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Notícies :: amèrica llatina |
Huey Long y las efemérides oficiales en Paraguay
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per Luis Agüero Wagner Correu-e: agenciainformativaf17@yahoo.com (no verificat!) |
09 set 2008
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Tras sufrir un atentado en la Legislatura Huey Long falleció en un hospital de Baton Rouge, un 10 de Septiembre de 1935. La fanfarria nazi del domingo en Paraguay, presidida por el clérigo Fernando Lugo, fue una mueca siniestra a esta historia. |
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Una disputa interpetrolera precipitó en la década de 1930 la última guerra de Sudamérica. Paraguay y Bolivia sangraron por las venas de sus soldados en la vasta planicie esmeralda del Chaco Boreal, en nombre de la Standard Oil y la Shell, que se disputaban el subsuelo de la región.
Paraguay, que vencerÃa militarmente a Bolivia en una guerra de ejércitos descalzos, terminarÃa cediendo por un tratado infame la ubérrima zona petrolÃfera del Chaco que precipitó la matanza.
HUEY LONG INTERVIENE EN EL CONFLICTO INTER-IMPERIALISTA
En 1995 el canal de cable alternativo TNT, del multimillonario Ted Turner, produjo la pelÃcula â��Kingfishâ�? â��con el papel protagónico interpretado por el actor John Goodman-, basada en la historia del legendario polÃtico de Louisiana y Senador norteamericano Huey Long, quien en sensacionales discursos pronunciados entre 1934 y 1935 en Washington, acusó a la Standard Oil y a los Rockefeller de ser la mano negra detrás de la matanza paraguayo-boliviana por el Chaco Boreal (guerra del Chaco de 1932 a 1935), para terminar poco después misteriosamente asesinado en Baton Rouge.
Huey Pierce Long habÃa nacido en la pequeña localidad suburbana de Winnfield, en el estado de Louisiana, a finales del siglo XIX, cuando sobre las cenizas de la guerra civil norteamericana, rapaces compañÃas como la petrolera Standard Oil sujetaban a la región bajo opresión neocolonialista de los capitales del norte estadounidense. En una región de alta influencia católica, de rasgos latinoamericanos por su ascendencia franco-española y sus tensiones sociales, Long irrumpió en la polÃtica de Louisiana como un radical (redneck) que se rebelaba contra la oligarquÃa del estado, contra la actitud expoliadora de las grandes empresas, contra el engreimiento de ciertas tradiciones de la clase alta, contra la moda, los licores fuertes y muchos otros usos y costumbres de su época. La lista de cosas que le gustaba era mucho más corta, dice con ironÃa Thomas Harry Williams, su principal biógrafo, que entre ellas sólo cita a dos: las estrictas medidas sanitarias y el socialismo.
Electo gobernador de Louisiana a fines de la década de 1920, se vio pronto enfrentado a la Standard Oil de Louisiana requiriéndole un impuesto por cada barril de petróleo a ser refinado para sus progamas sociales. Los amos en el negocio del kerosén pusieron el grito en el cielo y fraguaron un juicio polÃtico en busca de la destitución.
La Standard Oil emprendió una gran campaña de difamaciones, sobornó legisladores, chantajeó e intimidó fÃsicamente a otros tantos, compró espacios en la prensa y hasta subsidió festejos populares en busca de su objetivo. A pesar de todo, Long contrarrestó con inusitada habilidad la turbulenta campaña adversa y terminó absuelto. El laureado escritor estadounidense Robert Penn Warren, cuya novela basada en Huey Long le valió el Pulitzer en los años cuarenta, resumió la gran capacidad de maniobra polÃtica del gobernador de Louisiana en la reflexión de su personaje: â��En la polÃtica, el mal no sólo puede engendrar el bien, sino que además es lo único que hay para engendrarloâ�?.
En la década de 1930 se habÃa iniciado la producción en serie de automóviles, y el petróleo se iniciaba como â��leitmotivâ�? del intervencionismo norteamericano en Latinoamérica y el mundo. Personeros de la Standard Oil viajaban por el mundo apropiándose del recurso y fundando filiales que pretendÃan ser naturales de los paÃses que expoliaban. Asà nació la Standard Oil of Bolivia, instituÃda por Spruille Braden, luego cabeza de la conspiración contra el Paraguay en la Conferencia para la Paz del Chaco, quien insinuó al presidente boliviano Salamanca sobre la posibilidad de obtener armas y créditos para apoderarse militarmente del Chaco paraguayo y sus yacimientos petrolÃferos. No era América del Sur la que iba a imponer condiciones a su majestad el dólar.
