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Anàlisi :: corrupció i poder : criminalització i repressió : mitjans i manipulació : pobles i cultures vs poder i estats |
Carta de Julio Medem, en torno a "La pelota vasca".
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26 set 2003
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Extraida de la pagina web de SODEPAZ http://www.sodepaz.net/modules.php?name=News&file=article&sid=1240 |
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TRAYECTO
I. AITZ
viaje al fondo del mar
El primer paso que di hacia LA PELOTA VASCA, la piel contra la piedra, ocurrió en el año 1996,cuando dejé Euskadi y me fui a vivir a Madrid. Me trasladé por motivos personales y profesionales, pero he de confesar que alejarme de mi tierra me supuso una liberación; realmente habÃa llegado asentirme aplastado por las ideas y las personas que, con esa dignidad tan tozuda y vieja, vienen garantizando que el conflicto vasco se perpetúe.
En ese primer año en Madrid, el 96 (cuando Aznar llegó al poder), escribà dos guiones, uno sobre el amor y el otro sobre el odio. En el primero, desde la experiencia personal del amor perdido, proponÃa la idealización del amor eterno. Cuando leà la primera versión (la peor y más aturdida) de Los amantes del CÃrculo Polar, sentà que no tenÃa derecho a inventar tanto, asà que la puse en situación de espera.
Para la siguiente historia tuve que hacer un esfuerzo por rescatarme, por recuperar sentimientos propios y actualizados, asà que, sin moverme de Madrid, mi vida de vasco se unió a mi, me puso el ánimo del revés y odié para escribir sobre el odio. Entonces conseguà sentirme auténtico, desarrollando un guión que titulé Aitz, viaje al fondo del mar. Al final de aquella historia reparadora de resentimientos, en las profundidades marinas yo ahogaba el viejo odio vasco. Y de paso el mÃo. Lo más espantoso de aquella experiencia fue leer el guión; descubrà que no sólo yo mismo habÃa odiado en exceso, a diestro y siniestro, lo que se notaba incómodamente, sino que habÃa llegado a idealizar el odio, es decir, lo habÃa magnificado hasta embellecerlo. Percibà aquello como un sentimiento insano y me sentà envilecido e injusto, asà que guardé aquel guión con la convicción de que nunca lo rodarÃa.
Enseguida volvà la cabeza hacia Los amantes del CÃrculo Polar. Idealizar el amor resulta mucho más saludable que idealizar el odio.
II. AITOR la piel contra la piedra
Tras un largo periodo en el que confieso que me distancié, sobretodo polÃticamente, de lo vasco, el auge del nacionalismo ultraespañol de Aznar, que se ha ido haciendo insoportable en su confrontación totalitaria contra el nacionalismo vasco, hizo que, después de LucÃa y el sexo, decidiera volver a intentar escribir algo mÃnimamente justo a cerca del conflicto vasco. Lo primero que me propuse fue no odiar, y pensé que si lo conseguÃa, esa serÃa la mejor idealización del odio. De aquella actitud surgió AITOR, la piel contra la piedra.
Escribiendo el primer tratamiento de Aitor, padre de dos hijos muy distintos, me acordé enseguida de Manuel Irigibel, el abuelo de VACAS (mi primer largometraje), sobre todo por su colocación, en medio de dos familias que se profesan una vieja rivalidad, y por su distancia casi de muerte dentro de un bosque que le camufla cualquier inclinación a la venganza. En la idea de la piel contra la piedra está el golpe de la pelota en el frontón, la rabia, el estadillo del eco, la impotencia, el vacÃo, el sufrimiento.., y como desencadenante, la conocida venganza. Pero de tanto golpearla, la piel de Aitor puede atravesar la piedra (como la conciencia de Manuel Irigibel atravesó el ojo de una vaca) hasta conseguir que el ejército de muertos que le cabe dentro de su bosque, le canten a coro conciliación y perdón mientras caen de los árboles. Aitor resultarÃa un imposible si no fuera porque esa nueva corriente de buena energÃa está contenida en una ópera, secreta y contagiosa.
