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Notícies :: un altre món és aquí : antifeixisme
Isabel Pisano , historia de amor con el criminal Arafat.
10 gen 2006
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Isabel Pisano... un chiste hecho entrevista por 'El Periódico'

"Arafat era un hombre increíblemente tierno"

• La autora detalla en un libro su historia de amor con el fallecido líder palestino



Montevideo (Uruguay), 1944

Autora de 'El amado fantasma' y 'Yo puta'

Isabel Pisano es una mujer volcánica. Esté en una trinchera, en su mesa de trabajo o en el plató de Gran Hermano Vip. Ese arrojo le ha valido unas cuantas exclusivas en su vida, algún que otro palo y el amor del fallecido jefe de la OLP. O, al menos, así lo cuenta en Yasir Arafat: la pasión de un líder (Ediciones B).



--¿Se habría casado con Arafat?

--Sí.



--Guapo, guapo, no era.

--Lo admito. Y tenía las uñas largas y una venda de dudoso color que le cubría una mano. Pero recuerdo un día en que levantó los ojos y me miró. Fue la última vez que lo vi feo. Hipnotizaba. ¡Para convencer a siete millones de palestinos...! Yo le deseaba físicamente como no está escrito.



--¿Pudo satisfacer tanto deseo?

--(...) Para los árabes, hablar de sexualidad es algo ofensivo. Pero, sí, pude.



--Usted estuvo a su disposición. Cuesta imaginarla... ¿sometida?

--¡La mía fue una pasión tan grande!



--¿Cómo logró intimar con él?

--Durante la guerra del Golfo, yo logré una entrevista con él para una cadena de televisión privada italiana. Le disgustaron las tres primeras preguntas. Me dijo que se había acabado mi tiempo. Cuando se iba hacia la puerta, le grité: "Te quiero".



--¿Así, sin más?

--Fue un gesto de simpatía. Él se giró, sonriendo, y me contestó: "Si usted me ama, ¿por qué no se casa conmigo?". Y yo: "¡Mañana mismo!".



--¿Le gusta jugar con fuego?

--Siempre lo he hecho. ¡Ahora mismo lo hago! Tuve que vender mi casa de Italia en 24 horas. Apareció mi nombre en el Corriere della Sera como objetivo de las Brigadas Rojas.



--¿Las Brigadas Rojas existen?

--¡Claro que no! Y le diré algo más. Un día, a las cuatro de la mañana, los carabinieri llamaron a mi puerta y me dijeron que querían registrar la casa porque habían entrado hombres armados en mi jardín. Les pregunté cómo lo habían sabido, y me contestaron que mi alarma había saltado en comisaría. ¡No había pagado la conexión! ¡No funcionaba!



--¿Qué explicación le da?

--¿Ha leído la parte final del libro, ésa en la que hablo de Graham Wilson, la Reserva Federal, el sionismo? Supongo que me quieren fuera de Italia. En fin, será el precio por mi militancia a favor del mundo árabe.



--Convencida la veo.

--¡No existen kamikazes que maten a 300 personas! ¡Eso lo hace un servicio secreto con alta tecnología!



--(...)

--¿A quién debo creer? ¿Al Pentágono, que dijo que había armas de destrucción masiva en Irak? Y entretanto, he visto en Basora cómo protegen a la población con uranio empobrecido y fósforo blanco. ¡Decidlo! ¡Queréis llevar a la guerra civil a los sunís y a los shiís! Y conste que no tengo nada personal contra ellos...



--Alto. ¿Quiénes son ellos?

--Los sionistas. Y no estoy hablando de Israel, porque al pueblo israelí le venden la estrategia del odio todos los días. La Reserva Federal no es federal. ¡Es la más grande estafa al pueblo americano de todos los tiempos! Pertenece a cinco familias que son las dueñas del mundo.



--Quiero pensar que tiene fuentes.

--¡Las fuentes me han confirmado lo que ya sabía! Yo no entendía por qué EEUU no le paraba los pies a los sionistas. Pero lo entendí. Bush es el brazo armado del Gobierno israelí, pero éste sólo es el jefe aparente.



--¿Arafat le dijo algo de todo esto?

