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Notícies :: guerra |
Los trabajadores iraquÃes desafÃan a los empresarios y a las fuerzas imperialistas
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per Robertro Sartri |
07 nov 2003
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Artículo publicado por Roberto Sartri en el periódico "El Militante" |
Cuando comenzó la ocupación de Iraq en abril, insistimos en que la tarea de controlar el paÃs no serÃa tan fácil para los ejércitos imperialistas como el hecho de ganar la guerra. El vicesecretario de Defensa estadounidense, Paul Wolfowitz, acaba de terminar una breve visita a Iraq. Formó parte de las relaciones públicas trucadas de la Casa Blanca. Desgraciadamente para Wolfowitz, su intento de presentar una imagen idÃlica de la situación en Iraq fue bruscamente interrumpida por el derribo de un helicóptero estadounidense. El número de ataques contra las tropas estadounidenses va en aumento, ¡dos docenas al dÃa!
A Wolfowitz le gustarÃa que la población iraquà creyera que el ejército USA está allà para ayudarla. Sin embargo, un estudio del Centro de Investigación y Estudios Estratégicos de Iraq ha revelado recientemente que el 67% de los iraquÃes consideran a las fuerzas anglo-estadounidenses como “potencias ocupantesâ€?. Un 20% más que cuando cayó el régimen de Sadam Hussein. Según pasa el tiempo la situación se pone peor para los imperialistas. La población de Iraq ha perdido cualquier ilusión que pudiera albergar en ellos durante las primeras etapas de la ocupación estadounidense. Han podido comprobar qué intereses están realmente defendiendo EEUU y Gran Bretaña.
No sólo es que la resistencia armada crezca según pasan los dÃas. Los medios de comunicación no pueden evitar informar de esta situación. También es el ambiente de furia entre los trabajadores iraquÃes y que se está comenzando a expresar a través de la acción huelguÃstica.
La lucha de clase de los trabajadores y parados iraquÃes está comenzando a despegar. Pero este tipo de oposición apenas recibe una mención en los medios de comunicación occidentales. La razón es obvia: en occidente quieren dar la impresión de que los iraquÃes son una horda de bárbaros incivilizados, de fundamentalistas islámicos alejados de nuestro mundo “cultoâ€? y “civilizadoâ€?. Quieren hacernos creer que lo que está ocurriendo en Iraq no es una guerra entre opresores y oprimidos, sino un “choque de civilizacionesâ€?, donde se supone debemos alinearnos con nuestros gobernantes frente a “culturas extrañasâ€?. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. Iraq es un paÃs industrializado, donde los trabajadores, especialmente en el sector petrolero, juegan un papel clave. Y como los trabajadores de todos los paÃses actúan cuando sus intereses vitales están en peligro.
Durante las últimas semanas han tenido lugar toda una serie de manifestaciones y huelgas. Los parados han protagonizado reuniones y manifestaciones de masas en Bagdad y Basora. El 1 de octubre, los trabajadores en paro de Basora, cansados de promesas huecas, atacaron el edificio del ayuntamiento con la intención de ocuparlo. El gobernador y los miembros de la corporación municipal, principalmente pertenecientes a grupos islámicos, huyeron del edificio. La policÃa comenzó a disparar aleatoriamente para dispersar a los manifestantes.
También hay noticia de una huelga de 24 horas en la refinerÃa más grande del paÃs, en Basora, a principios de octubre, aunque su resultado todavÃa no está claro. El la refinerÃa Daura en Bagdad, durante las últimas dos semanas ha habido tres huelgas. El director general de la refinerÃa, Dathar Khashab, explicaba como se enfrentó a la acción sindical: “DesearÃa poder haber solucionado la protesta con métodos pacÃficos, pero... no queremos más paros. Las huelgas perjudican al paÃsâ€?.
Este despiadado antiguo dirigente del Partido Baath ahora es un seguidor entusiasta de las fuerzas ocupantes y revela la actitud de los nuevos gobernantes a un periodista (que formaba parte de una delegación de Ocupation Watch y del Movimiento Obrero de EEUU contra la guerra). Le explica que la “privatización [de la industria petrolera iraquÃ] es buena porque atemoriza a los trabajadores. Hace que los trabajadores tengan miedo a perder su empleo. Ahora todo trabajador sabe que yo controlo su vida. Si le despido, arruino su vida y la de su familiaâ€?.
Estos son la clase de nuevos directores que quiere la burguesÃa USA y británica. La caÃda de Sadam Hussein para los trabajadores iraquÃes fue como pasar de la sartén al fuego.
