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Notícies :: guerra
Viatge a Terra Santa III
11 mar 2011
Tercera entrega del viatge a Palestina amb la Silvia Asensio
Finalizado el incidente con el colono iluminado y los soldados vacilones en la valla del asentamiento próximo a Beit Omar, la Silvia, el Llorenç y yo continuamos hacia Hebrón. Cada vez que estalla una intifada o hay disturbios generalizados, Hebrón es uno de los sitios donde se lía más gorda. Los colonos que han ocupado una buena parte del centro de la ciudad son especialmente agresivos. Caminando por la calle más comercial de la zona antigua, ves cómo gradualmente va habiendo más comercios cerrados y menos abiertos, hasta que al final sólo quedan dos o tres héroes palestinos que aguantan con su tiendita abierta en territorio hostil, pero están muertos de asco porque no es que sea una zona muy agradable para ir de compras. Los colonos han ido ocupando casas y más casas, y los palestinos han tenido que poner redes en la calle porque desde los pisos israelíes les tiraban de todo, hasta basuras les tiran. Al final de la calle se llega a la mezquita en la que en febrero de 1.994, un israelí de extrema derecha llamado Baruch Goldstein entró con una ametralladora y mató a 29 palestinos, dejando heridos otros tantos. Lo más grave es que algunos políticos israelíes de extrema derecha dijeron que era un gran día para Israel. A raíz de aquello el edificio lo dividieron en dos, una parte es mezquita y la otra es sinagoga, y para entrar a la mezquita hay que pasar por un check point. Por cierto, la Pilar Rahola no suele hablar mucho de aquel episodio del año 94, y su inseparable Josep Cuní tampoco se esfuerza mucho en recordárselo….. No obstante ambos son unos grandes profesionales del periodismo, sólo así se entiende que lleven tantos años en los medios públicos, y casi siempre juntos. La Pilar Rahola es vista con frecuencia en las líneas aéreas israelíes viajando en Business class, no hace falta ser muy astuto para deducir que el Estado de Israel le agradece los servicios prestados de vocera sionista con favores económicos y de todo tipo: el Estado de Israel siempre es muy agradecido con los y las abrazafarolas.



Llegamos pues a la puerta del check point, y nos quedamos mirando el edificio mitad mezquita y mitad sinagoga. Eran las tres de la tarde y hacía un calor tremendo, como en Barcelona en la segunda quincena de junio más o menos. Un ortodoxo que estaba subiendo las escaleras de la sinagoga con todo el atuendo negro, el sombrero con las alas enormes, no sea que el sol dañe su fina y tersa piel, los dos tirabuzones en el cabello a lado y lado porque hay que ir a la moda, y la barba bien larga que con aquel clima todo abrigo es poco, se nos queda mirando. Pasan los segundos y el tío no se mueve, además como tenía la cara muy estrecha y alargada, la imagen no podía ser más esperpéntica. Unos niños palestinos que andaban por allí vendiendo baratijas se dan cuenta de la escena y empiezan a reírse de él, a decirle cosas, a hacerle gañotas, pero el personaje no se movía, seguía impávido. Les comenté a Silvia y Llorenç que más que una persona parecía un espantapájaros. Al final uno de los soldados del check point se cansa de la situación, viene para allá, y les dice a los niños que dejen de hacer el tonto y al monigote le dice que continúe las escaleras hacia arriba, cosa que obedeció. Hasta ese momento yo albergaba dudas de si sería capaz de moverse o se iba a quedar así de inmóvil toda la tarde, y en este caso qué efectos tendría sobre él el sol de justicia que estaba cayendo.



