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Bolivia, la Constituyente y el gran dilema del MAS
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05 set 2006
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La oligarquía petrolatifundista lanza un paro de 24 horas en cuatro de las nueve regiones de Bolivia. El gobierno de Evo Morales duda entre continuar con su ofensiva o buscar nuevos acuerdos |
BOLIVIA, LA CONSTITUYENTE Y EL GRAN DILEMA DEL MAS
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Redacción de Econoticiasbolivia.com (La Paz, septiembre 4, 2006).- Intentando rescatar el carácter progresista de la Asamblea Constituyente, que habÃa sido previamente hipotecada a las fuerzas del neoliberalismo, el gobernante Movimiento al Socialismo (MAS) se enfrenta a un verdadero dilema: romper con el poder petrolatifundista y avanzar más allá de su tibio reformismo o llegar a nuevos acuerdos con quienes son los dueños de la tierra, de sus riquezas naturales y de Bolivia.
Hasta ahora, la intención-decisión del presidente Evo Morales y del MAS de anular el poder que tiene la oligarquÃa petrolatifundista al interior de la Asamblea, derivó en la declaratoria de huelgas, movilizaciones y protestas antigubernamentales para este viernes en cuatro de los nueve departamentos (regiones) de Bolivia, donde pisan fuerte las organizaciones empresariales, las logias de poder y los gremios defensores de las transnacionales y los capitalistas criollos.
Reunida en Santa Cruz, la oligarquÃa ha movilizado a los Comités cÃvicos (que aglutinan a casi todas las fuerzas vivas de los departamentos, desde los grupos empresariales, vecinales e incluso sindicales), a muchos parlamentarios y asambleÃstas neoliberales, a los prefectos y a casi todos los partidos de derecha en contra del gobierno de Morales. Ellos están dispuestos al desacato y a declarar la guerra para impedir que el MAS y Evo Morales dominen por sà solos la Asamblea, definan la nueva Constitución y delimiten lo que será la autonomÃa regional.
La amenaza de la oligarquÃa ha obligado, en lo inmediato, a que la Asamblea Constituyente, reunida desde la tarde de este lunes en Sucre, sin la presencia de los opositores, aplace sus deliberaciones por 48 horas, deteniendo la aprobación de un reglamento que deja fuera de juego a la oligarquÃa y que ha puesto a la Asamblea al borde de la fractura y al paÃs a un paso del conflicto.
"Es una oportunidad para desbloquear la situación y se debe aprovechar este tiempo para recomponer la relación y llegar acuerdos", dijo el asambleÃsta Jorge Lazarte, de la derechista Unidad Nacional.
Por instrucción directa del presidente Evo Morales este plazo ha sido aceptado, aunque a regañadientes por la mayoritaria fracción indÃgena y campesina del MAS, que aún cree que es posible arrinconar a la oligarquÃa. Hay alivio, sin embargo, entre los representantes de las clases medias del MAS, que aún piensan que se puede recrear un acuerdo con los partidos y representantes de la derecha neoliberal.
EL PACTO CON LA OLIGARQUÃ?A
Desde su concepción hasta su instalación, la Constituyente estaba marcada por un pacto de largo aliento entre el MAS del presidente Evo Morales con las logias de poder y partidos representantes del imperialismo y la oligarquÃa interna. El acuerdo, refrendado en la Ley de convocatoria a la Asamblea y hecho realidad en las urnas, daba al MAS el control de la mayorÃa de los asambleÃstas y la posibilidad de marcar el rumbo de la Constituyente, dejando a la derecha neoliberal el veto para frenar cualquier iniciativa o acción que vaya en contra de sus intereses. El pacto se sintetizaba en los dos tercios, que el MAS no tenÃa y que eran necesarios para elaborar la nueva Constitución PolÃtica del Estado, según lo admitÃa hasta hace poco el propio vicepresidente, Ã?lvaro GarcÃa Linera, gestor del pacto.
"Este diseño electoral (de la Asamblea Constituyente) ha impedido la presencia de mayorÃas abrumadoras. Por el propio diseño, que fue resultado de un acuerdo entre la oposición (petrolatifundista) y el Gobierno, nadie, nadie podÃa obtener más del 65 por ciento de la votación. Se privilegió, se respetó la presencia de minorÃas polÃticas, y encima, en la Ley de Convocatoria a la Asamblea Constituyente, se colocó un candado: la obligatoriedad de los constituyentes a tener dos tercios del voto para aprobar sus decisiones. Por lo tanto, la obligatoriedad de alianzas, de acuerdos, de consensos, todo eso está en la misma Ley de Convocatoria a la Asamblea Constituyente, fruto de un acuerdo de oposición y de Gobierno", decÃa GarcÃa Linera.
