó fuertes inversiones en construcción y desarrollo urbano, financiando sus actividades mediante las jusen, entidades de préstamo para vivienda recientemente quebradas debido al colapso del valor de la tierra. A la vez, los grandes bancos comerciales de Japón otorgaban préstamos colaterales a las jusen. Las tres principales organizaciones criminales de Japón (los Yamaguchi-gumi, los Inagawa-kai y los Sumiyoshi-kai) se han "actualizado", pasando de las drogas, la prostitución y el juego a modernos desarrollos comerciales.
En Estados Unidos, la mafia invierte tanto en inmuebles urbanos como en tierras agrÃcolas. En Tailandia, miles de millones de dólares del Triángulo de Oro de la heroÃna fueron reciclados por sindicatos comerciales y sociedades secretas de Bangkok hacia inversiones en la industria textil. Asimismo, cientos de millones de dólares de los carteles de la droga mexicanos se destinaron a comprar empresas públicas durante la ola de privatizaciones iniciada bajo el gobierno de Carlos Salinas de Gortari.
La mafia china, por su parte, canaliza su dinero hacia la industria cinematográfica de Hong Kong, pero también invierte en proyectos industriales conjuntos en las provincias de Guangdong y Fujian, asà como en la zona económica especial de Shenzhen. Las ganancias anuales de los trÃos chinos a nivel mundial se estiman en 200.000 millones de dólares, es decir, más de 40 por ciento del PIB de China.
La criminalización de la polÃtica
Para prosperar, al igual que las empresas legales, los sindicatos criminales necesitan amigos en posiciones encumbradas. En el nuevo ambiente financiero mundial, poderosos grupos clandestinos de presión polÃtica conectados al crimen organizado cultivan amistad con destacadas figuras polÃticas y altos funcionarios de gobierno. Este fenómeno es común no sólo en los llamados "mercados emergentes", sino también en la Unión Europea, Estados Unidos y Japón, donde la corrupción es desenfrenada.
En Italia, el ejemplo más patente de Europa, la Cosa Nostra invadió todo el ambiente polÃtico. Además del ex primer ministro Giulio Andreotti, procesado por recibir dinero de la mafia, cerca de 3.000 funcionarios y ejecutivos de corporaciones fueron investigados o acusados por corrupción.
La naturaleza del Estado y de la estructura social se han transformado. En varios paÃses de América Latina, los carteles de la droga invadieron el aparato estatal y se integraron al partido polÃtico gobernante.
Como quedó en evidencia en el escándalo del Partido Liberal de Colombia, el cartel de Cali realizó importantes contribuciones para la campaña electoral del presidente Ernesto Samper, y en 1995, más de una docena de miembros del Congreso, el contralor, el fiscal general y el ministro de Defensa fueron procesados por aceptar pagos de esa organización.
De manera similar, los asesinatos polÃticos ocurridos en México en 1994, en los que estarÃan involucrados el ex presidente Carlos Salinas de Gortari y su hermano Raúl, sacaron a luz el papel de los carteles del narcotráfico en el gobernante Partido Revolucionario Institucional. El zar de la droga Juan GarcÃa Abrego tenÃa al hermano del presidente como patrocinador.
En Bolivia, desde mediados de los años 80, los sucesivos gobiernos de coalición también tendrÃan vÃnculos con los narcotraficantes.
En Venezuela, las "narcomafias" habrÃan utilizado para lavar su dinero al mayor banco comercial del paÃs, el Latino. Antes de su espectacular colapso junto a otros 19 bancos del paÃs en 1994, el Banco Latino era controlado por la familia de Pedro Tinoco, quien también fue presidente del Banco Central bajo el gobierno del presidente Carlos Andrés Pérez y tuvo un destacado papel en el diseño del programa de ajuste estructural aplicado a partir de 1989. (Ver Geopolitical Drug Watch, No. 51, enero de 1996, p. 8). En palabras de un observador, "los cárteles de la droga crearon una relación simbiótica entre la economÃa y las estructuras polÃticas" (declaración de Alejandro Reyes, de la Universidad Nacional de Colombia, citado en Anna Proenza, "De la concentration verticale à la multiplication des cartelitos", Le Monde Dossier et Documents, enero de 1996).
