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Notícies :: pobles i cultures vs poder i estats |
El antieuropeÃsmo institucional de España
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per X |
07 nov 2005
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( L. V.) |
España fue una de los primeros miembros de Europa que ratificó democráticamente en las urnas el proyecto de Constitución Europea. Sin embargo, esta adhesión fue aparente porque no le suponÃa de ningún modo la aceptación del espÃritu institucional europeo el cual de haber sido verdaderamente asumido transformarÃa sustancialmente la actual construcción de España.
No estoy aludiendo a la monarquÃa española, la cual lo mismo que las restantes monarquÃas europeas de subsistir en una futura Unión PolÃtica de Europa quedarán reducidas a un nivel último de reliquias nobiliarias del Feudalismo o del Antiguo Régimen como los duques, condes, marqueses, grandes de España, miembros de las Ordenes militares de Santiago o Yuste o de las asociaciones de prestigio como la Charretera o el Toison de Oro. Me estoy refiriendo a la manera institucional de organizar el poder polÃtico europeo contrapuesto al español.
Si algún futuro le espera a Europa debe ésta comenzar una operación de estructuración que los Estados Nacionales ya ejercieron en el siglo XVIII como fue la desarticulación de los señorÃos jurisdiccionales que en el caso europeo serán estatales y que serán asignados a un poder central. Sin embargo esta operación de centralización del poder económico, judicial, legislativo y de jurisdicción no significará la nivelación de las asimetrÃas.
Como Europa debe avanzar hacia alguna parte para no quedarse en la mera Comunidad Económica europea, propone como marchamo distintivo el modelo de vida europeo. Y para este modelo ha elegido el camino de la asimetrÃa. AsimetrÃa laboral ya que la Unión Europea además de ser un polo de atracción de emigrantes, se precia de tener 20 millones de desempleados. AsimetrÃa de formatos sociales ya que mientras que Lituania, Letonia e Irlanda dedican menos del 15 % del PIB a su sistema de protección social, Suecia le asigna el 30 %. AsimetrÃa en los recursos hÃdricos, eléctricos, de materias primas y de polÃticas energéticas. Porque la diferente proporción y cuantÃa de recursos infraestructurales que existen en las diferentes regiones europeas se pueden comprar y vender, pero no se distribuyen polÃtica y generosamente por el poder polÃtico sino aplicando la ley del mercado. En una palabra, la globalización europea respeta las asimetrÃas lingüÃsticas, culturales y aun económicas compensando las desigualdades de orden infraestructural con las ayudas económicas.
Como decÃa T. Garton Ash “tanto en la reforma socio-económica como en la cultura, la fortaleza de Europa reside en su diversidadâ€?. No existe una solución única y universal para las distintas regiones, zonas y naciones que conforman Europa. Los mismos mecanismos sociales o liberales no son aptos para todos los Estados Europeos. Los modelos de Estonia o de Suecia no necesariamente son buenos para otros estados europeos. Lo que cuenta es lo que funciona para cada uno. Europa deberÃa ser una especie de gran laboratorio experimental en el que los paÃses se espiaran constantemente y se robaran las grandes ideas. Fundamentalmente, dice el mismo autor, estamos de acuerdo en los objetivos: más crecimiento y productividad, más innovación, menos paro y sobre todo reducción de la pobreza. Sin embargo, no tenemos por qué seguir todos el mismo camino para llegar hasta ellos. Para Europa sirve una fórmula de poder confederal que ni es desafortunada ni elefantiásica.
Pero ¿qué pasa en la España que ya ha refrendado la Constitución europea?. En primer lugar y sin duda alguna debe avanzar hacia alguna parte evitando ir a dar vueltas de nuevo al molinillo de los enfrentamientos estériles por puros nominalismos y por una pretensión ilusoria de igualdad.
Porque son nominalistas los debates que actualmente sostienen los partidos polÃticos y las instituciones jurÃdicas españolas al cualificar realidades tales como nación o matrimonio. Y es que el nombre de nación se ha acrecido en sus contenidos semánticos de que modo que ya nación no es un concepto unÃvoco. Porque ¿qué nombre debemos dar a la entidad polÃtica que acoja a todos los ciudadanos europeos sino es el de nación europea? Si no damos a nación un contenido análogo y predicable de varios sujetos, entonces tendremos que decir que Europa es nación de naciones como España que es a su vez nación de naciones. Es decir hemos llegado a confirmar la analogÃa del término nación. E igualmente tendremos que concluir que la palabra matrimonio es análoga si queremos que la unión de dos ciudadanos del mismo sexo conlleve jurÃdicamente los mismos derechos y deberes que los de una unión de heterosexuales.
