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Crisis económica y lucha juvenil
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per Aitor Mena |
23 mai 2009
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La crisis económica está en boca de todo el mundo y por ello se escriben multitud de páginas intentando analizar sus causas y sus consecuencias. Pocas publicaciones se refieren al impacto que tendrá la crisis sobre la clase trabajadora y el cómo ésta puede responder(1) y aun muchas menos se refieren a como va a sufrir esta crisis la juventud Ibérica. Es por ello que en este artículo trataremos de identificar como le puede afectar a la juventud la crisis económica y como puede ésta juventud dar una respuesta en el terreno de las ideas, los valores y la acción anarquistas.
Crisis económica: causas.
Es conveniente que cuando hablemos de crisis económica veamos cuáles han sido realmente las causas para no caer en el error de creer las mentiras o medias verdades del poder. Para empezar es conveniente darse cuenta que el sistema capitalista tiene un funcionamiento cíclico, con fases de expansión y fases de recesión como la actual. La última fase notable de recesión se dio entre los años 1990 y 1994. En la crisis que nos afecta actualmente, y empieza a notarse a mediados de 2007, podemos identificar por un lado factores internos del estado español y por el otro, factores internacionales.
En lo que se refiere a los factores internos, encontramos por una parte uno fundamental para entender la situación actual: la caída del salario real o lo que es lo mismo, el robo por parte de la patronal de rentas del trabajo con el objetivo de incrementar los beneficios empresariales. Los datos son evidentes, pues en 1976 la parte de la renta nacional (PIB) que estaba en forma de salarios en manos de los trabajadores ocupados (12’7 millones) era del 71% (29% de beneficios de los capitalistas). En 2008 la parte del PIB de salarios de trabajadores ocupados (20'3 millones) cayó al 61% y en consecuencia, la parte de los capitalistas (unos pocos miles) se incrementó al 39%. Esta situación implica que los trabajadores cada vez tienen menos dinero para comprar los productos y servicios que venden los capitalistas, por ello llega un momento (allá por 2006) en donde el endeudamiento de las familias supera sus ingresos y ya ni tan solo el crédito permite consumir porqué los salarios son muy bajos en comparación con los precios. Esto es lo que los economistas llaman subconsumo. Pero existe otro factor interno del estado español que explica la crisis. Es un factor ligado a la oferta, a la producción de la economía, y se refiere a lo que se llama desproporción de crecimiento entre sectores económicos. El crecimiento económico español desde 1998, y también el de muchos otros países como Inglaterra o EEUU, se ha basado en la inversión desproporcionada en el sector de la construcción de vivienda. Este sector tiene una fuerte capacidad de crear beneficios empresariales y puestos de trabajo, también en el resto de la economía (pintura, fontanería, muebles, electrodomésticos, etc.). Una vivienda es un producto muy caro, el más caro que compramos los trabajadores en nuestra vida y por ello los capitalistas vieron una posibilidad de inversión y especulación para conseguir más beneficios llegando a saturar la producción de viviendas y a que los trabajadores no pudieran pagar los precios tan elevados debido a los bajos salarios.
En cuanto a los factores internacionales, encontramos la tan cacareada crisis financiera que lógicamente bloquea cualquier intención de consumo de los trabajadores o inversión de las empresas. Para entender la crisis financiera nos tenemos que remitir a la caída de los beneficios de las empresas productivas en las últimas décadas. Ello provocó que las inversiones se desplazaran a la economía financiera (bolsa, fondos de inversión, etc.), que permitía un beneficio más a corto plazo. Esto implicó un desarrollo de productos financieros sin ningún tipo de control (derivados, futuros, etc.) que han llevado al colapso al sistema financiero y a pérdidas multimillonarias: el timo de vender lo que no existe.
Fijémonos pues que la crisis financiera, la más explicada, no es la fundamental para entender la crisis económica, sino que es la gota que colma el vaso. Sin embargo a los capitalistas y poderosos no les interesa que se sepa que las causas fundamentales de la crisis son provocadas por ellos mismos en la esfera de la producción y la distribución de la renta (no solo en el ámbito financiero) y que por lo tanto al ser los responsables deberían ser ellos quienes pagaran los platos rotos.