AquÃ, como en el resto del mundo, tales relaciones permitieron a las organizaciones criminales ejercer una influencia decisiva sobre la polÃtica macroeconómica. En varios paÃses latinoamericanos, los programas de ajuste estructural fueron adoptados por polÃticos directamente vinculados a carteles de la droga.
"Dinero encubierto"
El área gubernamental de los servicios de inteligencia parece tener una especial propensión al intercambio de favores. Desde el fin de la segunda guerra mundial, los organismos occidentales de inteligencia desarrollaron una compleja relación con el narcotráfico en particular. En un caso tras otro, el dinero de la droga lavado en el sistema bancario internacional financió operaciones encubiertas.
En la guerra del sudeste asiático, Francia en los años 50 y luego Estados Unidos utilizaron la economÃa del opio para pagar a los mercenarios de la tribu Meo, en Laos, según Alfred McCoy. En la década del 60, el ejército Meo fue financiado por el narcotráfico como parte de la estrategia militar de Washington contra las fuerzas combinadas del gobierno neutral del prÃncipe Souvanna Phouma y Pathet Lao. Los productores de opio de Laos utilizaban pistas de aterrizaje controladas por Estados Unidos para transportar la droga fuera de las áreas de producción. Además, la ayuda alimentaria estadounidense a los Meo contribuyó a fortalecer el cultivo de opio.
El modelo de polÃtica sobre drogas establecido en el sudeste asiático fue repetido en América Central y el Caribe. (Ver Peter Dale Scott y Jonathan Marshall: Cocaine Politics, California University Press, Berkeley, 1991). En Guatemala y HaitÃ, la CIA apoyó en forma encubierta a los militares, que estuvieron involucrados en el tráfico de drogas hacia el sur de Florida. En el escándalo Irán-contras y en el del Banco Internacional de Comercio y Crédito -para no mencionar la distribución de crack en Los Angeles por la CIA- existen fuertes evidencias de que algunas operaciones encubiertas eran financiadas a través del lavado de dinero procedente del narcotráfico. AsÃ, el "dinero sucio" reciclado mediante el sistema bancario se transformaba en "dinero encubierto" utilizado para financiar varios grupos rebeldes y movimientos guerrilleros, incluyendo la contra de Nicaragua y los mujahidines de Afganistán.
Reciclando dinero sucio
La mayor parte de las ganancias recaudadas por organizaciones criminales, sin embargo, es reciclada mediante canales perfectamente normales, con la ayuda de sus contrapartes legÃtimas. El dinero sucio y encubierto se deposita en bancos comerciales que lo usan para ampliar sus préstamos a empresas legales e ilegales, y también se canaliza hacia inversiones "respetables" en artÃculos primarios, acciones y bonos gubernamentales. En muchos paÃses, es a través de estos bonos que las organizaciones criminales, acreedoras de gran parte de la deuda pública, ejercen una influencia tácita sobre la polÃtica macroeconómica del gobierno.
Con tantas cosas en común, no es sorprendente que el mismo sistema financiero que favorece a los bancos y empresas legales sirva a las organizaciones criminales. Las leyes que promueven la huida de capitales a paraÃsos fiscales offshore ayudan no sólo a personas de fortuna a sacar de su paÃs "dinero negro" (que evadió al fisco), sino también a las mafias a cambiar de lugar sus ganancias mal habidas. En ambos casos, los bancos cobran suculentas comisiones sobre las transacciones.
Los bancos comerciales también lucran prestando grandes sumas de dinero a organizaciones criminales. Estas inyecciones de capital apoyan la expansión de la economÃa criminal, asà como la penetración de la economÃa legal por el crimen organizado. Las mafias, a su vez, realizan importantes inversiones en bancos comerciales -a algunos de los cuales controlan- y en firmas jurÃdicas y de corretaje que pueden resultar tan útiles como redituables. El experto Jonathan Harris estima en forma conservadora que el sistema bancario de Estados Unidos lava al año 100.000 millones de dólares del crimen organizado, utilizando algunos de los mayores bancos de Manhattan. Otro estudio destaca el papel de las grandes empresas de inversión de Nueva York y de los agentes de cambio de moneda y lingotes de oro de Wall Street en el lavado de dinero de los carteles de la droga.