Como lo expresara el escritor paraguayo Arnaldo Valdovinos, centenares de ametralladoras, manejadas por manos esclavas, rompieron el silencio de las selvas chaqueñas, festejando el triunfo de sus amos. En varias de sus novelas más celebradas, Augusto Roa Bastos narró los episodios más trágicos de un ignominioso capÃtulo de la expansión imperialista en Sudamérica, en que los condenados paraguayos parasitados y desnutridos, debieron empuñar el fusil para defender el subsuelo y los latifundios extranjeros que se extendÃan sobre la vasta planicie esmeralda del Chaco Boreal.
La prensa de todo el mundo pronto se hizo eco de la participación evidente de las grandes petroleras en el diferendo chaqueño: el Daily Herald de Londres, la prensa comunista soviética y hasta el mismo New York Times. Sin embargo, a pesar de todos los indicios, para muchos hablar del petróleo como detonante de la matanza entre paraguayos y bolivianos seguÃa siendo mera especulación.
El secreto a voces pronto irÃa a sacudir los mismos confesionarios del imperio. El 30 de mayo de 1934 el senador Long sacudÃa al Congreso en Washington con una proclama incendiaria contra la Standard Oil, acusándola de haber desencadenado el enfrentamiento armado del Chaco. â��¡Aquà está Rockefeller, con un ejército, robando al Paraguay!â�? dirá el senador para no ahorrar adjetivos contra la empresa petrolera. Y cuando el 15 de enero de 1935 la Sociedad de las Naciones decidió levantar el embargo de armas que pesaba sobre Bolivia, manteniendo el mismo sobre Paraguay, Huey Long declaró a la prensa: â��Esta decisión de la Liga de las Naciones no es más que un mensaje dirigido al Paraguay y firmado por Rockefeller que dice: No toquen los lugares donde hemos localizado pozos del petróleoâ�?.
Obviamente, el senador habÃa incursionado en terreno fangoso y los sucesos no tardaron en demostrarlo. El 8 de septiembre de 1935, habiendo abandonado el senador Long con sus guardaespaldas una sesión especial en el Capitolio Estatal de Baton Rouge, adonde habÃa arribado desde Washington buscando zanjar en cuestiones locales de su estado, un desconocido se le acercó al amparo de la oscuridad y en ese momento se escuchó un disparo. La guardia de Long abrió fuego contra el sospechoso ocasionándole a su turno 51 heridas de bala antes de ser éste identificado como un joven y respetado médico, Carl Austin Weiss, proveniente de una familia de reconocida alcurnia en la sociedad local.
Posteriormente se sabrÃa que Weiss habÃa actuado como cabeza de turco y que las balas que impactaron en Long tenÃan otra procedencia. En las primeras horas del dÃa 10 fallecÃa el senador en el Hospital Our Lady of the Lake, vÃctima de la avidez sin lÃmites del imperialismo petrolero, y la Standard Oil tenÃa las manos libres para quedarse con el petróleo del Chaco. Con la guerra entre Bolivia y Paraguay como telón de fondo, se habÃa cerrado uno de los más infames y controvertidos capÃtulos de la historia norteamericana.
LA ENTREGA DEL CHACO
Spruille Braden es siempre recordado cuando se habla del ascenso al poder de Juan Domingo Perón, como el diplomático a quien el caudillo argentino desafió con el exitoso eslogan â��Braden o Perónâ�?, que le permitiò ganar las elecciones de 1946. Según su colega británico David Nelly, Braden tenÃa la idea fija de que habÃa sido elegido por la Providencia para derrocar al régimen Farell-Perón. Pero este petrolero-diplomático tejano tenÃa también otras historias.
En 1971 Braden acabó publicando sus memorias, que llevaron el tÃtulo original de â��Diplomats and Demagogues: the Memoirs of Spruille Bradenâ�? (New Rochelle, Arlington House). En las páginas del libro los paraguayos pudieron constatar, confesado por el mismo interesado, lo que siempre habÃan sospechado con respecto a las negociaciones para la paz del Chaco en 1938.
