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Notícies :: mitjans i manipulació |
La 'democracia', el adorno engañoso del Dalai-Lama
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per Font: Zang Yanping - Xinhua News Agency |
31 mar 2008
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Cuando el Dalai Lama y la clase de los propietarios estaban en el poder en Tibet, 95% de la población eran esclavos. Debían enfrentarse a castigos de una violencia excepcional: se les arrancaba los ojos, se les cortaba la lengua o las orejas, las manos o los pies, se les arrancaba los tendones, a no ser que se les ahogase o que se les empujase al vacío desde la cima de un acantilado. |
China Daily, 14 novembre 2007, p. 10
LA "DEMOCRACIA", EL ADORNO ENGAÑOSO DEL DALAI-LAMA
A fin de otorgar al 14º Dalai-Lama una apariencia de respectabilidad, su banda lo presenta, a él, la antigua figura principal de la servitud feudal de estructura sociopolÃtica teocrática, como un “representante de la democraciaâ€?, pretendiendo que “la democracia a sido siempre su idealâ€? y que “ promociona la democracia entre los tibetanos en el exilioâ€?. Todo el mundo sabe que la sociedad humana pasa por tres fases de evolución: teocracia, monarquÃa y derechos cÃvicos. Es simplemente ridÃculo, como mÃnimo extraño, definir al Dalai-Lama, este sÃmbolo vivo de la teocracia, como un “combatiente de la democraciaâ€?.
¿Qué ocurrió realmente en el Tibet, antes de 1959, cuando era gobernado por este Dalai-Lama que pretende que la democracia es su ideal? Antes de 1959, las tierras y los habitantes del Tibet no eran más que feudos de las instituciones de los gobiernos, monasterios y nobles tibetanos locales, es decir, las tres categorÃas principales de propietarios que apoyaban la servitud feudal tibetana. ConstituÃan menos del 5% de la población total del Tibet. Estas tres categorÃas principales de propietarios poseÃan prácticamente la totalidad de las tierras cosechables, de las llanuras, de los bosques, de las montañas, de los recursos acuÃferos y del ganado. No sólo estaban habilitados para explotar a sus siervos de manera vampÃrica, sino que también ejercÃan un poder de dominio.
Los siervos y los esclavos, que representaban el 95% de la población del Tibet, no disponÃan de ningún derecho fundamental del hombre y no tenÃan ninguna libertad. Desde su nacimiento, los siervos pertenecÃan a un propietario. Su existencia, su muerte y su matrimonio dependÃan de la voluntad de su propietario. Tratados como ganado, los siervos podÃan ser vendidos, comprados, transferidos, propuestos como dote, ofrecidos a tÃtulo de gracia por otros propietarios de siervos, utilizados para apurar deudas o intercambiados por otros siervos. AfÃn de proteger sus propios intereses, los propietarios feudales de siervos mantenÃan un sistema social jerárquico y estricto a la vez que ejercÃan un poder cruel. Los Códigos trece y dieciséis, que fueron utilizados hasta finales de los cincuenta, estipulaban claramente el precio de la vida de las diversas categorÃas sociales ( que iba desde personas que no valÃan mas que un vulgar cordaje de paja a otras que valÃan más caras que el oro). Los gobiernos locales estaban dotados de tribunales y de cárceles, y los grandes monasterios, al igual que los nobles, tenÃan también su propias prisiones. Bajo esta dictadura cruel, los siervos que osaban rebelarse eran perseguidos según la voluntad de sus señores.
Frecuentemente, eran insultados y abatidos o debÃan afrontar incluso castigos de una destacada violencia: por ejemplo, se les arrancaban los ojos, se les cortaba la lengua o las orejas, las manos o los pies, se les arrancaban los tendones, a no ser fuesen ahogados o que hechas al vacÃo desde la cima de un acantilado. Las tres principales ordenes de propietarios obligaban a los siervos a realizar toda una serie de tareas y a pagar un alquiler, les explotaban practicando el desgaste. Los siervos no sólo tenÃan que garantizar las faenas para las distintas instituciones de los gobiernos locales, los funcionarios y el ejército, sino que además debÃan trabajar sin recibir ningún salario en el mantenimiento de las cosechas y del ganado en beneficio de sus señores, a la vez que pagaban diversos impuestos. Algunos debÃan también pagar impuestos y realizar tareas en beneficio de los monasterios.
