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Notícies :: corrupció i poder |
Marcha a Brians 2025
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per Marchas anticarcelarias |
10 gen 2025
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18 de enero a las 11h
Estación de Renfe de Martorell |
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Más bello que una cárcel en llamas es aquella que nunca se ha construido. Un año más nos encontramos frente a este lugar tan terrible, de muros y barrotes, de miseria y opresión, donde se encierra a las personas pobres, aquellas que no han tenido grandes oportunidades en la vida o que se han resistido a someterse a las reglas del poder y la propiedad privada. También, a quienes han optado por usar violencia no concedida por el Estado o los ricos, o simplemente a quienes no han sabido comportarse según las normas sociales impuestas. Y también este año, 2024, han ocurrido nuevos acontecimientos en estos lugares que ponen todavía más a lxs presxs contra las cuerdas. En Mas d'Enric, Tarragona, tras el homicidio de un preso a una funcionaria cocinera, los carceleros de toda Cataluña se rebelaron y aprovecharon el momento para realizar huelgas y luchas sindicales, exigiendo más leyes de orden y violencia que les otorgaran aún mayor poder sobre lxs presxs. Además, demandaron un aumento en sus salarios como funcionarios, justificándose con el típico discurso del miedo y el peligro que representan los presos.
Estas huelgas, sin embargo, fueron pagadas principalmente por lxs presxs, quienes soportaron las consecuencias de cancelaciones de visitas, actividades laborales, sociales y deportivas. Es miserable que una lucha laboral se sustente a costa de quienes ya son las personas más vulneradas y perjudicadas. Pero, esta es la lógica de castigo y exterminación en la que se sustenta este sistema. Obviamente, este año las muertes han sido cifras, como siempre, y en cualquier caso de dudas sobre una muerte “natural”, se clasifica automáticamente como suicidio. Pero nosotras ya sabemos que es el Estado y la cárcel quienes asesinan. También ha habido un empeoramiento en los casos de excarcelación. Ya no existe más aquel subsidio específico; ahora, solo pueden optar a ayudas generales como el “ingreso mínimo vital”, las cuales tardan meses o incluso años en aprobarse, si es que lo hacen. De este modo, se fuerza a lxs presxs a buscarse la vida en trabajos de explotación legales o, más fácil y conveniente, a reincidir directamente en la delincuencia de siempre.
Aunque en muchas ocasiones la prisión pueda costar la vida, esta no siempre tiene que ser el final. Por eso, un año más nos plantamos frente a los muros: para celebrar las fugas, los motines y las revueltas que han sucedido y que seguirán ocurriendo. Para rendir homenaje a quienes ya no están, pero también para dar voz a las luchas contra el aislamiento, las torturas y los abusos. Esas luchas, aunque intenten ser silenciadas, no han hecho más que generar solidaridad y complicidad, agudizando el conflicto y exponiendo las contradicciones del encierro.
Ya sea como una realidad cercana o distante—por un familiar que está adentro, por un colega que espera la orden de ingreso o por una compañera que lucha en prisión—la cuestión anticarcelaria es una responsabilidad colectiva que no podemos eludir. Porque la lucha por escapar del encierro y derribar los muros se libra en cada rincón del planeta y en cada instante de nuestro tiempo. Por eso, mientras quede unx solx presx, no habrá libertad. Y no nos cansaremos de gritar.
ABAJO LOS MUROS DE LAS PRISIONES Y LA SOCIEDAD QUE LAS NECESITA
NI CIES NI REJAS NI PRESOS NI PRESAS
NI NUEVAS NI VIEJAS FOC A LES PRESONS |
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