Aunque hay numerosos casos documentados de lavado de dinero, los procesamientos penales invariablemente se limitan a sucursales bancarias. Muy pocos bancos fueron sujetos a juicio. Por ejemplo, en un acuerdo judicial realizado en 1994 en Houston, el American Express International Bank fue multado en siete millones de dólares y se le decomisaron 25 millones para arreglar acusaciones de lavado de dinero.
"El juicio contra el American Express surgió a partir de cargos criminales presentados contra dos directores del banco que trabajaban en Beverly Hills, California, condenados por mover fondos a través de cuentas del banco controladas por empresas creadas en las islas Caimán. Para obtener el acuerdo, funcionarios federales aceptaron renunciar a una acusación penal del banco. "Decidimos que la actividad criminal no habÃa invadido toda la empresa, sino que se limitaba a una sucursal", explicó el abogado estadounidense David Novak. (Russell Mokhiber, "El dinero sucio de Amex", Multinational Monitor, diciembre de 1994).
Los paraÃsos bancarios offshore
Casi todos los caminos dentro de esta red financiera conducen a paraÃsos bancarios offshore. Es aquà que interactúan las organizaciones criminales y los representantes de los mayores bancos comerciales del mundo. Las mafias aprovechan los servicios ofrecidos y los avances en telecomunicaciones y tecnologÃas bancarias. Sin tener que pasar billetes a través de las fronteras internacionales, se mueven y ocultan las ganancias de su tráfico ilÃcito mediante una red de escondites offshore y un laberinto de compañÃas-fachada anónimas.
La privacidad, tecnologÃa y falta de regulación que atraen a los criminales son las mismas que facilitan el flujo de dinero legal entre una empresa matriz y una subsidiaria-fachada. En Luxemburgo, las islas del Canal de la Mancha, las islas Caimán, Vanuatu, las Islas Cook y otros 50 lugares, muchos de los principales bancos del mundo establecen filiales privadas que ofrecen "un servicio discreto y personalizado" para la creación de cuentas exentas de impuestos. Además, se puede acceder a estas cuentas mediante una tarjeta Visa y cajeros automáticos desde cualquier parte del mundo.
Pese a su ubicación geográfica, estos paraÃsos offshore son esencialmente apéndices del sistema bancario occidental. Los del Caribe, por ejemplo, fueron establecidos bajo la legislación bancaria británica, con asesoramiento técnico de bancos occidentales. Estas filiales son idénticas entre sà y se basan en leyes británicas que aseguran total privacidad y establecen sanciones penales para los empleados del banco que revelen información sobre clientes o el propio banco. De esta forma, en el sórdido ambiente de la banca offshore, los bienes de la mafia están protegidos por el código penal.
Es bajo esta protección que las organizaciones criminales han florecido. La magnitud de la banca offshore es inmensa y desconocida, dado que no se informa sobre gran parte del dinero depositado. La empresa de inversión estadounidense Merrill Lynch estima en forma conservadora que la riqueza de personas naturales manejada en cuentas bancarias de paraÃsos fiscales offshore suma unos 3,3 billones de dólares. Mientras, el Fondo Monetario Internacional (FMI) calcula en 5,5 billones de dólares los activos offshore de corporaciones e individuos, una cifra equivalente a 25 por ciento del ingreso total mundial. Además, la riqueza en gran parte mal habida de élites del Tercer Mundo depositada en cuentas numeradas se estima en 600.000 millones de dólares. Un tercio de esa cantidad está colocada en Suiza.
Aunque Suiza sigue siendo el paraÃso favorito, con más de 40 por ciento de los activos offshore ocultos en sus cuentas bancarias no residentes, tiene numerosos competidores, tanto por riqueza legÃtima como ilegÃtima. Las pequeñas islas Caimán, con más compañÃas fiduciarias y bancos registrados que habitantes, constituyen el quinto mayor centro bancario del mundo.