En estas estaba, escribiendo desde Madrid una vida para Aitor, cuando presencie espeluznado la campaña electoral de las elecciones vascas del 13 de mayo de 2001. Sólo me cabe desear, con toda mi alma, que aquel espectáculo pase a la Historia y se estudie como ejemplo de perfidia informativa. Asistà horrorizado al espectáculo de la calumnia, la mentira y el linchamiento contra el nacionalismo vasco, estrategia populista del Gobierno español, a la que también se apuntó el PSOE (y asà ya la práctica totalidad de los medios de comunicación de Madrid), rompiendo y reduciendo las opciones polÃticas en el PaÃs Vasco a dos bandos, a dos frentes nacionales irreconciliables.
Desde entonces, la forma demoledora con que el nacionalismo español criminaliza al vasco está haciendo estragos en la imagen exterior de Euskadi. La mayorÃa de los vascos no confundimos nacionalismo con terrorismo, pero cuando uno viaja por España percibe que cada vez más cantidad de españoles asà lo perciben.
Fue durante esa campaña electoral, que como vasco tuve que soportar desde la capital de España, cuando decidà hacer una pelÃcula documental antes que la de ficción, a la que enseguida adjudiqué el nombre de LA PELOTA VASCA, en honor a Aitor, que desciende de ilustres pelotaris. Pensé que ambas pelÃculas, el documental y la ficción, deberÃan ser hermanas, ya que habÃan nacido para mostrar con distintos ojos (y cuerpo, y cabeza.) mi inquietud sobre el conflicto vasco. Además, podÃan compartir perfectamente el apellido (surgido de Aitor) la piel contra la piedra. Pensé además que serÃa bueno para Aitor el que yo volviera a Euskadi para ver, escuchar, cambiar ciertas ideas tópicas, comprobar en qué me convierto después de preguntar tanto, y luego rescribir su ficción salida directamente de mi estado de ánimo resultante. Aun no sé cuanto ha podido ayudar el documental a la ficción, pero de lo que sà estoy seguro es de que si no hubiera escrito antes al imposible AITOR (que no sabe odiar ni a siniestro ni a diestro), no habrÃa sabido plantearme una actitud decente para encarar LA PELOTA VASCA. Asà que lo primero que pensé fue que debÃa hacer el documental como si yo fuera Aitor, o mejor dicho, que lo harÃa él por mÃ. Su personalidad conciliadora, dialogante y hasta un poco inconsciente, la coloqué justo por delante de mi para guiarme y hasta protegerme de lo que sabÃa (y sé) que me esperaba por meterme en semejante pantano.
III. LA PELOTA VASCA la piel contra la piedra
Todos los documentales que he visto últimamente sobre el conflicto vasco (en algunos hasta se dice que no hay conflicto) tratan de las vÃctimas del terrorismo. Diré enseguida, para que no haya malentendidos (o como vacuna para esa plaga de fabricadores de malentendidos), que esta situación de falta de libertad y vida en amenaza de muerte me parece el peor y más acuciante de los problemas, pero que no es el único. Después del devastador problema moral de la violencia, existe un grave y crónico trastorno de origen polÃtico que en los últimos años ha desembocado en la actual guerra (polÃtica) entre los Gobiernos español y vasco.
Quiero dejar claro también que la gravÃsima situación personal de las vÃctimas y los amenazados hace brotar en mà toda mi solidaridad, incondicional desde el punto de vista humano, pero esto no incluye necesariamente mi identificación ideológica, sobretodo cuando contemplo (con horror) cómo algunos son manipulados y utilizados polÃticamente; el PP ha hecho de esto su especialidad ya que es su gran filón de votos en España.
He de reconocer que mi búsqueda personal del no odio me resulta (ante mi mismo) frÃvola si la comparo con la situación de todas aquellas personas que tienen motivos profundos para odiar; me refiero a los que sufren en propia carne y alma la violencia relacionada con el conflicto vasco (de uno y otro lado). En general, ellos y sus fundados odios merecen todo mi respeto, a excepción de algunos casos particulares, ciertos ególatras y peligrosos misioneros del odio.
Como vasco que vivo en Madrid he echado en falta en los medios de comunicación del Estado (prácticamente en todos) otras voces sobre el problema moral y polÃtico de mi tierra, me refiero a los matices, a toda esa gama de colores que (en el fondo todos sabemos que) hay entre el blanco y el negro. Es profundamente injusto y peligrosÃsimo el plantear desde el poder este programa de reduccionismo polÃtico encaminado a crear adeptos a través de la confusión social, denominado "pensamiento único" y basado en que"si no estás conmigo estás contra mÃ" (en el plano internacional supuso aquello de "si no estás conmigo a favor de la Guerra de Irak, eres cómplice de Sadam Huseim").