La indefensión diplomática paraguaya habÃa acabado con los nuevos vientos que soplaban desde febrero de 1936, dado que el nuevo presidente, Coronel Rafael Franco, habÃa definido una férrea lÃnea diplomática que rechazaba discutir el territorio hasta donde habÃan llegado las tropas guaranÃes durante su guerra con Bolivia, entre 1932 y 1935.
Intempestivamente la posición argentina, favorable al Paraguay durante la guerra variarÃa sustancialmente al inicio de las negociaciones diplomáticas de Buenos Aires, sobre todo a raÃz de acuerdos argentino-bolivianos sobre el petróleo que irÃa a extraerse precisamente de los territorios inoportunamente ocupados por los paraguayos. Esta defección dejarÃa al Paraguay sin su más significativo respaldo en la pugna por el Chaco.
El ambiente a partir de entonces empezarÃa a caldearse y la animosidad contra Paraguay subirÃa tanto de tono que el 11 de Junio de 1937, el representante paraguayo J. Isidro RamÃrez tuvo que preguntar al canciller argentino Saavedra Lamas si porqué a los mediadores se les permitÃa arrojar piedras contra el Paraguay. La chocante respuesta fue que el Paraguay podrÃa facilitar las cosas mostrándose más conciliatorio.
Las negociaciones quedarÃan asà estancadas por varios meses, para volver sobre los puntos vitales recién tras un golpe reaccionario en Paraguay que desalojó a Franco en agosto de 1937. Las actividades de Braden en paÃses como Cuba, Argentina, Guatemala o Chile nunca estuvieron desvinculadas de la polÃtica interna y los golpes de estado.
Depuesto el régimen nacionalista, volverÃan a la Conferencia de Paz el doctor Jerónimo Zubizarreta y el anciano polÃtico Cecilio Báez, este último de poco decorosa actuación por la limitaciones propias de su avanzada edad.
El mismo Braden consignó en sus memorias, de manera burlona, que en una oportunidad tuvo que ayudarlo a levantarse de su silla para llevarlo al baño y dejaron entonces una lÃnea de orina en todo el recorrido.
A la senilidad de Báez vino a agregarse el desmedido afán de protagonismo del secretario de la delegación paraguaya Efraim Cardozo, quien informaba al delegado norteamericano de todo cuando acontecÃa en el seno de la comisión paraguaya, comprometiendo seriamente de esta manera los intereses de su paÃs. En ese contexto, Cardozo fue responsable de que sustituya el arbitraje de derecho por el arbitraje de hecho, en fórmula que llamaron â��ex aequo et bonoâ�?.
Asà en los primeros dÃas de julio de 1938, un comité formado por los delegados Braden, Ruiz Moreno y Barreda Laos (de Estados Unidos, Argentina y Perú respectivamente), empezaron a elaborar un tratado secreto que, según ellos, proveerÃa tanto a Paraguay como a Bolivia, mutua satisfacción. En realidad hoy sabemos que el tratado preservaba para Bolivia â��pero sobre todo- para la empresa petrolera Standard Oil unos 38 mil kilómetros cuadrados de ubérrimo territorio petrolÃfero en poder de los paraguayos.
El doctor Zubizarreta, jefe de la delegación paraguaya, se negó a participar de semejante engaño y viéndose presionado, el departamento de estado norteamericano considerando su interés por preservar los pozos petrolÃferos para una empresa estadounidense solicitó la intervención del embajador paraguayo en Washington, el general José Félix Estigarribia. Ã�ste fue comisionado de urgencia por los norteamericanos a Buenos Aires donde, tras protagonizar una fuerte discusión con Zubizarreta, lo desplazó de la jefatura de la delegación paraguaya.
El inefable Braden afirma con ironÃa en sus memorias que tuvo que despedir al jefe de la delegación paraguaya que entorpecÃa sus planes.
En la madrugada porteña del 9 de Julio de 1938, en el más estricto sigilo, se firmarÃa el tratado favorable al imperio petrolero que incluÃa una cláusula de permanecer para siempre en secreto. En él Paraguay renunciaba a todo arbitraje y cedÃa a Bolivia un extenso territorio entre la frontera actual y el lÃmite natural e histórico del Chaco al noroeste, el rÃo ParapitÃ, muy renombrado en la cultura popular paraguaya.
