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Notícies :: amèrica llatina |
Huey Long. Sangre sobre el piso de mármol
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per Luis Agüero Wagner Correu-e: lautaro_l@hotmail.com (no verificat!) |
20 mai 2008
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A 74 años de realizar sus denuncias contra Rockefeller sobre la guerra del Chaco en el Congreso norteamericano, el senador Huey Long sigue siendo un desconocido para la historia paraguaya que se enseña en escuelas, colegios y universidades. Una muestra más del poderío y dominio ejercido por la embajada norteamericana de Asunción sobre la superestructura cultural paraguaya, sus planes educativos, sus historiadores, medios, periodistas y universidades. |
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En 1995 el canal de cable alternativo TNT, del multimillonario Ted Turner, produjo la pelÃcula “Kingfishâ€? –con el papel protagónico interpretado por el actor John Goodman-, basada en la historia del legendario polÃtico de Louisiana y Senador norteamericano Huey Long, quien en sensacionales discursos pronunciados entre 1934 y 1935 en Washington, acusó a la Standard Oil y a los Rockefeller de ser la mano negra detrás de la matanza paraguayo-boliviana por el Chaco Boreal (guerra del Chaco de 1932 a 1935), para terminar poco después misteriosamente asesinado en Baton Rouge.
Huey Pierce Long habÃa nacido en la pequeña localidad suburbana de Winnfield, en el estado de Louisiana, a finales del siglo XIX, cuando sobre las cenizas de la guerra civil norteamericana, rapaces compañÃas como la petrolera Standard Oil sujetaban a la región bajo opresión neocolonialista de los capitales del norte estadounidense. En una región de alta influencia católica, de rasgos latinoamericanos por su ascendencia franco-española y sus tensiones sociales, Long irrumpió en la polÃtica de Louisiana como un radical (redneck) que se rebelaba contra la oligarquÃa del estado, contra la actitud expoliadora de las grandes empresas, contra el engreimiento de ciertas tradiciones de la clase alta, contra la moda, los licores fuertes y muchos otros usos y costumbres de su época. La lista de cosas que le gustaba era mucho más corta, dice con ironÃa Thomas Harry Williams, su principal biógrafo, que entre ellas sólo cita a dos: las estrictas medidas sanitarias y el socialismo.
Electo gobernador de Louisiana a fines de la década de 1920, se vio pronto enfrentado a la Standard Oil de Louisiana requiriéndole un impuesto por cada barril de petróleo a ser refinado para sus progamas sociales. Los amos en el negocio del kerosén pusieron el grito en el cielo y fraguaron un juicio polÃtico en busca de la destitución.
La Standard Oil emprendió una gran campaña de difamaciones, sobornó legisladores, chantajeó e intimidó fÃsicamente a otros tantos, compró espacios en la prensa y hasta subsidió festejos populares en busca de su objetivo. A pesar de todo, Long contrarrestó con inusitada habilidad la turbulenta campaña adversa y terminó absuelto. El laureado escritor estadounidense Robert Penn Warren, cuya novela basada en Huey Long le valió el Pulitzer en los años cuarenta, resumió la gran capacidad de maniobra polÃtica del gobernador de Louisiana en la reflexión de su personaje: “En la polÃtica, el mal no sólo puede engendrar el bien, sino que además es lo único que hay para engendrarloâ€?.
En la década de 1930 se habÃa iniciado la producción en serie de automóviles, y el petróleo se iniciaba como “leitmotivâ€? del intervencionismo norteamericano en Latinoamérica y el mundo. Personeros de la Standard Oil viajaban por el mundo apropiándose del recurso y fundando filiales que pretendÃan ser naturales de los paÃses que expoliaban. Asà nació la Standard Oil of Bolivia, instituÃda por Spruille Braden, luego cabeza de la conspiración contra el Paraguay en la Conferencia para la Paz del Chaco, quien insinuó al presidente boliviano Salamanca sobre la posibilidad de obtener armas y créditos para apoderarse militarmente del Chaco paraguayo y sus yacimientos petrolÃferos. No era América del Sur la que iba a imponer condiciones a su majestad el dólar.
Como lo expresara el escritor paraguayo Arnaldo Valdovinos, centenares de ametralladoras, manejadas por manos esclavas, rompieron el silencio de las selvas chaqueñas, festejando el triunfo de sus amos. En varias de sus novelas más celebradas, Augusto Roa Bastos narró los episodios más trágicos de un ignominioso capÃtulo de la expansión imperialista en Sudamérica, en que los condenados paraguayos parasitados y desnutridos, debieron empuñar el fusil para defender el subsuelo y los latifundios extranjeros que se extendÃan sobre la vasta planicie esmeralda del Chaco Boreal.
La prensa de todo el mundo pronto se hizo eco de la participación evidente de las grandes petroleras en el diferendo chaqueño: el Daily Herald de Londres, la prensa comunista soviética y hasta el mismo New York Times. Sin embargo, a pesar de todos los indicios, para muchos hablar del petróleo como detonante de la matanza entre paraguayos y bolivianos seguÃa siendo mera especulación.
El secreto a voces pronto irÃa a sacudir los mismos confesionarios del imperio. El 30 de mayo de 1934 el senador Long sacudÃa al Congreso en Washington con una proclama incendiaria contra la Standard Oil, acusándola de haber desencadenado el enfrentamiento armado del Chaco. “¡Aquà está Rockefeller, con un ejército, robando al Paraguay!â€? dirá el senador para no ahorrar adjetivos contra la empresa petrolera. Y cuando el 15 de enero de 1935 la Sociedad de las Naciones decidió levantar el embargo de armas que pesaba sobre Bolivia, manteniendo el mismo sobre Paraguay, Huey Long declaró a la prensa: “Esta decisión de la Liga de las Naciones no es más que un mensaje dirigido al Paraguay y firmado por Rockefeller que dice: No toquen los lugares donde hemos localizado pozos del petróleoâ€?.
Obviamente, el senador habÃa incursionado en terreno fangoso y los sucesos no tardaron en demostrarlo. El 8 de septiembre de 1935, habiendo abandonado el senador Long con sus guardaespaldas una sesión especial en el Capitolio Estatal de Baton Rouge, adonde habÃa arribado desde Washington buscando zanjar en cuestiones locales de su estado, un desconocido se le acercó al amparo de la oscuridad y en ese momento se escuchó un disparo. La guardia de Long abrió fuego contra el sospechoso ocasionándole a su turno 51 heridas de bala antes de ser éste identificado como un joven y respetado médico, Carl Austin Weiss, proveniente de una familia de reconocida alcurnia en la sociedad local.
Posteriormente se sabrÃa que Weiss habÃa actuado como cabeza de turco y que las balas que impactaron en Long tenÃan otra procedencia. En las primeras horas del dÃa 10 fallecÃa el senador en el Hospital Our Lady of the Lake, vÃctima de la avidez sin lÃmites del imperialismo petrolero, y la Standard Oil tenÃa las manos libres para quedarse con el petróleo del Chaco. Con la guerra entre Bolivia y Paraguay como telón de fondo, se habÃa cerrado uno de los más infames y controvertidos capÃtulos de la historia norteamericana. (LuÃs Agüero Wagner) |
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