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Notícies :: corrupció i poder : pobles i cultures vs poder i estats
Contra el sistema, el régimen y el poder en Argelia
17 mai 2019
Intervención de Sidi Moussa, realizada en París a propósito del encuentro “Transición independiente por una Argelia libre y democrática”, organizada por la asociación Actuando por el cambio y la democracia en Argelia (ACDA).
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Desde el 22 de febrero, por décima semana consecutiva, el pueblo ha salido masivamente a las calles de Argelia para exigir la salida del sistema, el régimen, el poder… Y la determinación de la población es tan importante como la vaguedad que rodea estas tres nociones, al igual que los medios a emplear para lograr este objetivo.

Si el fin no siempre justifica los medios, existe sin embargo una "interdependencia dialéctica" entre los dos. Es por esto que depende de nosotros especificar, en la libre confrontación de ideas, tanto los métodos a utilizar como el objetivo a alcanzar.

¡Sistema lárgate!

¿De qué sistema quiere deshacerse la gente? Del "sistema Bouteflika" tal como aparece aquí y allá, especialmente de los que cambiaron su chaqueta para jurar lealtad a Gaid Salah.

Si el problema fuera solo Bouteflika, entonces la gente no tendría motivos para protestar porque el presidente dimitió.

Sin embargo, este sistema no murió el 2 de abril de 2019. Sin duda, no nació el 27 de abril de 1999, hace veinte años, día tras día.

Los eslóganes asocian el sistema con una "banda". Las cabezas empezaron a caer. Hasta entonces, eran considerados intocables o incluso innombrables…

Entonces, ¿por qué esta incomodidad? Sin duda porque todos saben, sin hacerse ninguna ilusión sobre la justicia, que no es un problema de personas sino de las prácticas que componen el sistema.

Y podemos citarlos sin tratar de ser exhaustivos: corrupción, nepotismo, manipulación, oscurantismo, depredación, etc.


“El pueblo quiere la caída del régimen”

¿De qué régimen quiere el pueblo la caída? ¿El que decidió interrumpir el proceso electoral del 11 de enero de 1992? ¿O el de la "recuperación revolucionaria" del 19 de junio de 1965?

¿Y por qué no remontarse a 1957, 1830, o incluso a la época de la regencia de Argel, o antes?

Los manifestantes rechazan un régimen que tiene sus raíces en la historia precolonial, colonial y poscolonial del Magreb.

Pero los manifestantes no están luchando con los fantasmas del pasado, incluso si los usan como símbolos. Se enfrentan a obstáculos del presente.

El régimen tiene una fachada legal, con su ejército, su policía, sus servicios, su gobierno, su parlamento, sus asambleas locales, sus leyes, su constitución.

Este último, aunque antidemocrático, ha sido objeto de mucha discusión y algunos creyeron que podría usarse para apoyar las aspiraciones democráticas del movimiento.

Esto es un callejón sin salida y la consigna "cuando dijimos todo, es todo" se aplica tanto al personal político como a las reglas de juego que siguen vigentes.


“Poder asesino”

Este poder asesinó en 2001, durante la primavera negra de la Cabilia. En octubre de 1988 también, pero no solamente.

El movimiento popular conoce al menos dos víctimas. Hassen Benkhedda, de 56 años, y Ramzi Yettou, de 23 años. Sin mencionar las numerosas mandíbulas partidas de los hijos de los pobres, que algunos no dudaron en describir como "provocadores", "matones" o "baltaguia".

La vergüenza para aquellos que ensucian a estos jóvenes que no se hacen ninguna ilusión sobre la policía y que sufrieron, incluso antes del 22 de febrero, la represión más brutal.

Entonces, ¿qué poder se interpone a los manifestantes? Principalmente el del Estado protegido por sus hombres con armas y uniformes.

Pero también hay otros poderes, a saber, aquellos que inhiben a los manifestantes que no se atreven a usar su extraordinaria fuerza para un propósito determinado.

Estos poderes que bloquean la iniciativa y sofocan el movimiento popular son también aquellos que estructuran la sociedad. Deben ser señalados sin establecer una jerarquía.

Es el poder de los patrones sobre los empleados y los desempleados; el de hombres armados sobre civiles; el de religiosos sobre no practicantes y no creyentes; el de los hombres sobre las mujeres; el de los viejos sobre los jóvenes; el de los comerciantes sobre los consumidores y productores; el de los nacionales sobre los extranjeros, etc.

Ese era el estado de la sociedad antes del 22 de febrero. Y estaba lejos de satisfacer a los sinceros partidarios de la libertad y la igualdad. ¿Hemos dado un paso adelante desde entonces? ¿Es posible ir más allá?

Pues, el sistema, el régimen, el poder, provienen de las relaciones de explotación y dominación que estructuran la sociedad argelina como todas las demás.