Por otra parte igualdad no significa destrucción de la asimetrÃa. Si tan importante se ve en España el tema de la igualdad entre todos los españoles ¿por qué no se comienza con la distribución igualitaria de las fortunas y de los bienes inmobiliarios? Es muy fácil afirmar que todos los españoles tienen derecho a una vivienda digna y a un trabajo remunerado. La solución constitucional de igualdad serÃa, tras evaluar la riqueza nacional de España, asignar a cada uno de los españoles las acciones y los bienes inmuebles que le corresponde. Pero esta fórmula del reparto de tierras repetidamente ensayada en la historia decimonónica sin éxito se piensa imposible. Además, hoy dÃa, los grupos y las fuerzas de presión en este nivel de infraestructura no quieren la simetrÃa de poder y se vanagloria, sin embargo, de la asimetrÃa existente entre españoles ricos y españoles pobres.
La globalización española se sigue basando en la centralización y en la nivelación. En España domina la idea de una justicia distributiva de los recursos escasos y de una pobreza controlada por el poder polÃtico. En España avasalla la idea ciega de que ya tenemos los textos dogmáticos perfectos de la Constitución de 1978 que no deben modificarse. Y ¿qué pasa si los Estatutos requieren una reforma constitucional? ¿Acaso hay partidos que acepten que por el hecho de que la mayorÃa ciudadana quiera una cosa, ellos deban perder la calidad del veto a la reforma constitucional?. ¿Acaso el veto polÃtico llegará a controlar y aun prohibir el uso de las lenguas y las culturas como quiere hacerlo ahora con la realidad nacional? ¿La pluralidad lingüÃstica, cultural, nacional será sólo válida para los europeos que vivan por encima de las murallas de los Pirineos?
En la concepción de España tan antieuropeos son los miembros del Partido Popular como los residuos franquistas del Partido Socialista. Ambos partidos son dogmáticos. Ambos partidos reclaman que los Estatutos que se redactan en Cataluña, el PaÃs Valenciano o Vasco sean aceptados, corregidos y aun rechazados por el Parlamento español que les aplicará el rasante de la simetrÃa. ¿Acaso estos españoles de la simetrÃa aceptarÃan que la Constitución Española debiera ser aceptada, corregida sustancialmente y aun rechazada por el Parlamento Europeo?
Tal como están constituidos los Partidos PolÃticos mayoritarios en España se llega a la conclusión de que éstos son necesarios para la vida polÃtica, pero no solucionan los problemas de los ciudadanos sino que los enmarañan y los torpedean.
Ni España ni ninguno de los Estados europeos debe tener el control de las “economÃas de escalaâ€? como el comercio, la investigación cientÃfica o el desarrollo de calidad. Ni mucho menos de los niveles constituyentes de las naciones como la lengua, la cultura y la conciencia nacional. Lo primero nos lo exige la creciente competencia mundial, el aumento de los precios de la energÃa, el envejecimiento de la población europea y el deterioro de los sistemas de bienestar. Lo segundo lo constituye el propio modelo de personalidad europea: asimétrico, rico de pueblos, lenguas, culturas, matices y contrastes y finalmente tolerante y humanista. ¿No serÃa conveniente de una vez por todas que se hiciera un referéndum sobre el talante europeo, es decir, sobre la necesaria asimetrÃa de los Pueblos, Estados y Naciones de España y de Europa? |
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Re: El antieuropeÃsmo institucional de España
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per barceloneta violeta |
07 nov 2005
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Després de llegir amb atenció, em ve al cap, el q una molt bona amiga em deia, ahir mateix, q la idea d´una independència de Catalunya, era una cosa molt seductora i atractiva, per a ella. Clar que sempre dins del ambit dels pobles i nacions de la mediterrania lliures i solidaris, vaig pensar. Adéu! |
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