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65 horas semanales: El capital europeo declara la guerra a los trabajadores
06 oct 2008
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65 HORAS SEMANALES:
El CAPITAL EUROPEO DECLARA LA GUERRA A LOS TRABAJADORES



Comunicado conjunto del Partido Comunista de España (marxista-leninista) y Unión Proletaria




La crisis financiera internacional está empeorando drásticamente la situación de los trabajadores: aumento del paro, retroceso de los salarios, incremento de los precios y de las hipotecas, extensión de los despidos, cierres y expedientes de regulación de empleo (ERE), precariedad laboral…

En este contexto, los ministros de trabajo de los 27 países de la Unión Europea han declarado la guerra a los trabajadores aprobando una medida que supone un nuevo y gravísimo ataque a nuestras condiciones laborales: la posibilidad de aumentar la jornada laboral hasta las 65 horas semanales. Con esta decisión se da luz verde a un aumento brutal de la explotación en un mercado de trabajo que viene sufriendo desde hace décadas una caída en picado de las condiciones laborales y salariales, sobretodo para los más jóvenes que se incorporan al mercado laboral y para sectores como los inmigrantes que con la vergonzosa Directiva Europea del Retorno, son tratados como mano de obra de usar y tirar, bajo amenaza de encarcelamiento de hasta 18 meses. La medida fomenta además la negociación individual de cada trabajador con el empresario lo que busca romper la resistencia de los trabajadores atacando su unidad como clase organizada en los sindicatos.

La burguesía europea a través de las instituciones y partidos reaccionarios e imperialistas de la UE (no debemos olvidar que el 80% de las leyes estatales, tienen su origen en directivas europeas) pretenden hacer recaer nuevamente el peso de la crisis que ha provocado el sistema capitalista, a través de la especulación inmobiliaria y financiera, sobre las espaldas de los trabajadores por medio de la flexibilización y precarización del mercado laboral. Este ataque se une a la directiva Bolkenstein que aunque no fue aprobada en su totalidad, se aplica de facto y que permite a las empresas la aplicación de la legislación laboral del país de origen de los trabajadores que contraten, y las sentencias favorables de la Corte Europea de Justicia a subcontratas que ejercían el dumping laboral en Alemania, Suecia y Finlandia (casos Laval y Viking). Todas estas medidas benefician aún más a la patronal y a los grandes poderes económicos que son los amos de Europa y de España, aunque también se aprovecharán los pequeños y medianos empresarios que podrán aumentar la explotación laboral impunemente.

Frente a esta situación, no cabe esperar nada ni hacerse falsas ilusiones sobre la burguesía y las fuerzas políticas que representan sus intereses, incluidos los actuales dirigentes derechistas de la socialdemocracia. Seguirán consensuando entre ellas en los parlamentos nacionales y utilizando las instituciones de la UE, para privatizar, desregular y subvencionar con dinero público a quienes se han hecho de oro a costa de los intereses de la mayoría, etc. La experiencia nos enseña que cuando hay “crecimiento� económico se privatizan los beneficios y cuando viene la crisis, sus pérdidas las pagamos todos, dejando al desnudo el verdadero carácter de este sistema basado en la explotación de la clase obrera cuyo lema es: Menos estado para defender a los trabajadores, más estado para atacar sus conquistas y recortar sus derechos en beneficio de los ricos y poderosos.

En nuestro país, el gran capital español, con su podrido régimen monárquico heredero del franquismo, y las fuerzas que defienden sus intereses de clase: la retahíla de partidos como el PP, el PSOE, los nacionalistas PNV, BNG y CiU y la patronal, han pasado a la ofensiva, como muestran las declaraciones del gobernador del Banco de España, Fernández Ordóñez pidiendo acabar con las cláusulas de revisión salarial, las del presidente de la CEOE, Gerardo Díaz Ferrán proponiendo el abaratamiento del despido y “flexibilizar� más el mercado de trabajo, las del ministro de trabajo, Celestino Corbacho, que ve positivos los ERE para las empresas de la automoción o los continuos llamamientos de unos y otros a la clase trabajadora para que acepte los sacrificios que no quieren asumir los capitalistas.

En medio de esta situación, las cúpulas de los sindicatos mayoritarios adoptan una actitud conciliadora con el capital: por ejemplo; José María Fidalgo, Secretario General del principal sindicato ofrece irresponsablemente al Gobierno contención salarial y paz a cambio de mantener “mientras se pueda� la actual cobertura a los desempleados. Tampoco ha descartado una reforma laboral que abarate el despido “cuando toque, cuando haya necesidad� según sus propias palabras. Con su política de “moderación salarial� y “paz social� los salarios y las condiciones laborales han retrocedido en época de “vacas gordas�, ¿que pasaría si se mantiene en época de “vacas flacas�?.

Las movilizaciones convocadas por los grandes sindicatos agrupados en la CSI son un primer paso, pero son completamente insuficientes. Es necesario con los grandes capitalistas y los políticos burgueses y movilicen a la clase obrera en defensa de sus derechos, con la contundencia que la situación precisa. Por eso hay que dar la batalla para reforzar a los sindicatos, y sobre todo a las corrientes sindicales de clase dentro de ellos, combatiendo a quienes, como Fidalgo, Méndez y todos los que actúan como ellos, apuestan por la colaboración con la burguesía, así como fortalecer la unidad sindical, uniendo lo más combativo del sindicalismo actual más allá de las siglas, como viene haciéndose en otros países de Europa. Es el momento de politizar las luchas: frente a una patronal unida no podemos responder dispersos, esperando aislados en las empresas; tenemos que responder unidos como un puño contra los planes del capital. Pero los trabajadores, para luchar, de una manera eficaz por nuestros derechos necesitamos reforzar una organización política propia, que oriente ese combate en una perspectiva revolucionaria, necesitamos el Partido Comunista.

El capitalismo expoliador y corrupto no se puede reformar, necesita ser superado por un sistema social y económico superior, el socialismo. El PCE (m-l) y la UP, que han emprendido un camino de unidad comunista, llaman a la clase obrera a organizarse y a movilizarse por sus derechos, luchando por la III República como vía para avanzar hacia la revolución socialista en nuestro país, ensanchando el marco político para la pelea de las clases trabajadoras por sus derechos sociales, laborales y políticos.

¡NO A LAS 65 HORAS Y A LA EXPLOTACIÓN LABORAL!
¡POR LA REPÚBLICA, POR EL SOCIALISMO!
PCE (m-l) - UP.jpg
Mira també:
http://www.pceml.info
http://www.unionproletaria.net

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Sindicato Sindicat