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Notícies :: corrupció i poder |
America latina. Burocracia, Alta Burocracia y Capacidad Estatal “La ideología del Progreso”(
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per amoros |
16 gen 2025
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Según los cánones progresistas, el “bienestar” popular consiste en la posesión de objetos fetiche como automóviles, electrodomésticos, ordenadores y teléfonos portátiles, en el uso de pesticidas y cartillas bancarias, o en la compra online y en grandes superficies, exactamente el tipo de miseria caracterizada por la abundancia de mercancía inútil que prolifera en los países enteramente capitalizados. El Progreso, bandera de la nueva clase, al fin y al cabo no es más que la industrialización del territorio y la monetarización de toda la actividad social |
La nueva burocracia es progresista, no en sentido liberal, sino social, ya que la componen dirigentes de los recientes movimientos sociales, viejas figuras de los antiguos y tecnócratas de vanguardia. También es desarrollista y el adalid del progreso material entendido como alta capacidad de consumo de mercancías, pues cree en las virtudes socialmente benefactoras del desarrollo de la economía de mercado.(...)
(...)Es evidente que el progreso de la economía es fundamental para la buena marcha de una sociedad sometida a las leyes del mercado mundial, y éste parece depender ante todo de la explotación de recursos mineros, madereros, hídricos, agrícolas y petroleros. Parece que no haya más alternativa que, o la desintegración de las viejas estructuras sociales ligadas a formas obsoletas de capitalismo, o la destrucción del territorio y la desintegración de las comunidades supervivientes. La nueva clase dirigente intenta estabilizar la sociedad de clases mediante la imposición un modelo extractivo basado en la explotación del patrimonio natural como motor principal de crecimiento. Usa la vieja táctica reformista de los socialdemócratas del “bienestar” por etapas, a la vez que reproduce pues el viejo modelo exportador, el único que le permite proletarizar sin dramas los sectores de la población sobre todo campesina que permanecían al margen del mercado, hecho que les hacía merecer la categoría de “pobres.” (...)
(...) Según los cánones progresistas, el “bienestar” popular consiste en la posesión de objetos fetiche como automóviles, electrodomésticos, ordenadores y teléfonos portátiles, en el uso de pesticidas y cartillas bancarias, o en la compra online y en grandes superficies, exactamente el tipo de miseria caracterizada por la abundancia de mercancía inútil que prolifera en los países enteramente capitalizados. El Progreso, bandera de la nueva clase, al fin y al cabo no es más que la industrialización del territorio y la monetarización de toda la actividad social. Así pues, los modos de vida tradicionales, agrarios, colectivistas, han de sucumbir ante el modo de vida moderno, consumista, individualista y depredador, para que el actual equilibrio de clases se mantenga y la burocracia extractivista se consolide.
En América Latina, los Estados son ahora la pieza clave de la globalización, de cuyas infraestructuras se encargan sus gobiernos. Las carreteras, las represas, las urbanizaciones y las centrales eléctricas preparan y acondicionan el territorio para la penetración de la economía: se encargan de “vertebrar y articular el país”, es decir, facilitan la transformación del territorio en capital. Dicho proceso es indiferente a las necesidades reales de la población y a los impactos medioambientales, pues persigue objetivos meramente capitalistas. (...) |
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