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Anàlisi :: globalització neoliberal : guerra
Declive de Estados Unidos. Bush en problemas.
22 set 2003
DECLIVE DE ESTADOS UNIDOS
BUSH EN PROBLEMAS
Por: Immanuel Wallerstein (BRECHA) (Fecha publicación:21/09/2003)


El presidente George W Bush ha estado en grandes problemas con gran parte del mundo durante un año, si no más. Pero hasta hace tres meses había conservado una fuerza sólida en Estados Unidos. Ahora se desliza en caída y muy rápido.

Empecemos con la prensa del establishment. A los republicanos les gusta referirse a esa prensa como la 'prensa liberal', sugiriendo que son lobos izquierdistas disfrazados de ovejas. Pero la prensa del establishment en Estados Unidos es y siempre fue sólidamente centrista. Durante un año después del 11 de setiembre, de hecho hasta hace tres meses, esta prensa centrista sonaba como si se hubiera limitado a tomar los comunicados de prensa de la Casa Blanca y los hubiera endosado. Ahora, repentinamente, esto ya no es cierto. Sólo hay que echarle un vistazo a los cuatro canales de televisión más importantes (CBS, NBC, NBS y CNN) o leer las revistas más importantes (Time, Newsweek, US News & World Report) o los principales diarios (New York Times, Washington Post, Los Angeles Times, Boston Globe). Lo que se ve son artículos tras artículos -notas, columnas de opinión, editoriales- bastante críticos con la administración Bush, con su política en Irak o más bien con sus fracasos en Irak, y sobre su incapacidad de responder a la persistente y creciente recesión y desempleo en Estados Unidos. De hecho estos artículos son ahora tan críticos que comentan abierta y negativamente lo que la gente de Bush dice.

El fenómeno Dean

El gobierno de Bush llevó a Estados Unidos a la guerra con tácticas de miedo sobre Irak -armas de destrucción masiva, lanzamisiles, aviones que pueden desparramar armas biológicas- y, por supuesto, por sus vínculos cercanos con Al-Qaeda. Una tras otra, esas afirmaciones se han desmoronado. No se encontraron armas, ni cohetes, ni aviones letales, ni lazos con Al-Qaeda. Cada vez más personas de inteligencia están diciendo que le avisaron de esto al gobierno de Bush hace mucho tiempo, mucho antes de la invasión. Esto es hasta tal punto cierto que la gente de Bush dejó de defender la invasión en ese nivel hace unos dos meses. Encontraron otro argumento. Estados Unidos liberó a Irak de Saddam Hussein, por lo que los iraquíes le estarán eternamente agradecidos. Los iraquíes ahora van a construir un Estado democrático ejemplar en Oriente Medio. Pero los iraquíes parecen expresar su gratitud matando con cierta regularidad a los soldados estadounidenses. El país es un desastre físico y político. Si Irak se ha convertido en un faro para el mundo democrático, debo estar viviendo en otro planeta.

La imagen más increíble, en términos de dónde estaba Estados Unidos hace sólo tres meses, es lo que está pasando en el Partido Demócrata: la meteórica subida de Howard Dean. Dean era un oscuro gobernador de un estado pequeño, centrista en sus opciones políticas (al menos en el pasado), que empezó con una sola cosa a su favor: estaba abiertamente contra la invasión a Irak. Hasta hace tres meses había sólo un puñado de demócratas opuestos a la guerra, el senador Byrd, Kennedy, Graham, el diputado Kucinich y, sobre todo, Howard Dean. Eso era casi todo. Todos los demás se unieron al carro patriótico de Bush, incluyendo los cuatro oponentes más grandes de Dean para la candidatura demócrata: Lieberman, Kerry, Edwards y Gephardt.

La oposición de Dean a la guerra de Irak, pública, persistente y realista (expresada no sólo antes sino también después de empezada), le hizo ganar una audiencia nacional. Y el uso inteligente de Internet le procuró una red de organizaciones de base en todo el país y contribuciones financieras que han excedido las de sus oponentes demócratas. La prensa lo trató primero como un inconsecuente, luego como interesante pero marginal, después como interesante pero incapaz de ganarle las elecciones a Bush si gana la candidatura, hasta la actual creencia de que no sólo puede ganar la candidatura sino que puede tener una buena chance con Bush. Sus oponentes demócratas responden al fenómeno Dean acercándose a su posición tanto como pueden, dejando sus antiguos dichos y compromisos. Los cuatro opositores mayores ahora están diciendo que la invasión pudo haber sido correcta pero que los pasos siguientes fueron mal planeados. Esto en realidad no convence a nadie. Precisamente el votante demócrata no parece querer 'un reflejo de Bush' (como algunos comentaristas llaman a Lieberman), por lo tanto no parece querer 'un reflejo de Dean' (como están llamando ahora a Kerry, Edwards y Ghephardt).

