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Notícies :: amèrica llatina
Caen las máscaras
28 nov 2007
Relaciones Colombia-Venezuela
Los acontecimientos se han precipitado en forma violenta entre Colombia y Venezuela en el corto lapso de dos días. El brusco fin que pusiera el presidente �lvaro Uribe a la mediación realizada por Piedad Córdoba y el presidente Hugo Chávez para el intercambio de prisioneros entre el gobierno neogranadino y las FARC, provocó una respuesta airada del presidente Chávez en su programa dominical Aló Presidente.

Luego de unos días de silencio, que Chávez atribuyó a su espera de recibir algún tipo de contacto personal, aclaración o rectificación de parte del gobierno colombiano, sus declaraciones fueron de alto tono, claro producto de su indignación ante la actitud del gobierno de Colombia, en particular la del presidente Uribe.

Lo más significativo de ellas fueron las afirmaciones de que los alegatos del gobierno colombiano para acabar con la mediación fueron mentirosos, que Uribe no se había comportado dignamente, y que se sentía traicionado en su buena fe y maltratado por su par colombiano, que no mantuvo en este caso una conducta digna de un jefe de estado.

Con su particular estilo de no plegarse a las formas diplomáticas usuales, sino de manejar todos los contenidos en forma abierta, el presidente Chávez anunció el congelamiento de las relaciones venezolano-colombianas (“pongo las relaciones con Colombia en el congelador�, dijo) y advirtió a las fuerzas armadas venezolanas de estar muy alertas en la frontera común de ambas naciones.

La respuesta de �lvaro Uribe no se hizo esperar, y resultó del mismo tono que la del mandatario venezolano, con un contenido de ataque como defensa ante las declaraciones de Chávez. Mostrando una actitud de molestia, porque el presidente Chávez en ningún momento condenó las FARC lo acusó de tener la intención de legitimarlas en vez de colaborar en acabar con ellas (“acabar con el terrorismo�). Acusó también al presidente Chávez de intentar imponer un proyecto expansionista en Latinoamérica, de haber maltratado al Rey de España, al presidente (al anterior) de México, al de Perú y por alguna extraña razón mencionó también al presidente de Bolivia en la lista de destratados. Igualmente reprochó el trato y consideración con las acciones y las ideas de los héroes fundadores comunes a ambos países, acusando a Chávez de deformar el ideario de Bolívar y de ponerlo al servicio de su proyecto expansionista (financiado por su presupuesto).

Las relaciones entre ambos países llegan así bruscamente a un punto muy difícil. En declaraciones posteriores a las declaraciones de Uribe el presidente Chávez calificó duramente al discurso de su homólogo colombiano, equiparándolo al del presidente Bush.

El resultado es una paralización de relaciones entre dos países que en muchos aspectos son mutuamente dependientes. Esta situación parece ser mucho más grave que la última vez en que existieron conflictos diplomáticos entre ambos países, en el incidente causado por el secuestro en territorio venezolano del “Canciller de las FARC� Rodrigo Granda quien fuera raptado y entregado al gobierno colombiano.

Sólo el devenir de los acontecimientos puede indicarnos hacia dónde se encamina este impasse, pero las primeras consecuencias pueden ser graves para la de integración, ya que parecieran capaces de paralizar los proyectos comunes entre ambos estados, de los cuales el gasoducto transnacional hacia el Pacífico es el más destacado. Asimismo, la posible afectación sobre el tráfico comercial que llega al orden de los cinco mil millones de dólares anuales con amplias ventajas para Colombia en el intercambio (Venezuela es el segundo “socio comercial� de Colombia después de los EE.UU) creará serios problemas a las industrias colombianas y al abastecimiento en Venezuela.

En un breve análisis de los contenidos políticos de las declaraciones de ambos mandatarios, es posible distinguir una notable diferencia entre ambos. Las declaraciones del presidente Chávez están referidas a acontecimientos concretos (los de la mediación) y tienen una alta carga de decepción personal frente a la pérdida del esfuerzo empleado en el proceso.

En cambio las del presidente Uribe tienen un tono muy marcado ideológicamente. Curiosamente, parece ser ésta la primera vez que Uribe realiza un discurso internacional que destaca su posición política e ideológica de derecha dura.

Siempre antes había sido cuidadoso, a pesar de sus antecedentes políticos de derecha radical, de presentar una imagen de moderación (que no conservaba para el discurso interno) que le permitiera mostrarse como un hombre de centro. Este episodio parece haber despertado la necesidad de mostrar una nueva imagen como hombre identificado plenamente a la derecha internacional.

Inclusive con su afirmación de que el gobierno de Colombia necesita una mediación que acabe con el terrorismo y no que lo legitime, hace claro que las intenciones de su gobierno no fueron nunca fueron realmente las de negociar con las FARC (no es posible negociar si no se reconoce la legitimidad de la otra parte).

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Comentaris

Re: Caen las máscaras
29 nov 2007
Es evidente el rol que juega cada uno de los protagonistas de esta historia:

1. Chávez, creador de otro tipo de fascismo populista en Venezuela antagónico a los intereses capitalistas de los grandes poderes fácticos mundiales, y por tanto alternativa no tan mala a lo que habían tenido hasta ahora en el país.

2. Uribe, terrorista de estado y marioneta de los halcones de Washington, buscador incansable de la confrontación con cualesquiera oponentes a dicho tipo de capitalismo feroz. Su intención de buscar la paz es la misma que la de suicidarse.

No creo que el anticapitalismo en Latinoamérica esté preparado para una confrontación a gran escala; por ello se lanzan continuos anzuelos contra los movimientos antagónicos al nuevo orden estadounidense a nivel mundial, para ver si forzando una espiral de violencis se pueden excusar conductas más agresivas contra estos países.

Esto no es más que un cambio de estrategia tras el fracaso del intento de golpe de estado contra Chávez. Ejemplos de esta táctica son las incendiarias declaraciones de miembros del ejecutivo mejicano, las provocadoras palabras de Zapatero (no lo del borrachín, que fue un mal despertar de su sopor alcohólico) y ahora Uribe.

Que conste que esto no es una defensa del chavismo, usurpador de la memoria de Simón Bolívar.
Sindicato Sindicat