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Notícies :: corrupció i poder |
Yo organicé el 23-F
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per Abel Ortiz Correu-e: solesas@hotmail.com (no verificat!) |
23 feb 2006
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Cuando Mr Smith, asà debÃamos llamarlo, contactó conmigo para encargarme el diseño de la “operación Tejeroâ€?, yo trabajaba como guionista en un programa infantil para TVE de éxito obligatorio; no habÃa otro. |
Cuando Mr Smith, asà debÃamos llamarlo, contactó conmigo para encargarme el diseño de la “operación Tejeroâ€?, yo trabajaba como guionista en un programa infantil para TVE de éxito obligatorio; no habÃa otro.
Las indicaciones del contratista con aspecto de mormón de Langley, Virginia, eran claras; ante la bajÃsima popularidad de Juan Carlos de Borbón, el breve, y su extendida imagen de incapaz educado bajo indicaciones franquistas contra la voluntad de su padre, D. Juan, el hombre que pudo reinar, la embajada estadounidense personificada en su cabeza visible, Terence Todman, siguiendo lacayunamente ordenes directas del pentágono, decidió poner en pie una gigantesca campaña promocional para atornillar el trono español al culo de los Borbones con la intención de evitar cualquier deriva izquierdista que provocara el más mÃnimo problema en el flanco sur de Europa en un momento decisivo de la guerra frÃa y ante la posibilidad de que un gobierno español fuera de control tuviera la tentación de alterar el statu quo concerniente a las bases militares estadounidenses en la penÃnsula ibérica.
Asà las cosas el encargo fue muy concreto: HabÃa que convertir a Juan Carlos en un rey creÃble, voltear esa corriente de opinión, aplastantemente mayoritaria, que lo miraba como la materialización evidente de que todo estaba “atado y bien atadoâ€?, aplacar a una oposición aburrida de esperar la muerte biológica de la dictadura, y preparar el inevitable acceso al poder de una opción presentable y maleable ante un pueblo hambriento de libertades.
La cosa no era fácil. Don Juan Carlos habÃa sido educado por el bunker del régimen a la vista de todo el mundo, bajo la tutela directa de Fernández Miranda, poco sospechoso de demócrata, habÃa jurado los principios generales del movimiento en una ceremonia que el NODO y la televisión llevaron hasta el último rincón de España, y tenÃa serios problemas para leer un folio sin trabucarse o sin que se le fuera el santo al cielo.
Su padre, que habÃa pasado los últimos cuarenta años dándole al güisqui en Estoril, ciudad portuguesa famosa por su casino, no solo se habÃa manifestado en varias ocasiones “afectoâ€? a la cruzada franquista contra el “terror rojoâ€? sino que incluso se habÃa ofrecido voluntario para acudir al frente de guerra.
Franco, como siempre en mitad de la escalera, dio las gracias, declinó el ofrecimiento y mantuvo una irritante correspondencia con D Juan en la que dejaba claro quien tenÃa la sartén por el mango y quien mandaba en la legión.
Contábamos con muy pocos elementos a favor y los analistas de la CIA, me asignaron como asesores media docena, dieron con una clave que sirvió como primera piedra para el lavado de cara. Estos “técnicosâ€? habÃan actuado en Grecia cuando el golpe de los coroneles. Se habÃan fijado en la estupenda prensa en España de Doña SofÃa, junto a la de sus niños, que con buen criterio y a indicación del Opus dei aparecÃan continuamente en público en ceremonias oficiales con el primero prÃncipe y luego rey, formando la viva imagen de una “familia media españolaâ€?. Sobre eso trabajamos a fondo.
Lo que los meteorólogos de la polÃtica han dado en llamar clima social era, en aquellos últimos años setenta, asfixiante. Los atentados y secuestros de los distintos servicios de inteligencia, bandas terroristas o señores particulares, llevaban lo que ahora se llama crispación al paroxismo. Los viejos demonios familiares españoles parecÃan dispuestos a salir a las calles a matarse a tiros como ya habÃa ocurrido no tanto tiempo atrás.
Cuando hojeando una revista militar me tope con la foto de Antonio Tejero supe inmediatamente que aquel era mi hombre. La “operación galaxiaâ€?, un supuesto complot de cafeterÃa que conocÃan hasta los periodistas que trabajaban para Pedro J RamÃrez, se hizo pública y publicada. Aquellos militares ultras, que no se escondÃan, amenazaban casi a diario con un golpe de estado sangriento en las páginas de “El Alcázarâ€? o “Arribaâ€?.
