|
|
Anàlisi :: altres temes |
Yo acuso a al-Qaida [artÃculo de opinión]
|
|
per B.R.S. |
04 abr 2006
|
Este es un texto ke he escrito sobre el "fenómeno al-Qaida" que se manifiesta en Iraq, Argelia, Chechenia, etc. y, esporádicamente, en el Primer Mundo (11-M, 7-J).
Más de un@, al llegar al final del texto, kerrá crucificarme, pero propongo ke, en lugar de eso, hagamos crítica constructiva y demos argumentos de por ké no estamos de acuerdo. |
La mayorÃa de personas de este planeta ignoramos si existe realmente la supuesta organización al-Qaida. De lo que no cabe la menor duda es de la existencia del “fenómeno al-Qaidaâ€?: el terrorismo que, con justificaciones ultraislamistas, mata a civiles desarmados en diversos lugares del mundo (Iraq, Argelia, Afganistán, Palestina, Israel, Chechenia, etc.).
Se han hecho algunas reflexiones desde el anticapitalismo sobre este fenómeno pero, por lo general, tienen un defecto: ponen un fuerte acento en el caldo de cultivo en que este se ha desarrollado (imperialismos estadounidense, soviético, ruso, etc., pobreza, carencias en sanidad, educación, etcétera) y dan poca importancia a las propias motivaciones e impulsos de los activistas del fenómeno al-Qaida. El extremo de esta errónea valoración lo puso Hebe de Bonafini al elevar a los supuestos peones de la masacre del 11-S a héroes revolucionarios, pese a que murieron miles de inocentes y a que, como Thierry Meyssan dejó claro en “La gran impostura. Ningún avión se estrelló contra el Pentágono�, lo que ocurrió aquel 11de septiembre fue la enésima autoprovocación del Poder para intentar legitimar barbaridades posteriores (como la bomba del Maine, permitir lo de Pearl Harbour, Piazza Fontana, etc.). De Bonafini no sólo actuó como una provocadora, deslegitimando sus causas, sino que fue incoherente, ya que sà quiso condenar, en cambio, la masacre del 11 de marzo de 2.004 en Madrid.
Hay que decir desde el principio que la causa mayor de este terrorismo es la fe religiosa. No la islámica en particular, sino todas ellas en general. Aunque presenten diferencias en este tema (pocos terroristas budistas ha habido, frente a los muchos musulmanes, judÃos y cristianos), todas las religiones tienen en común el desprecio por la vida, que consideran apenas una breve existencia terrenal, frente a la “importantÃsimaâ€? vida espiritual, en la cual uno corre el destino que el juicio de Dios o los dioses le depara, según lo que haya hecho.
AsÃ, los militantes del terrorismo religioso se permiten aplicar el lema de “Mátalos a todos y que Dios los seleccioneâ€?. No importa que uno cometa en esta vida un gran error (como matar a inocentes), ya que lo que importa es que Dios los pondrá en su sitio, según Su juicio.
Volviendo al tema ¿Quiénes son los miembros del fenómeno al-Qaida, de la O.Q.G.S.M., Hamas, G.I.A. o los hombres de Basayev? No son rebeldes, todo lo contrario. Son seres extremadamente sumisos que, no sólo obedecen las órdenes de un dios cuya existencia desconocen, sino que, además, obedecen sin cuestionarlas órdenes de seres humanos. Se organizan de forma jerárquica, con lÃderes religiosos, polÃticos y militares. LÃderes que, curiosamente, nunca cometen los ataques suicidas que empujan a cometer a sus adeptos, todo lo contrario, protegen sus vidas como lo harÃa un vulgar ateo.
Otra cosa que les caracteriza es la incoherencia entre sus supuestas motivaciones y sus medios: se erigen en defensores de los pueblos de mayorÃa musulmana, pero no dudan en derramar la sangre de iraquÃes, palestinos, chechenos, etc. Por tanto, cabe pensar que quienes les retratan como paletos ignorantes desquiciados por el ambiente de violencia de sus paÃses de origen (violencia, en gran medida, generada por estados no musulmanes: Estados Unidos, Israel, Rusia; o laicos como Argelia) no andan muy errados en el diagnóstico. Se trata, sin duda, de personas con el raciocinio infradesarrollado.
Respecto a sus lÃderes, hay una caracterÃstica a remarcar: no se trata de personas que se hayan destacado en otras tareas del islamismo polÃtico, como la enseñanza, la sanidad, la propaganda o la polÃtica institucional. Por lo general, su único mundo es el de las bombas y las armas.
Por otro lado, mientras algunos ni se sabe de dónde han salido, caso del misterioso e inatrapable Abu Musab al-Zarqawi, otros, como los también inatrapables Osama Bin Ladin y Shamil Basayev tienen un conocido curriculum como agentes de la C.I.A. Esto no es casualidad.