Para regresar a Al Quds (Jerusalem) pasamos por Beit Lehem (Belén) y tuvimos que cruzar, cómo no, otro check point, éste en medio de la ciudad de Belén. Yo ya tenía un lío de check points que no me aclaraba, aquel por ejemplo no sabía qué misión cumplía, cuál era su razón de ser, por qué estaba allí y no en otro lado, qué destino le aguardaba en esta vida a ese check point, si las razones que llevaron a construirlo continuaban existiendo o no, si hubo razones para construirlo o fue producto de la inercia de llenar de check points todo Israel y toda Cisjordania. Igual en algunas viviendas hay un check point para ir del salón al dormitorio, con el soldado correspondiente y el detector de metales. Aquello es una paranoia, en mi vida había visto nada igual. El caso es que había que atravesarlo para llegar a Jerusalem. Primero pasó el Llorenç, no hubo incidentes, había que pasar por un detector de metales, las cosas metálicas introducirlas por los rayos X, y enseñarle el pasaporte al soldado de dentro de la cabina, el permiso de conducir no porque pasas caminando, pero igual en alguno te lo exigen. Luego pasa la Silvia y como se ve que el soldado no tenía buen día ya tuvieron sus más y sus menos. Oí por el altavoz que el soldado le decía “what is your problem?”, y la Silvia “no, yo no tengo ningún problema, en todo caso lo tienes tú”, y el otro “relax, ok? relax”. Me llega mi turno y procedo como en los aeropuertos, la mochila, la cartera y las monedas en la bandeja y dentro de los rayos X, paso por el detector y suena. Me quito el cinturón, no me esperaba que para pasar de una calle de Belén a otra estuviera tan fino el condenado detector de metales, de refilón veo que el soldado pone mala cara y gesticula. Vuelvo a pasar y vuelve a pitar, sólo podían ser los zapatos, en algún otro me había sonado por los zapatos. El soldado cada vez hacía más aspavientos, me estaba agobiando y poniendo nervioso, así que me quito los zapatos, pero al volver hacia atrás para volver a pasar me olvido de coger los zapatos, el soldado ya empieza a gritar “Take your shoes! take your shoes!” (coge tus zapatos!). Me estaba poniendo de muy mala hostia ese capullo, regreso a coger los zapatos, los meto en los rayos X, y paso descalzo. Por fin dejó de sonar el endemoniado detector. El sujeto de dentro de la cabina seguía con su cara de pocos amigos. Recojo todas mis cosas, y me voy hacia fuera sin acordarme de enseñarle el pasaporte, y en eso que oigo a través de los altavoces “YOUR PASSPORT!!!”. Qué paciencia hay que tener con esta banda de histéricos, le enseñé el pasaporte a esa bestia parda y al salir fuera me veo a la Silvia y al Llorenç partiéndose de risa porque estaban escuchando la movida por los altavoces, la Silvia que es una guasona me dice “tranqui, es que todavía tienes poca práctica en pasar check points”. En realidad no es tan complicado, es igual que en los aeropuertos, lo que pasa es que en los aeropuertos no tienes a un energúmeno armado con un M16 vociferando a través de un altavoz. Luego nos estuvimos riendo toda la tarde con este tema, la imagen del soldado montado en cólera y yo cometiendo torpezas una detrás de otra tenía su punto cómico.



Llegó el fin de semana, el Llorenç se fue a Galilea con un amigo que vive allí, y como ya habíamos vivido suficientes emociones le propuse a la Silvia ir al Mar Muerto a relajarnos un poco en la playa. Un chaval de Barna que se llama Marcel Masferrer y que lleva años viviendo allí nos prestó su destartalado coche. En poco más de 30 km pasamos de los 700 metros sobre el nivel del mar de Jerusalem a los 400 bajo el nivel del mar del Mar Muerto, el paisaje cada vez más desértico y un calor espectacular. Al otro lado del mar se ve nítidamente Jordania. Seguramente en el desierto había una tormenta de arena porque empezaron a formarse nubes por el sur, pero no eran para nada nubes de lluvia, a nosotros nos fue bien para no asarnos de calor porque tapaban parcialmente el sol. Por unas horas conseguí tener relajada al terremoto de la Silvia. Me habían advertido de que al bañarme me cuidara mucho de que no me entrara agua en los ojos, porque es literalmente meterte un puñado de sal en los ojos, pero lo que no se me había ocurrido es que si te entraba en la nariz fuera a escocer tanto. A la vuelta, en el valle de Wadi Quelt, me llevó a un sitio increíble en el que hay un monasterio cristiano de sacerdotes griegos, precioso el lugar, parecía que tuvieran que aparecer por allí los Reyes Magos de Oriente.



Una de las tardes, en la casa en la que me alojaba, el compañero de piso palestino tenía reunión familiar, el Llorenç y yo nos añadimos al llegar. Muy bien, buen rollo, amabilidad, alegría, risas, hospitalidad, refrescos, muchos dulces y mucho té. Lo de las reuniones familiares es común a todos los pueblos mediterráneos, pero en la orilla sur y en la orilla este tienen la ventaja de que al no haberse industrializado no han perdido tantas cosas como hemos perdido nosotros por el camino.



Algún detalle más de la complejidad del lugar. Las diferentes tendencias cristianas se disputan la legitimidad de la posesión del Santo Sepulcro donde presuntamente está enterrado Jesús: armenios, griegos ortodoxos, griegos católicos, georgianos, coptos (cristianos de origen egipcio), cristianos de origen etíope. La Silvia me contó que alguna Semana Santa había presenciado cómo las diferentes congregaciones llegaban a las manos porque no se ponían de acuerdo sobre el cómo, cuándo y dónde de sus respectivas procesiones. Otro más, los viernes hacen fiesta los musulmanes, los sábados los judíos (el “sabat”), y los domingos los cristianos; sin embargo lo que de verdad paraliza el país es la fiesta judía, porque ellos son los que manejan todos los servicios públicos, como no podía ser de otra manera.