Crisis económica: consecuencias para la juventud.
Una vez explicadas las causas, es importante analizar cuales serán las consecuencias. La consecuencia fundamental es la caída de la producción, el cierre de empresas y para los trabajadores el paro, el trabajo en negro y la pobreza. Las previsiones de los diferentes organismos son desoladoras para el estado español: 20% de paro en 2010 (4 millones de trabajadores), e incremento de las tasas de pobreza de hasta un 35% de la población total. Para ver qué significa este paro y todas sus implicaciones para la mayoría de trabajadores hay publicaciones que se esfuerzan en desgranarlo, sin embargo, el impacto que tendrá la crisis sobre los jóvenes no se ha tratado demasiado en ninguna publicación. En efecto, la crisis económica afecta a los jóvenes por muy diversas razones.
La primera es en el ámbito de la enseñanza, donde la situación de crisis lleva al Estado a reducir el gasto en aquellas partidas que no le son urgentes: si hay que escoger entre ayudar a la banca y al resto de empresarios o invertir en mejorar las escuelas, institutos, universidades y también dar becas para estudiantes, optará lógicamente como hemos comprobado ya, por el primer paquete (2). El Estado también podría optar en reducir gasto bajando sueldos a políticos, policías y militares pero sabemos que esto sería un contrasentido, sobretodo en tiempos de crisis: el poder paga bien a sus secuaces. Una segunda razón, relacionada también con la enseñanza es que en una época de crisis no solo no se invierte en enseñanza, sino que se ponen encima de la mesa propuestas para acelerar la privatización, recortar los salarios de los trabajadores y otras reformas “estructurales” con el objetivo de evitar gastos y hacer de la educación un elemento cada vez más vinculado a los intereses empresariales. La tercera razón por la que afecta la crisis a los jóvenes es la relacionada con el trabajo. Al menos desde los años 80 los jóvenes han sido un grupo social con enormes dificultades para acceder al mercado de trabajo y muy expuesto a la precariedad laboral (3) y al paro (4). Así pues la bolsa de paro juvenil se recondujo hacia el sistema educativo (alargando la escolaridad obligatoria a los 16-18 años) y descargando en la familia los principales costes de las políticas laborales. De hecho amplios sectores de la juventud han sido años atrás, el banco de pruebas de las estrategias de flexibilidad laboral que se están imponiendo hoy en día. Las medidas provisionales destinadas a facilitar la inserción de los jóvenes terminan extendiéndose a toda la contratación laboral (5). La precariedad laboral es pues algo más que un tipo de contratación, afectando a prácticamente todos los aspectos de la vida laboral y social, como por ejemplo la pérdida de identificación con los oficios o la dificultad del acceso a la vivienda y el tener unos ingresos insuficientes para sostener una familia. Así pues, en un contexto de crisis económica, incrementa la dificultad que tienen los jóvenes (y también los mayores de 45 años) para acceder a un puesto de trabajo, porqué las empresas ante una abundante oferta de mano de obra prefieren contratar a trabajadores con más experiencia. Los hechos anteriormente relatados se agudizan por dos fenómenos: aquellos jóvenes que estudian y necesitan trabajar deberán escoger o simplemente no estudiar para trabajar en lo que sea. Asimismo las familias trabajadoras difícilmente ya pueden soportar el apoyar a estos jóvenes, sus hijes, por la carga del endeudamiento y porque la crisis impactará muy probablemente en forma de pérdida del puesto de trabajo de al menos uno de sus miembros principales. Existe pues un peligro real de desmembramiento de familias donde los principales perjudicados son les niñes y jóvenes.