Lo primero que me planteé de LA PELOTA VASCA, la piel contra la piedra, fue abarcar el mayor número posible de voces diferentes, como una polifonÃa humana en la que cada cual cantara a su aire. De alguna manera lo opuesto al coro, o un anticoro de voces del que se pudieran distinguir los timbres de cada una. QuerÃa individuos hablando de su preocupación personal por un problema social como es el vasco. En un paÃs tan dado a las entregas colectivas, lo mejor que cada cual puede aportar al grupo es su propia particularidad. Me propuse dejar opinar a todas las partes posibles del espectro vasco, para luego hacer alternar sus voces, creando la sensación de que podrÃan escucharse unas a otras, si quisieran, y sobre todo entenderse, también asà mismas. Desde este escenario simulado de diálogo pretendÃa crear las mejores condiciones para despolarizar, desradicalizar, o desbloquear (aunque sólo fuera una sensación durante la contemplación de la pelÃcula) a las partes del conflicto vasco.
Cuando después de siete años volvà a Euskadi para rodar esta pelÃcula, tuve la sensación de que no habÃa llegado del todo, porque no quise; tuve tanto respeto por mantenerme sin odiar, por no volver al sitio del que salÃ, que me quedé a una temerosa distancia, como guarnecido en algún bosque de un monte muy próximo (a todo), subido en algún árbol. Es decir, en lugar de entrar del todo en lo vasco, me dediqué a sacar personas de sus lugares habituales, sus casas o despachos, para traerlas, una por una, hasta mi. Un extraño privilegio con el que yo pretendÃa ponérmelo fácil para escucharlas mejor. Es como si no quisiera ver el problema en el escenario real dónde ocurre, con su marca de sufrimiento, espanto.., sino sólo a las personas que aceptaban desplazarse hasta donde yo les esperaba, en esas localizaciones (de los alrededores), parajes naturales en los que parece que toda tensión entre humanos está fuera de lugar. La suma aleatoria de fondos (en bosques, campas, montes, acantilados.) que ayudan a retratar la geografÃa vasca más primigenia, calada de sentimientos tan antiguos como inamovibles, me vino bien para mantener el ojo de pájaro y asà persuadirme de que puedo ver el odio sin odiarlo.
Con un equipo de diez personas y dos pequeñas cámaras digitales (DVCAM) rodamos el grueso de la pelÃcula entre mayo y julio de 2002, a un ritmo de dos o tres entrevistados por dÃa, hasta un total de más de cien (dos miembros del equipo me ayudaron haciendo entrevistas). Mi actitud ante todas aquellas personas fue la de aprender lo máximo posible, es decir, estaba mentalizado para entender lo que hiciera falta. Mi forma de preguntar fue la de ir siempre a favor del entrevistado, buscando en todo momento su parte de verdad, su por qué profundo, pero sin juzgar.
Reconozco haber experimentado movimientos intestinales en mi análisis sobre el problema vasco, que luego en el montaje ha sido el tesoro que más he intentado cuidar. Ojalá al espectador de esta pelÃcula se le muevan las ideas como a mi, sintiendo que hacÃa falta, digamos, remover lo estancado. Hay mucho fango en este tema.
He de lamentar que a partir de la segunda semana de rodaje surgieran las primeras dificultades y hasta negativas a participar por parte de personas pertenecientes a las dos corrientes o sectores en donde pueden situarse los extremos del conflicto vasco. AsÃ, por parte del PP recibimos una negativa tajante a que cualquiera de sus miembros participara en la pelÃcula. Desde la productora se les estuvo insistiendo durante más de cuatro meses a través de infinidad de llamadas telefónicas (hay constancia), garantizándoles sitio y respeto a su opinión, pero fue inútil. Lamento especialmente que tres personas, para mi fundamentales, negaran su participación, como son Fernando Savater, Jon Juaristi y Cristina Cuesta (del Colectivo de VÃctimas del Terrorismo). Evidentemente este ha sido el gran problema con el que me he tenido que enfrentar a la hora de montar el documental; intentar no perder el espÃritu inicial de mostrar la mayor diversidad posible de ideas como base para proponer el diálogo.