No sólo los banqueros, sino también los agentes de cambio y los administradores de fondos de pensión y fondos mutuos utilizan las instituciones offshore. Con la desregulación que caracterizó a la década del 80, los centros del Caribe pasaron a jugar un papel importante en los acuerdos sobre la moneda europea a través de subsidiarias registradas de bancos estadounidenses.
Las grandes compañÃas de seguro también utilizan la cobertura offshore para ayudar a las firmas a establecer "subsidiarias cautivas" que reciben primas de seguro "para cubrir el riesgo de la empresa matriz". Tanto las empresas como los criminales utilizan los paraÃsos fiscales para reciclar sus ganancias hacia una variedad de actividades comerciales que incluyen inversiones de alto riesgo y "depósitos de dinero caliente" en las bolsas de valores periféricas del sudeste asiático y Europa oriental. De esta forma, el dinero negro y el sucio se transforman rutinariamente en "dinero caliente", que consiste principalmente en depósitos a corto plazo altamente especulativos, a menudo administrados por grandes empresas de inversión.
El efecto de estos paraÃsos offshore es una masiva evasión fiscal, inmensas reservas de fondos corporativos bajo la forma de dinero libre de impuestos y una fuga de capitales de tales dimensiones que deja a las economÃas nacionales, ya débiles y severamente endeudadas, devastadas e incapaces de funcionar. Esta huida de miles de millones de dólares reduce dramáticamente los ingresos del fisco, paraliza los programas sociales, incrementa el déficit presupuestal y estimula la acumulación de una gran deuda pública.
Deuda global, drogas y medicina económica
El papel del tráfico ilÃcito y el lavado de dinero en el agravamiento de los problemas de la deuda nacional es particularmente importante. La caÃda del precio mundial de los artÃculos de consumo y la resultante crisis de la deuda de comienzos de los años 80 contribuyeron a diezmar los ingresos de la exportación en los paÃses en desarrollo. Luego, cuando la deuda aumentó, los acreedores internacionales impusieron los programas de ajuste estructural instigados por el FMI, que requieren estrictas medidas de austeridad, el remate de las industrias del Estado, el congelamiento de la inversión pública y la reducción de los créditos a agricultores e industriales. El desempleo desenfrenado y la caÃda del salario real resultantes provocaron una crisis de la "economÃa legal".
El colapso simultáneo de las exportaciones y los mercados domésticos creó un vacÃo en el sistema que permitió una dramática expansión de la economÃa clandestina. En muchos paÃses, la producción ilÃcita se transformó en el sector fundamental de la economÃa, la principal fuente de cambio de moneda y un campo fértil para las organizaciones criminales. En Bolivia, la Nueva PolÃtica Económica patrocinada por el FMI, adoptada en 1985, contribuyó a la desaparición de las exportaciones de minerales y a despidos masivos en el consorcio estatal minero Comibol. Sin empleo, los mineros despedidos utilizaron sus indemnizaciones para invertir en el cultivo de coca, impulsando asà el narcotráfico.
De manera similar, la "estabilización económica" y el programa de ajuste estructural de Perú durante el gobierno de Alberto Fujimori crearon un caos social y económico. El shock de agosto de 1990, que incluyó una multiplicación del precio de los combustibles por 30 de la noche a la mañana, llevó a los agricultores que vivÃan apretadamente del cultivo de café, maÃz y tabaco a dedicarse al cultivo de coca. Según la ONU, "las actividades de la mafia se vieron facilitadas por los programas de ajuste estructural que los paÃses endeudados se vieron obligados a aceptar para poder recibir préstamos del FMI". (Ver Departamento de Información Pública de la ONU, Crime Goes Global, Nueva York, 1995, p. 2).