--No. En 1990 me dio un mapa trazado en 1950 que decía: el Gran Israel. Y ese país ocupaba tres cuartas partes de Irak. Dentro quedaban los campos de Rumaila, que son los más ricos en petróleo del mundo. Yo no entendía nada. Pero, pasados los años, cuando dividieron Irak en el paralelo 36 y 38, vi que la división aparecía en el mapa. ¿Quiere más?



--No sé... ¿No tendrá usted el síndrome de Estocolmo?

--No. En un momento del libro cuestiono a Arafat, por no abrir boca cuando iban a matar a Husseini. Pero ¿cuál es la consecuencia de las humillaciones? ¡Los inocentes se convierten en asesinos, igual que los asesinos de Estado! ¿Una exclusiva?



--Nunca viene mal.

--Como Bush siga cayendo en las encuestas, este año habrá un atentado nuclear, hecho por ellos. Para ellos somos menos que mierda.



--¡Uf! Hábleme de amor.

--Yasir era un hombre increíblemente tierno, siempre atento a los detalles. Te hacía sentir importantísima.



--Muchos palestinos acabaron cuestionándole...

--Los propios palestinos no saben que había agentes del Mosad infiltrados en las universidades. La labor del sionismo contra Arafat fue impresionante. Impresionante.

http://www.elperiodico.com/default.asp?idpublicacio_PK=5&idioma=CAS&idno
Autora de la entrevista: Nuria Navarro

Nota:
Nuestros lectores ya conocen "El Periódico de Catalunya"... Tienen una bonita carta de presentación de amistad con el terrorismo islámico-palestino y contra "el sionismo"... esta noticia ultrapasa el histrionismo y el chiste ... Pero; tenemos derecho a reirnos ¿no?


http://www.es-israel.org/modules.php?name=News&file=article&sid=3012

This work is in the public domain

Comentaris

Re: discirsos de legitimaciá" n para la creá"ci"n y CREACIÓN y permanencia del estado sionista
10 gen 2006
(Martes, 10 Enero, 2006 - 12:36 )




Este articulo se propone indagar acerca de las
diversas ideas y nociones que se conjugaron para
contribuir a la legitimidad de la construcci�³n de un
â��Estado jud�­oâ�� en el protectorado brit�¡nico de
Palestina y su permanencia, a pesar de los conflictos
y cuestionamientos que suscita. Y al hacer esto, es
inevitable indagar, a su vez, acerca de los principios
e ideales del sionismo, entendido �©ste como ideolog�­a
de un movimiento pol�­tico.

Es, entonces, necesario retrotraerse a fines del siglo
XIX, m�¡s precisamente a la d�©cada de 1880, en la Rusia
zarista. All�­ ten�­an lugar los llamados pogroms,
incursiones hacia barrios jud�­os para destruirlos, que
provocaban un clima generalizado de violencia anti
jud�­a y la consiguiente consternaci�³n de la comunidad.
Esta situaci�³n, recrudecida por la presencia de las
Centurias Negras, apoyadas por el poder pol�­tico,
constituy�³ el impulso original del sionismo, ya que un
grupo plantear�¡ que la soluci�³n es instalarse en la
tierra de Israel para formar una sociedad jud�­a
aut�³noma. Este grupo pertenec�­a a distintas sociedades
que, en su conjunto, se llamaban Hovevei Zion (los
Amantes de Zion), nacidas espont�¡neamente por todo el
imperio ruso, ten�­an como l�­der a Leo Pinsker, quien,
en 188,1 publica Autoemancipaci�³n. En este libro,
plantea que el antisemitismo es una psicosis
hereditaria cuya �ºnica curaci�³n posible es la de
terminar con la situaci�³n anormal de exilio de los
jud�­os.



