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Anàlisi :: pobles i cultures vs poder i estats |
David Graeber, Bismarck y el Estado de Bienestar
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per David Graeber |
22 mai 2024
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David Graeber, «La utopía de las normas», 2015
[ libro disponible en PDF ] |
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«(...) Para comprender cómo es posible esto, tenemos que conocer un poco los orígenes reales del moderno Estado social del bienestar, que creemos, cuando nos acordamos de él, que fue creado por unas benevolentes élites democráticas. Nada más lejos de la verdad. En Europa, la mayoría de las instituciones clave de lo que luego sería el Estado del bienestar (desde la seguridad social hasta las pensiones, las bibliotecas públicas o los ambulatorios estatales) no fueron creadas originalmente por ningún gobierno, sino por sindicatos, asociaciones de vecinos, cooperativas, partidos de los trabajadores y asociaciones de uno u otro tipo. Muchas de ellas estaban implicadas conscientemente en un proyecto revolucionario de «crear una nueva sociedad en el caparazón de la antigua», de construir gradualmente instituciones socialistas desde abajo. Para algunos esto se combinaba con el objetivo de, a la postre, tomar el control del gobierno por métodos parlamentarios; para otros, era un proyecto en sí mismo. Hay que recordar que a finales del siglo XIX incluso los herederos directos del Partido Comunista de Karl Marx habían abandonado la idea de hacerse con el gobierno por la fuerza, dado que esto ya no parecía necesario; en una Europa en paz y siendo testigos del rápido progreso tecnológico, sentían que sería posible crear una revolución social mediante métodos pacíficos y electorales.
Alemania fue uno de los lugares en los que esos partidos tuvieron más éxito. Pese a que el canciller Otto von Bismarck, la mente creadora del Estado alemán, sólo concedió a su parlamento poderes limitados, se vio superado por el rápido ascenso de los partidos obreros y una preocupación constante por la perspectiva de una mayoría socialista o de una sublevación como la Comuna de París en su recién unida Alemania. Su reacción al éxito electoral socialista de 1878 fue doble: por una parte, prohibir el Partido Socialista, los sindicatos y los diarios de izquierdas. Por el otro, cuando esto se demostró ineficaz (los candidatos socialistas siguieron presentándose, y ganando, como independientes) crear una alternativa vertical a las escuelas gratuitas, las asociaciones obreras, sociedades de auxilio mutuo, bibliotecas, teatros y, en definitiva, al más grande proceso de crear el socialismo desde abajo. Esto tomó la forma de un programa de seguridad social (para desempleo, salud e incapacidad, etc.), educación gratuita, pensiones, y otros; gran parte de ello, versiones deslavazadas de políticas que habían formado parte de la plataforma socialista, pero en todos los casos purgadas de todo elemento participativo o democrático. En privado, al menos, era lo suficientemente sincero como para describir estos esfuerzos como «un soborno», un intento de comprar la lealtad de la clase obrera para su proyecto nacionalista y conservador [2]. Cuando, más tarde, los regímenes de izquierdas tomaron el poder, el patrón ya estaba establecido y casi invariablemente tomaron el mismo enfoque de arriba hacia abajo, vertical, incorporando hospitales organizados con lógica, bibliotecas, mutuas bancarias, centros de educación para obreros y demás a la estructura administrativa del Estado.» |
Mira també:
https://portaloaca.com/historia/otroshistoria/david-graeber-bismarck-y-el-estado-de-bienestar |
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