EstadÃsticas han demostrado que los impuestos recolectados por los gobiernos locales del Tibet estaban clasificados en más de doscientas categorÃas y que los trabajos asumidos por los siervos al servicio de las tres órdenes principales de propietarios representaba más del 50% de su trabajo, alcanzando incluso al 70 y 80% en algunos lugares. Antes de la reforma democrática, la suma total del desgaste del Tibet era dos veces más elevado que el de la producción total de siervos. Los tres ordenes de propietarios que dirigÃan el antiguo Tibet vivÃan principalmente en las aglomeraciones o en las ciudades como Lhassa. Estaban estrechamente ligadas por intereses comunes. Sus miembros – los funcionarios, los nobles y los monjes superiores de los monasterios – cambiaban a veces de rol para formar las bandas dirigentes poderosas o para decidir los matrimonios entre clanes del mismo rango social con el objetivo de consolidar sus alianzas.
También observaban una regla estricta que estipulaba que las personas de rango elevado debÃan ser tratados de manera diferente, lo que, tanto en el ámbito ético como en la realidad, consolidaba los privilegios y los intereses de los propietarios de los siervos. Los descendientes de los nobles seguÃan siendo nobles hasta el final de sus dÃas, pero los siervos, que constituÃan la mayor parte de la población tibetana, no podÃan nunca salir de su miserable condición polÃtica, económica y social. El elevado grado de concentración de poder y la imposibilidad de pasar de una clase social a otra, iban a llevar directamente a la corrupción y a la degeneración de la case dirigente asà como a la estancación y a la decadencia del conjunto del sistema social.
« La integración de la polÃtica y de la religión » constituÃan el fundamento de la servitud feudal del Tibet. Bajo un tal sistema, la religión no era sólo una creencia espiritual sino también una entidad polÃtica y económica. En los monasterios, que también se beneficiaban de los privilegios feudales, también existÃa opresión y explotación. El despotismo cultural reinante bajo esta estructura sociopolÃtica teocrática no permitÃa que le pueblo pudiese escoger su propia creencia religiosa, impidiendo una verdadera libertad religiosa. Los siervos no tenÃan ningún derecho humano, ni siquiera el más elemental, y vivÃan en la indigencia más extrema. Una décima parte de los jóvenes tibetanos entraban en el monasterio para convertirse en monjes. Al ser impedidos de la producción material y de la reproducción humana, los mojes llevaron esta región a una depresión económica y al declive de la población del Tibet. Con este avasallamiento espiritual y la promesa de la beatitud en una vida ulterior, el grupo privilegiado de monjes y de nobles no sólo privaba a los siervos de su libertad fÃsica, sino también de su libertad espiritual.
El Dalai Lama, en esa época principal representante de la servitud feudal tibetana y jefe del gobierno local tibetano, nunca se estorbó de “democraciaâ€? o de “derechos humanosâ€?. De hecho, es por el temor a las reformas democráticas que el 14º Dalai Lama y su banda en el poder desencadenaron la rebelión armada en 1959 y ganaron el exilio tras su fracaso. Tras su fuga en el extranjero, la banda del Dalai-Lama siempre mantuvo el marco polÃtico de base de la integración de la polÃtica y la religión. Según lo que llama “constituciónâ€? tibetana, el Dalai-Lama, en tanto que principal figura religiosa, no sólo ejerce la función de “Jefe de Estado y de Gobiernoâ€?, sino que también beneficia del poder último de decisión sobre todas las principales cuestiones a las que se ve confrontado su “Gobierno en el exilioâ€?.