Los Amantes de Zion instalan la idea de que la
supervivencia de los jud�­os requiere la reconstrucci�³n
de una patria en Palestina. Theodor Herzl, a quien se
atribuye la creaci�³n del sionismo, ser�¡ quien haga
prosperar notablemente esta idea. Testigo del caso
Dreyfuss, este acontecimiento confirm�³ sus temores
respecto al antisemitismo en Europa y lo convenci�³ de
que la asimilaci�³n no era posible, y que es necesaria
una patria jud�­a. En El Estado jud�­o (1896), publica
estas ideas (que coinciden con las del Hovevei Zion):



â��Debido a esta imposibilidad de emprender acci�³n
decisiva contra los jud�­os, va aumentando y ceb�¡ndose
el odio. En las poblaciones aumenta el antisemitismo
de d�­a en d�­a, de hora en hora, y tiene que seguir
aumentando porque las causas siguen existiendo y no
pueden ser eliminadas.�(1)



Como tampoco su proyecto de soluci�³n colectiva para la
cuesti�³n jud�­a. En este sentido, su libro es un
manifiesto de sionismo pol�­tico. Es este el quiebre
fundamental con lo anterior: Herzl concibe un proyecto
pol�­tico que implica pragmatismo, organizaci�³n,
b�ºsqueda de fondos y de un reconocimiento externo.



�Somos un pueblo: los enemigos hacen que lo seamos aun
contra nuestra voluntad, como ha sucedido siempre en
la historia. Acosados, nos erguimos juntos, y de
pronto descubrimos nuestra fuerza. S�­, tenemos la
fuerza para crear un Estado, y un Estado modelo� (2)



Pens�³ la organizaci�³n a partir de dos instrumentos: la
Society of Jews y la Jewish Company. La primera,
concebida como poder pol�­tico constituyente, encargada
de obtener la soberan�­a de un territorio, se
materializ�³ en la Organizaci�³n Sionista Mundial,
creada en 1897, cuando Herzl convoca al primer
congreso sionista, que tambi�©n design�³ a Palestina
como el territorio para el Estado jud�­o. La segunda se
proyectaba como el organismo que llevar�­a las ideas a
los hechos, organizando la migraci�³n y comprando
tierras. Para completar este esquema, el sionismo,
organizado como estructura r�­gida y centralizada,
tendr�­a que actuar en tres frentes: en el seno de la
comunidad jud�­a, en el escenario internacional, y en
Palestina. La batalla se lleva a cabo en cada uno de
los frentes a trav�©s de la construcci�³n de discursos
legitimadores por parte del sionismo.



En el primer frente, la comunidad jud�­a, surgieron
distintos obst�¡culos. En Europa Occidental, se
enfrentaba con la posici�³n tanto de religiosos como
laicos cuya meta era la integraci�³n, convertirse en
ciudadanos completos de los pa�­ses donde viv�­an. Para
la peque�±a y alta burgues�­a jud�­a occidental era
impensable renunciar a los logros sociales conseguidos
tras las libertades otorgadas por la Revoluci�³n
Francesa. La asimilaci�³n no es una opci�³n a los ojos
del sionismo, y este punto de vista es el que trata de
imponer:



â��Podr�­amos, quiz�¡s, ser totalmente absorbidos por los
pueblos en cuyo seno vivimos, si se nos dejara en paz
durante s�³lo dos generaciones. �¡No se nos dejar�¡ en
paz! Despu�©s de breves per�­odos de tolerancia surge
siempre de nuevo la hostilidad. Nuestro bienestar
parece irritar al mundo que, desde hace siglos, est�¡
acostumbrado a consideramos como los m�¡s despreciables
entre los pobres�(3)



En el primer congreso sionista de 1897, Max Nordau
dec�­a:



â��Esta es la situaci�³n actual del jud�­o emancipado en
la Europa Occidental. Ha abandonado su personalidad
jud�­a, pero los pueblos le hacen sentir que no ha
adquirido la personalidad de ellos. Se separa de sus
correligionarios porque el antisemitismo se los ha
hecho aborrecibles, pero sus propios compatriotas lo
rechazan cuando trata de acercarse a ellos. Ha perdido
la patria del ghetto, y su tierra natal se le niega
como patria. No tiene terreno bajo sus pies, y no est�¡
ligado a un grupo al cual pueda incorporarse como
miembro bien recibido con plenitud de los derechos. Ni
sus cualidades ni sus actos son considerados con
justicia y menos a�ºn con buena voluntad por sus
compatriotas cristianos; por otra parte, ha perdido
todo nexo con sus compatriotas jud�­os. Tiene la
sensaci�³n de que todo el mundo le aborrece, y no hay
lugar donde pueda hallar la actitud c�¡lida y cordial
que tanto anhela. Esta es la miseria moral de los
jud�­osâ�� (4)