La caída de Bush

Incluso más interesante ha sido la reacción de los políticos republicanos. En principio pensaron que iba a ser el candidato demócrata más fácil de derrotar. Ahora, bastante abiertamente, admiten que podría ser el más duro. Después de todo ya hay una organización 'republicanos por Dean'.

Finalmente, están los votantes ordinarios, los que son sondeados regularmente. El rating de Bush ha estado cayendo firmemente. Hoy a lo sumo tiene una despojada mayoría que piensa que lo está haciendo bien. Pero aun más interesante es la última encuesta que muestra que un 64 por ciento de la población estadounidense cree que la invasión a Irak ha incrementado la probabilidad de ataques terroristas. El 77 por ciento cree que las actitudes negativas de Estados Unidos hacia el mundo islámico han incrementado el reclutamiento de terroristas, y el 81 por ciento cree que la verdadera lección del 11 de setiembre es que Estados Unidos debe ser más multilateral.

El gobierno de Bush se está moviendo poco a poco para tratar de parecer multilateral. Está buscando una resolución de las Naciones Unidas y está casi suplicándoles a otros países que le envíen tropas y dinero (olviden el pasado, sugiere el presidente Bush). Pero Estados Unidos parece no querer dejar su primacía política y militar en Irak, que es sin duda el precio que debe pagar por recibir apoyo. Estados Unidos puede conseguir la resolución de la ONU, o una versión diluida de ella. Pero incluso así Estados Unidos no va a conseguir tropas ni dinero de otros países, en cualquier caso, nada muy significante. Para ser sinceros, luego del último discurso de Bush Rumania prometió otros 50 soldados. Pero eso es tan ridículo que ni siquiera el gobierno de Bush lo publicita.

Las primeras voces estadounidenses por un retiro total de Irak se comienzan a oír. Su número va a ir aumentando, y pueden gritar bastante fuerte en los próximos tres meses a medida que las bajas continúen creciendo, la relación entre Israel y Palestina se siga deteriorando y el desempleo continúe incrementándose en Estados Unidos. Los neoconservadores son conscientes. Han comenzado a decir que la comparación no es con Vietnam sino con Somalia, de donde Estados Unidos se retiró en desgracia y derrotado. Están advirtiendo que si Estados Unidos no se mantiene firme, va a perder todo. En cierto sentido, tienen razón.

Récord de desprestigio

Este es el indisoluble dilema de Bush. Si se mantiene firme pero no resuelve nada en Irak, su probabilidad de ser reelecto va a disminuir radical y rápidamente. Pero si no se mantiene firme, va a ser ridiculizado como alguien que habla como un bravucón que no aguantó la pulseada. Su principal peligro no es perder el centro, sino perder sus propios simpatizantes firmes de la derecha. Muchos de ellos ya están descontentos de que este gobierno haya sido el más derrochador en la historia de Estados Unidos a pesar de su discurso. El déficit de Estados Unidos está acercándose rápidamente a los 500.000 millones de dólares. Probablemente la única salida para Bush sea decirle al pueblo: 'Estados Unidos necesita quedarse en Irak por lo menos cinco años más. Para eso los estadounidenses necesitamos hacer sacrificios. Voy a reformular el presupuesto y voy a pedir un significativo aumento de impuestos para pagar esta política imperial'. Esto es precisamente lo que alguien como el senador Mc Cain haría. Esto puede funcionar, al menos en términos del apoyo estadounidense a esta política. Pero George W Bush no tiene las agallas para hacerlo y la gente alrededor suyo tiene otras agendas.

Por lo tanto, adiós Bush. En diez años vamos a mirar atrás y coincidir en que ningún presidente en la historia de Estados Unidos ha debilitado más el poder mundial y el prestigio de Estados Unidos. George W Bush va a tener el récord.
Mira també:
http://www.argenpress.info/nota.asp?num=005137
Sindicato Sindicat