El consumo excesivo de sustancias vegetales estimulantes
La cafeína
es un seudoalcaloide que contiene la semilla del cafeto (Coffea arabica L.) y la nuez de cola (Cola nítida A.
Chev.). Estimula el sistema nervioso central, principalmente el
cerebro, y los músculos estriados, facilita la excreción de la orina y
tiene diversos efectos sobre el sistema circulatorio. Sin embargo, su
consumo excesivo, aparte de irritar la mucosa digestiva y elevar la
tensión arterial, produce un nerviosismo que puede llevar a la
agitación y el insomnio, especialmente en personas sensibles. La
solución no es recurrir a los llamados "cafés descafeinados", porque
algunos incluyen elementos peligrosos. También hay que tener en cuenta
que los refrescos de cola comercializados por poderosas empresas
multinacionales, aparte de disminuir la absorción del calcio, en
cantidades demasiado elevadas pueden causar depresión.
La teobromina
es el alcaloide del cacao (Theobrotna cacao L.),
con el que se fabrica el chocolate, como es sabido. Sus efectos en el
organismo son parecidos a los de la cafeína, pero mucho más suaves:
facilita la excreción de la orina, relaja los músculos lisos y dilata
los vasos sanguíneos. Además de no abusar, hay que estar precavidos
frente a los numerosos chocolates falsificados.
nicotina
La es el alcaloide del tabaco (especies botánicas del género Nicotiana, principalmente N. tabacum L.)
y no tiene nada que ver con sus efectos cancerígenos. Estimula los
impulsos en los ganglios nerviosos y en las uniones neuromusculares.
Sin embargo, en cantidades elevadas inhibe dichos impulsos y tiene
otros efectos peligrosos. En el polo opuesto, es un fármaco contra los
parásitos, pero de uso externo, que se mantiene en veterinaria y
agronomía.
La doble manipulación en torno al tabaco
Es generalmente conocido que el hábito de fumar
tabaco constituye uno de los "factores de riesgo" de los tumores
malignos, especialmente el cáncer de pulmón, y de otras enfermedades
respiratorias, cardiovasculares y digestivas. Las campañas para su
erradicación están ampliamente justificadas, aunque pueda cuestionarse
la mentalidad intolerante con la que son gestionadas, procedente de las
creencias puritanas del mundo angloamericano. Conviene recordar que
dichas creencias ya fracasaron trágicamente con la llamada "ley seca":
no consiguió disminuir el alcoholismo, sino el florecimiento de los gangsters que tan bien conocemos por el cine.
El tabaco es objeto de una doble manipulación
con objetivos opuestos: la que pretende negar o aminorar sus efectos
perniciosos, procedente de las empresas que lo comercializan, y la
destinada a presentarlo como "la principal causa de mortalidad evitable
en los países desarrollados", con el fin de marginar los factores ambientales y socioeconómicos
responsables de las enfermedades. La primera ha sido denunciada
frontalmente con criterios rigurosos. Por el contrario, la «cruzada
contra el tabaco» ha conseguido desorientar gravemente a muchos
profesionales de la salud y a buena parte del pueblo médico. La edición
más reciente de un libro de medicina interna muy difundido ha dedicado
al "tabaquismo" numerosas páginas, añadiendo solamente breves espacios
que aluden apresuradamente a "otros contaminantes químicos o físicos,
ocupacio-nales y ambientales, factores dietéticos y genéticos",
llegando en ocasiones a afirmar su "importancia siempre menor" e,
incluso, a subordinar al hábito de fumar los efectos del asbesto y el
amianto o de las radiaciones en el aparato respiratorio.
LOS DERIVADOS DEL PETRÓLEO
Especialmente se suele evitar la comparación
del tabaco con los derivados del petróleo. Aparte de otros efectos
perjudiciales, como disminuir la absorción de calcio por un mecanismo
distinto al de los refrescos de cola, fumar afecta sobre todo a la
salud a través del monóxido de carbono (CO) y del alquitrán. El monóxido de carbono es un gas muy tóxico, que desplaza al oxígeno en su unión a la hemoglobina, pero no nos afecta únicamente por fumar tabaco, sino por la contaminación resultante del funcionamiento de los vehículos motorizados y de algunas industrias. El alquitrán, principal
agente cancerígeno del tabaco, puede resultar de materias vegetales,
aunque todo el mundo sabe que se obtiene de la destilación del petróleo
y que los carburantes se emplean en los motores de explosión, arcaica
tecnología inventada por los alemanes Karl Benz y Gottlieb Daimler
(gasolina: 1884) y Rudolph Diesel (1893) con la que se siguen
desplazando automóviles, motocicletas y camiones. Por fortuna, parece
que no va a tardar excesivamente el empleo generalizado de otros
productos sin los terribles efectos de los derivados del petróleo.
Los que se ríen, con razón, del fracaso anual
de un "día sin coches" en las ciudades de la Europa latina, no
acostumbran a saber que, desde hace más de medio siglo, en muchas
centroeuropeas y escandinavas sólo circulan por el centro los públicos.
Si a la contaminación que producen se suma el
resultado de los accidentes, parece lógico que las autoridades
sanitarias pusieran en los vehículos motorizados con productos del
petróleo las "advertencias" que llevan los paquetes de tabaco y debería
llevar la "comida basura". A ser posible, más rigurosas, aunque lo
lamenten los humoristas.
Las drogas
No hay que confundir el abuso de sustancias vegetales estimulantes con la drogadicción. El consumo excesivo de cafeína, teobromina y nicotina es un hábito pernicioso, es
decir, un fenómeno mental que consiste en un modo especial de conducta
adquirido por repetición. En la drogadicción hay, además, trastornos
somáticos que causan delirios y comportamientos depravados. Esta
confusión, que tienen incluso muchos médicos, la favorecen los
criminales intereses económicos de los narcotraficantes.
marihuana o cáñamo indio
La (Cannabis sativa L.) se utiliza, como es sabido, de dos modos:
-Las hojas se fuman como las del tabaco ("porro").
-El hachís se obtiene de los ápices floridos y otras partes, mezclados con diversas sustancias azucaradas o aromáticas.
No suele conocerse que la palabra asesino (del árabe hassasí, el
que consume hachís) designaba originalmente el miembro de una secta
secreta, aparecida en Persia y Siria durante la época de las Cruzadas
(siglos XI-XIII), que se dedicaba a matar premeditadamente a los
musulmanes.
Los efectos terapéuticos de la marihuana o
cáñamo indio, que algunos pretenden haber "descubierto" en la
actualidad, eran ya conocidos por las medicinas clásicas asiáticas hace
más de dos milenios. Aparte de los trastornos neurológicos que produce,
no puede ocultarse que sirve de puerta a las drogas "duras".
La cocaína
se obtiene de las hojas de coca (Erythroxylon coca Lam.) o por síntesis química.
La heroína
(o diacetilmorfina) procede del opio, es decir, del jugo lechoso de la adormidera (Papaver somniferum L.),
utilizado como droga desde hace muchos miles de años. Ambas fueron
estrepitosos fracasos de la investigación farmacológica. El
norteamericano William S. Halsted, que experimentó la anestesia local
mediante la infiltración de la primera (1885), acabó cocainómano.
Todavía peor es lo que sucedió -y continúa pasando- con los intentos de
usar la heroína contra el dolor. |