Si observamos la actividad de al-Qaida, comprobaremos que esta, principalmente, ha afectado a enemigos o, cuando menos, competidores de Estados Unidos: a la U.R.S.S. en Afganistán, a Rusia en Chechenia, a Yugoslavia en Bosna y Kosova…
La primera célula de al-Qaida en Palestina resultó ser, oh, casualidad, un montaje del MOSSAD.
Más aún, los atentados en las embajadas estadounidenses en �frica en 1.998 se produjeron “casualmente� en el máximo apogeo del caso Lewinsky, cuando Clinton más necesitaba algo con que distraer la atención de la población estadounidense.
Si a eso le añadimos que el autogolpe del 11-S ha permitido al Imperio hacerse con el control de Afganistán, máxima potencia de la heroÃna e importante también en cuanto al gas natural (ambas, sustancias de alto valor) y, posteriormente, con Iraq (segundo productor mundial de petróleo) utilizando, entre otras excusas, la presencia en el norte del paÃs del grupo Ansar al-Islam, tenemos que el fenómeno al-Qaida permite (a base de “provocacionesâ€?) abastecer al Primer Mundo de sustancias caras a bajo coste y, para colmo, colocar a las tropas del Gran Satán en una posición geoestratégica inmejorable para acosar a Irán y Siria.
Si tenemos en cuenta todo esto, la crÃtica desde el anticapitalismo al fenómeno al-Qaida deberÃa ser durÃsima. Los terroristas ultraislamistas son una banda de asesinos, dictadorzuelos y, para colmo, provocadores.
De su carácter provocador deja buena pista el hecho de que Bush Jr. Haya sacado a pasear el maccarthismo (que ya habÃan reinventado siniestros personajes como Garzón) reinventado como antiterrorismo.
¿Consecuencias de este terrorismo? Guerras, invasiones, Guantánamo, la P.A.T.R.I.O.T. act, el endurecimiento de las penas al terrorismo en múltiples paÃses, restricciones a los pasajeros de aviones y trenes, la implantación del D.N.I. en el Reino Unido, etc.
Entre los terroristas antiestatales del fenómeno al-Qaida y el terrorismo de estado que EE.UU., Rusia, Israel, Argelia y demás quieren aplicar en su contra, se forma una “fenomenalâ€? pinza que asfixia, cuando no mata, a la gente humilde de todo el mundo, mientras los lÃderes de ambos bandos disfrutan de vidas de lujo.
Frente a todo esto, los anticapitalistas tenemos que ser durÃsimos. No sabemos cuánto durará esta doble guerra de l@s clasistas contra el pueblo, pero creo que l@s anarquistas no somos l@s únic@s anticapitalistas que queremos una sociedad sin clases. Asà pues, es hora de que el anticapitalismo se ponga las pilas en la lucha contra el ultraislamismo clasista y, en especial, contra sus brazos armados al servicio de la C.I.A., MOSSAD, F.S.B., etc.
Por un lado, cabe preguntarse si serÃa legÃtimo emprender acciones armadas contra estos sujetos, no en vano, son peones del Poder en la guerra de clases contra el pueblo humilde y serÃa lógico, coherente y pragmático matarlos en legÃtima defensa. No obstante, quizá serÃa más responsable infiltrarse en sus grupos y organizaciones, identificar a sus lÃderes y eliminarlos a ellos. Esto implicarÃa menos sangre y quizás serÃa igual de efectivo.
Por otro lado, la lucha contra estos elementos no puede ser sólo armada. Esa faceta ni siquiera serÃa la más importante. Lo más importante para acabar con el ultraislamismo y la ignorancia, es la cultura. El integrismo, como el fascismo, es una enfermedad que se cura pensando. La formación, el debate, el espÃritu crÃtico, la apertura de horizontes son valores que el movimiento anarquista puede y debe sembrar en todos los paÃses del mundo y no como hasta ahora, exclusivamente en los occidentales. Esto implica emigrar, desplazar grupos de activistas de la anarquÃa desde los paÃses donde más abundan (Italia, México, España) hasta otros donde escasean (Iraq, Afganistán, Chechenia, Palestina, Marruecos, etc.) y que aprendan la lengua o lenguas locales, que se integren, que hablen con la gente, funden bibliotecas, debatan, etc. y que se impliquen en los conflictos locales hasta las últimas consecuencias. Sólo practicando la autoorganización y el autogobierno se puede llegar a la anarquÃa.
Por otro lado, hay que decir que, si bien es preponderante el papel de asesinos de civiles y provocadores que ha tomado el fenómeno al-Qaida, esto no es nuevo en la lucha armada. Ya ha pasado con grupos laicos, incluidos aquellos que empezaron con intenciones más o menos buenas, como F.A.R.C.-E.P., I.R.A. provisional, F.P.L.P., E.T.A.-(m) e incluso, por mucho que duela decirlo, ha pasado con anarquistas que han mostrado igual desprecio por el resto de la humanidad, tenemos casos como los de Mateo Morral, Émile Henry o, más cerca en el tiempo, Amanda Cerezo. |
 This work licensed under a Creative Commons license |
|
|