Y a su vez indica cu�¡l es la soluci�³n a la que se
llegar�­a de la mano del sionismo:



�Otros esperan el remedio del sionismo, que no es para
ellos el cumplimiento de una m�­stica promesa de las
Sagradas Escrituras, sino el camino hacia una
existencia en la cual el jud�­o habr�¡ de hallar
finalmente las simples y primarias condi�­ciones de
vida, que resultan sobreentendidas a todo no-jud�­o, a
saber: un apoyo social seguro, buena voluntad en la
sociedad, posibilidad de utilizar sus condiciones para
el desarrollo de su verdadera personalidad, en vez de
malgastarlas en la represi�³n, tergiversaci�³n u
ocultamiento de sus cualidades. � (5)



La miseria moral llegar�­a as�­ a su fin. Es �©sta
tambi�©n una respuesta a los religiosos, que
consideraban que la idea de una construcci�³n humana
iba en contra de la creencia religiosa en la creaci�³n
divina de Israel. El sionismo est�¡ dando una respuesta
concreta y posible a los problemas que aquejan al
pueblo jud�­o en ese mismo momento. En Europa Oriental,
por otra parte, la propuesta chocaba con la creciente
movilizaci�³n pol�­tica de las masas representadas en
movimientos como el Bund, quienes pregonaban una
autonom�­a cultural asociada a una revoluci�³n social
desde y en la di�¡spora. Esta postura fue simplemente
superada por las circunstancias: Para 1903, la
situaci�³n que sufren los jud�­os con las bandas armadas
patrocinadas por el Zar llega a un punto tan siniestro
que decenas de miles buscan refugio en otros pa�­ses.
Cuarenta mil constituir�¡n la segunda aliya
(inmigraci�³n) a Palestina, con la bandera del sionismo
como ideal social.



La estrategia diplom�¡tica y las relaciones
diplom�¡ticas fueron el segundo frente. El apoyo
internacional y las conexiones diplom�¡ticas, que
cruzan las fronteras de la comunidad jud�­a, son claves
para conseguir el reconocimiento por parte de los
gobiernos europeos de la organizaci�³n sionista como
leg�­tima representante de los jud�­os, y a los jud�­os
como naci�³n. Este reconocimiento se encontrar�¡
finalmente en Inglaterra, donde el juda�­smo era
receptivo al sionismo, a causa de una fuerte
inmigraci�³n desde Europa Oriental de jud�­os
influenciados por el pensamiento de los Hovevei Zion,
y de un gobierno que buscaba desviarlos hacia otro
destino. El accionar de Chaim Weizmann, quien se
dedica a afirmar el sionismo en el escenario
internacional y entra en contacto con los hombres de
Estado brit�¡nicos. Durante la primera guerra mundial
consigue avances de enorme importancia, cuando
distintas facciones del gobierno brit�¡nico apoyaron la
idea, preocupados por el canal de Suez y convencidos
de la necesidad de que los jud�­os habiten su patria en
Palestina, o teniendo en cuenta la posibilidad de que
usen su influencia en contra de los intereses de
Inglaterra. Los contactos de Weizmann con el primer
ministro Lloyd George y el ministro de Asuntos
Exteriores Arthur Balfour, dan como resultado la carta
enviada en 1917 a Lord Rothschild, conocida como
â��Declaraci�³n Balfourâ��. En ella, el gobierno brit�¡nico
â��contempla con simpat�­a el establecimiento en
Palestina de un hogar nacional para el pueblo jud�­o â��
(6). Esta declaraci�³n es el punto de partida o
fundamento del Estado de Israel. Para los sionistas,
el t�©rmino â��hogar nacionalâ�� era un eufemismo, sin�³nimo
de Estado, pero se evit�³ usar ese lenguaje por ser
inoportuno en aquel momento.



El tercer frente fue Palestina. �¿Por qu�©? Porque,
seg�ºn Herzl:



â��Palestina es nuestra inolvidable patria hist�³rica. El
s�³lo o�­rla nombrar es para nuestro pueblo un
llamamiento poderosamente conmovedor. Si Su Majestad
el Sult�¡n nos diera Palestina, nos comprometer�­amos a
sanear las finanzas de Turqu�­a. Para Europa
formar�­amos all�­ parte integrante del ba�­luarte contra
el Asia: constituir�­amos la vanguardia de la cultura
en su lucha contra la barbarie �(7).