Se habÃa consumado lo que historiadores paraguayos denominaron â��el dÃa de la infamiaâ�?, la traición que hoy es la mejor documentada de la historia paraguaya. Braden lo confesarÃa cuatro décadas más tarde: â��Sólo la prensa y el público fueron engañados, pero ello era vital para restablecer la paz. Una vez logrado el acuerdo, ya no era necesaria mi presencia en Buenos Airesâ�?.
EL TRAIDOR SE CONVIERTE EN DICTADOR NAZI
José Félix Estigarribia no sólo fue el entregador del área petrolÃfera del Chaco Boreal a la Standard Oil company y a Bolivia por el acuerdo de paz de Julio de 1938 en Buenos Aires, en la mejor documentada traición de la historia paraguaya. También fue el dictador neo-nazi que con un autogolpe abrió, en febrero de 1940, una oscura etapa de totalitarismo, traición y obsecuencia al imperio norteamericano en Paraguay, que serÃa continuada por Higinio MorÃnigo y Alfredo Stroessner.
Aunque Estigarribia es recordado en forma casi exclusiva, por los autocensurados historiadores paraguayos, en su carácter de comandante del ejército que enfrentó a Paraguay y Bolivia en una guerra inter-imperialista por el petróleo del Chaco, azuzada por la Standard Oil Company y la Shell- también es responsable del funesto legado autoritario que dejó al Paraguay con su herencia Nazi-Fascista y sus leyes represivas. Ver:
http://www.blogsincensura.com.py/html/articulo1.htm
LA FUERZA DEL PASADO NAZI EN PARAGUAY
Las leyes represivas nazi-fascistas que impuso por decreto José Félix Estigarribia en julio de 1940, fuertemente influenciado por Hitler y Mussolini, no eran casualidad en un paÃs donde habÃan echado raÃces las ideas Bernard Foester, quien a fines del siglo XIX intentó crear una colonia de arios puros en este paÃs sudamericano.
Hacia 1939 existÃa en Sudamérica una incipiente red de espionaje nazi, que tenÃa en el Brasil su centro de operaciones. Dependiente directamente del Abwehr en Hamburgo a cargo del almirante Wilhelm Canaris, los espÃas nazis hacÃan reportes sobre los temas que le interesaban al Tercer Reich.
Uno de sus medios de propaganda ideológica fue el "Deutsche Zeitung fuer Paraguay" (Diario Alemán para el Paraguay), quien en su edición del 1º de noviembre de 1938 saludaba la ocupación nazi de los Sudetes con estas palabras:
"Europa se halla aún en formación. Aquellos dos grandes arquitectos, Mussolini e Hitler, se esfuerzan desde que llegaron al poder en dar a ese continente una nueva y sana estructura. Pero todavÃa no han llegado al fin de su programa; todavÃa queda mucho que debe ser limpiado. Los Balcanes tienen que desaparecer. El camino del Danubio y el Mar Negro muestra aquel "Drang Nach Osten (impulso hacia el Este) que siempre ha sido el propósito y la misión de ambos pueblos".
Fuertemente influenciado por estas ideas nazis, Estigarribia abrió la dinastÃa totalitaria en 1940. Poco después falleció en un accidente aéreo, y su labor fue continuada por Higinio MorÃnigo, quien al finalizar la guerra mundial puso su aparato represivo al servicio del imperio norteamericano, entonces empeñado en blanquear nazis a través del proyecto "Paperclip".
Aunque de 1940 al 2008 han pasado casi siete décadas, sorprende reconocer hoy lo mucho que los liberales siguen pareciéndose a sà mismos a lo largo de su propia historia.
No por casualidad el obispo jubilado Fernando Lugo -que al igual que en los cuarenta fue convocado desde ámbitos extrapartidarios- en su discurso de septiembre del año pasado, donde inauguró su campaña proselitista, en Coronel Oviedo, glorificó al dictador José Félix Estigarribia, quien inauguró el 18 de febrero de 1940 la etapa totalitaria nazi-fascista en Paraguay, que irÃa a consolidarse el 13 de enero de 1947.
La defensa que hiciera Huey Long del Paraguay, en tanto, sigue siendo un tema olvidado en las efemérides de la historia paraguaya, mientras se siguen glorificando dictadores y traidores, de la mano de un mesiánico obispo de los pobres. LAW |
Mira també:
http://www.democraticamente.com |
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