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Anàlisi :: mitjans i manipulació |
Poder, medios de comunicación de masas y movimientos sociales
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per IAR |
13 oct 2008
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La idea de escribir este artÃculo ha surgido después de leer en Indymedia el artÃculo de Iván Miró titulado La Festa Major, els Alternatius, l’Alcalde i el Periodista publicado en el semanari Directa nº 110 de 8 de octubre de 2008.
No son más que ideas, reflexiones sin ánimo de objetividad ni razón. No me veo capaz de aventurarme en el desierto de las cosas “como son�. |
La administración , o sea el poder, en la mayorÃa de sus esferas (local, nacional, estatal o global) actúa, en mi opinión, en relación a dos ejes fundamentales en relación con su inmediato universo simbólico (si queréis cultural): ocultar y mostrar. El uso de la propaganda es imprescindible como medio de legitimación social del orden establecido (1). Por tod@s es sabido la importancia que le han otorgado todos los regÃmenes fascistas. Para llevarla a cabo, el estado, se dota de sus más valiosos patrocinadores: los medios de comunicación de masas como instituciones de control social y por supuesto cultural. Alguien creyó que, tal como establece la teorÃa liberal-democratico-representativa, los medios comunicación constituyen un contra poder. ¿Un control del orden establecido para hacer de altavoz de las contradicciones y “desajustesâ€? del sistema?
Lo que resulta evidente, palpable, cercano y real es que los medios de comunicación de masas constituyen un cuarto poder, un complemento perfecto a los poderes legislativo, ejecutivo y judicial; cuya separación por cierto nunca fue real sino una ilusión alimentada precisamente por editoriales, artÃculos de opinión o locutores de radio y televisión que más que informar hacen campaña del “estado de derechoâ€?.
¿Y cómo llevan a cabo esta tarea de propaganda socio-polÃtica y cultural? Con su prolÃfica fórmula de "ocultar mostrando". Bajo una apariencia de información de calidad se esconden formatos, productos, insertados en la lógica del capital con el único objetivo de ser consumidos, digeribles en el mÃnimo tiempo posible para poder pasar al siguiente. Lo que en un tiempo, muy lejano por cierto, se limitó a las diferentes lÃneas editoriales de la prensa escrita y la radio, hoy abarca también la totalidad de las emisiones de televisión analógica y digital además, por supuesto, de internet. (Quizá, hoy en dÃa, este último soporte es el único potencialmente utilizable para otros fines. Obviamente este artÃculo no se publicarÃa en ningún diario convencional, ni es esa mi intención).
Se dispone de muchÃsima información y esta saturación informativa provoca por si misma la ocultación de lo realmente importante. El análisis no tiene cabida en la lógica de los medios de comunicación de masas. El análisis, el razonamiento sobre un acontecimiento requiere tiempo, a veces mucho tiempo para manejar las fuentes de las que disponemos y aproximarnos a las causas que pudieron dar lugar a que sucediera (2). El tiempo y el espacio son los recursos más valiosos con los que juegan redactores y periodistas. No se pueden malgastar en explicar cómo y, sobre todo, porqué ocurren los acontecimientos. Quizá es que tampoco interesa fomentar una reflexión colectiva en relación a según que acontecimientos. Efectivamente, a nadie le interesa.
Los tiempos vienen marcados por compromisos publicitarios y estrategias de marqueting cuya única preocupación es el/la espectador/ra-consumidor/ra. Estas estrategias son ideales para el tratamiento de ciertas noticias relacionadas con los movimientos sociales. No explicarlo todo es una manera de ocultarlo todo. Ahà esta la fórmula. No olvidemos que los media y el poder se retroalimentan. Es muy importante para el poder, en este caso para el Ajuntament de Barcelona, que queden bien claras ciertas imágenes asociativas (pseudoconceptos), de consumo rápido. Por ejemplo: tal como apuntaba Iván, según como se redacta la noticia parece como si los participantes y co-organizadores de las fiestas alternativas no fueran vecinos de los barrios donde se dan lugar. Se crea asà una separación simbólica y lógicamente se les priva de la vecindad. En la práctica es una privación ficticia pero ejerce un poder simbólico considerable sobre todo ante quien desconoce el caso de primera mano, que suele ser el grueso de población que se entera del asunto por la televisión o mediante la prensa generalista. Esto es un acto de poder. Por el contrario, dar razón detallada de los métodos autoorganizados y las finalidades de las acciones de los movimientos sociales, es decir, dar respuesta a la pregunta ¿por qué lo hacen? y ¿cómo lo hacen?, no esta en la agenda de nadie que tenga poder para decidir qué se pública, cuándo y bajo qué formato. Esto seria cuanto menos una afrenta al poder establecido, su gran compañero de viaje. SerÃa dar voz a alguien que no la tiene pues no son vecinos, no existen como colectividad. Reconocer capacidad de “poder hacerâ€?, tal como John Holloway describe la voluntad de crear una alternativa antiautoritaria al estado y al capitalismo, a cualquier cuerpo social o individuo que no este inserto en la lógica institucional oficial de participación polÃtica (que son los partidos polÃticos y las asociaciones subvencionadas con dinero público), es una cosa que no podemos esperar de los mass media ni en un millon de años (3) . Si es que fueran a durar tanto, cosa que dudo.
Y termino con varias preguntas, pues mi intención al escribir estas lÃneas no es otra que generar diálogo entorno a esta cuestión. ¿DeberÃa ser diferente? ¿Realmente es deseable por los movimientos sociales que se nos trate como nos merecemos desde los medios de comunicación de masas? ¿Dejarán de ser meros instrumentos de dominación, además de empresas, porque se dignen a dedicarnos cinco minutos cuando antes nos dedicaron uno o ninguno? ¿Es deseable entrar en su juego? ¿Sus armas de poder (cámaras, etc.) podrán entrar en nuestros espacios para “informarâ€??
I.A.R.
(1) Para muestra un botón: estos dÃas en Plaça Universitat se ha podido visitar una exposición (no se si merece este nombre) sobre el aniversario de los mossos. No he tenido el gusto de verla, pero sospecho que en su interior no estaban expuestos el famoso pinxo torturador o una réplica de la sala de interrogatorios donde humilla, además de toturar, a los detenidos, ni tampoco fotografÃas sobre cargas contra manifestaciones de signo polÃtico. Sin embargo éstas cuestiones son realidad tanto para nosotros como para la administración que se propone explicar la totalidad de lo que representa la institución, pero aún asà son obviadas intencionadamente. Esto es propaganda.
(2) Un hecho: la reapropiación temporal de la vÃa pública durante la Festa Major Alternativa enmarcado en el conflicto polÃtico de la Assemblea Barri de Sants con el Districte, no puede ser entendido por sà mismo como hecho aislado sin hacer un repaso socio-histórico de las tensiones entre l’ABS y el Districte. Y eso requiere tiempo, no se puede solucionar (aparentemente) en 10 minutos. Es más, es nocivo pretender que pueda ser asÃ. Pues generaremos más confusión de la que ya hay en abordar un tema complejo, de solución también compleja. Esto lo digo desde el respeto a la ABS pues precisamente no conozco tan en profundidad el tema como me gustarÃa.
(3) Holloway, John (2002), Cambiar el mundo sin tomar el poder, Ed. El Viejo Topo. |
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