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México: al lado de las mujeres
16 mar 2020
Según datos del (SESNSP) y el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, en México son asesinadas diariamente 10 mujeres. Uno de cada 10 feminicidios se comete contra niñas y adolescentes menores de 17 años. De las mujeres mayores de 15 años que quedamos vivas, el 66% hemos sufrido algún incidente de agresión física (34%), emocional (49%), económica (29%) o sexual (41.3%). Las mujeres se están organizando contra ellos.
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El feminicidio en México no es un problema reciente. En el decenio de los 90, el estado de Chihuahua atrajo la atención en el momento en que empezaron a surgir casos de violencia brutal contra las mujeres, incluidas las desapariciones, violaciones y estrangulamientos en Ciudad Juárez. En ese momento, las noticias sobre las mujeres asesinadas se percibían en el resto del país como incidentes aislados. Pero el periodista estadounidense Charles Browden [1], que se refirió a la ciudad fronteriza como el laboratorio experimental donde el capitalismo estaba testando el futuro, finalmente tenía razón. Hoy en día, en México, podemos ver cómo este problema, lejos de estar resuelto, se ha extendido por todo el país, dando como resultado la precariedad de la vida de millones de mujeres mexicanas que sufren diferentes formas de acoso cada día [2].

Con más de 10 feminicidios al día, México ocupa uno de los primeros lugares en la lista de los países más peligrosos del mundo para ser mujer. Las cifras oficiales, comunicadas por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), registraron, entre enero y septiembre de 2019, 2.833 casos de mujeres asesinadas, de los cuales sólo 726 fueron investigados por feminicidio [3].

Cabe señalar que la mayoría de las víctimas experimentan una violencia extrema en el momento de los asaltos y sus cuerpos se encuentran en carreteras, moteles o parques. Los asaltos son a menudo cometidos por personas cercanas, familiares, compañeros, amigos o profesores.

La dimensión de esta violencia no ha sido suficiente para que los distintos organismos gubernamentales actúen en consecuencia. Sabemos muy bien que si una de las supervivientes decide presentar una denuncia contra su agresor, independientemente de la institución a la que recurra, seguramente será interrogada sobre las circunstancias en las que se produjo la agresión para luego ser culpada. Por otra parte, cuando las madres de las mujeres desaparecidas consiguen pedir que se abra una investigación, lo más frecuente es que sólo reciban evasivas. Y si deciden ayudarlas, ya es demasiado tarde, ya que las investigaciones no comienzan hasta varios meses después de las desapariciones. Momento en el que lo más probable es que se pueda hacer gran cosa.

Por consiguiente, la violencia cotidiana que experimentan las mujeres ya no se limita a los estados más violentos donde hay una fuerte presencia del narcotráfico, de policías corruptos o de la delincuencia en general. Anteriormente, la Ciudad de México se caracterizaba por ser una "burbuja de seguridad" en medio del caos que reinaba en el resto del país. Hoy en día la violencia ha alcanzado tal nivel que incluso en lugares donde no podía pasar nada como en la UNAM [4] –también reconocida como un lugar donde la policía no puede penetrar– esta burbuja de seguridad ha estallado.

El 3 de mayo de 2017 el cuerpo de Lesvy Osorio, una estudiante de 22 años, fue descubierto atado a una cabina telefónica dentro del campus central de la UNAM. Desde entonces, un espacio que se consideraba seguro se ha vuelto hostil y amenazador. En abril de 2018 Mariella Vanessa, estudiante de la Facultad de Filosofía y Letras, desapareció sin dejar rastro y hasta el día de hoy no ha sido encontrada. En ambos casos se interrogó a sus madres, a la madre de Lesvy se le dijo que su hija tomaba drogas; en el caso de Mariella Vanessa las autoridades universitarias se negaron a colaborar y a aportar elementos a la investigación. También está el caso de Graciela y su hija, que eran profesora y estudiante en la UNAM y que fueron asesinadas en su casa. No es sorprendente que las autoridades universitarias hayan tardado mucho en tomar una decisión. También podemos agregar el secuestro y femicidio de Miranda Mendoza Flores, una estudiante de preparatoria de la UNAM que fue encontrada muerta en uno de los barrios más peligrosos de la Ciudad de México. Sus compañeros de clase organizaron una marcha dentro del campus en su memoria. Allí las autoridades de la UNAM respondieron patrocinando "grupos de choque" que reprimieron fuertemente la manifestación.

Fue en este contexto de total desinterés por parte de las diferentes autoridades, en que las demandas de justicia no tuvieron éxito, que en agosto de 2019 la rabia y la determinación comenzaron a extenderse entre los grupos de mujeres. Comenzando a organizarse y a cuidarse mutuamente por su cuenta.