Tras pasar por una fase angustiosa en la que pensaba que las ausencias iban a arruinarme la pelÃcula (estoy convencido de que en algunos casos ese ha sido su objetivo: no estar para poder tachar de incompleto el resultado), decidà volcarme en el resto, en los que sà están, y valorar especialmente su decisión de estar. Me vi entonces lanzándome con ellos al aire de un barranco, a ese gran hueco que queda entre el entorno de ETA y el Gobierno de Madrid.
Cuanto más se han ido separando los dos extremos del barranco, debido a esa gente disciplinada que tensa tanto su cuerda, gente atada, el aire que hay en medio (las dos terceras partes de los vascos) se ha ido cargando de una turbulencia cada vez más asfixiante y triste, dejando un aire que no es libre, ni para un pájaro. A este aire, huérfano de padre y madre, a esta forma de volar que mueve mi pelÃcula, se la llama ahora equidistancia.
A pesar de que siempre lamentaré no haber podido hacer la pelÃcula que querÃa, ya que he hecho la que me han dejado, y que incluso ahora preferirÃa que hubieran estado todos, me siento en mi derecho de ser el pájaro que me de la gana para volar dentro de la sima, entre esas dos ciegas montañas, e intentar que las ausenc ias no sólo no desequilibren el resultado, si no que resulten expresivas y llenen de significado un proyecto que clama, precisamente, al diálogo entre todas las partes. Si no acercamos los bordes. ¿cómo vamos a curar la herida?
IV. El montaje
Si durante el rodaje preferà empequeñecerme para borrar ciertos prejuicios y sentirme incluso más influenciable, cuando me puse delante de las 150 horas de material (entre lo rodado y las imágenes de archivo), sentà que necesariamente debÃa subirme a la delicada situación de poder absoluto que confiere el montaje, y además hacerlo sin complejos. La paradoja es que debÃa otorgarme el derecho a sentirme libre, pero a la vez, nunca antes me habÃa visto a mi mismo menos dueño de lo que estaba montando y más comprometido con tantas personas e ideas, algunas próximas pero otras muy alejadas de las mÃas. Si hasta entonces me habÃa podido permitir rodar la pelÃcula sin juzgar, a partir del montaje eso iba a ser imposible; montar es seleccionar. Y para colmo habÃa decidido que una pelÃcula asà debÃa montarla solo, ya que resultaba muy difÃcil transmitÃrsela o contársela a un montador (aunque sà ha habido personas que me han ayudado seleccionando material o proponiendo montajes paralelos).
Verdaderamente no he sabido cómo iba a ser la pelÃcula hasta que no me he puesto a montarla. Cuando monto una pelÃcula de ficción suelo tener una idea bastante cercana del resultado, ya que la he rodado en base a un guión. En el caso de esta pelÃcula documental me he sentido un tanto perdido, más bien sobrepasado por la abundancia de material, de la abrumadora selección de maravillosas, variadas y necesarias intervenciones. y, como consecuencia, de la cantidad de caminos posibles, en definitiva, de las múltiples pelÃculas allà contenidas.
La primera pauta de montaje que me planteé fue intentar que entraran la mayor cantidad de opiniones distintas, asà que ya desde el principio fui eligiendo y entresacando frases, según los temas, y comprimiéndolas sin temor a que "se notaran" los cortes dentro del plano, eliminando pausas, titubeos, frases subordinadas. Este "recorte visible" es una licencia que me permito ante cualquiera que vea la pelÃcula, desde la delicada presunción de que van a confiar en que siempre he respetado el contexto y el sentido de la intervención. La única excusa para esta descarada acción de tijera ha sido la de ganar tiempo (y espacio) dotando además a la pelÃcula de una intensidad rÃtmica, casi sin pausa, que tiene que ver con ese dinamismo opresivo con que se desarrollan en el frontón los partidos de pelota vasca. AsÃ, fui intercalando a los pelotaris de las distintas disciplinas (como la cesta punta, la pelota a mano, la pala o el remonte) para marcar las ideas de rebote, o respuesta, o como signos de puntuación, creando la sensación de que el debate de las ideas se está disputando en el vacÃo de un metafórico frontón en el que los pelotaris tienen la función de empujar, casi golpear las opiniones hacia delante, para que las reciba el siguiente.