Un interesante fenómeno, es que los hermanos y las hermanas del 14º Dalai-Lama han ocupado sucesivamente puestos claves de este “Gobierno en el exilioâ€?, dirigido por su hermano, encargándose asà de los departamentos más importantes. Cinco miembros de la familia del Dalai-Lama han sido « bkha’ blon superiores » o « bkha’ blon » (funcionarios de muy alto rango de los gobiernos tibetanos locales del antiguo régimen). La familia del Dalai-Lama y varios familiares controlan el poder polÃtico, económico, educacional y militar del “Gobierno en el exilioâ€?, asà como sus principales circuitos financieros. Parece ser que, estos últimos años, empiezan a seguir los ejemplos occidentales organizando “elecciones democráticasâ€? y adoptando “la separación de poderesâ€? pero, en realidad, el Dalai-Lama siempre tiene la última palabra, su “Gobierno en el exilioâ€? está todavÃa estrechamente ligado a la religión y a la función del « bkha’ blon supérieur » que sólo puede ser ejercido por monjes. Poco importa pues la manera en la que la banda del Dalai-Lama se dote de ornamentos democráticos porque, en realidad, constituye todavÃa una estructura polÃtica teocrática y una coalición de monjes y nobles de rango superior.
¿Es posible la “democraciaâ€? bajo el poder de una estructura polÃtica teocrática formada por monjes y nobles? Hace tiempo que el Tibet y otros elementos de la comunidad tibetana en China han realizado la separación entre polÃtica y religión, llevando a cabo reformas democráticas e implantando gobiernos regionales autónomos, comprometidos con la construcción polÃtica y democrática del socialismo. Contrastándolo con esta realidad, el discurso vacÃo sobre la democracia que nos presenta el DalaiLama y sus partidarios internacionales sólo constituye la apariencia barata que exhibe para abusar del público. |
Mira també:
http://www.kaosenlared.net/noticia/democracia-adorno-enganoso-dalai-lama |
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Comentaris
Re: La 'democracia', el adorno engañoso del Dalai-Lama
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per Acrata |
01 abr 2008
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Es sin duda una situación compleja, en la cual las alternativas más viables son las peores: Volver a un régimen injusto y totalitario (aunque pueda ser maquillado como democracia por la influencia occidental) o continuar con el fascismo represivo y destructivo que rige China.
De todos modos, destacar que esto del Tíbet ya cansa, más que nada porque no es lo peor que tiene el régimen chino hoy en día. |
Re: La 'democracia', el adorno engañoso del Dalai-Lama
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per Gregor Strasser |
01 abr 2008
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Ostia Acrata, ¿ asi los chinos también son fascistas? Pues que bien, 1300 millones de nuevos " camaradas ".Hay cien palabras para describir a un regimen tiránico sin caer siempre en lo mismo. Aunque tu no lo puedas comprender porque tu no tienes patria, el fascismo es liberación, pero tu que sabrás si para vosotros es fascista todo lo que no os gusta.El dia que me plantes cara de verdad en un debate tu o cualquiera de este foro, aquel dia tendreis mi respeto como ENEMIGOS.Pero diciendo que el regimen chino practica el fascismo cada dia te superas.
Muerte al liberalismo capitalista y a las otras tiranías, sean marxistas o anarquistas.
Salud y Fascismo |
Re: La 'democracia', el adorno engañoso del Dalai-Lama
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per pk no te callas? |
02 abr 2008
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"Todo el mundo sabe que la sociedad humana pasa por tres fases de evolución: teocracia, monarquía y derechos cívicos
No faixis afrimacions gratuïtes, això no és així, els estadis evolutius poden ser molt diferents entre societats.
Strasser, veste'n d'una puta vegada a un altre fòrum. No em vinguis amb tiranies marxistes i anarquistes, quan el feixisme, com a estat militar que és, es molt mes repressiu, a més de clasista, i té una base capitalista. Calla, no vinguis a donar lliçons, que ets un patan. |
Re: La 'democracia', el adorno engañoso del Dalai-Lama
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per Acrata |
02 abr 2008
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El uso del término "fascismo" para describir al totalitarismo chino actual no es más que un efugio para implicar una crítica a los regímenes absolutistas de corte estalinista, los cuales, a mi parecer, está más próximos a lo primero que al comunismo libertario.
Si tal sutileza bloquea tu capacidad de raciocinio no es por la falta de inteligibilidad de mi comentario, sino por la superficialidad de tu entendimiento. De todos modos creo que esto no es lo más importante de mi consideración, sino que lo es la puntualización de la carencia de valores sociales en China en general (represión brutal, destrucción de la riqueza ecológica, ...) más allá de la cuestión tibetana.
Toda acumulación de poder acaba igual, toda estratificación social es injusta y perniciosa.
Salud y anarquismo |
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