Desde agosto de 2019, las estudiantes de esta universidad y otras mujeres se han organizado creando redes de atención y auto defensa contra las agresiones.

Sus manifestaciones también han dejado de ser pacíficas -algo inusual en la Ciudad de México en un contexto de represión brutal- y han formulado demandas concretas: lugares libres de acoso, violación y "colaboración".

El 16 de agosto, después de que una adolescente fuera violada por cuatro policías, miles de mujeres salieron a la calle para mostrar su frustración y su poder, demostrando que pueden ser incontrolables [5].

La complicidad con los gestos de destrucción y degradación realizados durante esta manifestación fue ampliamente compartida con la difusión del lema "lo hicimos todas juntas". Consiguieron el anonimato y evitar que el gobierno encontrara "organizadoras" a las que culpar por los daños causados a importantes monumentos de la ciudad.

No es casualidad que la ira y la aflicción se reflejen dentro de la universidad en los últimos meses: la UNAM es la universidad de la Ciudad de México con el mayor número de agresiones. Su número se ha triplicado: entre 2012 y 2016 hubo 36 casos, mientras que entre 2017 y 2018 hubo 107 casos, teniendo en cuenta que sólo son las cifras notificadas.

Así pues, desde octubre de 2019, en vista de la magnitud del acoso dentro de la universidad, se convocó una asamblea no mixta que provocó una movilización que reunió al menos a 11 de las 39 facultades de la universidad.

Todo comenzó en un campus del Estado de México [6] –conocido por haber superado a Ciudad Juárez en cuanto a la impunidad de los delitos contra la mujer– donde un grupo de mujeres exigió que se atendieran las 77 denuncias acumuladas contra profesores y estudiantes.

En un corto período de tiempo, la determinación de actuar contaminó a otras facultades y colegios que organizaron huelgas indefinidas hasta que lograron destituir a los directores cómplices de violencia sexual, abogados sin perspectiva de género y funcionarios administrativos que fueron negligentes en la atención de las diversas denuncias que se les comunicaron.

La Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM fue ocupada durante casi 4 meses por mujeres [7].

Desde el 5 de noviembre de 2019, ellas se han estado organizando con sus colegas de otras facultades para discutir demandas y estrategias, así como para hacer más visible la magnitud del problema. Desde el principio han sido constantemente acosadas por estudiantes de otras facultades, incluyendo ataques físicos y amenazas de violación. Ellas han hecho público el hecho de que durante la noche se producen la mayoría de acontecimientos extraños e inusuales, como alarmas de incendio que suenan sin motivo, gritos o visitas de desconocidos, personas que les toman fotos, etc.

Sin embargo, todo esto no se puede comparar con el cansancio diario al que están acostumbradas a soportar y, en esa medida, el acoso al que han sido sometidas en los últimos meses les recuerda donde están y qué es lo que quieren.

En la última reunión que tuvieron con el director de la facultad, ellas dejaron claro que no se trataba de un diálogo, que le habían convocado para escuchar y no para negociar. Las propuestas para mejorar las condiciones de la universidad van desde el despido de los diferentes directores hasta la modificación del plan de estudios para incluir temas con una perspectiva de género, pero también la creación de espacios autónomos y no mixtos para poder seguir organizándose dentro de la universidad, así como la conservación de las pintadas y los murales que realizaron a lo largo de este período, y la no criminalización (por degradación) de quienes ocupan el edificio. A falta de una respuesta satisfactoria de la dirección, la ocupación continuó. Con consignas como "aborten su orgullo académico", "se están limpiando los muros, las que murieron no vuelven más", "ya no tendrán el consuelo de nuestro silencio", "leen cosas feministas pero son lo mismo", "ni nuestros cuerpos ni la tierra son territorios de conquista", las mujeres expresaron su rabia por lo que vivieron en diversas manifestaciones.

Es importante destacar que la forma en que se organizan va más allá de la creación de una estructura, no sigue ningún protocolo y todo se improvisa sobre la marcha, lo que impide que las autoridades puedan predecir sus acciones y las hace más inesperadas e incontrolables.

Una de las preguntas que otras mujeres más mayores se hacen es ¿por qué la acción da frutos hoy y no antes? El problema siempre ha estado ahí. ¿Cuál es la diferencia entre la acción de hoy y la invisibilidad del pasado?

Una de ellas sugiere una posible respuesta y señala la falta de conciencia de la dimensión del problema. Antes, éramos conscientes de lo que estaba pasando, pero no habíamos mirado el panorama completo de la situación. El hecho de nombrarlo marcó la diferencia porque los problemas que se consideraban individuales mostraban su carácter político.

