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Notícies :: antifeixisme : criminalització i repressió |
Fabricar delitos
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per Falstaff |
30 nov 2003
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Dice el futuro candidato a presidente de gobierno de “el partido�, que "todo aquello que pueda garantizar el cumplimiento de la ley hay que hacerlo". |
Pero lo que el candidato y “el partidoâ€? se proponen no es garantizar el cumplimiento de la ley. Lo que van a hacer es muñir una ley para transformar en delito un proyecto polÃtico que sin ella no lo es...
La táctica está en la lÃnea de las imposturas habituales en “el partidoâ€? y el gobierno, embriagados ambos por el vapor etÃlico de la mayorÃa absoluta. Un gobernar que se caracteriza por un constante menosprecio del tacto y de la prudencia pero también por la provocación. Un estilo sólo atento a ajustar la lógica elemental que hasta ayer informó al Arte polÃtico, a la "lógica neoliberalâ€? compuesta con ingredientes del más repulsivo autoritarismo dictatorial. Y asÃ, inventando o diseñando para cada coyuntura los silogismos que les conviene, es muy difÃcil a una sociedad vivir en armonÃa por mucho que “el partidoâ€? cuente con una caterva de adictos a su Régimen.
AsÃ, con esa construcción mental retorcida, es como nos metieron en una guerra, si es que lo fue. Asà es cómo decidieron la suerte del Prestige y la de miles de gallegos... AsÃ, con maniobras tÃpicas de dictadores y ajenas a una democracia seria, es cómo ahora se disponen a zurcir un asunto polÃtico por definición, después de fracasadas las soluciones policiales (y parapoliciales) y sociológicas, en el PaÃs Vasco. Soluciones, por cierto, que desde el principio de su mandato prometieron para resolver la sangrÃa terrorista, aunque ya es obvio que, lejos de conseguirlo, no hacen más que empeorar las cosas...
A través de ese mismo procedimiento, el de convertir en delito una iniciativa simplemente orientada a sondear una voluntad hasta ahora inexplorada con un mÃnimo rigor, ha de haber mucha gente que piense que también ella podrÃa callarles la boca. Simplemente basta una ley que configure como delito, los argumentarios impresentables a que nos tienen acostumbrados el gobierno y “el partidoâ€?. |