La estrategia de ETA en los últimos años ha sido muy inteligente. Cuando el 28 de marzo de 2003, el Tribunal Supremo notificaba la sentencia que ilegalizaba a Batasuna, Euskal Herritarrok y HB, y ordenaba el cese inmediato de sus actividades, muchos pensábamos que las actividades armadas de ETA se multiplicarían. Es indudable que la organización armada se nutrió en esos meses de numerosos jóvenes que escapaban a la persecución judicial, sin embargo la violencia política se redujo visiblemente. La ilegalización no era un ataque contra ETA, era un ataque contra el movimiento social vasco. Era éste quien debía responder. No era la hora de ETA, era la hora del pueblo.
La organización armada calló y dejó que fuera el pueblo quien se autoorganizara, fortaleciera y buscara las vías necesarias para responder a la represión y seguir avanzando en la construcción de una Euskal Herria libre.
La izquierda abertzale ha sido capaz de convertir el revés en victoria
Hoy en día ETA da cuenta de los resultados. En el comunicado que hizo público a mediados de este mes de junio, en el que además anunciaba el cese de acciones contra los electos de partidos españoles, subrayaba que "bajo el amparo del Pacto Antiterrorista, a Euskal Herria, le impusieron el estado de excepción, y al PP y el PSOE, tanto a uno como al otro, les hemos visto organizando la represión contra Euskal Herria, quitando todos los límites de la persecución del pueblo vasco, hasta infringir las mayores libertades democráticas: la ilegalización de organizaciones y partidos políticos, la ilegalización de las listas electorales, el cierre de sedes, la dispersión y el aislamiento, la tortura, la ocupación de las calles... se han convertido en el pan de cada día en la realidad que vive Euskal Herria. (...) Pero, el Pacto Antiterrorista ha fracasado. Y las grietas de la fuerza de España están quedando al descubierto. Entre el pueblo vasco se ha ido difundiendo la conciencia en contra de la imposición franco-española que se ha establecido en Euskal Herria. En los últimos meses, ha sido cada vez mayor el numero de ciudadanos que se han implicado en las actividades y dinámicas para responder al situación de excepción que vivimos, intentando unir fuerza para responder a dicha situación".
El PP siempre ha apostado por la vía policial. Su estrategia para acabar con la resistencia vasca es la de la ilegalización, la persecución, la tortura y la cárcel. No les importaría afrontar una agudización del conflicto que "obligara" a sacar los tanques a la calle. Pero los dirigentes del PNV no quieren tanques apostados frente a sus casas. No quieren una guerra en la que de seguro pondrán unos cuantos muertos y en la que, además, nadie puede garantizar la victoria. Su estrategia es la desmovilización.
El secretario de Organización del PSOE, José Blanco, declaró hace un mes que "ETA lleva dos años sin matar" y eso debe ser aprovechado. El PP pretende apuntarse un falso tanto asegurando que ETA no mata gracias al plan represivo que ellos impulsaron, pero si eso ciertamente fuera así, ¿qué interés tendría el PSOE de negociar con ETA? La realidad es que el PSOE comparte el análisis del PNV de que la izquierda vasca ha sido capaz de hacer frente a la represión, canalizar el descontento social y convertirlo en conciencia disidente. Por eso, para dar pasos en favor de la desmovilización del movimiento de resistencia, hay que hacer gestos (estériles) que den "esperanza".
En el mundo al revés, los ricos dialogan con los violentos y mantienen la represión sobre los pacifistas
Todos hablan de ETA y nadie habla del pueblo. ¿Por qué el congreso aprueba dialogar con ETA y no con Batasuna, si estos últimos son precisamente los que no utilizan las armas? Porque Batasuna es una organización popular y aquí el problema de fondo no es ETA, sino el pueblo vasco en lucha.
Tanto la organización armada como Batasuna han dejado claro que la resolución del conflicto no pasa por una negociación con ETA sino, fundamentalmente, por una negociación con los agentes sociales. La clase política lo sabe pero trata de disimular. No hablan de legalizar a Batasuna, pero coquetean con sus representantes. El secretario general del PSOE vasco, Patxi López, se reunió el pasado 10 de mayo con responsables del Partido Comunista de las Tierras Vascas (PCTV-EHAK), como parte de la ronda de contactos con las formaciones políticas vascas tras las últimas elecciones autonómicas. Ahora el candidato de PNV-EA a lehendakari, Juan José Ibarretxe, se ha comprometido a impulsar una mesa de diálogo en la que "todas las sensibilidades estén representadas", incluyendo a Batasuna. Hasta el momento el PSOE ni siquiera ha aceptado una mesa bajo tales condiciones, por lo que Ibarretxe le pide "valentía" a Zapatero. La función teatral se advierte simpática.
Hasta el momento todo son grandes anuncios y gestos, pero no van más allá porque su estrategia es la desmovilización y la desmovilización no conlleva costo político. La desmovilización conlleva meter a un movimiento de resistencia en un torbellino de falsas esperanzas y concesiones simbólicas durante varios años hasta debilitarlo, dividirlo y, así, vencerlo.
Ibarretxe se llena la boca de "lograr un acuerdo sobre la normalización política del País Vasco que sería ratificado en una consulta en ausencia de violencia". Para ello exige a ETA que "abandone definitivamente las armas", pero no se le ocurre hablar de la "ausencia de violencia por parte del estado". Eso significa que no quieren la paz, quieren la derrota del enemigo. Unos, el PP, por la vía militar; otros, el PSOE-PNV, por la vía de la desmovilización. |