Si deseamos sinceramente poner fin al sistema, al régimen y al poder, debemos transformar todas las relaciones sociales que los fundamentan. Se trata de asumirlo y afirmarlo.


¿Qué transición?

El camino que debe ser designado por "transición", es aquel que nos lleva del estado actual de las cosas a la emancipación individual y colectiva.

Terminando, de paso, con el envenenamiento masivo causado por la industria alimentaria, la desfiguración de los paisajes por el hormigón y la congestión de las calles producida por los vehículos contaminantes.

Esto no significa unirse a una "hoja de ruta" desarrollada por el Estado Mayor civil o militar que establecería las etapas del consenso a fin de que todo cambie para que no cambie nada.

El capitalismo neoliberal y la democracia representativa están por todas partes en crisis. No podemos decir que somos el pueblo, apoyarse en las clases populares y defender una agenda contraria a sus intereses.

No podemos llamar a un "cambio radical" y al mismo tiempo dudar en afirmar los principios básicos de la libertad de conciencia, el rechazo de todos los racismos y la igualdad entre mujeres y hombres.

Y este principio de igualdad concierne a todos los aspectos de la vida: en materia de salario, de la herencia, de la libre disposición del cuerpo, etc. Tantas cosas que conquistar por la lucha autónoma sin ceder al chantaje de la unanimidad.

En cuanto al racismo, hay consignas que ensucian la historia del movimiento. ¿Por qué calificar el poder de "marroquíes" o "judíos"? ¿No son argelinos y musulmanes?

No podemos hablar en nombre de los trabajadores y caminar para defender a las oligarquías de los multimillonarios, o encubrir a los burócratas sindicales que han pisoteado los derechos de los trabajadores.

Las manifestaciones y las huelgas del mundo del trabajo deben permanecer en el terreno independiente de clase. Es sobre esta base que los explotados pueden organizarse, federarse, alejados de cualquier confusión.

Los sindicalistas de la UGTA opuestos a Sidi Said acertadamente afirman que "la cuestión democrática no puede disociarse de la cuestión social".

Los trabajadores del complejo Tosyali en Orán tienen derecho a la huelga por la mejora de los salarios, la integración de los trabajadores precarios y el cese de los despidos injustos. ¡Ahora se trata de generalizar la huelga con todos los sectores en lucha!

Los desempleados, por centenares, tenían razón al ocupar el complejo siderúrgico Sider El Hadjar, para exigir un empleo. Muestran el camino a seguir, el de la acción directa, de masa y de clase.

Todos saben que las manifestaciones de los viernes no serán suficientes para cambiar el orden de las cosas, para crear relaciones igualitarias, para cambiar las reglas del juego sin pasar por elecciones o una Asamblea Constituyente.


Por la auto organización

La autoorganización es una tarea urgente. No se trata de perderse en controversias inútiles sobre las redes sociales, armas de vigilancia e intoxicación masiva, sino de crear comités concretos sobre los lugares de residencia, formación o trabajo "donde los individuos deliberarán de la gestión de todos los aspectos de la vida cotidiana, sin la mediación del Estado o los profesionales de la representación”.

Estos comités podrían decidir sobre su propia "hoja de ruta" para responder a la emergencia social y democrática: expropiación de los bienes de los patrones deshonestos y políticos corruptos; gestión de los trabajador de los medios de producción; confiscación de locales destinados a las formaciones del régimen; animación de la vida cultural y social; creación de instituciones solidarias que respondan a las aspiraciones de la población, etc.

Al convertirse en verdaderas universidades populares, abiertas a todos y todas, donde hablaríamos la diversidad de lenguas del país, estos comités podrían convertirse en lugares de crítica y experimentación social, consagrando el triunfo de las libertades individuales por la lucha colectiva, sin esperar nada del sistema, el régimen y el poder que estamos combatiendo.

Estos son algunos comentarios que quería compartir con ustedes esta noche.

¡Salud a los revolucionarios de Argelia y de todos los países!


Nedjib Sidi Moussa; 26 de abril 2019

Enlace al texto original en francés:
https://www.lematindalgerie.com/contre-le-systeme-le-regime-et-le-pouvoi
Mira també:
https://inutil.home.blog

Comentaris

Re: Contra el sistema, el régimen y el poder en Argelia
17 mai 2019
El tipico texto y pseudónimo que usa el comunista aitoritario llamado: larrepetit, osaba, mari pili, aliss etc etc.

Hoy toca ir de "libre y democrata", almenos en este texto en otro ya se ira de comunista autoritario y en otro mas de revolucionario ,total que mas da, lo importante es acaparar el medio....
Re: Contra el sistema, el régimen y el poder en Argelia
19 mai 2019
Aliss es anti-anarquista, y cobra un sueldo para enfrentarnos; pero ya se le vio el plumero hace rato... ((A))
Sindicato Sindicat