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Notícies :: antifeixisme
El crimen de Roquetas
per Dios	19 gen 2006
El crimen de Roquetas clama al cielo. Y tendrá el mismo estigma que el de Cuenca a principios del siglo XX. Con el agravante de que éste de Roquetas ha sucedido en el XXI envuelto en un halo de libertad y de democracia: la perfecta coartada para pasar desapercibido con el paso del tiempo.
Y clama al cielo, no ya sólo por una flagrante y desafiante injusticia con po­cas y nulas instancias ya para pedir su reparo, sino por­que además, como tantas mentiras acompañando a crímenes masivos a manos del imperio, la audien­cia de Almería ofende a la inteligencia de la familia del ase­si­nado, a la de los vecinos de Roquetas, a la de los españoles y hasta la de los dis­minuídos psíquicos. Sentenciar que, con innumerables huellas de haber sido golpeado y maltratado con otros instrumentos y porras eléctricas, la muerte de Galdeano en el cuartel es debida a un paro cardiaco, es como decir que un nacimiento se ha debido al parto o algo así. Nos trae, en todo caso, a la memoria Abu Grahib. Es público y notorio que Galdeano entró vivo en el cuartel por su voluntad y salió muerto. Que eso ocurrió en un cuartel de mala fama y con un teniente al frente del mismo de pésima ralea y peor fama. Venir ahora la audiencia con estos reco­vecos a dictaminar que aquí no ha pasado nada, es hacerse institucionalmente la Audiencia y sus juzgadores cómplices de un crimen horrendo. Es de imaginar que la familia recurrirá al Tribunal de la Haya y hasta a la ONU si fuera menester. Claro que estando la ONU al servi­cio de Bremer y éste de Estados Unidos, eso significa que el mundo está ya irremisiblemente en manos de fascistas con el toque pintoresco de algunos francotiradores, como Chá­vez y Morales, y alguna protestona valiente, como Merkel. Así es que ya puede ir renunciando la familia a que se repare el "injusto" del crimen. Poco o nada hay que hacer. La Justicia, en los casos perentorios que la exige el alma se ha quedado ya en un concepto abstracto que, como el amor, la abnegación y otros en Occidente ha pasado a la historia para la deshonra del género humano y de la razón. La Justicia se ha transformado y detenido ya por norma en la mayoría de los casos en la primera fase, en la de instruc­ción, la de "investigación"; pero para amañarla. Y si pasa de ella es peor, pues es para llegar a un bo­drio de sentencia como la de la Audiencia de Almería. Hoy día, véase y léase que toda noticia sobre una monstruo­sidad, un abuso descomunal o una aberración, rara vez se le puede seguir la pista más allá del "Se inves­tigará". Luego, nunca se vuelve a saber nada del asunto supuestamente investigado, y si se sabe algo es para ponernos los pe­los de punta, como lo ur­dido en torno al crimen de Roquetas. El sistema en que nos encontramos inmersos está, en lo funda­mental, controlado por "los sin conciencia". "El sistema" ha convertido en sus servidores asalariados al médico, al jurista, al poeta, al sacerdote, al juez, al forense, al arquitecto, al ingeniero y al hombre de ciencia. ¡Ah!, y que no nos vengan diciendo que a pesar de todas las barbaridades todo se sabe y hay libertad. Todo lo que se sabe se debe a un reto en toda regla de los cínicos que pueblan cada vez más el mundo. Y la única única libertad que queda se aloja en Internet. Y eso, hasta que cínicos y bárbaros decidan otra cosa.
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