Los vÃnculos del sistema estatal peruano con los carteles de la droga fueron analizadas en varios informes de prensa de México y Perú. Según la declaración del "padrino" de la cocaÃna Demetrio Limonier Chávez a una corte de justicia peruana en 1996, el abogado Vladimiro Montesinos, jefe del Servicio de Inteligencia Nacional y el principal asesor de Fujimori, encabezaba una red de tráfico de drogas y armas junto con el hermano del presidente, Santiago Fujimori. (Ver The Geopolitical Drug Dispatch, ParÃs, No. 62, diciembre de 1996, p. 8).
Pero la estrecha correlación entre las presiones de la deuda y el aumento de la actividad de la mafia no se limita a América Latina y a los triángulos asiáticos de la droga. En Africa, cuando se levantaron las barreras comerciales -siguiendo el consejo de instituciones financieras internacionales establecidas en Washington- y los excedentes de granos de Europa y Estados Unidos se volcaron al mercado doméstico, la producción agrÃcola local cayó verticalmente. Ante el declive del autoabastecimiento de alimentos y el aumento de la deuda externa, muchos agricultores sustituyeron sus cultivos de productos alimenticios por el de cannabis. En Marruecos, las ganancias del cultivo de hachÃs equivalen actualmente a los ingresos combinados de todas las exportaciones agrÃcolas legales del paÃs. En Costa de Marfil, los cultivadores de cacao se están dedicando al ganja, una variedad local de la marihuana con un excelente potencial de exportación. Y en otros paÃses africanos, las mafias de la droga también lograron introducirse en la polÃtica local.
El modelo se repite en el antiguo bloque soviético. La "fuerte medicina económica" impuesta por los acreedores externos contribuyó a la ampliación de la economÃa ilÃcita, que se alimenta de la pobreza y la desarticulación económica. En Ucrania, por ejemplo, el "tratamiento de choque" patrocinado por el FMI y aplicado en octubre de 1994 sembró el caos: de un dÃa al otro, el precio del pan aumentó 300 por ciento, la electricidad 600 por ciento y el transporte público 900 por ciento. Junto con el levantamiento de subsidios y el congelamiento de los créditos, las reformas contribuyeron a debilitar la economÃa de Ucrania. La liberalización económica también abrió la puerta al vertimiento en el mercado doméstico de excedentes de granos estadounidenses y "ayuda alimentaria", que contribuyeron a la desestabilización de uno de los mayores productores de trigo del mundo. El Geopolitical Drug Watch, con sede en ParÃs, confirmó que, a medida que disminuye la producción de trigo en Ucrania, el cultivo ilegal de opio aumenta rápidamente. La dinámica es la misma en la ex Yugoslavia, donde la agricultura local está siendo sustituida por el cultivo de amapola y la fabricación de heroÃna, controladas por la organización italiana Sacro Corona Unita.
Unica fuente disponible
Debido al aumento de la deuda de los paÃses en desarrollo y al colapso de la agricultura y las industrias bajo el peso de los programas de ajuste estructural, los intereses anuales pueden llegar a exceder las ganancias totales por concepto de exportaciones. Bajo estas circunstancias, los ingresos del comercio ilÃcito se transforman en la única fuente disponible de divisas, y tanto los gobiernos deudores como acreedores tienen un interés financiero en el flujo ininterrumpido del lucrativo contrabando. En las "narcodemocracias" de América Latina, los gobiernos cooperan con el reciclaje de miles de millones de "narcodólares" mediante el sistema bancario para satisfacer las demandas de los acreedores externos y las instituciones financieras internacionales.
A comienzos de los años 90, el Banco Central de Perú compró un promedio de ocho millones de narcodólares diarios por medio de agentes de cambio informales que operaban en las calles del centro de Lima. Ese dinero estaba destinado al pago de los intereses de la deuda externa nacional. Los gobiernos latinoamericanos también utilizaron ganancias del narcotráfico para comprar armas y apuntalar sus fuerzas militares, y en varios paÃses, algunas facciones militares tienen conexiones con la mafia de la droga. Irónicamente, "los esfuerzos de Estados Unidos contra la droga forjan vÃnculos aún más estrechos de su gobierno con fuerzas policiales y militares abusivas", de acuerdo con la Oficina de Washington para América Latina (WOLA).