Con todo lo dicho ¿podemos hablar de una crisis social? Entre las consecuencias de la crisis económica para la juventud encontramos que ya se está dando una pérdida de expectativas de futuro, de ver irremediable la precariedad laboral, etc. Asimismo, los jóvenes hoy en día no han vivido ninguna crisis económica como la actual, y ello unido a que se ha extendido la búsqueda de explicaciones simplistas a los fenómenos sociales, conlleva un peligro real de que el fascismo cale entre la juventud como salida a las frustraciones. Este hecho se ve agudizado por la crisis de valores que impregna a la actual juventud, una crisis de valores del capitalismo ejemplificada en la competitividad, el egoísmo, el consumismo y la búsqueda del placer inmediato. Esta crisis de valores implica una desactivación total de los mecanismos de defensa que históricamente se ha dotado la clase trabajadora y la juventud rebelde. Asimismo una crisis social se puede ver agudizada por la extensión del consumo de drogas, totalmente normalizado entre la juventud, como sucedió en la crisis económica de los 80. En esa época la extensión del consumo de drogas acabó con la eliminación física y mental de toda una generación de jóvenes potencialmente combativos. Sabemos que el Estado jugó un papel determinante en permitir y potenciar esa situación.
Crisis y lucha juvenil
En vista de las nefastas perspectivas, ¿qué respuesta se puede dar? La primera respuesta es la organización y el apoyo mutuo. Ahora más que nunca es necesario extender redes de solidaridad y apoyo mutuo para reducir el impacto de la crisis entre nosotres. Es imprescindible que trasciendan las cuestiones políticas a las personales: seremos (somos) víctimas del funcionamiento natural y habitual del sistema capitalista y por ello tenemos que dar una respuesta inmediata a nuestres compañeres y amigues para ayudarnos en la medida de lo posible a superar esta situación, con apoyo moral y material. Por ello es necesario comprender que solo haciendo nuestros los valores anarquistas de solidaridad, apoyo mutuo y acción directa es posible contrarrestar los desmanes del terrorismo capitalista. Una segunda respuesta puede ser el apoyar todas las luchas obreras, principalmente aquellas que sirvan para evitar la destrucción de puestos de trabajo, por todos los medios necesarios. Asimismo es necesario responder a las agresiones del Estado y la patronal en forma de ensalzamiento del fascismo, el militarismo o el control social. En un contexto de crisis existe un descontento latente que puede explotar en cualquier momento. Precisamente para controlar este descontento el poder capitalista (político y económico) usa de forma directa a los políticos y medios de comunicación, a la policía y a los militares. De forma indirecta usa a los fascistas y a las drogas, así como a otros instrumentos de ocio que mal usados (6) sirven para desviar la atención de los problemas y de los medios con los cuales ponerles solución.
Así pues, tomando un poco el análisis anterior, una tercera respuesta podría ser el trabajar en el plano ideológico para que la propaganda y acción anarquista llegue a la mayor parte posible de la juventud. En este sentido es importante intentar que dicha propaganda sea entendible por la misma, es decir, que se pueda conectar con las mermadas inquietudes sociales de la mayoría de jóvenes. Es en este contexto de crisis de valores es donde el anarquismo tiene mucho que decir precisamente porqué es necesario recuperar los instrumentos primarios de defensa contra el capital y el Estado que es la conciencia de usado y explotado al antojo de los intereses de unos pocos. La dinámica social capitalista ha llevado a una falta total de formación política e ideológica y cada vez más se están pagando las consecuencias, porqué precisamente esta formación es lo que genera la cohesión y la organización.
Aitor Mena
http://aitormenaa.blogspot.com
Publicado en El Fuelle nº4
http://www.nodo50.org/juventudesanarquistas/spip.php?rubrique10
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Notas:
(1)Para ello se puede consultar el trabajo de: AA.VV. Cuadernos del ICEA nº1: Crisis económica y resistencia obrera: la crisis mundial y sus repercusiones en España. ICEA, 2009. http://iceautogestion.org (Publicaciones).
(2) En España, casi un 70% de los contratos a jóvenes de 15 a 24 años son en precario.
(4) La tasa de paro juvenil (menores de 25 años) llega al 25%, el doble de la tasa de paro general.
(5) Por ejemplo las becas, los contratos en prácticas, a tiempo parcial, etc. También, como no, la implantación de las ETT’s.
(6) Videojuegos, Internet, etc. |
Mira també:
http://aitormenaa.blogspot.com |
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