Aqu�­ saltan a la vista dos elementos de gran
importancia para legitimar la ocupaci�³n en ese
territorio. Por una parte, nos dice que el hecho de
que en el a�±o 70 d.C. los romanos destruyeran
Jerusal�©n y los jud�­os hayan tenido que vagar por el
mundo esperando el momento de volver, constituye un
precedente hist�³rico que afirma que los jud�­os son los
naturales del lugar y merecen volver. Para los
sionistas, carece de sentido basarse en el derecho de
existencia a una nacionalidad judeo-israel�­. Se
remiten al derecho hist�³rico del pueblo jud�­o a la
tierra, Erez Israel. Por otra parte, la �ºnica alusi�³n
a los habitantes palestinos es la palabra �barbarie�.
Su presencia fue negada como problema por los
fundadores del sionismo, convencidos de las palabras
de Lord Shaftesbury: Palestina era una tierra sin
naci�³n. Los palestinos eran invisibles. En 1898 Herzl
prepar�³ un informe, despu�©s de un viaje por Palestina,
en el que la palabra �¡rabe no figuraba. Todav�­a en
1917 David Ben Gurion afirm�³ que â��en un sentido
hist�³rico y moralâ�� Palestina era un pa�­s â��sin
habitantes�(8). El vocabulario utilizado era propio
del colonialismo. Las plantaciones financiadas por el
bar�³n Rothschild segu�­an el modelo de asentamiento de
Argelia y otras colonias. El colonialismo estaba de
moda y era â��progresivoâ��, y los primeros l�­deres
sionistas no ve�­an nada de malo en asimilar esta idea
al sionismo junto con otras ideas propias del clima de
la �©poca como el socialismo y el nacionalismo. En
1923, incluso Vladimir Jabotinski, ide�³logo del
revisionismo sionista, escribi�³:



â��As�­ concluimos que no podemos prometer nada a los
�¡rabes de la Tierra de Israel o a los pa�­ses �¡rabes.
Su acuerdo voluntario est�¡ fuera de cuesti�³n. Por esa
raz�³n, a quienes sostienen que un acuerdo con los
nativos resulta condici�³n esencial para el sionismo
podemos ahora decirles �no� y exigir su salida del
sionismo. La colonizaci�³n sionista, incluso la m�¡s
restringida, debe ser concluida o llevada adelante sin
tener en cuenta la voluntad de la poblaci�³n nativa.
Esta colonizaci�³n puede, por ende, continuar y
desarrollarse s�³lo bajo la protecci�³n de una fuerza
independiente de la poblaci�³n local -~ una muralla de
hierro que la poblaci�³n nativa no pueda romper. Esta
es, in toto, nuestra pol�­tica hacia los �¡rabes.
Formularla de otra manera s�³lo ser�­a hipocres�­a â�� (9)



Finalizada la segunda Guerra Mundial, y conocidas las
atrocidades llevadas adelante por el r�©gimen nazi, se
abri�³ un nuevo panorama en lo que hace a la
legitimaci�³n del proyecto de Estado de Israel ante los
tres frentes mencionados. En cuanto a la actitud de
las comunidades jud�­as hacia el sionismo, �©ste se
revel�³ como la �ºnica soluci�³n para el problema el
antisemitismo. La Shoah parec�­a haberles demostrado lo
que el sionismo venia advirtiendo desde sus comienzos.
Entre 1945 y 1948, aumenta la cantidad de inmigrantes
a Palestina, en su mayor�­a sobrevivientes al
genocidio, mientras que conjuntamente se intensifica
el reclamo de los jud�­os que estaban en Palestina por
tener un Estado propio.