Muchos bancos comerciales occidentales y japoneses aprovecharon las oportunidades creadas por la privatización y la reestructuración de la deuda para comprar bienes raÃces públicos "a buen precio". También adquirieron bancos estatales en América Latina y Europa oriental, muchos de ellos involucrados en el lavado de dinero de procedencia ilÃcita.
En HungrÃa, por ejemplo, el Banco Internacional de Europa Central (CIB) fue adquirido por un consorcio de bancos extranjeros integrado por la Banca Comerciale Italiana, Bayerische Vereingsbank AG, el Banco de Créditos a Largo Plazo de Japón, el Banco Sakura y la Socité Générale. El CIB posee plena libertad para movilizar dinero sin interferencia del gobierno ni de normas sobre cambio de moneda. Un caso judicial ocurrido en 1992 en Luxemburgo confirmó que el cártel de Cali utilizó al CIB para transferir enormes cantidades de dinero. Pero, como manifestó un miembro de la brigada antidrogas de HungrÃa, "con los problemas económicos de este paÃs y la necesidad de activos lÃquidos, no se puede pedir al gobierno que analice demasiado el origen del dinero depositado en sus bancos".
Reformas guiadas por el FMI
En Bolivia y Perú, las reformas del sistema bancario guiadas por el FMI facilitaron el libre flujo de divisas hacia dentro y fuera del paÃs. "Esto significa nada menos que la legalización del lavado de dinero por el sistema financiero peruano", dijo un observador. (Humberto Campodónico, "Los capitales golondrina pagan la deuda externa", Interdependences, marzo de 1996, p. 13). Y en realidad, dada la devastación de la economÃa legal, el lavado de dinero del narcotráfico es probablemente lo que hizo lucrativos a los bancos de Perú.
En América Latina, muchos de los bancos estatales privatizados, previamente involucrados en el lavado de dinero del narcotráfico, se encuentran ahora bajo control de compañÃas europeas y estadounidenses. Un ejemplo es el caso de Interbanc, un banco estatal peruano adquirido en 1994 por Darby Overseas, una compañÃa de Nicholas Brady, secretario del Tesoro durante el gobierno de George Bush. Según el diario Financial Times, Darby Overseas "fue establecida hace un año (en 1993) por Brady, Hollis McLoughlin, su principal asesor en el Tesoro, y Daniel Marx, (ex) subsecretario de Finanzas de Argentina (...) El principal inspirador de IFH, constituida para competir en la licitación por Interbanc, es Carlos Pastor, ministro de EconomÃa de Perú a comienzos de los años 80". (Sally Bowen, "Brady Investment en Perú", The Financial Times, 22 de julio de 1994).
En Rusia, los programas de privatización impuestos por los acreedores occidentales favorecieron inequÃvocamente la transferencia de una importante proporción de los bienes del Estado al crimen organizado. No es sorprendente entonces que las mafias rusas, que constituyen una nueva clase propietaria, hayan impulsado el "libre mercado" y apoyado fervorosamente las reformas macroeconómicas del presidente Boris Yeltsin.
Las mafias también respaldaron la campaña para la reelección de Yeltsin en julio de 1996. Ellas, junto con la antigua nomenklatura soviética, transfirieron miles de millones de dólares "negros" y "sucios" hacia escondites offshore. Parte de ese dinero retornó a Rusia para comprar empresas y tierras públicas. Luxemburgo y las Islas VÃrgenes Británicas están respectivamente en tercer y cuarto lugar entre los "inversores extranjeros" de Rusia. Además de las mafias rusas, organizaciones criminales occidentales -a menudo mediante una entidad inversora- canalizaron dinero hacia "mercados financieros emergentes" en Europa oriental y la ex Unión Soviética, donde se han rematado acciones de empresas privatizadas.