Así, la universidad más grande de América Latina lleva en sus paredes lo que sus directores callan. Prácticas como la utilización de las paredes como medio para denunciar a los agresores se hicieron necesarias para poder dar cuenta de la magnitud del problema, mostrando lo que había sido un secreto durante muchos años, y dejar de conceder la comodidad del silencio.

¿Por qué deberíamos sentirnos orgullosos de pertenecer a una institución colaboradora y machista para la que nuestras vidas y nuestra seguridad no importan? Así es como los grupos de mujeres tratan de hacer visible su ira a través de etiquetas, carteles, pancartas... signos que la universidad ordena borrar inmediatamente.

El día internacional contra la Violencia hacia las mujeres, este 25 de noviembre de 2019 [8], ha sido paradigmático para entender cómo el Estado prefiere borrar todos los signos visibles de lo que está sucediendo y cuáles son sus prioridades. Ante la degradación de los monumentos durante este evento, el ex jefe del gobierno de la ciudad felicitó al día siguiente a la actual jefa por su gestión de los trabajos de limpieza y restauración que se realizaron justo después. Ese día se registraron 14 feminicidios más.

El 9 de febrero de 2020 se conoció un nuevo feminicidio: Ingrid Escamilla, de 25 años, fue asesinada con extrema violencia por su pareja. El hombre confesó haberla apuñalado hasta la muerte, luego le quitó toda la piel y los órganos y los arrojó por el váter para ocultar su crimen. Al día siguiente, varios medios de comunicación mostraron imágenes de lo que quedaba de su cuerpo con titulares como "Cupido es el responsable". El mismo día, en su conferencia habitual, el presidente al ser interrogado sobre la situación de los feminicidios en México; responde que "la información ha sido manipulada y no le gusta, porque no quiere que los feminicidios oscurezcan la tómbola del avión presidencial que pretende llevar a cabo" [9].

El 11 de febrero, Fatima Aldrighett, una niña de 7 años, desaparece mientras espera a su madre después de la escuela. El sábado 15 de febrero, su cuerpo fue encontrado en una bolsa con rastros de violación y tortura. La noticia de su desaparición fue mejor cubierta en las redes sociales gracias a los grupos feministas que por las autoridades o los medios de comunicación. El día en que se anunció su muerte se desplegaron enormes fuerzas policiales, ya que se esperaban grandes movilizaciones feministas.

Con todo lo anterior, es evidente que la restauración de los monumentos históricos, la tómbola del avión presidencial y la prevención de las revueltas son más importantes que la vida de las mujeres en México.

De esta manera, lo que sucedió en la UNAM puede verse como un espejo de un México invadido por la violencia contra las mujeres, un lugar donde las muertas, desaparecidas, violadas y acosadas cuentan menos que un monumento.

Ante la indiferencia constante o el envío de más policías (por no decir violadores) a las calles (para combatir el acoso), se siguen inventando nuevas formas de afrontar el problema.

El viernes 14 de febrero, a partir de las 6 de la mañana, varias mujeres decidieron ir a quemar la puerta del Palacio Nacional –el lugar donde Andrés Manuel da sus conferencias– y varios boletos para la tómbola del avión presidencial [10]. Más tarde, decidieron quemar las oficinas de los periódicos que publicaron las fotos del cuerpo mutilado de Ingrid [11].

El sábado 15 de febrero se despidieron de ella con un homenaje en el barrio donde fue asesinada [12].

Y el 9 de marzo se espera una fuerte movilización para el Día de la Mujer.

Se están produciendo luchas que se alejan de las luchas clásicas y su "toma de poder". Las luchas de todas estas mujeres, estudiantes o no estudiantes, son por la vida, y en este punto van más allá de la organización estudiantil limitada al período académico. Las luchas de las mujeres son cotidianas e incluyen muchas áreas de la existencia; es allí donde reside todo su potencial.

Así, durante la manifestación del 25 de noviembre, una anciana gritó con valentía: "¡Asesinan a nuestras hijas en las escuelas y en otros lugares, YA BASTA! Compañeras. Y si vemos que estamos enfadadas, que lo vemos, ¿cómo podría no estar enfadada? ¡Quiero quemarlo todo! ¡Mataron a mi hija!".

En general, es un sentimiento que nos atraviesa a todas, porque después de perder a nuestras hijas, nuestras madres, nuestros amigos, nuestras hermanas... ¿por qué no perder el miedo?