Como es sabido, los judíos creen que el Mesías todavía tiene que llegar a la Tierra. En caso de que exista el Mesías, como decía la Silvia, viendo a todo esta banda de zumbados del Estado de Israel, el Mesías debe pensar que pasa de venir. Durante la fiesta del sabat, que dura desde el viernes cuando se pone el sol hasta el sábado cuando se pone el sol, los judíos no pueden tocar nada que reciba o genere electricidad. En una ocasión la Silvia se encontró con unas chicas que le pidieron que entrara en casa de ellas porque se habían dejado la nevera abierta y al no poder tocar nada en lo que haya contacto eléctrico no la podían cerrar.



En el aeropuerto, al coger el avión de vuelta, todavía tuve que aguantar una vez más la pesadez y la desagradable impertinencia israelí. Que dónde había estado, que a quién había conocido, dónde me había alojado, si era la primera vez que estaba en Israel, desde cuándo planeaba este viaje, que si lo había planificado un mes y medio antes por qué no me había hecho el pasaporte hasta 5 días antes de volar. A esto último respondí que me lo había renovado porque el anterior estaba caducado, y que no lo había hecho hasta 5 días antes del viaje porque había estado con mucho trabajo y no había tenido tiempo, pues ni esas explicaciones les satisficieron, “¿y en mes y medio no has tenido ningún momento para hacértelo?”. En todos los aeropuertos del mundo tenía entendido que la cantidad máxima que pueden contener los frascos con líquidos son 100ml, pues en el aeropuerto Ben Gurion no, allí son 50ml, para chulos ellos. Me llevaron a una cabina para registrarme, igual el oficial del asentamiento de al lado de de Beit Omar les había chivado que soy de Hamas. Por lo menos no me hicieron desnudarme en la cabina, al Director de Proyectos de nuestra contraparte Alternative Information Center, hubo una época en la que cada vez que salía de (o entraba en) Israel, le hacían desnudarse.



La última reflexión es que una parte importante de responsabilidad de lo que está ocurriendo en Oriente Próximo es de Europa. Durante cinco siglos, desde los Reyes Católicos y su gran limpieza étnica hasta la barbarie nazi, no hubo un solo país de Europa que supiera convivir con los judíos, respetando sus diferencias y su idiosincrasia. El resultado de ello es que han acabado desquiciados, y el otro resultado es el Estado de Israel que es un monstruo que ha creado Europa y que ahora se sostiene por Estados Unidos, y que no honra para nada la memoria del pueblo judío. Es un monstruo que ha creado Occidente como muchos otros que hay diseminados por el planeta.

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Comentaris

Re: Viatge a Terra Santa III
13 mar 2011
Propaganda que ratlla el nazisme en molts aspectes.
Independentment de si l'estat d'Israel és xusma, que ho és, este text és sentimentaloide i manipulador, i perfectament el podria haver penjat algú de l'MSR. El més fort és que segurament serà algun militant d'esquerres.

I ja dic que això és independent al saber que l'estat d'Israel és una porqueria, però una cosa és denunciar això i altra l'odi generalitzat a tot el que siga jueu, que a l'esquerra, igual que al feixisme, és algo generalitzat.
Re: Viatge a Terra Santa III
15 mar 2011
"Un ortodoxo que estaba subiendo las escaleras de la sinagoga con todo el atuendo negro, el sombrero con las alas enormes, no sea que el sol dañe su fina y tersa piel, los dos tirabuzones en el cabello a lado y lado porque hay que ir a la moda, y la barba bien larga que con aquel clima todo abrigo es poco, se nos queda mirando. Pasan los segundos y el tío no se mueve, además como tenía la cara muy estrecha y alargada, la imagen no podía ser más esperpéntica. Unos niños palestinos que andaban por allí vendiendo baratijas se dan cuenta de la escena y empiezan a reírse de él, a decirle cosas, a hacerle gañotas, pero el personaje no se movía, seguía impávido. Les comenté a Silvia y Llorenç que más que una persona parecía un espantapájaros. Al final uno de los soldados del check point se cansa de la situación, viene para allá, y les dice a los niños que dejen de hacer el tonto y al monigote le dice que continúe las escaleras hacia arriba, cosa que obedeció. Hasta ese momento yo albergaba dudas de si sería capaz de moverse o se iba a quedar así de inmóvil toda la tarde, y en este caso qué efectos tendría sobre él el sol de justicia que estaba cayendo"

Les descripcions pseudoantropològiques te les podies guardar...
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