Perote, ya en el CESID, me sugirió que presentando una muleta oportuna unos cuantos mihuras embestirÃan sin dudar. Incluso me dio nombres: Armada, Milans, De Santiago, Topete, Tejero. No hacÃa falta que todos acudieran al engaño, con que cayera alguno
era suficiente. Tejero, como las tencas, picarÃa seguro; solo habÃa que echar el anzuelo y recoger. Múgica, con quien cené en repetidas ocasiones, amigo de enjuagues y con altos contactos, podÃa ser el intermediario con el PSOE que diera consistencia a lo que denominamos trama civil. Con Carrés y otros “patriotasâ€? no hubo problemas.
Les hablamos de salvar a España y de matar rojos; engrasaron las pistolas y se apuntaron sin pestañear.
Suárez nos salió rana. En cuanto le pusimos en antecedentes de una parte de lo que iba a ocurrir le entró un ataque de dignidad y dimitió poniendo en peligro la operación. Hubo que utilizar métodos de disuasión de probada eficacia para que se callara.
No quiso escuchar ni a Sabino Fernández Campo, hombre de confianza del rey.
Cuando conseguimos que el puzzle cuadrará organizamos las primeras reuniones de los militares en un piso de Madrid, aun conservo las grabaciones. El plan “visibleâ€? para los “patriotasâ€? tenÃa que ser claro y sencillito, no era gente a la que se le pudiera calentar la cabeza con sutilidades ni más de dos ideas a la vez. Tejero irÃa a congreso con sus guardias civiles en dÃa de pleno y los generales sacarÃan los tanques a la calle haciéndose con los centros neurálgicos, un golpe clásico, nada de innovaciones.
Coló sin dificultad; todos eran salvapatrias, todos lo vieron fácil y a todos se les prometió un puesto en el gobierno de concentración.
Al rey no le dijimos nada y le dejamos seguir en la inopia, cuanto menos supiera mejor.
Cuando llegó el dÃa D nos instalamos cómodamente en la centralita de teléfonos intervenidos por los expertos de la embajada. Fue coser y cantar cruzar las llamadas entre los conspiradores, intoxicar las órdenes, llenar de confusión a los participantes en “aquelloâ€?. Vimos por televisión el desarrollo perfecto del plan previsto. Tejero estuvo formidable en su papel de protagonista de un pronunciamiento del siglo XIX.
En minutos conseguimos aterrorizar a la sociedad española y que reaccionaran como esperábamos; sentándose a ver la tele. Milans también picó, como en tiempos su padre, su abuelo, su bisabuelo y su tatarabuelo. La divisa familiar era; no te retires sin haber dado un golpe de estado.
Seguimos técnicas de Hitchock para estirar la tensión, retorcer el tiempo, angustiar al espectador. Cuando consideramos que el efecto buscado estaba plenamente obtenido “alguien� deslizó un papel entre las manos del rey y lo pusimos delante de una cámara.
Aquel happy end era algo sospechoso pero con una ciudadanÃa a la que no le llegaba la camisa al cuerpo funcionó.
La democracia estaba salvada, Don Juan Carlos era un héroe, la gente de izquierda, con los nervios destrozados, rebajó sus expectativas. González podÃa llegar al poder.
Con aquella vacuna no habrÃa enfermedad grave. OTAN si. Todos podÃan irse a dormir.
Confieso que fue un trabajo estimulante. Cuando volvà a escribir los diálogos de Caponata y don Pin-Pon me sentà algo frustrado. Me pagaron mal. Ahora trabajo para FAES. Este mensaje se autodestruirá…………
Abel Ortiz
http://abelortiz.blogspot.com/ |
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Re: Yo organicé el 23-F
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per RAF |
23 feb 2006
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(plas plas plas)boníssim! i resumeix a la perfecció l qu jo pnso qu va ser el cop. Per cert, per que li diuen "intentona"? |
Re: Yo organicé el 23-F
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per bukake-san |
23 feb 2006
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Descojonante historia que hasta puede ser más creíble que los cuentos de hadas de la Milá.... |
Re: Yo organicé el 23-F
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per X |
23 feb 2006
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>Al rey no le dijimos nada y le dejamos seguir en la inopia, cuanto menos supiera mejor.
no m´ho crec. |