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Nyolo Derik
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per arturo garcia |
02 oct 2007
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El domingo 30 de Septiembre de 2007 se murió Nyolo Derik. Tenía 13 años |
Descanse en Paz
El domingo 30 de Septiembre de 2007 se murió Nyolo Derik. TenÃa 13 años, y podemos decir que oficialmente se murió a causa de un Linfoma de Hodgkin. Pero suele ocurrir que lo oficial tiene poco que ver con lo real, y lo real es que se fue muriendo poco a poco, durante más de dos meses, en un dispensario de la selva de Camerún, para morir definitivamente en la capital de su paÃs. Se ha muerto por muchas razones. Muchas personas e instituciones podrÃan ser señaladas como responsables directas de su muerte. Y ahora, tras su muerte, de otras muchas se podrÃa decir que no hicimos todo lo posible porque no muriera.
Se empezó a morir cuando fue encontrado en su casa, hecho un saco de huesos. Se murió otro poco cuando tras una semana de ir ganando peso y recibiendo medicinas, convulsiono y quedo en coma durante dos dÃas. Y siguió muriéndose cuando en dos biopsias, dos centros médicos importantes de Yaoundé, capital de Camerún, dijeron que no sabÃan lo que tenia. La muerte final, camuflada de esperanza, llegó con el resultado de una biopsia analizada en un hospital de Murcia: Linfoma de Hodgkin. Digo camuflada de esperanza porque al menos, tras dos meses de búsquedas infructuosas, habÃa un diagnóstico. Un diagnóstico que permitÃa iniciar el tratamiento de una enfermedad odiosa, pero que tiene un elevado porcentaje de curaciones.
Era necesario el dinero para tratarle. Pero el “sistema de saludâ€? en Camerún sólo se encarga, previo pago y con muchas carencias, de los temas médicos del paciente. La comida (algo muy importante en un enfermo desnutrido), no entra dentro de los servicios. Las personas que se encargan de esto, se les llama “garde maladesâ€? (guarda enfermos), y generalmente es un rol que juega la familia. Asà pues, habÃa que encontrar también algún familiar que lo atendiera en el hospital. Por suerte, Derik tenÃa familia en Yaoundé, y también habÃamos encontrado el dinero para poder tratarle. La esperanza iba aumentando.
En el viaje desde la selva camerunesa hacia la capital, Derik iba con los ojos muy abiertos. Nunca habÃa salido de su pueblo, y nunca habÃa visto una carretera, tantos coches, tantas luces…
Una vez llegados a la capital, nuestra esperanza fue recibiendo duros golpes. El familiar que lo podrÃa acoger en su casa (un funcionario del gobierno) se negó en rotundo en un principio, y tras apelar a su lado humano, (lado que costo encontrar) aceptó echarle de comer durante dos dÃas, ni uno más, tras los cuales si no lo habÃamos ingresado, lo pondrÃa de patitas en la calle.
Nuestra esperanza recibió otras numerosas bofetadas cuando en ningún hospital se hacÃan cargo del caso, ya que era viernes y hasta el lunes no podrÃan hacerle nada. Tras varias bofetadas, volvió algo la esperanza al encontrar un médico que nos ofreció el nombre de un contacto que podrÃa ayudarnos. Nos ayudo y se concertó una cita para que se le ingresara y se empezará cuanto antes el proceso terapéutico. Ahora sabemos que esto llegó tarde. Pero la maldita esperanza nos engañó, y yo mismo le dije a Derik al despedirme de él en casa de su tÃo, que al dÃa siguiente le llevarÃamos al sitio donde se curarÃa. La muerte se adelanto a nuestra cita, y ese mismo dÃa, volvió a convulsionar como ya lo hiciera, y en lugar de morirse un poco, lo hizo del todo. Llego vivo al hospital, pero en los hospitales de Camerún, TODO se hace previo pago, y “actuar con rapidezâ€? está reñido con “actuar previo pagoâ€?
La muerte de este niño, vista con perspectiva, podrÃa tacharse como un cúmulo de despropósitos. PodrÃamos preguntarnos las causas de estos despropósitos. PodrÃamos incluso proponernos, una vez identificadas las causas, buscar las soluciones a ellas. Pero como ya se ha constatado en muchas ocasiones, de poco servirÃa. Esto ya se ha hecho en muchas cumbres. Se han inventado objetivos del milenio que no se cumplen y se declaran buenas intenciones, que no se materializan en nada serio. Todo sigue igual.
¿Igual? Lo peor de todo es que no todo sigue igual. Los paÃses “empobrecidosâ€? lo son cada vez más, su esperanza de vida disminuye, y su desesperanza aumenta. Nuestros paÃses, sin embargo, son cada vez más ricos, con más esperanza de vida y más desarrollo. Lejos de ir cerrándose poco a poco la brecha, ésta se hace cada vez más y más grnade. Y la tendencia, la inercia, es a seguir por este camino.
Derik no tenia pasaporte, no tenia DNI, no tenia tarjetas de crédito…en definitiva no existÃa, y por eso su estado de salud no importaba. En definitiva, no era blanco.
Este tipo de escritos se suelen terminar con un frase del estilo, “…ojala sea la última victima…â€? Este deseo es unánime, pero no hay más ciego que el que no quiere ver, y hoy, un dÃa después de su muerte, ya faltan dedos en las manos de todos los españoles para contar los casos similares que se han producido, con otro nombre, con otra cara, pero con el mismo color de piel. |
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