Al mismo tiempo, el proyecto sionista se vuelve un
clamor mundial, de amplio acuerdo internacional, como
una forma de saldar lo sucedido en Europa y
tranquilizar el sentimiento de horror. Finalmente, en
1947, la Asamblea de las Naciones Unidas, con la venia
de Estados Unidos y la Uni�³n Sovi�©tica, aprueba el
plan de partici�³n que crear�­a un Estado �¡rabe, que
nunca lleg�³ a existir, y un Estado jud�­o. Comienzan
entonces los enfrentamientos y expulsiones que
llevar�­an a la guerra â��de liberaci�³nâ�� de 1948. El
saldo de esta guerra es de cerca de 900.000 refugiados
palestinos ubicados en campamentos dentro de los
pa�­ses �¡rabes de la regi�³n (Siria, L�­bano, Jordania,
Egipto). Pero el Estado israel�­ reci�©n constituido
prefiri�³ hablar de â��d�­a de la independenciaâ��.



Hecho realidad el Estado, el sionismo continu�³
actuando, en los frentes antes mencionados, como red
de apoyo a Israel. Ayud�³ y sigue ayudando a llevar a
millones de nuevos inmigrantes a Israel, fomenta la
ense�±anza del hebreo y la cultura jud�­a en el
exterior, fortalece la relaci�³n de Israel con EE.UU. y
otros gobiernos, y lo asiste en tiempos de crisis.
Pero en lo que hace al sionismo como ideolog�­a de
Estado, la pol�­tica oficial de Israel ser�­a la de no
reconocer la identidad palestina y de afirmar el
derecho de los jud�­os a permanecer all�­. En este
sentido, los derechos del pueblo palestino no se
discuten, hacerlo ser�­a poner en peligro el mismo
Estado de Israel. Menajem Beguin (primer ministro en
1977), en una conferencia pronunciada en el kibbutz Em
Hakhoresh, ante una pregunta del p�ºblico sobre el
reconocimiento de la existencia del pueblo palestino,
respondi�³:



â��Tenga cuidado, amigo m�­o: si usted reconoce a
Palestina destruye su derecho a vivir en Em Hakhoresh.
Porque si est�¡ aqu�­ Palestina y no Erez Israel,
entonces usted es un conquistador y no un constructor
del pa�­s. Es usted un intruso. Si est�¡ aqu�­ Palestina,
el pa�­s pertenece al pueblo que viv�­a aqu�­ antes que
usted viniera. Solamente si est�¡ aqu�­ Erez Israel,
tiene usted derecho a vivir en Em Hakhoresh y Degania.
Si �©ste no es su pa�­s, el pa�­s de sus antepasados y el
de sus hijos �¿qu�© hace usted entonces aqu�­? Ha llegado
a este pa�­s de otro pueblo, como ellos afirman. Les ha
expulsado y les ha quitado su tierra�(10)



Se ve claramente adem�¡s que la justificaci�³n dada por
un derecho hist�³rico a la tierra sigue teniendo
vigencia.



En este marco, los ataques recibidos son considerados
actos terroristas injustificados, perpetrados no por
palestinos que reivindican su pertenencia a la tierra
de la que fueron expulsados, sino por terroristas
�¡rabes. Un r�³tulo que debilita el discurso del
adversario. Y a su vez, toda acci�³n militar israel�­ es
simplemente una �represalia� al accionar terrorista.
Pero esta justificaci�³n de la agresiva pol�­tica
israel�­ -tanto en apropiaci�³n de tierras como en
acciones militares- no s�³lo se sostiene en un
desconocimiento de los reclamos palestinos y en la
reivindicaci�³n de Palestina como tierra ancestral
jud�­a. Imbricada a estos elementos discursivos
aparecen otros nuevos que lo refuerzan. Gilad Atzmon,
activista israel�­ pro palestino y â��autoexiliadoâ�� en
Inglaterra, se�±ala que el genocidio nazi y el temor a
un antisemitismo que tendr�­a visos de â��interminableâ��,
complementan este discurso sionista preexistente. �¿En
que forma son usados estos elementos aparecidos tras
la segunda guerra mundial? Ellos vigorizan el mito de
Israel como â��refugio de los jud�­osâ�� y permiten
sostener una raz�³n aun m�¡s importante: mantienen la
idea de que s�³lo un estado jud�­o evitar�¡ la repetici�³n
de Auschwitz. Un ejemplo de c�³mo esta victimizaci�©n y
la idea de un perpetuo antisemitismo penetra en la
conciencia de los israel�­es y se reproducen es el
libro de un historiador israel�­, Benzion Netahyahu,
sobre los or�­genes de la Inquisici�³n en Espa�±a. Un
profesor estadounidense, David Niremberg, hizo una
rese�±a sobre la obra, y se�±ala que el historiador
plantea la existencia de un odio invariable e
inevitable que persigue a los jud�­os y que �©stos nunca
podr�¡n modificar. El mundo es irracional en su
irrefrenable odio al jud�­o y, por lo tanto, la
asimilaci�³n es invariablemente imposible. Atzmon
tambi�©n resalta el hecho de que todos estos
dispositivos son efectivos. Ya que los israel�­es
consideran que el concepto de â��Estado jud�­oâ�� es
leg�­timo, y se ven a s�­ mismos como libres de toda
responsabilidad ante los ataques palestinos, de los
que se sienten v�­ctimas.