De este proyecto general de documental titulado LA PELOTA VASCA, la piel contra la piedra, lo primero que monté fueron las cinco horas de la versión en DVD (que saldrá a la venta en las próximas Navidades); luego fui reduciendo esta versión, en parte gracias a ir quitando personajes, hasta dar con la serie de tres capÃtulos de 55 minutos que se emitirá en televisiones; y finalmente monté el proyecto más complicado, por la delicadÃsima sÃntesis que requerÃa, que fue el largometraje de 115 minutos que, filmado a 35 mm, se estrenará en un pase especial de Zabaltegi durante el Festival de San Sebastián, antes de su distribución por las salas comerciales españolas. En este último montaje, auténtica punta de lanza de todo el proyecto (en el que también se incluyen una página Web y un libro), intervienen 70 de los 103 entrevistados.
Tanto el DVD como la serie, la pelÃcula, el libro y la página Web son productos que, aún partiendo del mismo material, se diferencian sensiblemente entre sà no sólo por las posibilidades propias de sus soportes, o porque poseen cantidades distintas de contenidos (en número de entrevistados e intervenciones), sino también porque gozan de estructuras narrativas independientes, a la "medida" de su formato.
Un aspecto clave para el montaje (general de todo el proyecto) ha sido el poder contar con la música de Mikel Laboa desde el principio. DÃas antes de comenzar el rodaje me encontré en la Parte Vieja de Donosti con Mikel, viejo conocido de mi familia materna, y me regaló su disco Gernika zuzenean, que acababa de salir. Yo conocÃa ya casi todos los temas, ya que son clásicos de Mikel, pero ahora, acompañados por la Joven Orquesta de Euskadi y el Orfeón donostiarra, más los temas de Pascal Gaigne, me pareció que, prodigiosamente, todo el disco habÃa sido compuesto para mi pelÃcula. O, también podrÃa decir, que haberlo oÃdo tantas veces antes mientras en coche subÃa al monte a rodar las entrevistas, ha ido provocando en mi la comprensión del tono y la atmósfera sonora de la pelÃcula, su particular vibración que, surgida desde las espesuras de lo vasco, me recordaban y me traÃan buenas ideas para la ópera secreta de Aitor.
Me he subido también en su música para confeccionar pequeñas piezas de montaje, destinadas a crear sensaciones que, desde un lenguaje más cinematográfico y en clave metafórica, ayuden a describir ciertas particularidades del conflicto vasco. En una pelÃcula documental en la que no hay voz en off del narrador, a través de este montaje con imágenes de archivo de pelÃculas de ficción, documentales o informativos (generalmente de EITB), yo me he podido asomar para dar asà (sin voz) una visión personal.
En estos momentos estoy convencido de que uno de los logros del documental, tanto en lo que toca a la forma como al fondo, es la presencia de un genio de la música vasca como es Mikel Laboa. Gracias a "su intervención" existe y vuela ese pájaro, que los que estamos entre las cuerdas tensadas queremos ser, viendo cómo se mueve el paisaje, que gime, se estremece y sufre porque le duele esa herida que tenemos todos.
Julio Medem
Donostia, a 10 de septiembre de 2003.
UNA ENTREVISTA
«El público no se creÃa lo que ha estado oyendo»
Julio Medem El cineasta donostiarra presentó ayer en el Zinemaldia el tan esperado documental �La pelota vasca. La piel contra la piel�
Goretti Aldalur -Donostia/DEIA-
ERA SU dÃa. Tras el infierno por toda la humareda que ha levantado su documental â��La pelota vasca. La piel contra la pielâ�?, Julio Medem, cansado pero feliz, habló ayer de su producción tras el estreno en el Zinemaldia, después de que el público aplaudiera durante cuatro minutos el polémico documental.
¿Pensó en algún momento que algo de esto pudiera ocurrir?
Nada, yo no me podÃa imaginar que esto pudiera pasar. Antes de haber visto la pelÃcula... después es posible, pero las personas que no han querido estar no lo han hecho por eso. No digo todas, pero sà algunas, y en consecuencia faltan. Algunos son auténticos expertos en decidir cómo hay que ver el problema vasco, cuáles son las auténticas vÃctimas y cuáles, por lo visto, no lo son. Hay quien piensa que no hay vÃctimas en mi pelÃcula. No me imaginaba esto.
¿Qué les dirÃa a Iñaki Ezkerra y Go-tzone Mora?
