En Vigo, Jacobo Piñeiro, quien en el 2006 asesinara a dos jóvenes gays de 57 puñaladas, fue exonerado de ese cargo por un jurado de mayoría femenina, que sólo lo encontró culpable de intentar borrar las huellas del crimen incendiando la casa.
El asesino confeso de Isaac Pérez Triviño y Julio Anderson declaró haber sufrido un “miedo insuperable” a ser violado por la joven pareja, que además, estaba en los preparativos de su matrimonio. De los sesenta años que pedía la fiscalía sólo purgará 20 años como máximo.
Cubriendo sus rostros con folios para no ser identificados por las cámaras, los integrantes del jurado dieron el veredicto tras dos días de deliberaciones. Los fiscales se mostraron decepcionados del mismo y la madre de de Isaac Pérez Triviño, estalló iracunda contra el jurado, a quienes reclamó tras saltar al estrado, que hubiesen dejado libre a un asesino confeso.
Piñeiro sostuvo que no tenía intención de matar a sus víctimas, que el pánico a ser violado y asesinado fue el que lo hizo atacar a sus anfitriones. El jurado creyó en su versión al no existir pruebas en su contra. Se le reconoció que actuó en defensa propia.
El veredicto, “escandaloso” para la fiscalía e “injusto” para el abogado de las víctimas, estuvo a punto de favorecer todavía más al acusado, pues en una primera versión el jurado lo había exculpado “de provocar conscientemente el incendio”, sin embargo, diez minutos después de leerlo al juez, cambiaron de idea.
Jacobo Piñeiro recibirá el dictamen de sentencia en los próximos días. La condena máxima que puede recibir será de 20 años en prisión, de los que ya ha cumplido dos. El fiscal en jefe, Juan Carlos Horro declaró que el jurado “incurrió en dos o más contradicciones” por lo que recurrirá al Tribunal Superior de Xustiza. |