Este ha sido un breve recorrido, y tan s�³lo uno de los
posibles, por los discursos que legitimaron y
legitiman el Estado de Israel, que hacen posible el
extremismo de sus pretensiones y que �©stas no sean
vistas como extremas.



NOTAS:

1) En El Estado Jud�­o. 1896. (Repertorio de fuentes
sobre Israel, c�¡tedra de Asia y ��frica II, Universidad
Nacional de Rosario).



2) El Estado Jud�­o, 1896. , op. Cit.



3) El Estado Jud�­o, 1896. op. Cit.



4) â��La situaci�³n de los jud�­os en el siglo XIXâ�� (del
discurso pronunciado en el primer congreso sionista en
Basilea. 1897)



5) ibidem.



6) Decl~aci�³n de Balfour. 2 de noviembre de 1917.
(Repertorio de fuentes..op. cit.)



7) El Estado Judio, 1896.



8) Citado por Walsh, R., â��La revoluci�³n palestinaâ��,
p.379.



9) La Muralla de Hierro, 1923. (Repertorio de
fuentes..op. cit.)



10) Citado por Diner, D. �Israel: el problema del
Estado nacional y el conflicto del Oriente pr�³ximoâ��, p
154.





BIBLIOGRAFIA:



ATZMON, Gilad â��Israel�­ peopleâ��s most common mistakesâ��,
en www.gilad.co.uk



DIEKHOFF, Alain �Las tres luchas del sionismo�, en
revista Debats, N0 33, septiembre de 1990.



DINER, Dan �Israel: El problema del estado nacional y
el conflicto del Oriente pr�³ximoâ��, en Israel, el
problema del Estado Nacional, Historia Universal Siglo
XXI, Vol. 36, Madrid, 1985.



ISSEROFF, Ami � Middle East Documents on the Balfour
Declaration�, en www.mideastweb.org



ISSEROFF, Ami �Zionism and the creation of Israel-
Definition and brief history�, en www.mideastweb.org



NIRENBERG, David â��El sentido de la historia jud�­aâ��, en
Revista de Libros, N0 28, abril de 1999.



WALSH, Rodolfo â��La Revoluci�³n Palestinaâ��, en El
violento oficio de escribir. Obra period�­stica (1953-
1977), ed. Planeta. -Art�­culos publicados
originalmente en el diario Noticias, Bs. As, 1973-.



Repertorio de fuentes sobre Israel- C�¡tedra de
Historia de Asia y ��frica II. Facultad de Humanidades
y Artes. UNR.







Por Mar�­a Julia Blanco

Observatorio de Conflictos, Argentina
http://ar.geocities.com/obserflictos
Re: Isabel Pisano , historia de amor con el criminal Arafat.
10 gen 2006
anda que casarse con eso, con la de pasta que tiene, y buscarse un engendro como la pisano.
Re: Isabel Pisano , historia de amor con el criminal Arafat.
10 gen 2006
Al troll sionista ni PUTO cas
Re: Isabel Pisano , historia de amor con el criminal Arafat.
10 gen 2006
ara que se li mor el seu idolatrat carnisser Sharon deu estar més afectat que mai.

pobres neurones
Re: Isabel Pisano , historia de amor con el criminal Arafat.
11 feb 2006
Querida Isabel Ponte en contacto conmigo. Te lo pido fraternalmente.
Sindicato Sindicat