Este pacto se orientaba a minimizar las reformas a la Constitución previstas por el MAS a cambio de moderar al máximo las pretensiones autonomistas y separatistas de la oligarquÃa asentada en el oriente del paÃs.
CONSPIRACIONES Y FRACCIONES
Este pacto, sin embargo, no ha marchado como estaba programado. La oposición neoliberal, concentrada en la ultraderechista Podemos del ex presidente Jorge Quiroga, la derechista Unidad Nacional del millonario Samuel Doria Medina y el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) del derrocado ex presidente Gonzalo Sánchez de Lozada, entre otros, han interpretado el pacto como la licencia plena para boicotear todas y cada uno de las iniciativas del MAS, para que la Asamblea languidezca y muera de inocuidad.
En respuesta, el MAS, timoneado por su fracción indigenista, ha lanzado al canasto los dos tercios gestionados por la fracción pequeñoburguesa urbana de GarcÃa Linera y aprobó el viernes, en la primera de dos etapas, un reglamento que le faculta a imponer su mayorÃa y a prescindir de la oposición en la redacción de la nueva Constitución. Toda una declaratoria de guerra, que ha sido respondida por la oposición derechista con el abandono de las sesiones y el atrincheramiento en Santa Cruz.
LA TRAMPA DE LOS DOS TERCIOS
Bajo la presión de la fracción indigenista, que es ahora mayoritaria en el MAS, el vicepresidente GarcÃa Linera archivó, temporalmente, su discurso conciliador y oficializó la intención-decisión del MAS de anular el poder de veto que tiene la oligarquÃa en la Asamblea Constituyente.
Según explicó el vicepresidente, el reglamento de debates, que aún debe ser aprobado en detalle por la Asamblea en Sucre, para que tenga validez, establece que todas las determinaciones, incluidos los artÃculos de la nueva Constitución PolÃtica del Estado, serán aprobados por mayorÃa simple de votos, con los que cuenta el MAS.
"Hay cinco puntos en la propuesta del MAS. Uno que reafirma la mayorÃa absoluta para los artÃculos (de la Constitución), tres que reafirman los dos tercios para el texto final de la Constitución, para el desafuero (de asambleÃstas) y para la modificación del Reglamento, y el quinto punto que es una cláusula de salvedad para permitir que no se estanque al final la Asamblea Constituyente", dijo al explicar que "para la aprobación del texto final, si no hay dos tercios, se debe someter la nueva Carta Magna al voto soberano por medio de un referéndum". Con ello, se está dejando sin efecto la obligatoriedad de los dos tercios y, por tanto, el poder de veto que tenÃa la oligarquÃa.
La ley de Convocatoria a la Constituyente establecÃa que el texto de la nueva Constitución debÃa ser aprobado obligatoriamente por dos tercios de votos y que recién se podÃa ser llevado a referéndum.
MOVILIZACIÓN POPULAR
En esta pulseta con la oligarquÃa, el gobernante MAS, atrapado por sus propias contradicciones y devaneos, ha convocado a la movilización popular para lograr reformas controladas en la gestión del Estado.
Por ahora, las distintas fracciones del MAS, aguardan la reacción opositora, concentrada en Santa Cruz, y el impacto de sus medidas. La fracción indigenista, con fuerte arraigo y poder en las organizaciones campesinas e indÃgenas, donde la Constituyente es sinónimo de refundación del paÃs y mejores condiciones de vida para el pueblo, cree que la movilización popular logrará arrinconar a la oligarquÃa y hará funcionar la Asamblea.
La fracción pequeñoburguesa, más conservadora y dialoguista, dirigida por GarcÃa Linera, apuesta, en cambio, a que se establecerán nuevos puntos de acuerdo con la oligarquÃa petrolatifundista, una vez que las partes en conflicto se muestren los dientes, libren unas cuantas escaramuzas y finalmente se sienten en la mesa del reencuentro. La suspensión de las deliberaciones de la Constituyente por 48 horas juega a favor de la segunda tendencia, mientras que las amenazas y presión de la oligarquÃa apuntalan la radicalidad de la primera. |
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