Armadas de control sobre polÃticos y funcionarios de gobierno, y con sus propios representantes en el parlamento, más de 1.300 organizaciones criminales de la Federación Rusa tienen la influencia suficiente para imponer la "democracia" y modelar la polÃtica macroeconómica a su conveniencia. Asimismo, poseen una influencia financiera más que considerable. Según un estudio reciente publicado por la Academia de Ciencias, la mafia controla más de 40 por ciento de la economÃa rusa, la mitad de los bienes raÃces comerciales de Moscú y dos tercios de las entidades comerciales; en total, unas 35.000 compañÃas privadas, casi 400 bancos y 150 empresas del Estado. Un sector de la mafia rusa también está involucrado en venta de material nuclear, espacial y de defensa, incluyendo misiles guiados y plutonio para bombas, asà como armas convencionales.
La criminalización de la economÃa rusa fue reconocida por el Banco Mundial. Un estudio de Louise Shelly -publicado en la edición de marzo de 1997 del boletÃn de transición del Banco Mundial- sugiere que cerca de la mitad de la economÃa de Rusia está controlada por sindicatos criminales. Citando a Yeltsin, el artÃculo admite que "los 'padrinos' de la mafia secuestraron las reformas de libre mercado" y que el programa de privatizaciones fue el responsable de la transferencia de los bienes del Estado al crimen organizado.
Además, el estudio reconoció con desilusión que "los nuevos propietarios criminales no están interesados en hacer funcionar sus empresas, sino en agotar sus recursos y transferir las ganancias al extranjero (...) Estos grupos usan la fuerza si es necesario, pero se respaldan en sus enormes activos financieros y sus estrechos vÃnculos con la antigua élite comunista, el ejército y el sector bancario".
En Albania, las llamadas pirámides de fondos de inversión que se derrumbaron a fines de 1996 estaban controladas por el gobernante Partido Democrático, en connivencia con los intereses de bancos occidentales y la mafia italiana, que utilizó los programas para lavar su dinero. VEFA Holdings, la mayor pirámide de fondos de inversión de Albania, elogiada por Occidente como "modelo de libre empresa poscomunista", jugó un papel fundamental en el plan de privatizaciones patrocinado por el Banco Mundial y posee un enorme número de antiguas empresas del Estado, incluyendo supermercados, compañÃas de exportación e importación, transporte y manufactura. Actualmente, VEFA es investigada en Italia por sus vÃnculos con las mafias de Sicilia, Calabria y Puglia.
El fraude de las pirámides, estrechamente descripto por la prensa occidental como la única causa de la crisis de Albania, fue consecuencia de un proceso mucho más profundo de manipulación macroeconómica. La desregulación financiera bajo supervisión occidental condujo a la transferencia del sistema bancario nacional. Bajo las reformas instigadas por el FMI y el Banco Mundial e iniciadas en 1992, a principios del gobierno del presidente Berisha, la mayorÃa de las grandes empresas públicas fueron destinadas a la liquidación o a la quiebra forzada, causando un desempleo masivo.
Las mentiras y sus consecuencias
El crimen se ha transformado en parte integrante del sistema económico mundial, con ramificaciones sociales, económicas y geopolÃticas de gran alcance. Sus ganancias se utilizan para pagarle a los acreedores internacionales; las empresas legales e ilegales están cada vez más enredadas entre sÃ, y la lÃnea divisoria entre "empresarios" y "criminales" se desdibuja rápidamente. A la vez, la relación entre criminales, polÃticos y miembros de los servicios de inteligencia ha corrompido las estructuras del Estado y el papel de sus instituciones. La fuga de capitales, la masiva evasión fiscal y el lavado de dinero, aprobados por el sistema económico mundial, se encuentran entre las principales causas de la deuda pública y el creciente déficit presupuestal. La criminalización del sistema bancario quita recursos a la producción de necesarios artÃculos de consumo y canaliza el capital hacia una economÃa de bienes suntuarios (servicios para personas de altos ingresos, complejos turÃsticos, inmuebles), que sirve sólo a los intereses de una minorÃa. Mientras, la comunidad financiera internacional cierra los ojos, siempre que no surja algún escándalo momentáneo.
