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Anàlisi :: corrupció i poder
Réprobo y cobarde
per Falstaff	30 jun 2005
Ninguna condición humana causa más desasosiego que la ignorancia aliada a la soberbia.
Ningún rasgo resulta más repulsivo en un ser humano que la cobardía del cínico además incompetente. Ninguna osadía provoca más asco que soltar un discurso pretendiendo tener razón haciendo recaer las mentiras propias y la irresponsabilidad personal en quienes le estuvieron subordinados. No se puede caer más bajo. No se recuerda en la Historia a nadie con responsabilidades públicas tan abyecto y cobarde... salvo Pinochet. Este es el perfil del perfecto fascista. Aunque fuese erróneo el procedimiento e injusta la reprobación, un hombre que ha tenido en sus manos tan altas responsabilidades que no supo desempeñar con la mínima dignidad, no tiene derecho a excusarse haciendo recaer su incompetencia en los demás, como un párvulo cobardica o un indecente despreciable. Este réprobo pasa ordinariamente por experto en la figura y biografía de Shakespeare. Pero no se reconoce en algunos de los personajes de las comedias y tragedias del genio que tan bien conoce, sencillamente porque ninguno de los descritos en ellas cayó tan bajo... Semejante necio pasará a la historia como uno de los hombres públicos más rastreros que han pasado por este país. Es seguro que cualquiera con más estima personal hubiera preferido ser condenado por un juez: siempre le hubiera cabido el recurso de calificar de injusta o desproporcionada la sentencia. En cambio, por esta vía, ya no tiene siquiera a su alcance la posibilidad de redención.
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