En 1987 el Partido Baath aprobó una ley que prohibÃa las huelgas y también oficialmente borraba la existencia de los “trabajadoresâ€? en Iraq. Todos se convirtieron en “funcionariosâ€?. No es casualidad que la Autoridad Provisional haya decidido deliberadamente no eliminar esta ley. Parece que después de todo no todas las leyes de Sadam eran malas. También revela la visión del régimen de Sadam y que los imperialistas estadounidenses y británicos tienen la misma idea cuando se trata de ocuparse de la clase obrera. Asà que, gracias a Sadam, Bremer y compañÃa creen que tienen las manos libres para ocuparse de los trabajadores iraquÃes.
Las condiciones laborales de la gran mayorÃa de trabajadores iraquÃes son espantosas. El mismo periodista antes mencionado visitó Nahrawahn, cerca de Bagdad, se trata de un complejo de 150 fábricas que emplean a 15.000 trabajadores, cada dÃa fabrican miles de ladrillos. Hombres, mujeres y niños trabajan allÃ, durante catorce horas diarias por 1,5 dólares (60 centavos para los niños). Por supuesto no tienen seguro médico, paga de vacaciones, normas de seguridad ni asistencia médica para las heridas.
El periodista decÃa que todos los trabajadores tienen un lÃmite, y cuando llegan a él no les queda otra alternativa que luchar.
“El sábado 11 de octubre, el 75 por ciento de los trabajadores decidieron que ya tenÃan suficiente y fueron a la huelga. Entre 300 y 400 trabajadores se dirigieron a las oficinas del dueño y exigieron seguridad social, jubilación, asistencia médica, contratos y aumentos salariales. El dueño no sabÃa que se acababa de formar un sindicato y les dijo: ‘Bien, si continúa la huelga os despediré, otros os sustituirán’. Los trabajadores respondieron yéndose a sus casas, volviendo con sus armas y espontáneamente formaron un piquete. Parapetados con ametralladoras y kalasnikovs, los trabajadores hicieron guardia frente a las fábricas y defendieron su huelga impidiendo la entrada de esquiroles.
El dueño terminó concediendo a los trabajadores un aumento salarial de 500 dinares (25 centavos de dólar) y aceptó negociar los beneficios sociales y sanitarios. La huelga fue un éxito.
Los trabajadores sindicalizados, animados por su victoria, ahora quieren mejorar sus condiciones laborales y mantener a raya a los empresarios. Como dijo Farhan (uno de los trabajadores entrevistados): ‘El sindicato debe controlar el combustible de los hornos. Si lo hacemos, el dueño de la fábrica nos obedecerá’.
Este episodio es sólo una prueba de lo que vamos a ver en Iraq en el futuro. Incluso en unas condiciones extremadamente difÃciles, los trabajadores iraquÃes se están poniendo de pie. Los trabajadores antes mencionados, en primer lugar, ganaron porque estaban decididos y unidos, la cuestión de las armas es algo secundario (aunque obviamente es importante). El ejército estadounidense, desde el punto de vista puramente militar, podrÃa haber acabado con ellos si hubiera querido. Pero lo que no podÃa destruir es el espÃritu de solidaridad entre los trabajadores y su determinación a luchar.
La clase obrera, junto con los parados y los campesinos pobres, son la aplastante mayorÃa de la población en Iraq. Organizados en un partido revolucionario, podrÃan derrotar a cualquier ejército de ocupación. Sobre todo si tenemos en cuenta que los soldados estadounidenses no están nada contentos en Iraq. Según una encuesta publicada por la revista Stars and Stripes, un tercio de los encuestados se quejan de que su misión en Iraq carece de definición y creen que la guerra de Iraq tiene poco o ningún valor. El 40 por ciento dijo que los trabajos que estaban haciendo en Iraq tenÃan poco o nada que ver con su preparación. El 49 por ciento dijo que era “muy probableâ€? o “seguroâ€? que no permanecerÃa en el ejército después de haber terminado sus obligaciones actuales (The Washington Post, 19/10/2003).
Según es vayan deteriorando las condiciones, los trabajadores iraquÃes inevitablemente emprenderán el camino de la lucha de clases, con huelgas y ocupaciones de fábrica, con huelgas generales y manifestaciones de masas. Un movimiento asà de las masas iraquÃes tendrÃa un efecto profundo en los ya insatisfechos soldados estadounidenses. DejarÃa lo suficientemente claro que lo que están haciendo en Iraq no es “liberar a la poblaciónâ€? sino oprimir a sus hermanos y hermanas de la clase obrera iraquÃ.
Un movimiento de masas de la clase obrera iraquà también harÃa desaparecer la niebla del fundamentalismo islámico que es utilizada para engañar a los trabajadores y será visto como una guÃa para todos los trabajadores jóvenes de Oriente Medio. |
Mira també:
http://www.elmilitante.org http://www.marxist.com |