Prefiero no decir nada. Prefiero no decir lo que pienso, no quiero juzgar lo que han dicho. Voy a dejarlo ahÃ. Es gente que vive con escolta, y la percepción es que es una vida jodidÃsima, delicadÃsima. Yo me imaginaba que les iba a encantar, por cierto. No digo estar de acuerdo con la pelÃcula, pero sà evidentemente un respeto a su intervención.
Les debe, en parte, el éxito de taquilla. Y el ser portada en los medios.
Lamento que haya habido medios de comunicación que cogiendo información de estas dos personas, como si de pronto hubieran encontrado la gran verdad, me hayan acusado a mÃ, y me hayan dejado a mà bajo sospecha. El ABC, por ejemplo, decÃa que incitaba al terrorismo. ¿En qué paÃs vivimos? Vivimos en una democracia totalitaria desde que Aznar está en el poder y vivimos tiempos espeluznantes por la falta de libertad de expresión y manipulación de poderes.
El público, sin embargo, la recibió con aplausos.
No he tenido en mi vida una ovación asÃ. No se me olvidará nunca. Ha sido tan bonita... el público que estaba ahà no podÃa creer lo que han estado oyendo estos dÃas. Y es que era muy difÃcil. Yo también querÃa que la pelÃcula corroborara que no es cierto lo que han dicho.
Su mayor preocupación ha sido que la no presencia del PP o de ETA hiciera cojear el documental. ¿Ha hecho la pelÃcula que querÃa?
Quizá por eso, de haber estado, habrÃan sido más respetuosos. Yo presenté a cada uno una memoria y por eso un grupo me dijo que no, que no querÃan hacer una pelÃcula con esos parámetros. Yo querÃa dar voz a la mayor cantidad de gente posible, diversa y significativa, teniendo en cuenta el compromiso con el sufrimiento, por la tragedia moral y la existencia de ETA y el compromiso polÃtico.
El documental es un grito de diálogo y de buena voluntad.
Me he protegido mucho, me he inventado una situación de no odio porque si no es imposible. Escrito el personaje de Aitor, que tiene un climax y como no puede odiar más se inventa un mundo para protegerse, và que habÃa una similitud. Y con esa pelÃcula haré una ópera. Será en parte una ópera. Me va a librar muchÃsimo. QuerÃa haber hecho esta pelÃcula, para que en la de ficción primero le exijan venganza y después da un vuelco y decide no matar. La haré con Unax Ugalde e Imanol Arias.
¿Cada personaje tenÃa su propio guión de preguntas?
SÃ, aunque les preguntaba a todos por la frustración, si creen que el sentimiento de identidad vasco tiene motivos para sentirse frustrado.
Atxaga al final habla de �Euskal Hiria�. ¿Comparte la idea?
SÃ, me siento identificado. Me gusta la idea de los barrios, que también es metafórico y, por supuesto, que se mantenga un barrio que sabe euskara, pero que haya también muchos barrios diferentes y que se pueda convivir en paz.
¿Qué le han enseñado todas estas personas?
He aprendido una actitud de escucha. Es como una técnica conductista. De pronto, pase lo que pase, no odiar. Lo planteé asÃ. Eso es lo que he aprendido. Que se puede uno autosugestionar. Y al preguntar a tanta gente y al escuchar tanto, claro, se aprende mucho. De gente que puedes pensar que está tan lejos, y dices, pues no. Y el respeto. HacÃamos dos o tres entrevistas al dÃa. Fue cansino, pero estimulante. |
Mira també:
http://www.lapelotavasca.net http://www.kaosenlared.net |
Comentaris
Re: Carta de Julio Medem, en torno a
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per Gràcies Medem ! |
26 set 2003
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Estem amb tú,contra l'espanyolisme fascista,que preten tancar els ulls i la boca de gent com tú ,que diu la veritat,que conta la realitat d'el Poble Basc,que no té por d'el mitjans de comunicació d'el PP,i de la colla de tertulians,periodistes a sou i Savaters pagats ,comprats i venuts.
Gràcies Medem !!! |
Re: Carta de Julio Medem, en torno a
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per Elena Romero elefantfeliz@hotmail.com |
26 des 2003
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Julio Medem es el cineasta espanhol favorito mio, yo vivo en Inglaterra en este momento y espero poder ver este documental pronto, o quizas el dvd. Probablemente me ayude a entender un conflicto que por viejo no esta gastado ni solucionado. Un saludo |
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