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La izquierda es una droga sistémica
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20 mai 2025
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La izquierda es una droga sistémica
Raúl Zibechi
7 mayo 2025
desinformemonos.org/ |
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La izquierda es una droga sistémica
Raúl Zibechi
7 mayo 2025
desinformemonos.org/
En Ecuador y en Bolivia se están poniendo en evidencia las peores actitudes de las izquierdas y de los progresismos. En ambos casos se trata de una deriva pragmática que sustituye la ética por la ambición de poder y de lujos, dejando de lado cualquier propuesta programática, convirtiendo la política en un mero ejercicio de acomodos personalistas para obtener ventajas. No es nuevo, ciertamente, pero en los dos países mencionados ya todo transcurre sin el menor intento por disimularlo.
En Ecuador, los nueve asambleístas de Pachakutik, partido de izquierda vinculado al movimiento indígena, firmaron un acuerdo con el gobierno de Daniel Noboa (calificado por esas corrientes como ultraderechista), para darle gobernabilidad pues no tiene mayoría parlamentaria. Declararon que lo hicieron por “amor al país”, pero ocultan las prebendas que obtienen con tal actitud que abre las puertas a un gobierno antipopular, privatizador y hondamente represivo.
El partido de Rafael Correa no se quedó atrás. Luego de firmar un acuerdo con la izquierda indígena y con Pachakutik para el apoyo a Luisa González en la segunda vuelta de las recientes elecciones, la candidata propuso nada menos que a Jan Topic (otro ultraderechista) como futuro ministro de Interior en caso de ganar las elecciones. Trampas sobre trampas, zancadillas por todos lados, que no hacen más que desprestigiar a las fuerzas que se dicen de izquierda.
En Bolivia hay poco que agregar al teatro del absurdo que protagonizan Evo Morales y el presidente Luis Arce, ambos del mismo partido. Rafael Bautista lo dijo de forma clara en un reciente artículo: “Detrás de todas las ofertas de «salvar Bolivia», no hay ninguna salvación sino la ventaja que proporciona una situación generada para darle continuidad espuria al mismo círculo vicioso de un sistema y una cultura política agotada (el cual pretenden todavía preservar a quienes apenas ven el poder político como un botón patrimonial)”.
El pensador boliviano agrega que “en los 14 años del “gobierno del cambio”, también se continuó con el prebendalismo y el corporativismo dirigencial para empoderar sectores por pura conveniencia política”. Sin diferencias programáticas, la pugna entre Morales y Arce queda en una simple y brutal pelea por el poder personal, donde los caudillos sustituyen las propuestas políticas por ambiciones personales.
A eso ha quedado reducida la izquierda en el continente: ambiciones de caudillos y de pequeños grupos para hacerse con las migajas que caen de la mesa del festín neoliberal. Los pueblos quedan por fuera de esta especulación de elites progresistas y sólo aparecen como recurso para ganar al adversario. Porque ya no consiguen disimular con palabras la crisis ética que los está embarrando sin remedio.
Lo más triste es que no hay el menor síntoma de autocrítica, que los dirigentes persisten en el engaño, en seguir un camino que conduce al desastre sin consultar a nadie, más que a su sombra. Haber separado la ética de la política fue tanto como entregarse al más crudo pragmatismo, en el que destacan las ambiciones personales. Poco más.
Debemos comprender que la izquierda es cosa del pasado. No podemos seguir atrapados en la absurda idea, desmentida mil veces por los hechos, de que existe una contradicción derecha-izquierda, porque son exactamente lo mismo. Las supuestas diferencias son apenas un teatro, un show, para mantener a la población y a los movimientos pendientes de un dilema inexistente.
El fin de las izquierdas va de la mano de la crisis de Occidente, en cuyo seno nacieron, y de los cambios sísmicos y traumáticos del sistema-mundo, que no suponen ninguna mejora para los pueblos sino para las elites que ya se están acomodando ante los cambios por venir.
Pero sobre todo, debemos comprender que los políticos de izquierda son parte de las elites, del arriba, que han aprendido a manejar los modos de los abajos para engañarlos mejor. Los engaños demorarán cierto tiempo en ser descubiertos por la población que los apoya, pero no serán eternos por más dañinos que resulten.
Una última cuestión: el capitalismo no podría sostenerse si no existiera la tal “izquierda”. El sistema la necesita, como necesita las droas para facilitar la dominación porque de ese modo controlan los deseos populares y sus organizaciones. En suma, la izquierda es una droga sistémica.
fuente: https://desinformemonos.org/la-izquierda-es-una-droga-sistemica/
reenviado por enred_sinfronteras ARROBA riseup.net
https://mastodon.bida.im/@RedLatinasinfronteras
https://redlatinasinfronteras.wordpress.com/2025/05/20/la-izquierda-es-u/
también editado y en difusión desde
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