Una amiga de México
febrero 2020




[1] Cf. Bowden, Charles. Juarez. The laboratory of our future.
[2] Este artículo apareció por primera vez en Trou Noir, una nueva revista mensual de viajes para la disidencia sexual. Además de la entrevista con los ocupantes de la UNAM que también publicamos esta semana.
[3] Cf. https://www.animalpolitico.com/2019/11/3-mil-mujeres-asesinadas-mexico-2/
[4] La Universidad Nacional Autónoma de México: la universidad más prestigiosa de México.
[5] https://lundi.am/Nous-ne-cederons-pas-a-leurs-provocations
[6] A la Facultad de Estudios Superiores (FES) de Cautilan (Estado de México).
[7] Ver: https://lundi.am/Entretien-avec-les-occupantes-de-l-universite-de-Mexico
[8] https://www.eluniversal.com.mx/cultura/patrimonio/el-hemiclo-juarez-rest
[9] El actual presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, da una conferencia pública cada mañana desde el comienzo de su gobierno. Entre sus propuestas más populares figura el sorteo abierto a toda la población, con su avión presidencial como premio, que lo considera un lujo innecesario. https://www.forbes.com.mx/critica-por-feminicidios-vienen-de-conservador/
[10] https://elpais.com/sociedad/2020/02/14/actualidad/1581695494_824804.html
[11] https://www.eluniversal.com.mx/metropoli/cdmx/feministas-queman-camion-y
[12] https://www.reporteindigo.com/reporte/manifestantes-marchan-al-domicilio/
Mira també:
https://inutil.home.blog
https://lundi.am/Mexique-du-cote-des-femmes

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Comentaris

Re: México: al lado de las mujeres
17 mar 2020
Buenas “Una amiga de México”:


Una pregunta.

¿Cómo es posible que haya una “guerra de géneros” del el El Patriarcado contra las mujeres mediante el femicidio en México y este tal el El Patriarcado resulte que mate a diez veces más hombres que mujeres? ¿No sería lo lógico que este el El Patriarcado matará a diez veces más mujeres que hombres y no lo contrario si la hipótesis de la guerra de géneros fuera cierta?

Mira, ‘“una” “amiga” de “México”’, la hipótesis de guerra de géneros es falsa. La contradicción real consiste en una lucha de clases clásica de alcance continental. Abstrayendo una parte de los hechos de la totalidad del curso de los hechos y ocultando, a continuación, en el análisis la mayor parte de los hechos que componen una contradicción (en este caso, el conjunto de la violencia en México), se puede sostener cualquier ocurrencia o interés político, incluso que el El Patriarcado está en guerra de géneros contra las mujeres (por ser mujeres) mientras resulta que a quienes mata es remarcadamente hombres, a las antípodas de lo que se esperaría de su supuesto objetivo.

Más bien, lo que está ocurriendo en México es que está terminando una guerra social de proletarización del campesinado mexicano, mediada por el imperialismo, que ha durado casi tres décadas tras el Tratado de Libre Comercio de Norteamérica, y está comenzando una guerra social neomalthusiana, como en todo el área iberoamericana, de disminución del salario mínimo real proletario muy precarizado surgido de esa guerra, por debajo del nivel de procreación,. A esa tendencia estructural la biopolítica antisexual de la clase media socialdemócrata, especialmente su ala posmoderna, la acelera al exigir la expansión del abortismo y al presentar a semejante política como aceptable y deseada socialmente. Externamente aparece como una rebelión liberal de colorines pero internamente, por sus consecuencias a medio y largo plazo, es una política profundamente contrarrevolucionaria.
Re: México: al lado de las mujeres
19 mar 2020
Pero que cretino que res. Como se nota que np eres mujer, como se nota que no vives en mexico y sobre todo como se nota que no te han violado o matado a un ser queridx.
Re: México: al lado de las mujeres
22 mar 2020
Buenas Ana:

Como se nota que no eres hombre proletario, ni tienes hijos varones proletarios y no te han lanzado a ser sobrante o matado por serlo. Vuelvo a repetir, si hay una guerra de géneros del el El Patriarcado ¿por qué el El Patriarcado mata diez veces menos mujeres que hombres? ¿No tendría que ser lo contrario si esa hipótesis fuera cierta? No es cierta, la violencia contra mujeres es solo una parte de la violencia en general, la violencia contra las mujeres es elevada porque el conjunto de la violencia es elevada, y las causas de esa elevación están en la lucha de clases no en la guerra de géneros.
Re: México: al lado de las mujeres
23 mar 2020
¿pero que hay aquí un disco roto?. Equiparar una guerra de capitalistas como es la mafia y el estado con la muerte de civiles por el simple hecho de ser mujeres es de una mezquindad sin limites. ¿Pero te ha afectado el virus al celebro?.
Sindicato Sindicat