En tanto se cumpla con el pago de intereses de la deuda, los ojos de los acreedores externos se mantendrán cerrados. Para ellos, el lavado de dinero y la adquisición de bienes del Estado por la mafia en el marco de programas de privatización son males menores que ayudan a los gobiernos a pagar su deuda externa. A la vez, los bancos offshore amasan fortunas aprovechando discretamente las ventajas de la "protección de activos", sin discriminar entre las inversiones empresariales de buena fe y las ganancias de actividades criminales. Las entidades bancarias vinculadas con la mafia o el lavado de dinero "crean" dinero limpio a partir de las ganancias sobre los depósitos de dinero sucio, y lo utilizan para controlar recursos financieros. Al reciclar los fondos de la mafia hacia la economÃa legal, famosos criminales se transforman en respetables ejecutivos y financistas con poder para influir en la polÃtica a nivel nacional e internacional.
"No se hacen preguntas"
Este sistema mundial de comercio y finanzas ha promovido una acumulación de riqueza privada sin precedentes, junto al empobrecimiento de vastos sectores de la población mundial. Las perspectivas de cambio no son buenas, ya que las grandes corporaciones y las organizaciones criminales que operan a nivel mundial se rigen por las mismas leyes. El sistema bancario permite que corporaciones, individuos ricos y criminales oculten su riqueza. Bajo la consigna "no se hacen preguntas", los bancos alegan ignorancia y hacen alarde de su buena fe mientras protegen a la mafia y al capital organizado de la investigación pública y de la justicia. Los grandes bancos comerciales internacionales no sólo constituyen un canal de salida para el lavado de dinero, por el que cobran grandes comisiones, sino que ofrecen créditos con altas tasas de interés a la mafia, en detrimento de la agricultura y la manufactura legales.
Los intereses creados están tan impregnados en este sistema que es improbable que algún cambio formal en las normas bancarias produzca una reforma efectiva. La capacidad -y la voluntad- de los gobiernos e instituciones internacionales para reducir las actividades criminales en representación de la sociedad está seriamente comprometida, dado que quienes están en condiciones de hacer cambios a menudo están muy bien servidos por el orden establecido. Como advierte un informe de la ONU, "a menos que se produzca un avance simultáneo en el desarrollo económico y social, el crimen organizado continuará existiendo a nivel mundial". (Departamento de Información Pública de la ONU, Crime Goes Global, Nueva York, 1995, p. 3).
Michel Chossudovsky es profesor de EconomÃa de la Universidad de Ottawa y autor de Globalización de la Pobreza: Impacto de las Reformas del FMI y el Banco Mundial, Red del Tercer Mundo, Penang, and Zed Press, Londres, 1997.
www.revistadelsur.org.uy/revista.068/Tapa1.html
ECONOMÃ?A ILEGAL
y NARCOTRÃ?FICO
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Uno de los fenómenos surgidos a raÃz de los procesos de globalización y que afecta a la economÃa, la polÃtica y seguridad nacionales e internacionales y a la sociedad en general lo constituye el "delito global, la interconexión de poderosas organizaciones criminales y sus asociados en actividades conjuntas por todo el planeta". La red de vÃnculos forjada entre las bandas criminales organizadas o mafias en diferentes partes del mundo constituye un aspecto novedoso e importante en la economÃa polÃtica internacional. Según estimaciones de Naciones Unidas, los "sindicatos organizados del crimen" ingresan 1,5 billones de dólares por año, cifra con la que prácticamente se podrÃa cancelar la deuda externa mundial.
Las empresas ilegales de todo el mundo se relacionan a través de redes en la que se vinculan todo tipo de negocios. Aunque la lista de actividades es muy amplia, el narcotráfico, seguido del tráfico de armas, representa el sector más importantes de este mercado. El núcleo del sistema lo constituye el blanqueo de dinero, punto en el que la economÃa ilegal se funde con la formal mediante su introducción en los mercados financieros a través de complejos planes financieros y redes comerciales internacionales. Pero la caracterÃstica más destacada de este tipo de economÃa es el marco de ilegalidad en el que se mueve, lo que hace que una hipotética legalización de las drogas con las que comercian sus empresas suponga su principal amenaza.
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http://www.fuhem.es/CIP/EDUCA/mrs/articulos/ecoilegal.html |
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